DESPEJANDO LO POÉTICO
(o maltratando a Carvajal)
Por Salvador Peran Mesa
El artículo del profesor Salvador Peran se publicó con el título de “Spiritus Temporis” en el Boletín n. 23 Julio-Diciembre 2024 de la Academia de Buenas Letras de Granada (pp. 63-65). Agradecimientos a Salvador Peran y a Antonio Carvajal, que facilitó al editor el artículo y la publicación citada.
e=mc²
A Salvador Peran
¿Cuál es la masa de mi mente cuando pienso?
Cuando vuela mi mente, ¿qué energía
tienen sus alas si es que el vuelo requiere
alas por luz o luz por ala y cuánta, cuánta luz?
Y cuando se me ablanda el corazón, mis ojos
se empañan de alegría y me arden los labios
porque otros labios me dicen y otros ojos
me miran y otros corazones me laten,
¿cuánto pesa mi cuerpo si no puede
volar?
Tuve un día la masa de mi padre
que alzar entre mis brazos, qué pesado
era su cuerpo en el reposo, y tuve
de mi madre el aliento ya sin vida
que heló mi corazón y no fue grato
y fue tan leve que me hundió su peso
y nada queda de sus energías porque sus masas
no están.
O quizá sí, queda energía,
la de esa luz que se suma a las luces
incalculablemente veloces
multiplicadas por sí mismas,
de mis amores y mis deseos y mis ensueños
que han llenado de agujeros negros
este presente hacia mi futuro
de energía sin luz,
de soledad,
de
Antonio Carvajal (En la frente del agua. p. 52. Ed. Alhulia, 2024)
Manejando las matemáticas, Dirac saltó al otro lado del espejo donde descubrió que la ecuación e=mc2 conduce a la antimateria a través de energías y probabilidades negativas. El poeta traspasa la realidad para indagar el misterio que esconde el pensamiento, de qué está hecha la luz que alimenta el amor, la que imprime alegría y la que decanta la pena. La interpretación poética, supongo que intuitiva, que hace Antonio Carvajal de la relación de Einstein, según mi modo de ver, se adentra en “la mar de Dirac” para sondear las profundidades donde habitan los sentimientos. La pregunta ¿cuál es la masa de mi mente cuando pienso? se ajusta a la reciprocidad de la ecuación e=mc². La mecánica cuántica utiliza la expresión para medir tanto energía como masa. El electrón voltio (eV) es una unidad de energía que en física de partículas se usa indistintamente como unidad de masa y de energía ya que la relatividad considera que la masa es densidad de energía. De la ecuación e=mc² se puede despejar m para obtener la unidad de masa denominada eV/c2. Me inclinaría por considerar que cuando el poeta piensa aumenta la masa de su mente ya que lo hace la energía.
Siendo coherente, en el segundo verso, salta al primer término de la ecuación para preguntarse por la energía que despliega su mente cuando piensa: ¿vuelo alado o luminoso? Uno de los enigmas de la mente es si las ideas tienen masa o son entes que dejan coja la equivalencia de Einstein, ¿necesitan un soporte o se sostienen por entrelazamiento cuántico? Eso que Einstein llamaba acciones fantasmales y que dio pie a una de las discusiones más apasionadas de la interpretación de Copenhague hasta que el metateorema de Bell demostró que las predicciones de la mecánica cuántica no son intuitivas. Ninguna teoría física de variables ocultas locales puede reproducir todas las predicciones de la mecánica cuántica. El principio causa-efecto se diluye en lo aleatorio y es la cuestión dolorosa del sin saber del amor.
Las interacciones del corazón, ojos o alegría del poeta no necesitan intermediarios para relacionarse con semejantes. La paradoja de Einstein-Podolsky-Rosen con la que pretendían ridiculizar el entrelazamiento supone que dos partículas que interactuaron en el pasado pueden quedar en estado entrelazado. En concreto, dos observadores reciben cada una de las partículas; si uno mide la inercia de una de ellas sabe cuál es la inercia de la otra. Si mide la posición, gracias al entrelazamiento cuántico y al principio de incertidumbre, puede saber la posición de la otra partícula de forma instantánea, lo que contradice el sentido común y la teoría de la relatividad ya que supone transmitir información a mayor velocidad que la de la luz. Pero ¿cuánto pesar puede soportar un corazón que anhela si no tiene alas con las que dar a la presa alcance? Entiendo que el corazón, ojos y labios del poeta están entrelazados con otros a través de la alegría. La clave puede estar en el secreto que esconden las simetrías. Una de ellas desvela el misterio del entrelazamiento cuántico mediante el principio de Perogrullo. Si se oculta el guante de la mano izquierda en una caja y el de la derecha en otra idéntica y se manda una de ellas a la galaxia Andrómeda, no hacen falta saberes especiales para deducir cual es el guante que ha viajado al espacio en cuanto se abra la caja que ha quedado en la Tierra.
