ÁGORA. ULTIMOS NUMEROS DISPONIBLES EN DIGITAL

martes, 31 de marzo de 2020

Perdón. Rosa Díez. Recomendamos la lectura de este artículo. Sobre los mayores, el coronavirus y la argucia de los gobiernos irresponsables de utilizar a los mayores para infravalorar el impacto de la crisis sanitaria


RECOMENDAMOS ESTE ARTÍCULO DE ROSA DÍEZ (Okdiario. 30/3/2020). Una reflexión crítica y llena de humanidad sobre la argucia de los gobiernos (no solo el español), desde el comienzo de la crisis sanitaria, de utilizar a "los mayores" como una excusa para no afrontar social y sanitariamente en toda su dimensión la lucha contra el coronavirus. La reflexión abarca, además, una dimensión personal y filosófica de calado, de ahí también su interés para nuestros lectores. Este blog no entiende la cultura como un pasatiempo, se haga dentro o fuera de casa, sino como conciencia crítica de lo humano.

PERDÓN


Cuando toda esta pesadilla termine tendremos que dar las gracias a muchas personas; y también tendremos que pedir perdón. Yo quiero empezar hoy mismo a pedir perdón a las principales víctimas de esta pandemia y de esta sociedad tan civilizada de la que formamos parte, ese colectivo citado bajo el genérico de “mayores”  en cada comunicación sobre la evolución del desastre.  (Rosa Díez)

Para seguir leyendo:

 https://okdiario.com/opinion/perdon-5383303

domingo, 29 de marzo de 2020

VIDAS SEGADAS. diario político y literario de FM. revista ÁGORA DIGITAL MARZO 2020




VIDAS SEGADAS


"La vida es lo único que Dios no da dos veces", "El sol es nuevo cada día", "Nadie se baña dos veces en el mismo río"; frases y sentencias como esas, igual que muchos refranes, hacen caso omiso de la "ideología de género": expresan una experiencia humana universal. Están exentas de la discriminación sexual del sujeto enunciador. Son frases de sabiduría: En un caso, de sabiduría popular y característica, como en la primera y menos conocida, que sale de la boca de Francisca, una mujer que sirve en la casa familiar de Proust, el escritor de En busca del tiempo perdido. 

Francisca, al ver pasar por las calles de Combray un desfile de soldados camino del matadero ("¡Pobres muchachos! Los van a segar como a la hierba") y ante el comentario valetudinario de otro criado que ensalza el sacrificio y su falta de apego a la vida, se arranca, indignada, con este comentario:  "¡No tener apego a la vida! Entonces, ¿a qué se va a tener apego? La vida es lo único que Dios no da dos veces."

La frase, dirá algún lector, requiere un sujeto enunciador que crea en Dios. Por tanto, no sería tan universal como las frases de sabiduría. Supone, además, que la "vida" nos la da o cede Dios, en una sola y única entrega y promisión; ambas: entrega y promisión, oferta o acto de darla por parte de Dios, se corresponden. El Creador no solo no nos da otra vida, sino esta, sino que Dios solo tendría una sola oferta de vida, y en nuestras manos, en nuestra libertad, está despreciarla o apreciarla. 

La frase, a poco que se la vea en su miga, pone en duda toda la teología, incluida la del actual tocayo de Francisca (me refiero a Francisco, el papa). ¿Quién es más sabio? Dios no está para perder el tiempo. Nosotros, tampoco. 

Si sustituimos a Dios por la Naturaleza o por el azar de las combinaciones de los átomos, la frase perdería todo su sentido y hondura. Pues ella no se refiere a hechos, a sucesos que ocurran o no, se den o no, sino a una decisión moral, a una apuesta ética. Lo de menos es su significado, lo que importa es su sentido: Alguien que quisiera testar solo su significado podría sustituir Dios por las entidades o procesos ateos dichos anteriormente y discernir según un determinado modelo probabilístico las posibilidades de repetición de una misma vida. Ese procedimiento estadístico, válido para manejar datos, se equivoca en la comprensión de lo que es una vida.

