CO-LECCIÓN ÁGORA POESÍA
Vicente Cervera Salinas
LAS TRES UVES Y OTROS INÉDITOS
LAS TRES UVES
Se extinguirá contigo el sol,
y un aire gélido
y una escarcha perpetua
y un oscuro llano
y una costa de cangrejos
insensible y escarlata
habrán sustituido el suave
declinar de las auroras
y el tránsito silbante de la edad
y las naciones.
No estarás aquí, y tal vez tampoco
conserve el mundo una reliquia
atroz o bella de tu paso,
de tus obras o calor.
Reposará tan sólo la memoria
rota de una piedra erosionada
donde grabaste, con tu inicial,
el efímero destello de la vida,
tu nombre entre la arena del verano.
ANTE EL RETRATO
La fuerza del espíritu nunca es superior a su manifestación.
(G.W.F. Hegel)
¿Qué hay detrás del alma adormecida
en tu mirada? ¿Hasta dónde puede
acompasar el tiempo su rigor
o detenerse, y de qué modo el cuerpo
esconde sus percances, variaciones
y molduras?
Siento que, así, en tu limpia
y nítida beldad se afila un gesto
que el paso de los años reconcentra
y tiñe de nostalgia. En cada forma
enfurecida o dulce se acumulan
imperceptibles mudas y temblores
que sólo un genio alado expresaría
y en cuya superficie reconoce
la voz de la vejez a la distante
juventud.
Se destiñen los rojizos
albores y se mezclan con las sombras
cenicientas, y en su ruda armonía
encanece el doncel, y el niño
arruga el ceño y sueña su postrera
decepción. Mas también en la tristeza
que agrietaba de gris tu resplandor
se adivinaba una belleza inmune
a la locura. En tu azarosa vida
clamaban los amantes del vacío:
los mismos que en tu fin se desvanecen
y orillan.
¿Qué hay detrás de tu retrato?
Tal vez el fuego más fugaz, o acaso
el reverso perpetuo de la nada.
HISTRIÓN
Los mejores actores no interpretan:
persisten. La representación funda
su vida, sin que sea el escenario
el único recinto de los juegos.
Todo encuadre es un teatro que anima
la danza. No interviene sino en roles
diferentes según público o atrezo.
Si todos presuponen su ignorancia,
difícil le será urdir un discurso
coherente. Mas si al contrario lo toman
por sabio o adivino, hallará el tono
y el gesto que seduzca a la asistencia.
Será Yorik, si se burlan, y Hamlet
si advierten sinrazones simuladas.
Su destino es condición de los otros.
Y si se viere aislado, compondrá
un espectáculo ilusorio donde
en libres movimientos armonicen
las luces de la tarde y una música
de clave emita notas inspiradas.
Vivir es recrear ese papel
eternamente inventado, gozar
es descubrirse disuelto en ojos
abiertos, y sólo muere si extirpa
las máscaras que el rostro aún aguardaba,
con un mutis descarnado de aplausos,
sin vítores ni saludos gentiles,
mientras desciende en sueños el telón.
PADRE SOL
Muy veloz es tu cercanía.
Lo ardiente no sólo nos da la vida.
Dejas seca la tierra feraz y enturbias el soplo
levantisco con tus rayos. Calcinas
y sometes. Humillas y confinas.
Penetras en la privada estancia y alumbras
secretos sin pudor. Desdibujas cuerpos, rostros
y figuras. Decoloras el matiz y agrisas el brillo
tenaz. Manchas los rostros rosados y agrietas
las tierras incultas. Avasallan tus labios
que exigen el beso y la saliva. Precipitas sudores
y avivas locuras. Amenazante en tu esfera,
desorientas al sonriente e incentivas la impiedad
del pecador. Mañana tras mañana te abanderas
por la cruel necesidad de amanecer,
pero sacas partido de tus dones y humillas
con lujuria impenitente.
Padre nuestro, nuestro
padre sol, solitario salteador de caminos,
no nos necesitas y sonríes amarillo y fogoso
cuando nos contemplas decaer y a la sombra
cobijarnos de una encina. También ella será corteza
desgajada, desenraizada aguja en el desierto
desolado que presientes y dominas
en el agosto agrietado de la vida.
ATQUE AMEMUS
Catulo, V
La perpetua noche no es nuestro reino
ni alertar queremos la voz del necio,
de envidia herido, que contar quisiera
nuestros besos. Pues la luz es la casa
que cifra días y pasos ensambla
o armonía, promesas y zozobras
de eterna aurora. Los rumores huyen
y el hielo desvanece sus rigores
en tanto que admiramos las estrellas
de esa breve oscuridad, con tiniebla
envanecida. Vivamos y amemos,
pues, con cristalino corazón, lejos
de la sombra, nuestros cuerpos de barro
ardiente, de guarismos liberados.
NUESTRO TIEMPO
Es el momento de olvidar la jaula y el jade,
las jaurías cuyos brillos ocultaban la tenue
luz de los crepúsculos que fuimos. La ocasión
de desterrar el pecho hundido, las manos
lacias y las hojas agujereadas por las plagas
del silencio. El tiempo de los ojos achinados
por la risa contagiosa y los pasos acordados
en la senda que fabrica el otoño con su esplín.
La estación que recolecta frutas encarnadas
y palabras lamidas en la orilla de un rojizo
plenilunio. Los caminos donde amamos
y amados fuimos no se multiplican bajo
nuestros pasos como los anillos de Saturno,
aquel sabor a hinojo y aventura, a plenitud.
¡Ven, olvida los quebrantos y yo también desterraré
la cólera y el desconsuelo! ¡Ven y recupera
la sonrisa de Selene que renace y parece así
guiarnos! Tal vez se bifurquen algún día
estos latidos. No deben atemorizarnos. Sólo
importa saberlo: hoy es más que un día.
Nuestro tiempo es. Nuestra congoja queda atrás.
Vicente Cervera Salinas (Albacete, 1961) es poeta, ensayista y catedrático de Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Murcia. Publicó en 2023 El sueño de Leteo (ed. Renacimiento, Col. Calle del Aire). Otros libros suyos de poesía son: El alma oblicua (2003); De aurigas inmortales (1993, reeditado en 2018), La partitura (2001), y Escalada y otros poemas (2010).
Como ensayista, destacan sus libros El síndrome de Beatriz en la literatura hispanoamericana. (2008, ed. Iberoamericana) y La palabra ante el espejo (estudios de literatura hispanoamericana comparada), Editum. Universidad de Murcia, 1996.
Ha publicado también muchos otros títulos de investigación -fue Premio Anthropos de ensayo por La poesía y la idea: fragmentos de una vieja querella- y especialmente estudios relacionados con su cátedra de Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Murcia.

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