COMENTARIO DE TEXTO DE NIETZSCHE
Voy a comentar tres
textos de Nietzsche pertenecientes a El crepúsculo de los ídolos, capítulo “La ‘razón’
en la filosofía”, apartados 1, 4 y 6. Mi comentario seguirá las pautas
indicadas por la coordinación de Filosofía para la EBAU 2019-2020, de la UNIVERSIDAD
DE MURCIA, para las operaciones de resumen y análisis de nociones presentes en
el texto que se comenta.
Dichas Nociones son:
1- Los sentidos y el cuerpo.
2- Los “conceptos supremos” y el
concepto “Dios”.
3- El arte trágico y lo dionisiaco.
Las nociones se relacionan así con
el texto:
noción 1, con apartado 1
noción 2, con apartado 4
noción 3, con apartado 6
Mi comentario no pretende sustituir la lectura de los textos ni el
análisis que cada lector ha de hacer. Espero haber dado, más allá del autor
comentado, unas indicaciones prácticas para saber relacionar las operaciones de
RESÚMENES Y NOCIONES y para desarrollar por separado cada una de ellas. Espero
que os sirva este trabajo lógico, tanto o más que el propio contenido de mi comentario,
para construir el vuestro propio.
Portada de la Primera edición, Leipzig, 1889. OCASO DE LOS ÍDOLOS. CÓMO SE FILOSOFA CON EL MARTILLO. |
texto de Nietzsche
6.2. NIETZSCHE,
F., El
crepúsculo de los ídolos, capítulo “La ‘razón’ en la filosofía”,
apartados 1, 4 y 6
(trad. A. Sánchez Pascual, Madrid, Alianza, 1998, pp. 51, 53-54 y 55-56).
1
¿Me pregunta
usted qué cosas son idiosincrasia en los filósofos?... Por ejemplo,
su falta de
sentido histórico, su odio a la noción misma de devenir, su
egipticismo.
Ellos creen otorgar
un honor a una cosa cuando la deshistorizan, sub specie aeterni
[desde la
perspectiva de lo eterno], -cuando hacen de ella una momia. Todo lo que
los filósofos
han venido manejando desde hace milenios fueron momias conceptuales;
de sus manos no
salió vivo nada real. Matan, rellenan de paja, esos señores idólatras
de los
conceptos, cuando adoran, -se vuelven mortalmente peligrosos para todo,
cuando adoran.
La muerte, el cambio, la vejez, así como la procreación y el
crecimiento son
para ellos objeciones, -incluso refutaciones. Lo que es no deviene; lo
que deviene no
es... Ahora bien, todos ellos creen, incluso con desesperación, en lo
que es. Mas como no pueden apoderarse de ello, buscan razones de por qué se les
retiene.
"Tiene que haber una ilusión, un engaño en el hecho de que no percibamos
lo
que es: ¿dónde
se esconde el engañador? -"Lo tenemos, gritan dichosos, ¡es la sensibilidad!
Estos sentidos, que también en otros aspectos son tan inmorales, nos engañan
acerca del
mundo verdadero. Moraleja: deshacerse del engaño de los sentidos, del
devenir, de la
historia [Historie], de la mentira, -la historia no es más que fe en los
sentidos, fe en
la mentira. Moraleja: decir no a todo lo que otorga fe a los sentidos, a
todo el resto
de la humanidad: todo él es "pueblo". ¡Ser filósofo, ser momia,
representar el
monótono-teísmo con una mímica de sepulturero! - ¡Y sobre todo, fuera
el cuerpo,
esa lamentable "idée fixe" [idea fija] de los sentidos!, ¡sujeto a
todos los
errores de la
lógica que existen, refutado, incluso imposible, aun cuando es lo bastante
insolente para
comportarse como si fuera real!..." (…)
4.
La otra
idiosincrasia de los filósofos no es menos peligrosa: consiste en
confundir lo último
y lo primero. Ponen al comienzo, como comienzo, lo que viene al
final -¡por
desgracia! , ¡pues no debería siquiera venir!- los "conceptos
supremos", es
decir, los
conceptos más generales, los más vacíos, el último humo de la realidad que
se evapora.
Esto es, una vez más, sólo expresión de su modo de venerar: a lo superior
no le es lícito
provenir de lo inferior, no le es lícito provenir de nada... Moraleja: todo lo
que es de
primer rango tiene que ser causa sui [causa de sí mismo]. El proceder de
algo distinto
es considerado como una objeción, como algo que pone en entredicho el
valor. Todos
los valores supremos son de primer rango, ninguno de los conceptos
supremos, lo existente, lo incondicionado, lo bueno, lo verdadero, lo perfecto
-ninguno
de ellos puede
haber devenido, por consiguiente tiene que ser causa sui. Mas ninguna
de esas cosas
puede ser tampoco desigual una de otra, no puede estar en contradicción
consigo
misma... Con esto tienen los filósofos su estupendo concepto "Dios"...
