Lucrezia Crivelli. Un soneto de Antonio de Zayas, y de lo sublime a lo trágico, pasando por lo paródico: tonos en la paleta del tiempo.
1
Lucrezia Crivelli
Cual si fuese una toca, su cabeza
cubre en dos bandas dividido el pelo
y sus ojos vivísimos, recelo
dicen mirando con viril firmeza.
Las líneas de su rostro, la dureza
emulan del cincel de Donatello,
y un corpiño de obscuro terciopelo
su busto encuadra de gentil belleza.
Una fina cadena rutilante
lleva del cuello escultural pendiente
del firme seno a terminar delante;
y diadema de la sien luciente,
engarza un hilo de oro un diamante
astro en el cielo de su tersa frente.
Antonio de Zayas (Retratos antiguos, 1902)
Antonio de Zayas-Fernández de Córdoba y Beaumont, duque de Amalfi, fue un amigo de juventud de Antonio y de Manuel Machado (Antonio lo tenía entre sus dos mejores amigos, junto al actor Ricardo Calvo Agostí). Quizá es menos conocida su poesía. Fue uno de los más grandes poetas parnasianos.
De sus poemas dedicados a la écfrasis de obras de arte preferimos aquellos en los que envuelve en una mirada humana y de un velado humorismo, a veces claramente paródico, a la figura descrita.
Pero aún más nos deleita el suave erotismo de algunas de sus composiones ecfrásticas, un erotismo elaborado con profunda penetración psicológica en la modelo, como en este caso, Lucrecia Crivelli, que el poeta asocia al cuadro de Leonardo da Vinci conocido como La belle ferronière, radicado en el Louvre. En su soneto Antonio de Zayas identifica a la misteriosa dama retratada como Lucrecia Crivelli, la amante del mecenas de Leonardo, Ludovico Sforza, "El Moro". El lujo del detalle de la diadema, con un hilo de oro cruzando las sienes, y luciendo, en mitad de la frente, un diamante, es insuperable, sobre todo, en contraste con la mirada de la dama, que es otro diamante íntimo, más sugerente de belleza e inteligencia, y lo primero que nos descubre y nos retira, al mirarla; "sus ojos vivísimos / recelo dicen ..."
Para extasiarse en el cuadro. Y leer el soneto y volver a extasiarse con poema y cuadro....
2
No podemos dejar de señalar, por contraste, esa otra faceta paródica, humorística, de la écfrasis de Zayas. Como en este poema, El duque de Borgoña, descripción del cuadro del francés Rigaud.
Del viejo tronco de Borbón retoña
pálida flor de efímera fragancia,
futuro adorno del dosel de Francia,
el angélico Duque de Borgoña.
El armiño real, de encaje moña
prende al hombro infantil con elegancia,
mientras los dulces sueños de su infancia
el cortesano estrépito emponzoña.
El pincel de Rigaud, que en la espesura
de regios bosques derrochó destreza
mintiendo encantos y adulando talles,
pinta, en un fondo de arboleda obscura,
del Príncipe inocente la belleza,
amada de los mirtos de Versalles.
Antonio de Zayas
O este otro: retrato de la Princesa de Lamballe, María Teresa de Saboya, inspirado en el cuadro del francés Rioult.
Dulce mirada de expresión traviesa,
ligero el aire como flébil brisa,
al Trianon divierte con su risa
de Carignan la frívola princesa.
Con vaporosa distinción francesa
recoge el traje de batista lisa
y los jardines de Versalles pisa
y sus encantos de apurar no cesa.
Bajo un sombrero pastoril de flores
el empolvado pelo una peluca
parece que corona sus hechizos;
su tez animan vívidos rubores
y a la espalda descienden por la nuca
graciosos haces de flotantes rizos.
Antonio de Zayas
El tono frívolo vela la intención paródica, como en el anterior soneto. Pero en este caso, en el soneto dedicado a la Princesa de Lamballe (y esto es una "lección" compleja que le ocurre a muchas obras de arte, también aquí al cuadro y al poema) el tiempo añade nuevas coloraciones y hace que una obra esté viva incorporando nuevas "lecciones" y tonalidades.