Einstein era de pensamiento clásico por lo que le costaba digerir el principio de aleatoriedad. De ahí aquello de que Dios no juega a los dados, lo que desvela que el subconsciente bíblico seguía allí. El poeta empieza siendo clásico con el título, pero acaba indeterminista con el monosílabo final. La primera estrofa se aviene al principio clásico de causa-efecto, parece seguir la lógica del mercader de Venecia: si nos pinchan ¿acaso no sangramos?, pero como se ha visto, pronto se enroca hacia el entrelazamiento cuántico. Ahí deja pendiente la cuestión ya que en la segunda estrofa vuelve al determinismo. Plantea la trascendencia del paso a la soledad que supone la desaparición de los padres. La madre abre la puerta del amor dependiente de seguridad y la de la de libertad dependiente de recuerdo. Cuando se marcha nos deja solos, animados por esa energía sin luz del final.
Donde la poesía y la física se encuentran surgen las simetrías que descubre el teorema de Emmy Noether = toda simetría diferenciable esconde un principio de conservación; aquella mujer ninguneada por la ciencia hasta que el silencio estalla. La simetría de la luz en el poema relativista de Carvajal es “más luz”, como demandaba Goethe al borde de la oscuridad. Las leyes de conservación definen la invarianza de algunas magnitudes físicas a lo largo del tiempo. La vida no es invariante respecto a nada, la consume el tiempo, el espacio, la envidia que tanto afea y el trabajo de vivirla. La diferenciabilidad también tiene su expresión matemática que requiere conocer lo que significa función y derivada. La función es un entramado lógico que liga una magnitud con otra de manera indisoluble como ocurre con el diámetro y la longitud de la circunferencia o con la vida y la muerte. La derivada de una función es la razón de cambio instantáneo respecto a la variable independiente. Por ejemplo, el tiempo que tarda un atleta en correr 100 metros depende de la velocidad del corredor que es la variable independiente de la función que relaciona espacio y tiempo. La derivada de la función es la aproximación a la velocidad instantánea en cada momento. Si se puede calcular la derivada en todos los puntos del recorrido se dice que la función es diferenciable, lo que implica continuidad. Lo que Noether descubrió es que toda simetría diferenciable esconde un principio de conservación. Su aplicación a la invarianza de las leyes de la física respecto al tiempo conduce a la ley de la conservación de la energía, expresada con belleza en la tercera estrofa del poema. Pero si la energía se conserva la vida podría redimirse.
La simetría CPT es un principio de invarianza que abre mundos imaginarios donde a través de la conjugación de carga todas las partículas se sustituyen por sus antipartículas; se invierte la paridad espacial permitiendo giros prohibidos y, lo más poético, se invierte el sentido del tiempo. Puede que eso dependa de que el Universo se expanda respondiendo a un efecto succión del tiempo sobre el espacio. Inspiración que dura 13.700 millones de años y es responsable de los remolinos de vacío donde nace la energía negativa, la antimateria y la improbabilidad. Cuando la elasticidad del tiempo llegue a su límite invertirá el ciclo para que el Universo inicie la espiración. Volveremos a encontrarnos tras nacer, esta vez, de la muerte sin saber, como nos pasa ahora, de dónde venimos ni a dónde vamos. El temblor del tiempo volverá a infundir miedo y se repetirán las preguntas que llevan a la poesía y a la ciencia.
El poeta maneja con habilidad la teoría de las variables ocultas. Los seguidores de esta propuesta suponen la existencia de parámetros desconocidos responsables de los entresijos aleatorios de la mecánica cuántica. ¿Interesa conocer las variables ocultas de una metáfora o es preferible dejarse llevar por su intríngulis sin intentar destapar la intimidad que deliberadamente esconde el poeta? La incertidumbre que propone la ausencia de masa la resuelve la ecuación asegurando que si queda energía queda masa. Energía que se suma a las luces aladas del principio que generaron la lucidez de la mente. Pero si esas luces incalculablemente veloces se multiplican por sí mismas, como ordena la ecuación, se salen del plano para perderse en agujeros negros de densidad insoportable, impermeables a esa luz que proporcionó la energía que dio masa, que se hizo amor, que despidió a los padres y que, al apagarse, conduce a la soledad sin definición hasta que el autor decida desvelar la variable
oculta
de

Antonio Carvajal, autor del poema; y Salvador Peran, autor del artículo
Salvador Peran Mesa es autor, entre otros libros, de "Introducción a la bioquímica clínica", "El cuento chino de la nutrición". Catedrático de la Universidad de Málaga. Es investigador, divulgador científico y escritor, colaborador de revistas como el Boletín de la Academia de Buenas Letras de Granada.
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