UN OFICIO PELIGROSO
Homenaje a Hölderlin
El poeta es un artesano
El poeta es un artesano
que practica el noble oficio
de dar luz a las palabras.
Un oficio muy antiguo
y, en días como hoy, peligroso.
"Por salud pública,
debían detenerlo"
-dijeron
los oscuros,
los instalados
en sus cálculos rutinarios,
los acostumbrados al frío
y a la mentira.
de dar luz a las palabras.
Un oficio muy antiguo
y, en días como hoy, peligroso.
"Por salud pública,
debían detenerlo"
-dijeron
los oscuros,
los instalados
en sus cálculos rutinarios,
los acostumbrados al frío
y a la mentira.
Fulgencio Martínez
Poeta, escritor y profesor de Filosofía. Nacido en Murcia, en 1960. Fundó la revista Ágora-Papeles de Arte Gramático. Autor de los libros de poemas Trisagio, La docta ignorancia, La baraja de Andrés Acedo, Libro del esplendor, Nueve para Alfeo, Cosas que quedaron en la sombra, León busca gacela (Poemas de Séptimo Alba), El cuerpo del día, Prueba de sabor. En su reciente libro El año de la lentitud (Huerga y Fierro, Madrid, 2013) se incluye el poema "Un oficio peligroso".
1el hurón y la galería /2
CONVERSANDO CON UNA FOTOGRAFÍA DE PESSOA
Quien habla ya a los muertos (...)
Luis Cernuda
La calle se paró para dar paso
a un tren de mercancías
lento. Interrumpiéndote
en tu carrera, mientras
cruza el viejo reumático convoy,
conversamos desde una orilla a otra.
- ¿Por qué la realidad no es poesía?
- Donde no fluye la música, en vano
se anticipa solitaria la letra.
La realidad quiere
ser poesía para hacerse soportable,
mas no sabe esperarla
en el tiempo, se precipita siempre,
bailando sobre un clavo.
A ese mal metafísico llamé desasosiego.
- ¿Quieres decir que la poesía no se hace
hasta que unos pies la bailan
aunque exista el dolor?
Piensas igual que un hombre sin historia.
- Me preguntaste por qué lo real
no es poesía, y te he respondido.
Adiós.
- Sabes que aún no toca irte.
- Las musas aman nuestro hundimiento
y renacer, no vuelven sus favores
sino al producto final del dolor.
No quieren saber de nuestros trabajos.
No miran al yunque de la inquietud,
al hervor simple de lo real, a un baile
inmóvil, a una premonición
de muerte por entregas,
a la conversación con el mal a ojos vista:
a ese mundo en que tú y yo hemos caído.
- Adiós, te digo yo ahora.
- No nos toca
a nosotros más que habitar la inquietud.
Hasta que tú no te hagas
a ese lugar en que ella se hace, no vendrá
ella a ti, y entonces, si sucede esto,
el don de la Poesía, cesarán tus preguntas.
- Adiós...
- Ahora eres tú quien tiene prisa.
- Me duele el esfuerzo por mantenerse en pie
de la hoja, con la fecha de hoy.
Como se ve que nunca miras el calendario.
En ese mundo en que dices hemos caído,
está mi tarea... adiós.
- Y la mía...
Una obra escrita pena inacabada.
No sabes cuántas veces vuelvo aquí.
Lisboa tiene en sus barrios un Oceano,
como otras ciudades en su centro
un gran parque y un lago.
Escribo paseando las calles
de una Lisboa donde el ayer es hoy.
¿No me viste antes andar sin aliento
a mi mesa del café, y antes en el tranvía?
En ese mundo está también mi tarea,
si quiero ganarme algo que decir
a las sombras presentes...
Este hombre frente a mí, me corrige.
- Si te duele la hoja del calendario,
es porque todavía hay trabajo que hacer.
Arde la lentitud. Pero, nosotros, poetas
del pueblo, ¡celebramos este día!
a un tren de mercancías
lento. Interrumpiéndote
en tu carrera, mientras
cruza el viejo reumático convoy,
conversamos desde una orilla a otra.
- ¿Por qué la realidad no es poesía?
- Donde no fluye la música, en vano
se anticipa solitaria la letra.
La realidad quiere
ser poesía para hacerse soportable,
mas no sabe esperarla
en el tiempo, se precipita siempre,
bailando sobre un clavo.