Lo
último, lo más
tenue, lo más vacío es puesto como lo primero, como causa en sí, como
ens realissimum [ente realísimo] ... ¡Que la humanidad haya tenido que tomar en serio
las dolencias
cerebrales de unos enfermos tejedores de telarañas! -¡Y lo ha pagado
caro!... (…)
6
Se me estará
agradecido si condenso un conocimiento tan esencial, tan nuevo,
en cuatro
tesis: así facilito la comprensión, así provoco la contradicción.
Primera tesis. Las razones por las que "este" mundo ha sido calificado de
aparente
fundamentan, antes bien, su realidad, -otra especie distinta de realidad es
absolutamente
indemostrable.
Segunda tesis. Los signos distintivos que han sido asignados al "ser
verdadero"
de las cosas
son los signos distintivos del no-ser, de la nada, -a base de ponerlo en
contradicción
con el mundo real es como se ha construido el "mundo verdadero": un
mundo aparente
de hecho, en cuanto es meramente una ilusión óptico-moral.
Tercera tesis. Inventar fábulas acerca de "otro" mundo distinto de éste no
tiene
sentido,
presuponiendo que no domine en nosotros un instinto de calumnia, de
empequeñecimiento,
de recelo frente a la vida: en este último caso tomamos venganza
de la vida con
la fantasmagoría de "otra" vida distinta de esta, "mejor"
que ésta.
Cuarta tesis. Dividir el mundo en un mundo "verdadero" y en un mundo
aparente",
ya sea al modo del cristianismo, ya sea al modo de Kant (en última instancia,
un cristiano
alevoso), es únicamente una sugestión de la decadence, - un síntoma
de la vida
descendente... El hecho de que el artista estime más a la apariencia que la
realidad no
constituye una objeción contra esta tesis. Pues a la "apariencia"
significa
aquí la
realidad una vez más, sólo que seleccionada, reforzada, corregida... El artista
trágico no es un pesimista, - dice precisamente sí incluso a todo lo problemático
y
terrible, es dionisíaco...
COMENTARIO
El texto del apartado 1 se corresponde con la
pregunta de nociones 1: los sentidos y el cuerpo.
RESUMEN: Idea principal: Nietzsche presenta la “idiosincrasia” de los “filósofos”, como un avance de su crítica a la filosofía y a la cultura occidental. Les falta sentido histórico, creen en conceptos fijos, eternos, como ser y verdad (“lo que es no deviene”); y desde ellos proyectan sus valoraciones metafísicas, gnoseológicas e incluso morales de modo dualista-maniqueo pues consideran a la sensibilidad y al cuerpo (más cercanos a la vida), como origen de errores lógicos y del mal.
La sensibilidad y el
cuerpo serían los negativos de esos valores metafísicos trascendentes.
El texto se divide en dos
partes: En el primer párrafo (Hasta “sensibilidad”) se analiza la creencia en
lo que es, en una realidad que no cambia de modo eleático (Parménides). Se
concluye en la desvalorización, por parte de los filósofos, de la sensibilidad
como modo de acceder a dicha realidad eterna, sustantiva, ahistórica.
El segundo párrafo
profundiza, siguiendo el método genealógico de Nietzsche, en la sospecha de que
tras la opinión negativa hacia la sensibilidad y, en el fondo, hacia el cuerpo
se esconde un desprecio a la vida (lo que Nietzsche llama en otros textos
“nihilismo”).
“Lo que es”,
“idiosincrasia”, “cuerpo”, “sensibilidad”… (términos destacables)
NOCIÓN 1:
Los sentidos y el cuerpo
INTRODUCCIÓN: El error de
la filosofía consiste, para Nietzsche, en el olvido del origen de los conceptos.
