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sábado, 11 de abril de 2020

COMENTARIO DE TEXTO DE NIETZSCHE. Por FULGENCIO MARTÍNEZ / DESDE QUE SOMOS UNA CONVERSACIÓN/ ÁGORA DIGITAL ABRIL 2020




COMENTARIO DE TEXTO DE NIETZSCHE


Voy a comentar tres textos de Nietzsche pertenecientes a El crepúsculo de los ídolos, capítulo “La ‘razón’ en la filosofía”, apartados 1, 4 y 6. Mi comentario seguirá las pautas indicadas por la coordinación de Filosofía para la EBAU 2019-2020, de la UNIVERSIDAD DE MURCIA, para las operaciones de resumen y análisis de nociones presentes en el texto que se comenta.

Dichas Nociones son:
1- Los sentidos y el cuerpo.
2- Los “conceptos supremos” y el concepto “Dios”.
3- El arte trágico y lo dionisiaco.

Las nociones se relacionan así con el texto:
noción 1, con apartado 1 
noción 2, con apartado 4
noción 3, con apartado 6


Mi comentario no pretende sustituir la lectura de los textos ni el análisis que cada lector ha de hacer. Espero haber dado, más allá del autor comentado, unas indicaciones prácticas para saber relacionar las operaciones de RESÚMENES Y NOCIONES y para desarrollar por separado cada una de ellas. Espero que os sirva este trabajo lógico, tanto o más que el propio contenido de mi comentario, para construir el vuestro propio.

Portada de la Primera edición, Leipzig, 1889. OCASO DE LOS ÍDOLOS. CÓMO SE FILOSOFA CON EL MARTILLO.

texto de Nietzsche


6.2. NIETZSCHE, F., El crepúsculo de los ídolos, capítulo “La ‘razón’ en la filosofía”, apartados 1, 4 y 6 (trad. A. Sánchez Pascual, Madrid, Alianza, 1998, pp. 51, 53-54 y 55-56).



1
¿Me pregunta usted qué cosas son idiosincrasia en los filósofos?... Por ejemplo,
su falta de sentido histórico, su odio a la noción misma de devenir, su egipticismo.
Ellos creen otorgar un honor a una cosa cuando la deshistorizan, sub specie aeterni
[desde la perspectiva de lo eterno], -cuando hacen de ella una momia. Todo lo que
los filósofos han venido manejando desde hace milenios fueron momias conceptuales;
de sus manos no salió vivo nada real. Matan, rellenan de paja, esos señores idólatras
de los conceptos, cuando adoran, -se vuelven mortalmente peligrosos para todo,
cuando adoran. La muerte, el cambio, la vejez, así como la procreación y el
crecimiento son para ellos objeciones, -incluso refutaciones. Lo que es no deviene; lo
que deviene no es... Ahora bien, todos ellos creen, incluso con desesperación, en lo
que es. Mas como no pueden apoderarse de ello, buscan razones de por qué se les
retiene. "Tiene que haber una ilusión, un engaño en el hecho de que no percibamos lo
que es: ¿dónde se esconde el engañador? -"Lo tenemos, gritan dichosos, ¡es la sensibilidad!

Estos sentidos, que también en otros aspectos son tan inmorales, nos engañan
acerca del mundo verdadero. Moraleja: deshacerse del engaño de los sentidos, del
devenir, de la historia [Historie], de la mentira, -la historia no es más que fe en los
sentidos, fe en la mentira. Moraleja: decir no a todo lo que otorga fe a los sentidos, a
todo el resto de la humanidad: todo él es "pueblo". ¡Ser filósofo, ser momia,
representar el monótono-teísmo con una mímica de sepulturero! - ¡Y sobre todo, fuera
el cuerpo, esa lamentable "idée fixe" [idea fija] de los sentidos!, ¡sujeto a todos los
errores de la lógica que existen, refutado, incluso imposible, aun cuando es lo bastante
insolente para comportarse como si fuera real!..." (…)