A ese mal metafísico llamé desasosiego.
- ¿Quieres decir que la poesía no se hace
hasta que unos pies la bailan
aunque exista el dolor?
Piensas igual que un hombre sin historia.
- Me preguntaste por qué lo real
no es poesía, y te he respondido.
Adiós.
- Sabes que aún no toca irte.
- Las musas aman nuestro hundimiento
y renacer, no vuelven sus favores
sino al producto final del dolor.
No quieren saber de nuestros trabajos.
No miran al yunque de la inquietud,
al hervor simple de lo real, a un baile
inmóvil, a una premonición
de muerte por entregas,
a la conversación con el mal a ojos vista:
a ese mundo en que tú y yo hemos caído.
- Adiós, te digo yo ahora.
- No nos toca
a nosotros más que habitar la inquietud.
Hasta que tú no te hagas
a ese lugar en que ella se hace, no vendrá
ella a ti, y entonces, si sucede esto,
el don de la Poesía, cesarán tus preguntas.
- Adiós...
- Ahora eres tú quien tiene prisa.
- Me duele el esfuerzo por mantenerse en pie
de la hoja, con la fecha de hoy.
Como se ve que nunca miras el calendario.
En ese mundo en que dices hemos caído,
está mi tarea... adiós.
- Y la mía...
Una obra escrita pena inacabada.
No sabes cuántas veces vuelvo aquí.
Lisboa tiene en sus barrios un Oceano,
como otras ciudades en su centro
un gran parque y un lago.
Escribo paseando las calles
de una Lisboa donde el ayer es hoy.
¿No me viste antes andar sin aliento
a mi mesa del café, y antes en el tranvía?
En ese mundo está también mi tarea,
si quiero ganarme algo que decir
a las sombras presentes...
Este hombre frente a mí, me corrige.
- Si te duele la hoja del calendario,
es porque todavía hay trabajo que hacer.
Arde la lentitud. Pero, nosotros, poetas
del pueblo, ¡celebramos este día!
el hurón y la galería /3
DISCURSO DE ACOGIDA A LOS IMPUTADOS ELECTOS
Dieron valor a viejas palabras soberanas,
vocablos castellanos entrañables
como ladrón y caradura,
mangante, sinvergüenza,
mal hombre de behetría y chorizo.
A cambio, mandaron al limbo
y expulsaron, del diccionario, otras
que ellos juzgaban en desuso:
las que formaban los sintagmas
político honrado,
y honesto representante del pueblo.
Hicieron imposible la oración
¡A la cárcel los que roban a todos!
Y denunciaron el error de solecismo
de la locución por siempre; y de esa
tan vulgar: por lo consiguiente.
(Aconsejaron los usos correctos:
para siempre, por consiguiente).
Nos advirtieron contra la tendencia
a neutralizar el régimen
de la preposición y hacer sinónimas
a conciencia y en conciencia,
y a no distinguir entre
llevárselo crudo y tomar a saco.
Su mirar por el idioma común
y su mucha doctrina,
su oportuno oficio
y sus méritos numerosos
no serán compensados,
como los de un académico,
con un sillón vitalicio.
vocablos castellanos entrañables
como ladrón y caradura,
mangante, sinvergüenza,
mal hombre de behetría y chorizo.
A cambio, mandaron al limbo
y expulsaron, del diccionario, otras
que ellos juzgaban en desuso:
las que formaban los sintagmas
político honrado,
y honesto representante del pueblo.
Hicieron imposible la oración
¡A la cárcel los que roban a todos!
Y denunciaron el error de solecismo
de la locución por siempre; y de esa
tan vulgar: por lo consiguiente.
(Aconsejaron los usos correctos:
para siempre, por consiguiente).
Nos advirtieron contra la tendencia
a neutralizar el régimen
de la preposición y hacer sinónimas
a conciencia y en conciencia,
y a no distinguir entre
llevárselo crudo y tomar a saco.
Su mirar por el idioma común
y su mucha doctrina,
su oportuno oficio
y sus méritos numerosos
no serán compensados,
como los de un académico,
con un sillón vitalicio.
Después
de cuatro años, solo,
prescribirán sus méritos;
se irán sin cargos lamentablemente.
de cuatro años, solo,
prescribirán sus méritos;
se irán sin cargos lamentablemente.
