UN FILÓSOFO DE ÚBEDA. SINTIÉNDOLO MUCHO Y ABURRIENDO MUCHO. Comentario de una "película documental" sobre Joaquín Sabina
Mientras me aburre ver la enésima escena donde el bulto del director se despereza en un sillón o enseña su espalda junto al entrevistado, Joaquín Sabina, quien apenas puede disimular, por educación, su mosqueo; pienso en el excelente documental sobre Leonard Cohen y me acuerdo de que decía Juan Benet que no hay nada menos espontáneo que aquello que no se prepara.
Sintiéndolo mucho es una "película documental" de Fernando León de Aranoa basada en Joaquín Sabina, el cantautor. La "película" es de 2022 y fue publicada en DVD, por Karma Films, en 2023. Ganó un Goya a la mejor canción original, por la canción que inspira el título del film (Sintiéndolo mucho) firmada por Sabina y Leiva.
He tomado el título de "película documental", o como también dice la distribuidora del DVD, "película musical", de la carátula de este. No me parece nada de eso, ni película ni mucho menos documental, ni tampoco musical. Es decepcionante como obra medianamente seria en cualquiera de esos pretendidos registros, cine, documental, musical. El director, Fernando León, se las pasa casi siempre estorbando en las escenas, como si fuera un groupie; listillo, sin embargo, como los habituales goyescos de salón y piso bien de Madrid, se ha dedicado a aprovecharse de la buena fe de Joaquín Sabina, para perpetrar un sabinicidio clamoroso. Me temo que consiguió lo que buscaba, recoger el premio Goya a la mejor canción original (no quiero pensar que fue un premio pactado de antemano) tomando como excusa al cantante y poeta de Úbeda. (1)
A quienes no solo amamos la trayectoria poético-musical de Joaquín Sabina, sino que, por esas cosas del querer, le tenemos cariño, más allá o más acá de su personaje público, nos hemos sentido decepcionados con una supuesta película documental sobre la vida de un hombre que, además de cantante, tiene mucho que decir, o tendría que decir mucho ante las cámaras.
El documental adolece de la mínima preparación y el mínimo cuidado y respeto al hombre y al personaje que quiere plasmar. Hay momentos que rozan el ridículo, y donde entran ganas de apagar el bodrio, si no fuera porque se espera aún algunas palabras inteligentes, verdaderas, de Joaquín; quien se toma, como un profesional que es, el trabajo de contestar con humanidad a las desganadas preguntas del director y, por supuesto, también presentador y momio casi siempre presente en las secuencias del film.
El supuesto documento pretende ser una especie de filmación espontánea de momentos de colegueo con Sabina, antes o después de sus actuaciones. Lo único claro que se transmite, machaconamente hasta aburrir, son las inseguridades de Sabina antes de subir al escenario; si la película hubiera querido centrarse en ese "miedo escénico", hilando con la "caída" de Sabina de la plataforma del escenario en un concierto en Madrid, hubiera debido centrarse más en la psicología, en la complejidad del personaje, en su infancia, en sus temores... Al contrario, el director yuxtapone hechos sin tratar de presentarnos un carácter, una historia real del tipo humano Joaquín Sabina. Hasta cuando el "documental" se remonta a los años primeros, de infancia y primera juventud de Joaquín en su pueblo de Úbeda, a la relación con su familia y su entorno nativo, lo hace de una forma superficial y anecdótica, en algún momento chusca, como esa presentación de Úbeda por un guía turístico, poblacho oscuro ayer, hoy rescatado a la modernidad por la fama de su hijo ilustre. Que la generación de Sabina, como la posterior, no supimos ver ni valorar la cultura de pueblos españoles como Úbeda, es otra cosa. Es lógica la rebeldía, y la ruptura generacional y filial en esa época, como en casi todas.
El documental adolece de cualquier interés por presentar al espectador una visión más plural del personaje, incluso en profundizar en sus contradicciones, y a pesar de que Sabina sí entra, generosamente, a sincerarse y decir verdades hondas sobre sí mismo, el director no realiza ningún esfuerzo por darle al espectador algunos antecedentes, o presentarle a Sabina una cuestión al menos. Si aquél hubiera querido hacer una especie de documental titulado algo así como "Sabina visto por sí mismo", creo que hubiera debido trabajar con el mismo Sabina el guion, pues seguro que Joaquín hubiera tenido mucho que decir, aparte de pasarse el rato ante la cámara cantando o medio cantando unas palabras a veces leídas de un papel. Si quiero oír la música y la letra de Sabina, pongo un disco suyo (por ejemplo, su genial disco "19 días y 500 noches"), o asisto a uno de sus conciertos.
La película -si aceptamos ese término- desaprovecha a un interlocutor como Sabina, un filósofo de Úbeda labrado en los mil contrastes de una vida de artista y de ser humano con evidente capacidad de autoanálisis, como se muestra en las pocas líneas interesantes de la grabación de Fernando León.
Fulgencio Martínez
Huesca, 16 de diciembre 2024
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Nota
(1). Sabina no asistió a la gala de la entrega de los Goya. Pretextó, con sabiduría, que tenía que cuidarse la voz.
Recordando...
En el Hotel Rincón de Pepe, en Murcia, el 13 de marzo de 2007, durante una cena posterior al recital de poesía de Joaquín Sabina, en el Archivo de Murcia, organizado por el Taller de Arte Gramático y la revista Ágora que dirigía Fulgencio Martínez. Sentados: de izquierda a derecha, Andrés Salom, amiga de Benjamín, Benjamín Prado. De pie, Soledad Inglés, Joaquín Sabina, Fulgencio Martínez y Joaquín Piqueras. Fuera de foto, Jimena y Raquel Lanseros.
El acto donde intervino el cantautor en calidad de poeta fue anunciado en la prensa local.
https://www.20minutos.es/noticia/211419/0/Sabina/poemas/Murcia/
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