4.
La otra idiosincrasia de los filósofos no es menos peligrosa: consiste en
confundir lo último y lo primero. Ponen al comienzo, como comienzo, lo que viene al
final -¡por desgracia! , ¡pues no debería siquiera venir!- los "conceptos supremos", es
decir, los conceptos más generales, los más vacíos, el último humo de la realidad que
se evapora. Esto es, una vez más, sólo expresión de su modo de venerar: a lo superior
no le es lícito provenir de lo inferior, no le es lícito provenir de nada... Moraleja: todo lo
que es de primer rango tiene que ser causa sui [causa de sí mismo]. El proceder de
algo distinto es considerado como una objeción, como algo que pone en entredicho el
valor. Todos los valores supremos son de primer rango, ninguno de los conceptos
supremos, lo existente, lo incondicionado, lo bueno, lo verdadero, lo perfecto -ninguno
de ellos puede haber devenido, por consiguiente tiene que ser causa sui. Mas ninguna
de esas cosas puede ser tampoco desigual una de otra, no puede estar en contradicción
consigo misma... Con esto tienen los filósofos su estupendo concepto "Dios"... Lo
último, lo más tenue, lo más vacío es puesto como lo primero, como causa en sí, como
ens realissimum [ente realísimo] ... ¡Que la humanidad haya tenido que tomar en serio
las dolencias cerebrales de unos enfermos tejedores de telarañas! -¡Y lo ha pagado
caro!... (…)



6

Se me estará agradecido si condenso un conocimiento tan esencial, tan nuevo,
en cuatro tesis: así facilito la comprensión, así provoco la contradicción.

Primera tesis. Las razones por las que "este" mundo ha sido calificado de
aparente fundamentan, antes bien, su realidad, -otra especie distinta de realidad es
absolutamente indemostrable.
Segunda tesis. Los signos distintivos que han sido asignados al "ser verdadero"
de las cosas son los signos distintivos del no-ser, de la nada, -a base de ponerlo en
contradicción con el mundo real es como se ha construido el "mundo verdadero": un
mundo aparente de hecho, en cuanto es meramente una ilusión óptico-moral.
Tercera tesis. Inventar fábulas acerca de "otro" mundo distinto de éste no tiene
sentido, presuponiendo que no domine en nosotros un instinto de calumnia, de
empequeñecimiento, de recelo frente a la vida: en este último caso tomamos venganza
de la vida con la fantasmagoría de "otra" vida distinta de esta, "mejor" que ésta.
Cuarta tesis. Dividir el mundo en un mundo "verdadero" y en un mundo
aparente", ya sea al modo del cristianismo, ya sea al modo de Kant (en última instancia,
un cristiano alevoso), es únicamente una sugestión de la decadence, - un síntoma
de la vida descendente... El hecho de que el artista estime más a la apariencia que la
realidad no constituye una objeción contra esta tesis. Pues a la "apariencia" significa
aquí la realidad una vez más, sólo que seleccionada, reforzada, corregida... El artista
trágico no es un pesimista, - dice precisamente sí incluso a todo lo problemático y
terrible, es dionisíaco...









COMENTARIO

El texto del apartado 1 se corresponde con la pregunta de nociones 1: los sentidos y el cuerpo.

RESUMEN: Idea principal:  Nietzsche presenta la “idiosincrasia” de los “filósofos”, como un avance de su crítica a la filosofía y a la cultura occidental. Les falta sentido histórico, creen en conceptos fijos, eternos, como ser y verdad (“lo que es no deviene”); y desde ellos proyectan sus valoraciones metafísicas, gnoseológicas e incluso morales de modo dualista-maniqueo pues consideran a la sensibilidad y al cuerpo (más cercanos a la vida), como origen de errores lógicos y del mal.
La sensibilidad y el cuerpo serían los negativos de esos valores metafísicos trascendentes.
El texto se divide en dos partes: En el primer párrafo (Hasta “sensibilidad”) se analiza la creencia en lo que es, en una realidad que no cambia de modo eleático (Parménides). Se concluye en la desvalorización, por parte de los filósofos, de la sensibilidad como modo de acceder a dicha realidad eterna, sustantiva, ahistórica.
El segundo párrafo profundiza, siguiendo el método genealógico de Nietzsche, en la sospecha de que tras la opinión negativa hacia la sensibilidad y, en el fondo, hacia el cuerpo se esconde un desprecio a la vida (lo que Nietzsche llama en otros textos “nihilismo”).
“Lo que es”, “idiosincrasia”, “cuerpo”, “sensibilidad”… (términos destacables)