CONTROL DE PASAPORTES
He contribuido a la diversidad
de la especie humana
escribiendo bajo personas poéticas
diferentes e iguales a mí mismo.
No tengo enfermedades ni practico el yoga;
señor, solo hago versos a mi chica.
No he sido comunista pero he leído a Marx,
¿dicen que ha muerto la lucha de clases?
Es una macana de vencedores.
Declaro que no tengo armas en mi equipaje.
Ni plantas nucleares, ni droga en los bolsillos.
Hice lo que pude por salir bien en la foto
del pasaporte y sin embargo sigo
pareciéndome. Y sin embargo, soy yo.
No he contribuido a una iglesia y he matado
al Papa, que Dios me perdone: fue en otro
sueño o en otra pesadilla distinta a ésta
en que usted, señor, me mete en un cuarto
y me registra a fondo tras dejarme desnudo
y humillarme con una exploración indigna
de un ser humano; ahora me dirá
que estoy detenido: no se puede ser sincero.
He contribuido a la cultura antes de que usted
naciera, joven, y sé mis derechos.
Léamelos mientras me vuelvo a dormir.
He contribuido a la cultura y detesto
su espectáculo y a sus chiflados presidentes.
No tengo enfermedades ni practico un deporte,
señor, solo hago versos a mi chica...
de la especie humana
escribiendo bajo personas poéticas
diferentes e iguales a mí mismo.
No tengo enfermedades ni practico el yoga;
señor, solo hago versos a mi chica.
No he sido comunista pero he leído a Marx,
¿dicen que ha muerto la lucha de clases?
Es una macana de vencedores.
Declaro que no tengo armas en mi equipaje.
Ni plantas nucleares, ni droga en los bolsillos.
Hice lo que pude por salir bien en la foto
del pasaporte y sin embargo sigo
pareciéndome. Y sin embargo, soy yo.
No he contribuido a una iglesia y he matado
al Papa, que Dios me perdone: fue en otro
sueño o en otra pesadilla distinta a ésta
en que usted, señor, me mete en un cuarto
y me registra a fondo tras dejarme desnudo
y humillarme con una exploración indigna
de un ser humano; ahora me dirá
que estoy detenido: no se puede ser sincero.
He contribuido a la cultura antes de que usted
naciera, joven, y sé mis derechos.
Léamelos mientras me vuelvo a dormir.
He contribuido a la cultura y detesto
su espectáculo y a sus chiflados presidentes.
No tengo enfermedades ni practico un deporte,
señor, solo hago versos a mi chica...
el hurón y la galería /4
VILLANCICO DEL INDIANO
Tumba
mía, tu panocha,
tu
panochita melosa.
Tu
vulvita resbalada
a
una luna negra y baja.
Sepan
todos que, aquí,
echó
su saco un indiano,
y
aquí se quedó a dormir.
Que
todos digan de mí:
Aquí
yace donde goza.
Es
mi cuna, y mi tumba
-y
mi desembocadura-
tu
panochita melosa.
Sepan
todos que, aquí...
Un
conato es nuestra esencia
por
mantener la existencia
-
dijo aquel sabio judío
de
Ámsterdam. Pero yo os digo:
¿Conato,
lucha, agonía?
¡Si
la sabemos perdida!
Que todos digan de mí:
Que todos digan de mí:
Aquí
yace donde goza.
Al
combate con la muerte
cada
uno va como puede.
En
la batalla final
no
me quieran despertar.
Pues
la sabemos perdida,
la muerte llegue gustosa.
Que todos digan de mí:
Que todos digan de mí:
Aquí
yace, donde goza.
PLANTO POR DON DINERO
Murió sin testamento
Maese Don Dinero.
Ruegan sus familiares
PLANTO POR DON DINERO
A la guerra me lleva
mi necesidad;
si tuviera dineros,
no fuera en verdad.
Miguel de Cervantes
Murió sin testamento
Maese Don Dinero.
Ruegan sus familiares
decirle un padrenuestro.
Obra de caridad
es dar a los banqueros,
fijos de buena madre
y hermanos del muerto,
de balde nuestro planto.
Tenga también consuelo
su familia política
que no lo olvida. Oremos.
Requiescat in sportulas
cerca de los ladrones circa stupratores
circa imperatores et consules circa reginas
et reges circa prepotentes ediles
pésimos administradores magis disolutos
quam canes et iocatores in via
cerca de prelados et Papas amicos suos,
et omnes inimicos nostros.