Semana tras semana, asistimos a la enumeración monótona de los datos sobre muertes por el coronavirus; a nivel de España, de cada región, y a nivel del planeta. Al oír enunciar en televisión curvas y picos para describir, en modelo de lenguaje formal, esas numerosas pérdidas de vidas no puedo evitar evocar la frasecilla de Francisca, la cual, pese a su dureza, me parece mucho más humana que el tono de voz de ordenador con el que se nos da, cada día, el parte de la muerte. 

Exijamos, críticamente, democráticamente, mayor protección para nuestros héroes, para las vidas amenazadas y para todos.  

En la balconada de la democracia y de nuestra conciencia, no faltemos a la crítica ante lo que se hace y se ha hecho mal para evitar el avance del virus. Suscribo las voces de quienes, desde la sociedad o desde algún medio periodístico libre, piden que no cesemos de ejercer el deber y el derecho  democráticos de la crítica, porque ese será también un modo de colaborar la ciudadanía a solucionar sus problemas.

FULGENCIO MARTÍNEZ


   revista ÁGORA DIGITAL  MARZO 2020



viernes, 27 de marzo de 2020

PRESSÁGIO, DE FERNANDO PESSOA.



A BEATRIZ POR SU CUMPLEAÑOS, HOY 27 DE MARZO 2020

POEMA "PRESSÁGIO" DE FERNANDO PESSOA

gratitud a la página de la filóloga Carolina Marcello

 Si quieres escuchar Pressagio, cantado por Sobral:   ¡Enorme Salvador Sobral, gracias!
  https://www.youtube.com/watch?v=dxK96fw0Ct8

SALVADOR SOBRAL CON EL MÍTICO CAETANO VELOSO, SIMPLEMENTE EN UN RESTAURANTE DE LISBOA, PARA INUNDARSE DE BELLEZA
 

PRESSÁGIO
O amor, quando se revela,
Não se sabe revelar.
Sabe bem olhar p'ra ela,
Mas não lhe sabe falar.

Quem quer dizer o que sente
Não sabe o que há de dizer.
Fala: parece que mente...
Cala: parece esquecer...

Ah, mas se ela adivinhasse,
Se pudesse ouvir o olhar,
E se um olhar lhe bastasse
P'ra saber que a estão a amar!

Mas quem sente muito, cala;
Quem quer dizer quanto sente
Fica sem alma nem fala,
Fica só, inteiramente!

Mas se isto puder contar-lhe
O que não lhe ouso contar,
Já não terei que falar-lhe
Porque lhe estou a falar...


trad. al español
PRESAGIO
El amor, cuando se revela,
no se sabe revelar.
Sabe bien mirarla a ella,
pero no le sabe hablar.

Quien quiere decir lo que siente,
no sabe qué va a declarar.
Habla: parece que miente.
Calla: parece olvidar.

¡Ah, mas si ella adivinase,
si pudiese oír o mirar,
y si un mirar le bastase
para saber que amándola están!

¡Mas quien siente mucho, calla;
quien quiere decir cuanto siente
queda sin alma ni habla,
queda solo, enteramente!

Mas si esto contarle pudiere,
lo que no me atrevo a contarle,
ya no tuviere que hablarle
porque hablándole estuviere...




https://www.culturagenial.com/poema-pressagio-de-fernando-pessoa/

martes, 24 de marzo de 2020

CARTAS DE PLATÓN. FULGENCIO MARTÍNEZ REVISTA ÁGORA DIGITAL/ desde que somos una conversación


Bajo el título Las Cartas de Platón se publicó este artículo en número 9 de la revista de filosofía INDIVIDUALIA, que dirige el profesor Francisco Fernández.



LAS CARTAS DE PLATÓN

Hace pocas fechas, durante un fin de semana en Madrid, aproveché la mañana de domingo para mirar libros en las casetas de la Cuesta de Moyano, como solía hacer en mis tiempos de estudiante. Tenía en mente comprar, si los encontraba, los cinco tomos que me faltaban para completar el septeto de En busca del tiempo perdido, la gran novela de Marcel Proust. Pero hete ahí que, de pronto, en el primer puesto de librero de viejo que me topé, al inicio de aquella ciertamente no demasiado áspera ni escarpada subida, me esperaban las Cartas de Platón: Un volumen en apreciable buen estado, edición del Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1954, con prólogo y edición bilingüe a cargo del “catedrático de griego” Margarita Toranzo. El precio marcaba 15 euros, pero el vendedor, leyéndome en los ojos mi admiración, y en un arranque magnánimo y anticomercial, me lo ofreció por 5, y, claro, lo cogí.