Amiga y tal vez amante de la reina María Antonieta, la modelo del cuadro sufrió una de las muertes más horribles en manos de las turbas revolucionarias, que profanaron su cadáver y le cortaron su bien peinada cabeza para exhibirla en una pica ante los ojos de la reina, quien, igual que el propio rey Luis XVI, fue condenada al cadalso y ejecutada meses más tarde.
La trágica muerte de la leal Princesa de Lamballe
El genio italiano Carducci (tan admirado por nuestro Miguel de Unamuno) le escribió este soneto:
La princesa de Lamballe
Por la natal Saboya, enhiesta y fría,
ríos que lloran, gemebundo viento;
de hierros y furores sordo acento:
Madame de Lamballe en la Abadía.
Los cabellos, no más ─oro y argenta─
cubren su desnudez sobre la vía;
y el cuerpo, tibio aún, palpa y espía
feroz sicario de mirar sangriento.
Fina la piel, del lirio la blancura
tiene el cuello, y un risa que perdura
agoniza en la dulce boca inerte.
Ojos marinos, bucles que despeina
el viento: Id al Temple y a la Reina
dadle los buenos días de la muerte.
Giosuè Carducci
Traducción de: Carlos López Narváez
Poema original en italiano:
La principessa di Lamballe
Gemono i rivi e mormorano i venti
Freschi a la savoiarda alpe natia.
Qui suon di ferro, e di furore accenti:
Signora di Lamballe, a l’Abbadia.
E giacque, tra i capelli aurei fluenti,
Ignudo corpo in mezzo de la via;
E un parrucchier le membra anco tepenti
Con sanguinose mani allarga e spia.
Come tenera e bianca, e come fina!
Un giglio il collo e tra mughetti pare
Garofano la bocca piccolina.
Su, co’ begli occhi del color del mare,
Su, ricciutella, al Tempio! A la regina
Il buon dì de la morte andiamo a dare.
3
Antonio de Zayas (1871-1945), unos pocos años mayor que Manuel y Antonio Machado, ejerció de diplomático, comenzó con Poesías (1892), obra juvenil; afianzó su gloria de poeta parnasiano en dos grandes libros que se publicaron en el mismo año (1902): Joyeles bizantinos, fruto de su estancia diplomática en Estambul; y Retratos antiguos, del que se ha dicho que es "un museo pictórico". Los poemas son écfrasis asociativas de cuadros de diferentes épocas (Medievo, Renacimento, Siglo de Oro, Siglo XVIII), donde se refleja "la idea de la "hermandad entre las artes, que el modernismo hispánico impulsó con renovado empeño" (Nebot Nebot, 2014). (1)
Este artículo ha querido evocar la poesía de Antonio de Zayas, de la que también ha tratado el profesor Francisco Javier Díez de Revenga (en su artículo "Manuel Machado y la figura de Felipe IV en la literatura española"), comparando el soneto de Zayas dedicado al rey citado con el más famoso poema en tercetos que le escribió Manuel Machado sobre el cuadro de Velázquez.
Solo como un apunte, hemos sugerido los diversos tonos (sublime, erótico, melancólico, frívolo y hasta trágico) en que se puede leer una obra, poema o cuadro en estos ejemplos, de la mano del autor pero también de la mano del tiempo, en su recepción.
Sebastián Alfeo
____
Notas:
(1). Nebot Nebot, A. J. "Variedad de écfrasis modernista en Retratos antiguos de Antonio de Zayas".
Para profundizar, consultar la tesis doctoral del mismo autor:
- Nebot Nebot, Antonio José: "Antonio de Zayas. Poética y poesía parnasianas. (1892-1902)". Univ. Jaume I, Castellón.
file:///C:/Users/USUARIO/Downloads/vjnebot-3.pdf
Sebastián Alfeo ha publicado Nueve para Alfeo (Nausícaä, Murcia) y está incluido en la antología ficticia Cosas que quedaron en la sombra, en la misma editorial (ed. Fulgencio Martínez).
No hay comentarios:
Publicar un comentario