Requiescat in lodo. Amén.
Adiós al difunto señor Don Dinero.
Pésame a sus deudos y vasallos.
Adiós al manto de nuestra vejez,
al mejor vecino, adiós, Denario.
Andrés Acedo
2012. "Cancionero de Acedo"
Poemas publicados en el libro El año de la lentitud (F. Martínez, 2013, Huerga y Fierro editores, Madrid)
LA
IGNORANCIA DE LOS QUE AMAN
Las
potencias del idioma y el fuego
con
su candor varïable. El golpe
de
unos dados. La desnudez
de
tu cuerpo fundido con el mío:
toda
esa noche, encendida,
no
me basta, no basta
para
cerrarle la puerta
a
las sombras del día.
Por
el día se vengan
los
mismos cuerpos
que
deshacemos en la luz,
en
nuestra luz nocturna.
Y
la ignorancia
no
vuelve más,
con
su capa de mago,
a
escondernos el mundo.
TURISTA
EN LA METRÓPOLIS
también
a nosotros, poetas del pueblo,
nos
gusta mezclarnos con lo vivo, con el gentío amistoso;
felices,
amigos de todos, abiertos a cada uno.
F.
Hölderlin
1
Primero
de Mayo en Lisboa.
Al
salir de mi hotel barato
sigo
una carrera popular.
Saludo
con el puño en alto
el
tirón fresco del día, su ritmo
de
color me llena las manos
de
azul nuevo del mar. Y tanto
colorido
en la calle
no
es solo para mis ojos.
Señalo
-convidados a avanzar con la gente-,
a mi hija de siete años,
el corredor que luce en el dorsal
su número de primaveras. Vamos
contentos adonde quiera el destino.
En un mercadillo compramos
una barra de pan y nos invitan
a marisco. Tocan unos gitanos
en su guitarra canciones de España
para nosotros. En un bar del Chiado
(era antes del último incendio)
dos viejos nos recomiendan un plato;
comemos por unos escudos. Poco
cuesta ser feliz y les invitamos
a vino y sardinas. Nos creen turistas
y somos sus camaradas y hermanos.
-convidados a avanzar con la gente-,
a mi hija de siete años,
el corredor que luce en el dorsal
su número de primaveras. Vamos
contentos adonde quiera el destino.
En un mercadillo compramos
una barra de pan y nos invitan
a marisco. Tocan unos gitanos
en su guitarra canciones de España
para nosotros. En un bar del Chiado
(era antes del último incendio)
dos viejos nos recomiendan un plato;
comemos por unos escudos. Poco
cuesta ser feliz y les invitamos
a vino y sardinas. Nos creen turistas
y somos sus camaradas y hermanos.
2
(Veinte
años después)
1
de Mayo, 2012
Este hombre sin historia
que viaja frente a mí en el tranvía,
de pie, con los brazos dolidos
de sujetar una barra cada vez más alta,
para asegurarse el equilibrio,
por un momento se mete las manos
en los bolsillos de la gabardina,
descansa de su incómoda postura.
de pie, con los brazos dolidos
de sujetar una barra cada vez más alta,
para asegurarse el equilibrio,
por un momento se mete las manos
en los bolsillos de la gabardina,
descansa de su incómoda postura.
La calle del presente se ha parado
en un punto sin sombra: duele ver
entre las hojas de los calendarios
la fecha de hoy; una fecha inmóvil,
tan ausente de compañía
de millones de islas de tiempo
pasado o futuro. Y una fecha así
es la letra del año.
Esta fecha es una calzada lenta
que graba con su no transcurso
(pese a que nos desplacemos deprisa
por ella, encima de ella, a su costado)
una dura verdad en nuestro rostro.
La Historia no solo la escriben,
la secuencian, detienen, aceleran,
la disuelven los poderosos.
Debajo, siempre ha estado el otro,
el pobre, el explotado, la víctima.
Este hombre sin historia,
que viaja frente a mí en el tranvía,
¿sabe de dónde viene, adónde va?
Despacio va el tranvía por las calles
en cuesta.
De pie, mira
al suelo un hombre gris,
aplastado por la ola de viajeros.
El tranvía
en las calles estrechas
baja, sube como el brazo de ese hombre
sin espacio donde extenderse libre
de la presión de rieles,
cables, hombros, espaldas y cabezas.