NOCIÓN 1: Los sentidos y el cuerpo
INTRODUCCIÓN: El error de la filosofía consiste, para Nietzsche, en el olvido del origen de los conceptos. La palabra aquí clave es “origen”, “génesis” o, como dirá Nietzsche: genealogía. Su método genealógico consiste en investigar ese origen hasta descubrir, denunciar y desenmascarar la procedencia humilde, por así decir, de los conceptos; sobre todo, de los grandes conceptos.  Conceptos nobles, metafísicos, que han formado la tradición de la cultura occidental, desde Parménides y Platón. (El método genealógico nietzscheano es lo inverso, pues, del oficio del genealogista, encargado de presentar unas genealogías familiares nobles)
DESARROLLO: En los otros apartados de los textos que analizamos, extraídos de la obra El crepúsculo de los ídolos, Nietzsche profundiza en su crítica de los grandes conceptos metafísicos, que son la base de valores y valoraciones de la cultura occidental. (Precisamente, en esa obra, junto con la Genealogía de la moral, dos de los principales libros del autor, Nietzsche pone en práctica el método de las genealogías, o sea, la crítica del origen de la familia de los nobles conceptos).
La sospecha (Nietzsche es considerado uno de los maestros de la sospecha, junto con Marx y Freud) es que debajo de esos títulos rimbombantes, aristocráticos, se esconde un engaño, una falsificación, incluso algo vergonzoso.
El engaño consiste en creer en lo que es, más allá del cambio, el devenir y de las apariencias: “lo que es” es el origen de lo verdadero, de lo noble, lo eterno, de lo que no deviene y de lo que no es afectado por la historia.  Los filósofos, pero en general el sujeto racional, el sujeto filosófico-pensante, la identidad racional de cada persona, se forma bajo esa “idiosincrasia”: es producto de una educación-selección racionalizante que establece una escala de valoraciones positivas y negativas: a un lado, lo que es; al otro lado, lo que deviene; a un lado, la razón, al otro, la sensibilidad; a un lado, el alma, al otro el cuerpo.
Nietzsche lo que critica no es tanto la necesidad de formarse una identidad racional, basada en dichos valores y conceptos superiores; sino en el olvido del origen, y en el haber creído dogmáticamente en un estatus humano distinto y superior al cuerpo y a los sentidos.
La filosofía de Nietzsche propone un sujeto humano más próximo al sentido de la tierra, a la vida, y a una identidad más pluralista, basada en las intuiciones de los sentidos y la aceptación de los valores del cuerpo y de sus deseos.
Los sentidos y el cuerpo no son vistos, por Nietzsche, como fuentes de errores sino como otra forma alternativa de acceder a las realidades múltiples de la vida y del devenir, son manifestaciones de la voluntad de poder que es la esencia última de todo.
Por otra parte, dejan de ser “Inmorales”, pues para Nietzsche la moralidad o inmoralidad basada en los conceptos puros metafísicos no tiene sentido.
CONCLUSIÓN: Detrás del desprecio a los sentidos y al cuerpo, denuncia Nietzsche un resentimiento nihilista contra la vida. Su filosofía vitalista tiende a valorar incluso con mejores notas a los sentidos y al cuerpo, que pasan de ser los pobres de la familia a ser la expresión de los auténticos valores vitales. Pero, no hay que pasarse a otro dogmatismo; la razón no es despreciable, solo lleva a error cuando se toma dogmáticamente en serio como superior y única; la razón es instrumento (un interruptor) al servicio del cuerpo y de esa identidad deseante (voluntad de poder) que nos impulsa a los seres humanos, más allá de nuestras nociones fijas.


ESTE MODELO SIRVE PARA HACER LOS OTROS RESÚMENES Y NOCIONES.
EJEMPLO:

TEXTO APARTADO 4: 
RESUMEN: Nietzsche sigue analizando la otra idiosincrasia (lleva cuidado al escribir este término: sinónimo “mentalidad”, ideas fijas, psicología, menos correcto ideología (porque es término de Marx, parecido pero no lo mismo). Psicología  sería el término nietszcheano más próximo. Psicología profunda, tal como lo entiende Nietzsche -próximo a Freud, el otro de los tres maestros de la sospecha. Por cierto, los tres críticos de la identidad del sujeto racional occidental; que es el tema de fondo de los textos que analizamos)
Denuncia la formación de los grandes conceptos metafísicos, originados en una idiosincrasia racional que tiende a confundir lo último en el proceso de abstracción con lo primero en valor.
Esta idea se divide en su exposición en el texto en dos partes:
PRIMERA PARTE Los filósofos confunden lo último con lo primero. Lo más abstracto, lo último y más alejado de la vida, de la sensibilidad y de lo concreto, es lo mejor, lo superior.
SEGUNDA PARTE: Llegan así a los conceptos superiores metafísicos, “ser” “Dios” o el ser que es causa de sí mismo: conceptos vacíos, sobre todo este último concepto de Dios”.