Salvo la Apología, no había visto un texto de Platón en su griego original. De la Apología muchos recordaremos el comienzo con aquel “oi athenaioi”, dedicado a los paisanos de Sócrates, acusadores unos, amigos otros del filósofo. Es casi un pecado en un profesor de filosofía no haber leído en griego los textos de aquellos maestros que enseña; haber leído solo la traducción es tanto como sentar cátedra de historia del arte por haber estudiado solo las reproducciones, nunca los originales de las obras.

Creo que ya va a ser difícil remediarlo, aunque me alegré al poder mirar -y leer, con el poco griego que mantengo- las letras platónicas, pero curiosamente, hube de reconocer, en un libro del que se cuestiona casi por completo su autoría. En este caso, venir de las “traducciones” de Platón al “original” falso, o en todo caso, apócrifo, no parecía un buen negocio. Podía consolarme con una probable originalidad de una parte de las Cartas, en especial, la VII, la que muchos estudiosos del autor dan por auténtica, la que casi todos hemos estudiado o conocido, la que contiene datos de primera mano sobre la biografía platónica y, sobre todo, la mayor confesión del autor sobre la política.

Esa carta VII comienza así, en su dedicatoria: Platón a los familiares y amigos de Dion, salud. Salud, “Eu prattein”. Este término tan querido luego por la Ética aristotélica, para describir nada menos que la actividad autotélica del vivir, ese sentirse bien en la vida, dentro de su traje, sin que a uno le duela nada, ni moral ni físicamente, y sin más fin ni propósito.

Esa carta VII que, también, define la política como el cuidado al que se dedicará la verdadera filosofía, y aquí Platón se pone trascendente, con lo bien que había comenzado: “y me vi obligado a reconocer, en alabanza de la verdadera filosofía, que de ella depende el obtener una visión perfecta y total de lo que es justo, tanto en el terreno político como en el privado, y que no cesará en sus males el género humano hasta que los que son recta y verdaderamente filósofos ocupen los cargos públicos, o bien los que ejercen el poder en los Estados lleguen, por especial favor divino, a ser filósofos en el auténtico sentido de la palabra”.

La Apología, iniciada con el oh atenienses, concluye con aquella célebre invitación a filosofar, inmortalizada como el lema socrático, el verso más conocido del himno de la filosofía: una vida sin examen no merece ser vivida. Sócrates va de la política a la filosofía. Al revés que Platón, quien va de la filosofía a la política, quien se propone determinar mediante la filosofía lo justo y el cómo ha de ser el eu prattein de los demás.

Las Cartas, en general (no solo la supuestamente auténtica), al incidir siempre sobre peripecias relacionadas con la misión filopolítica de Platón y sus éxitos y fracasos políticos, tratan sobre una preocupación básica (de Platón, o de los platónicos, y me atrevo a decir incluso de nosotros, los lectores).

¿Tiene sentido que el filósofo actúe en la política? En general, ¿tiene algún sentido el activismo filosófico?

No es baladí este tema. Platón lo vivió con dramatismo e intensidad. Si pasamos de los asuntos de la polis, otros lo harán por nosotros. Pero ¿es honesto tratar de convencer a los demás de que vivan según unos principios que ellos no han elegido? Platón no confía en absoluto en la bondad de la democracia, régimen que entraña en sí mismo un principio de corrupción, pero tampoco es partidario de la tiranía ni de la violencia, incluso si ésta es para imponer un régimen justo y filosófico. Si la revolución puede generar más tiranía, igual que la democracia entrañar el principio de lo peor: la descalificación de la sabiduría, ¿sería lícito al filósofo la persuasión, el engaño, los argumentos retóricos para apoyar desde la filosofía esta o aquella ideología política?

Las Cartas han sido consideradas ejercicios de retórica, quizá dentro de la propia Academia. En cualquier caso, contienen el suficiente pathos filosófico para que su lectura se convierta en un ejercicio de pensamiento vivo y en una fuente, a día de hoy, de incorrección política.

FULGENCIO MARTÍNEZ (2019)

Profesor de Filosofía y escritor (recientemente ha publicado La escritura plural ed. Ars poética, Oviedo, 2018).