Huesca y Murcia son dos ciudades pero también dos espacios de la memoria emocional que están presentes en mi dos últimos libros de poemas: La segunda persona (publicado a final de 2021, en Ars poetica), y Carta partida (publicado en la misma editorial que el anterior y también al cabo de año, en este caso 2024).
Huesca tiene en La segunda persona una sección propia: Penélope es nombre de ciudad. A mi vuelta en 2021 a Huesca, la encontré donde la dejé en 1992, pero aún más hermosa y joven. Por eso escribí ese epíteto-advocación, Penélope, dedicado a esta ciudad. Con el paso del tiempo, ya en 2024-25, de nuevo en Huesca (tras el periodo en Murcia en 2022 y en Tarazona, a pie del Moncayo, durante los años 2023 y parte de 2024), me doy cuenta de que, sin querer, en un poema titulado "Hogar (Motivo uliseico)" vuelvo a aludir a Huesca, sin citarla, también con referencia al viaje y al desarraigo del personaje que simboliza la "búsqueda" interminable, Ulises; y por otra parte, mi primer poema escrito en septiembre de 2024 al volver a esta ciudad verdeclara ("Retorno") está temblorosamente ofrecido a la capital laurentina.
Con todo el cariño, evoco aquí esta pequeña antología de poemas dedicados a la ciudad de la magia y a su gente.
De La segunda persona (2021), I. Manifiesto personal
PARECIDAS A LAS HILANDERAS...
Parecidas a las hilanderas suman las gotas de agua
tenue tejido, leve abanico sobre la ciudad
Las calles se abren como un perfume joven
recatado y sereno, al principio,
anhelante y entregado luego,
al apretar de mi paso.
La gesta silenciosa de una campanada
que desaparece apenas la oigo
me deja la impresión de una más profunda
realidad anunciándose.
En el ahora, en el rojo pasillo del instante
parece que quiere revelarse un mundo que vive,
un mundo que suena en mi alma y al que no alcanzo
a prestarle atención.
Camino unos metros más bajo la urbanidad del paraguas
sin sentir impedimenta, pero sin costumbre aún
de calendario absuelto.
Y en un árbol atonal, en un muro de iglesia antiguo
donde resbalan las abejas su golosina de oro,
en una sombra que me guiña tras las tapias
de un huerto, bajo aquel ciprés:
sombra que no pueden ver mis ojos, solo adivino;
música que no acierto a recordar,
aunque duerme en mi cabeza, insistencia
de la felicidad que resucita su eco
en mis brazos, y adelante se gira
desnuda por el pincel de la lluvia,
sin tener yo las fuerzas de ayer,
sí la inocencia constante burlada.
De La segunda persona (2021), III. Penélope es nombre de ciudad
Un amor
que no necesite regreso,
pero tampoco partida.
Roberto Juarroz (“Un amor más allá del amor”)
En nombre propio, yo ante mí dispongo:
(Carta de Población otorgada por el rey aragonés Alfonso I el Batallador)
En nombre propio, yo ante mí dispongo
que sean las horas yermas repobladas,
por esta presente orden de escritura.
Ayer, la costumbre de mirar dentro
guió mi mano; hoy, la debo sostener
con fuerza de enfermo y voluntad
de río naciente. No tengo excusas.
Ando con miedo de pisar cristales
y el ánimo a veces juega en mi contra;
pero lo que tengo que decir, solo
acudirá. Seguro… Acudirá
y estaré cerca y, Dios quiera, a su altura.
28-1-2021
CAMINOS
Caminos que me aguardan
o que por siempre quedaron atrás,
no sé quién los trazó. Quieto, respiro,
respiro: respirar es suficiente.
No tengo que pensar en reunirme
con alguien, a alguna hora, en algún sitio.
Miro, a lo lejos, con expectación
e inquietud durante un breve tiempo,
solo por ver si han vuelto los gorriones
a posarse en aquella rama cerca
de la ermita de la Virgen de la huerta.
A la Virgen de la huerta
le ofreciera mi exvoto
de adoración supersticiosa. Esos dos gorriones.