NOCIONES 2: “Los conceptos supremos” y el concepto de “Dios”

Puedes utilizar la introducción y la conclusión de Nociones 1, readaptándolas.
Desarrollo: Nietzsche continúa denunciando otro error “no menos peligroso” de los filósofos: confundir lo último con lo primero. Es decir, siguiendo una consecuencia del error número 1 (que antepone lo que es a lo que deviene y no es) suponer que los conceptos metafísicos, abstraídos de lo concreto, aparente y cambiante, tienen un “estatus” o pedigrí superior.
Así, dogmáticamente, la razón llega al concepto de “Dios”. De nuevo aquí la razón olvida el origen de los conceptos, un origen humilde (en los sentidos, en las intuiciones). Más aún, llega a un concepto tan superior y supremo como el concepto de un ser “causa sui”, que es causa de sí mismo, sin origen detrás. Dios. Este es el máximum. Lo más noble y elevado, no tener origen, arjé, sino ser origen de todo.
Pero el camino para llegar a ese concepto es la abstracción que vacía los conceptos de contenido concreto. De ahí que esos conceptos supremos sean lo más vacío.

Para Nietzsche, ese proceso de abstracción se origina en una ficción, en parte necesaria (pues sin ella no hay identidad personal ni cultura, pues todo yo nace y se forja en una cultura y en unos valores). Es producto de la razón, un trabajo suyo, como la araña hace su tela (la razón es la gran araña que teje sus telarañas, dice Nietzsche: esa telaraña es el lenguaje, los conceptos, la lógica, pero también las metáforas, lo que Wittgenstein en el siglo XX llamara juegos del lenguaje)
La razón se equivoca cuando olvida, dogmatiza, y se sitúa al final del proceso y olvida que todo viene de un juego y una necesidad de crear ficciones, metáforas e identidades porosas, no fijas ni inflexibles, para poder expresar la voluntad de poder, de vida.
En cambio, la razón no se equivoca cuando mantiene las perspectivas (la verdad es perspectiva, es un conjunto de haces de verdades, de intuiciones donde el cuerpo y el deseo, la voluntad de vivir y de poder tienen la voz protagonista).
El perspectivismo es la teoría de la verdad de Nietzsche y se corresponde con su crítica del dogmatismo o idiosincrasia de los filósofos.

Por otro lado, el ser causa de sí mismo, Dios, no es solo un concepto metafísico más; ha sido, dice Nietzsche, considerado el modelo del ser, el ente realísimo, la fuente de todo lo real y de los valores. Si el olvido ha sido el fundamento de la metafísica, “la muerte de Dios” es la expresión final de ese olvido, de ese oscurecimiento. Nietzsche predice que detrás de la muerte de Dios (que es tanto como la muerte de la metafísica y de la cultura racional de Occidente) vendrá una etapa de superación del nihilismo y el desarrollo de una cultura más libre, desinhibida, renovada en sus valores vitales. Intuye que será un paso que supondrá una liberación de energías, antes sometidas a la razón, al cálculo y a los valores que sujetaban la voluntad de poder, como los valores éticos y las creencias metafísicas. Esa cultura retornaría al sentido placentero y trágico de la vida hasta ir formándose en una cultura racional de nuevo, aunque renovada vitalmente. Este juego lo llama Nietzsche lo dionisiaco y lo apolíneo, o sea, la vida y la razón; el placer y la tragedia, por un lado, la razón, la ciencia y la filosofía y el arte racional por otro. La cultura en su fase más allá del nihilismo sería la síntesis vitalista de ambos impulsos: trágico y racional; Dionisos y Apolo. (todo lo que va en negrita puede valer como ampliación en conclusión final para las 3 nociones)

RESUMEN APARTADO 6:
Se trata de las famosas cuatro tesis de Nietzsche, donde concreta su crítica de los conceptos metafísicos, de la razón en la filosofía, y por extensión, de la cultura racional de Occidente (hoy globalizada). La crítica destruye el platonismo y toda forma de dualismo que suponga un mundo trascendente, distinto a este mundo; incluso critica el dualismo gnoseológico kantiano basado en la división entre fenómeno y noumeno, o sea, realidad tal como se construye en mi razón, y una supuesta realidad incondicionada, más allá de los fenómenos, por tanto, desconocida en sí misma, y origen de todo, como el Dios cristiano o el mundo de las ideas de Platón.
DECIMOS ALGO DE CADA TESIS, PARA SEPARAR PARTES O IDEAS.
CONCLUSIÓN: Nietzsche finalmente reivindica, después de la crítica contenida en sus tesis, una cultura y una identidad dionisíacas, artísticas, que adopta las máscaras y energías de la voluntad de poder, representadas por el Dios del teatro trágico, Dioniso, que es la vida en sí, elemental, frente a Apolo, lo racional, lo sublimador, la razón que debería estar al servicio de la vida, no contra ella.