Sube, baja el tranvía,
y
toma ya, al trote,
el barrio bajo céntrico y se pierde
en las grandes avenidas urbanas.
De pie, mira hacia el suelo el hombre
en las avenidas metropolitanas.
¿No aprecia usted las vistas
de hermosos edificios
de Hoteles y Corporaciones
y Bancos nacionales?
Ahora se apea y sigue
caminando la acera el hombre
que se parece a Fernando Pessoa.
SOL
EN ÉFESO
El
sol es nuevo cada día.
Heráclito
de Éfeso
Invita el día
a
cometer pequeñas distracciones,
olvidos
voluntarios, deliciosos.
A no llamar
experiencia
al simple rodaje,
a
buscar la experiencia
en
cada deseo en punta.
El
sol recuerda cuando era muy joven.
Los
labios griegos, con sangre de Oriente,
de
las muchachas de Éfeso
son
los de estas muchachas:
el
oro rojo de sus labios
de
púberes que estrenan hoy su brillo,
renueva
la llamada de la fertilidad,
un
rito siempre nuevo y siempre hermoso.
Aunque
las dos imágenes
no
pueda unirlas en su dirección...
Sugiere
el día gritar un propósito
en la luz,
no importa si equivocado,
para
oír una voz amiga o enemiga,
que responda, ¡por piedad!, ahí fuera.
Y una
ola de vida sentimos, el canto
corporal,
a coro, de un grupo de ninfas
que
aparecen, por sorpresa, en la luz.
Y
creemos en la verdad de la sensación
como los
secuaces de Epicuro.
FUGACES
Estos
signos que dicen por nosotros
los
utilizarán otros para inventarse
-
las mismas sombras en el agua rápida
evocarán
un mundo y un sentido distintos,
aunque igual de fugaces que los nuestros.
Y los ojos que leen estos signos
y
mis manos, un día,
se
caerán de la luz.
No
amanecerá siempre
para
el colmillo de sombra que ahora
corta
el sol del albero.
Tardes
de suerte o de desgracia
serán
niebla que canten otros poetas.
Pasará
el tiempo, para nosotros,
del
esplendor y de la decadencia
y
el río-toro seguirá su curva
entre
mármoles ciegos
sobre
los que crecen rosas de signos.
ORACIÓN
POR ANTONIO MACHADO
Se
fue con su canción
al
umbral de un reino silencioso.
Nos
dejó a su espalda el trabajo
de
encender cada día el hogar
con
rabia al mañana vacío.
Enseñó
lo que pueden hacer
juntas
la rabia y la idea,
supo
hacer del llanto belleza.
Luchó
el maestro por una España
clara,
donde el cielo fuera amigo.
Por
sacarle a su tierra la espina
que
durante siglos le dejaron
clavada;
no renunció Antonio
a
soñar un futuro mejor.
Hoy
que enmudecen su estatua
los
hielos del imperio, he querido,
humildemente, leer junto a ti
los
versos de Antonio Machado
para
infundirte ánimo y fe
en
estos tiempos difíciles.
Si
alguna vez la poesía
llevó
un aliento de esperanza
a
alguien, si a una sola mano
ayudó
a levantarse, suplico
hoy
más que nunca, al dios
de
los poetas, que sea generoso
contigo,
joven amiga.
DERECHO
A MANIFESTARSE
A
la isagoría,
rayo de la democracia
El
poeta es el bululú que representa
todos
los personajes de una historia
civil;
aprende en los
nidos del presente
a tomar
altura y ensanchar el tono
con una
generación que recién sale
de los
jardines de infancia y sacude
las
cartillas del paro y las alfombras
de
palacio, lanza consignas y llena
las
plazas, sube ahora a los escenarios
que el
viento rajó y saqueó el óxido.
A esa
juventud que mira un mundo nuevo,
que
reclama la libertad de la calle,
la
democracia real, no la de mentira
de
rey y corte de corrompidos políticos;
a
los jóvenes que adelantan un mundo
menos
injusto, en que renacen las cenizas
de
la democracia con la isagoría,
un
mundo que quizá yo ya no lo vea;
a
la juventud que canta un verso nuevo,
salud
siempre, de parte de un viejo poeta.
Poemas publicados en el libro El año de la lentitud (F. Martínez, 2013, Huerga y Fierro editores, Madrid)
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