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sábado, 14 de marzo de 2020

LA LARGA ESPERA DE SÁNCHEZ. DIARIO POLÍTICO Y LITERARIO DE FM. REVISTA AGORA DIGITAL



 
21 h.  POR FIN SALE EL PRESIDENTE A ANUNCIAR EL ESTADO DE ALARMA EN ESPAÑA




LA LARGA ESPERA DE SÁNCHEZ


                                                                  


El ególatra de Pablo Iglesias ha roto la cuarentena (la coherencia la rompió hace mucho), y ha estado presente en el Consejo de Ministros que debía anunciar cuanto antes medidas concretas contra la epidemia de contaminación biológica que llaman coronavirus.   

No, no se trata de un chiste de Los Morancos, y si bien lo miras, lo es. 

El gran hombre ha ido a la vera del Presidente Pedro Sánchez para frenar a un irresponsable y lento que, por fin, iba a tomar decisiones importantes: pero ese líder era el mismo Presidente. 

El hiperlíder no quería perderse el momentazo para sorber un poco de protagonismo. Además de poner piedras en la rueda al Gobierno, no podía dejar escapar la oportunidad de hacer desaires y pedorretas al Estado, como quien juega en su jardín con sus dos perritos en brazos: el vasco y el catalán.  Pero el vicepresidente de ese Estado es él.



Que la gente cumpla las recomendaciones cívicas, él no, porque él es in-gente, literamente, se sale de lo común, él es acaso un avatar del Pueblo, el Conductor máximo, el horizonte eugénico de la Humanidad. Si pusiéramos en el suelo, extendido, todo el papel higiénico que han llevado de los supermercados todas esas personas presas del pánico, no alcanzaría en extensión a su ego.


Puede que el país se hunda, o no; que el PSOE muera de cretinez, o no, con este busto parlante que hasta ahora creíamos que era un político sutil y anaquelado con varias ideas progresistas en su cabeza, ideas que ahora se han revelado cual tomos forrados con buenas pastas y colorines, pero vacíos de páginas y letras. A pesar de todo, las ideas progresistas existen, pero no en la cabeza del Presidente.

Puede que Iglesias tenga otras lecturas, por ejemplo, a Flaubert, no al Flaubert de Madame Bovary, sino al de Bouvard y Pécuchet, esos dos sabios autodidactas, que se toman tan en serio su indigesta erudición. Puede y podemos con él imaginarlo compartiendo su sabiduría con Pécuchet, en conversaciones privadas.

Lo que está claro es que, en público, coram populo,  Iglesias no tiene más afán que protagonizar su lima en el Consejo de Ministros; y salirse con la imagen de defensor de los pobres, toda ciencia trascendiendo.

¿Locos?  Incapaces, negligentes, o, según se mire, indiferentes.  ¿Y usted y yo? Impotentes, descreídos, malhumorados pero nada conformes, eso, nunca. ¡Y vivos, por favor, manteneros vivos pese a esos dos buenos mozos del Gobierno fantástico!



FULGENCIO MARTÍNEZ



Fuente gráfica: OK diario.com



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