A falta de cigüeñas, los aguardo
como buenos augurios,
¡queridas figuras de mi destino,
que no pueden señalar ya mi rumbo
ni su presencia tampoco hacerme daño;
vuestro saludo agudo no me lacera más
que un breve naufragio en mi memoria!
CAMINO DE LA ERMITA DE SANTA MARÍA DE SALAS
He mirado este cielo casi gris
y soleado por el camino,
esta luz casi siempre humosa
que da a los días términos más breves
pero más profundidad a cada uno
de sus momentos. Sobre la puerta
de entrada de su santuario
la Señora de luz, Santa María tiene
una gran margarita
con sus doce pétalos recordando en piedra
un reloj que no marca horas temporales.
¿Para qué dimensión está hecho ese reloj?
¿Desde qué eterno ojo mira su esfera?
¿En qué callado aire desgrana cada siglo,
golpe a golpe, y concentra
el pensamiento volátil? El mío descansa
aquí unos minutos, y con esfuerzo:
Miro, arriba, el círculo mágico
en el que navega en piedra una virgen,
a sus pies yace el vértice de un triángulo
oblongo que se prolonga invisible
en otro vértice que cae a mis pies;
como a recién nacidos nos espera
la eternidad. Pero, aún no.
Madre, me echas fuera
con un movimiento de tus ojos.
Te vuelves a tu reino sola,
como te fuiste una vez sola, con angustia y sed.
El sonido de la campana da la hora temporal
y me despide de tu navegación.
Hasta pronto, hasta otro día, hasta siempre.
martes, 16 de febrero de 2021
HUESCA
En el centro de la ciudad llena de iglesias
y en su campo donde traza el románico
su camino a Santiago por Jaca,
oirás donde estés una campana
dando la hora. Las medias y los cuartos
son graves respiraciones cortas,
la notación de las horas enteras
es una siembra copiosa y alegre
de sonidos, como era en mi infancia
el repicar de las campanas algunos
días de fiesta. Aquí en esta ciudad,
todas mis horas son extraordinarias.
En el Medievo el ángel del sonido
ponía su hilván al tiempo profano
por ellas, las campanadas horarias.
Proust en Combray buscaba la iglesia
más pequeña, con su azul campanario,
para sentirse, en su cuarto, libre.
Libre y protegido de todo mal
por la visión y la escucha, a distancia,
a la justa distancia, de la gracia materna.
Yo en cambio siento desasosiego
a la vez que liberación, amigos.
Al escuchar a cada rato entre mis
asuntos, el sonido de la campana.
Siento que, a través de su pulsación
aguda y su pausa grave hasta hacerse
lejana y llana, se desahoga la tensión
de la conciencia, el acumulado
oxidativo, rodante fantasma
del tiempo en la conciencia.
Y pongo
mi corazón a su hora.
Pero, en otros momentos,
la delicadeza se vuelve insistencia,
me oprime el pecho un dardo futuro,
mi aliento se cierra y ardo en aparente calma.
Hasta que pasa el veneno, no encuentro
refugio en nada, nado en un pozo,
me sigue la inclemencia, la luz me da guerra.
Cuando pasa el veneno, me lleva el ritmo.
20-2-2021
Poemas inéditos. Del libro inédito Espacio para una urna. Exposición temporal 4
HOGAR (MOTIVO ULISEICO)
Si los dioses me dieran a elegir
a qué puerto arribar en lo que me queda de vida,
querría una pequeña ciudad de provincia
en un país como España antes de la rabia,
bajo un cielo tolerante lleno de caminos
y gentes que laboran con diario fulgor,
soñadores desnudos y lujosamente vestidos
de unas vidas honestas y, a veces, felices.
Gentes que saben que la nostalgia no es senda viable
y por eso van decididos a realizar su sueño,
ahora y durante un tiempo que no se sabe vencido
son esos compañeros reales mi patria deseada.
RETORNO
Como el que se quita tierra de los ojos
he venido de nuevo a ver esta ciudad invisible
que se prendió a mi corazón
cuando anduvo huérfano de su nido
No sé qué embrujo se inició
hace ya algunos años
y continuó bajo tiempos y lugares diversos
y sigue hasta hoy guardándome la ausencia
Septiembre, 2024
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