NOCIÓN 3. EL ARTE TRÁGICO Y LO DIONISIACO

Esta es la noción más bonita, la que menos sale en selectividad ni en examen, y la más extensa para hacer: abarca todo Nietzsche.
Hay que empezar diciendo algo de la primera obra del joven Nietzsche: El nacimiento de la tragedia. La escribió antes de los 25 años, y ahí está ya toda la intuición de su filosofía. Esta obra compone el primer periodo, llamado estético o romántico.
En la cultura griega, sobre todo, en la anterior a Sócrates y Platón (o sea en los presocráticos, con excepción del racionalista Parménides) hay una síntesis maravillosa de dos instintos: Apolo y Dionisos. Cuando Apolo (la razón) se pone al servicio de la vida la cultura se eleva, como en Grecia, a lo máximo. El ejemplo fue la tragedia griega (en su origen histórico dedicada al dios Dionisos, de ahí la identificación Dionisio, trágico, vital).
La vida no es consuelo, compasión, ni razón, ni derechos humanos, ni ninguno de esos valores cristianos, socráticos, platónicos o kantianos en los que la tradición occidental nos ha llevado.
De ahí que, junto con la tragedia, sea la filosofía de Heráclito la que mejor expresa, para Nietzsche, lo dionisiaco.
Pero no se olvide que lo apolíneo, es decir, la razón, el control, la distancia de los sentidos y el cuerpo, la abstracción, el porte señorial de la araña, su perspectiva superior, son también necesarios, siempre que estén al servicio de la vida, y no se conviertan en fines en sí mismos, o dogmas.
Es en la última etapa de la obra de Nietzsche, representada por obras como esta que estudiamos (“El ocaso de los ídolos”) donde vuelve a profundizar en esas ideas que tuvo de joven, y donde ahora nos transmite, a través de la metáfora de Dioniso, un mensaje positivo de esperanza de superar el nihilismo o muerte de Dios y de los valores que estaban supeditados y fundados en ese concepto trascendente último. Como Nietzsche ha criticado en los otros apartados de “La razón en la filosofía”, y que podemos recordar (aquí podemos repasar algunas ideas). (Fijémonos en los títulos de las obras: nacimiento (tragedia) y ocaso o crepúsculo (“ídolos”)). Indica que tras ocaso de ídolos (vieja cultura) habrá otro renacimiento de Dionisos. (cultura nueva, dionisíaca)
La crítica de Nietzsche, hemos visto, se dirige finalmente a la construcción de una nueva identidad (paso previo es construir una nueva cultura, pues toda identidad personal se forma en una cultura). La cultura occidental ha muerto, como Dios, su máxima guía, y con la muerte de Dios y de los últimos valores ilustrados, restos de la antigua metafísica, se abre una posibilidad, una ventana. Nietzsche nos previene de que esa cultura no pondrá en principio freno al deseo y a la voluntad de poder (de ahí el peligro de que los más poderosos y vitalistas se la adueñen y esclavicen a los menos poderosos, como en la antigua cultura). Con la muerte de Dios muere también el Estado, y surge lo MÁS ALLÁ DEL HOMBRE, una construcción humana que dirigirá hacia el siguiente paso de esa cultura, una vez superado el nihilismo. El “superhombre” no es correcta traducción de lo “übermensch”, lo más allá de lo humano. (¿Misterioso? ¿qué tipo de entidad?) Una dirección para nueva etapa de orden y cultura, donde la razón, al servicio de la voluntad vital, ha superado la crisis nihilista. La llegada de Dionisos. Un tiempo nuevo. Nietzsche se presenta como Zaratustra, el profeta de Dionisos, en su obra definitiva Así habló Zaratustra.








FULGENCIO MARTÍNEZ
PROFESOR DE FILOSOFÍA
IES MIGUEL DE CERVANTES

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