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jueves, 4 de diciembre de 2025

Vicente Cervera Salinas. "LAS TRES UVES" Y OTROS INÉDITOS. Co-lección Ágora Poesía / Avance de Ágora N. 36, Nueva Col. Número especial doble 35-36 Invierno 2025


          Vicente Cervera Salinas. Fuente: Cartagena.es

 

 

CO-LECCIÓN ÁGORA POESÍA

 

                                     Vicente Cervera Salinas 

                     LAS TRES UVES Y OTROS INÉDITOS

 

 

 

LAS TRES UVES

 

Se extinguirá contigo el sol,

y un aire gélido

y una escarcha perpetua

y un oscuro llano

y una costa de cangrejos

insensible y escarlata

habrán sustituido el suave

declinar de las auroras

y el tránsito silbante de la edad

y las naciones.

 

No estarás aquí, y tal vez tampoco

conserve el mundo una reliquia

atroz o bella de tu paso,

de tus obras o calor.             

         

Reposará tan sólo la memoria

rota de una piedra erosionada

donde grabaste, con tu inicial,

el efímero destello de la vida,

tu nombre entre la arena del verano.

 


 

 

ANTE EL RETRATO

 

                    La fuerza del espíritu nunca es superior a su manifestación.

                                                  (G.W.F. Hegel)

 

¿Qué hay detrás del alma adormecida

en tu mirada? ¿Hasta dónde puede

acompasar el tiempo su rigor

o detenerse, y de qué modo el cuerpo

esconde sus percances, variaciones

y molduras?

                     Siento que, así, en tu limpia

y nítida beldad se afila un gesto

que el paso de los años reconcentra

y tiñe de nostalgia. En cada forma

enfurecida o dulce se acumulan

imperceptibles mudas y temblores

que sólo un genio alado expresaría

y en cuya superficie reconoce

la voz de la vejez a la distante

juventud.

                    Se destiñen los rojizos

albores y se mezclan con las sombras

cenicientas, y en su ruda armonía

encanece el doncel, y el niño

arruga el ceño y sueña su postrera

decepción. Mas también en la tristeza

que agrietaba de gris tu resplandor

se adivinaba una belleza inmune

a la locura. En tu azarosa vida

clamaban los amantes del vacío:

los mismos que en tu fin se desvanecen

y orillan.

                    ¿Qué hay detrás de tu retrato?

 

Tal vez el fuego más fugaz, o acaso

el reverso perpetuo de la nada.

 


 

HISTRIÓN

 

Los mejores actores no interpretan:

persisten. La representación funda

su vida, sin que sea el escenario

el único recinto de los juegos.

Todo encuadre es un teatro que anima

la danza. No interviene sino en roles

diferentes según público o atrezo.

Si todos presuponen su ignorancia,

difícil le será urdir un discurso

coherente. Mas si al contrario lo toman

por sabio o adivino, hallará el tono

y el gesto que seduzca a la asistencia.

Será Yorik, si se burlan, y Hamlet

si advierten sinrazones simuladas.

Su destino es condición de los otros.

Y si se viere aislado, compondrá

un espectáculo ilusorio donde

en libres movimientos armonicen

las luces de la tarde y una música

de clave emita notas inspiradas.

 

Vivir es recrear ese papel

eternamente inventado, gozar

es descubrirse disuelto en ojos

abiertos, y sólo muere si extirpa

las máscaras que el rostro aún aguardaba,

con un mutis descarnado de aplausos,

sin vítores ni saludos gentiles,

mientras desciende en sueños el telón.

 


 

 

PADRE SOL

 

Muy veloz es tu cercanía.

Lo ardiente no sólo nos da la vida.

Dejas seca la tierra feraz y enturbias el soplo

levantisco con tus rayos. Calcinas

y sometes. Humillas y confinas.

Penetras en la privada estancia y alumbras

secretos sin pudor. Desdibujas cuerpos, rostros

y figuras. Decoloras el matiz y agrisas el brillo

tenaz. Manchas los rostros rosados y agrietas

las tierras incultas. Avasallan tus labios

que exigen el beso y la saliva. Precipitas sudores            

y avivas locuras. Amenazante en tu esfera,

desorientas al sonriente e incentivas la impiedad

del pecador. Mañana tras mañana te abanderas

por la cruel necesidad de amanecer,

pero sacas partido de tus dones y humillas

con lujuria impenitente.

                              Padre nuestro, nuestro

padre sol, solitario salteador de caminos,

no nos necesitas y sonríes amarillo y fogoso

cuando nos contemplas decaer y a la sombra

cobijarnos de una encina. También ella será corteza

desgajada, desenraizada aguja en el desierto

desolado que presientes y dominas

en el agosto agrietado de la vida.


 

 

 

ATQUE AMEMUS

 

                                           Catulo, V

                                                

 

La perpetua noche no es nuestro reino

ni alertar queremos la voz del necio,

de envidia herido, que contar quisiera

nuestros besos. Pues la luz es la casa

que cifra días y pasos ensambla

o armonía, promesas y zozobras

de eterna aurora. Los rumores huyen

y el hielo desvanece sus rigores

en tanto que admiramos las estrellas

de esa breve oscuridad, con tiniebla

envanecida. Vivamos y amemos,

pues, con cristalino corazón, lejos

de la sombra, nuestros cuerpos de barro

ardiente, de guarismos liberados.

 

 

 

 

NUESTRO TIEMPO

 

Es el momento de olvidar la jaula y el jade,

las jaurías cuyos brillos ocultaban la tenue

luz de los crepúsculos que fuimos. La ocasión

de desterrar el pecho hundido, las manos

lacias y las hojas agujereadas por las plagas

del silencio. El tiempo de los ojos achinados

por la risa contagiosa y los pasos acordados

en la senda que fabrica el otoño con su esplín.

La estación que recolecta frutas encarnadas

y palabras lamidas en la orilla de un rojizo

plenilunio. Los caminos donde amamos

y amados fuimos no se multiplican bajo

nuestros pasos como los anillos de Saturno,

aquel sabor a hinojo y aventura, a plenitud.

¡Ven, olvida los quebrantos y yo también desterraré

la cólera y el desconsuelo! ¡Ven y recupera

la sonrisa de Selene que renace y parece así

guiarnos! Tal vez se bifurquen algún día

estos latidos. No deben atemorizarnos. Sólo

importa saberlo: hoy es más que un día.

Nuestro tiempo es. Nuestra congoja queda atrás.

 

 

 

Vicente Cervera Salinas (Albacete, 1961) es poeta, ensayista y catedrático de Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Murcia. Publicó en 2023 El sueño de Leteo (ed. Renacimiento, Col. Calle del Aire). Otros libros suyos de poesía son: El alma oblicua (2003); De aurigas inmortales (1993, reeditado en 2018), La partitura (2001), y Escalada y otros poemas (2010).  

Como ensayista, destacan sus libros El síndrome de Beatriz en la literatura hispanoamericana. (2008, ed. Iberoamericana) y La palabra ante el espejo (estudios de literatura hispanoamericana comparada), Editum. Universidad de Murcia, 1996.

Ha publicado también muchos otros títulos de investigación -fue Premio Anthropos de ensayo por La poesía y la idea: fragmentos de una vieja querella- y especialmente estudios relacionados con su cátedra de Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Murcia. 

 


 

 

 

 

 


 

 

 

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