La palabra aquí clave es “origen”, “génesis” o, como dirá Nietzsche:
genealogía. Su método genealógico consiste en investigar ese origen hasta descubrir,
denunciar y desenmascarar la procedencia humilde, por así decir, de los
conceptos; sobre todo, de los grandes conceptos. Conceptos nobles, metafísicos, que han
formado la tradición de la cultura occidental, desde Parménides y Platón. (El
método genealógico nietzscheano es lo inverso, pues, del oficio del genealogista,
encargado de presentar unas genealogías familiares nobles)
DESARROLLO:
En los otros apartados de los textos que analizamos, extraídos de la obra El
crepúsculo de los ídolos, Nietzsche profundiza en su crítica de los grandes
conceptos metafísicos, que son la base de valores y valoraciones de la cultura
occidental. (Precisamente, en esa obra, junto con la Genealogía de la moral,
dos de los principales libros del autor, Nietzsche pone en práctica el método
de las genealogías, o sea, la crítica del origen de la familia de los nobles
conceptos).
La sospecha (Nietzsche es
considerado uno de los maestros de la sospecha, junto con Marx y Freud) es que
debajo de esos títulos rimbombantes, aristocráticos, se esconde un engaño, una
falsificación, incluso algo vergonzoso.
El engaño consiste en
creer en lo que es, más allá del cambio, el devenir y de las apariencias: “lo
que es” es el origen de lo verdadero, de lo noble, lo eterno, de lo que no
deviene y de lo que no es afectado por la historia. Los filósofos, pero en general el sujeto
racional, el sujeto filosófico-pensante, la identidad racional de cada persona,
se forma bajo esa “idiosincrasia”: es producto de una educación-selección
racionalizante que establece una escala de valoraciones positivas y negativas:
a un lado, lo que es; al otro lado, lo que deviene; a un lado, la razón, al
otro, la sensibilidad; a un lado, el alma, al otro el cuerpo.
Nietzsche lo que critica
no es tanto la necesidad de formarse una identidad racional, basada en dichos
valores y conceptos superiores; sino en el olvido del origen, y en el haber
creído dogmáticamente en un estatus humano distinto y superior al cuerpo y a
los sentidos.
La filosofía de Nietzsche
propone un sujeto humano más próximo al sentido de la tierra, a la vida, y a
una identidad más pluralista, basada en las intuiciones de los sentidos y la
aceptación de los valores del cuerpo y de sus deseos.
Los sentidos y el cuerpo
no son vistos, por Nietzsche, como fuentes de errores sino como otra forma
alternativa de acceder a las realidades múltiples de la vida y del devenir, son
manifestaciones de la voluntad de poder que es la esencia última de todo.
Por otra parte, dejan de
ser “Inmorales”, pues para Nietzsche la moralidad o inmoralidad basada en los
conceptos puros metafísicos no tiene sentido.
CONCLUSIÓN:
Detrás del desprecio a los sentidos y al cuerpo, denuncia Nietzsche un
resentimiento nihilista contra la vida. Su filosofía vitalista tiende a valorar
incluso con mejores notas a los sentidos y al cuerpo, que pasan de ser los
pobres de la familia a ser la expresión de los auténticos valores vitales.
Pero, no hay que pasarse a otro dogmatismo; la razón no es despreciable, solo
lleva a error cuando se toma dogmáticamente en serio como superior y única; la
razón es instrumento (un interruptor) al servicio del cuerpo y de esa identidad
deseante (voluntad de poder) que nos impulsa a los seres humanos, más allá de
nuestras nociones fijas.
ESTE
MODELO SIRVE PARA HACER LOS OTROS RESÚMENES Y NOCIONES.
EJEMPLO:
TEXTO APARTADO 4:
RESUMEN:
Nietzsche sigue analizando la otra idiosincrasia (lleva cuidado al escribir este término:
sinónimo “mentalidad”, ideas fijas, psicología, menos correcto ideología
(porque es término de Marx, parecido pero no lo mismo). Psicología sería el término nietszcheano más próximo.
Psicología profunda, tal como lo entiende Nietzsche -próximo a Freud, el otro
de los tres maestros de la sospecha. Por cierto, los tres críticos de
la identidad del sujeto racional occidental; que es el tema de fondo de los
textos que analizamos)
Denuncia la formación de
los grandes conceptos metafísicos, originados en una idiosincrasia racional que
tiende a confundir lo último en el proceso de abstracción con lo primero en
valor.
Esta idea se divide en su
exposición en el texto en dos partes:
PRIMERA PARTE Los
filósofos confunden lo último con lo primero. Lo más abstracto, lo
último y más alejado de la vida, de la sensibilidad y de lo concreto, es lo
mejor, lo superior.
SEGUNDA PARTE: Llegan
así a los conceptos superiores metafísicos, “ser” “Dios” o el ser que es
causa de sí mismo: conceptos vacíos, sobre todo este último concepto de
Dios”.
NOCIONES
2: “Los conceptos supremos” y el concepto de “Dios”
Puedes utilizar la introducción y la conclusión de Nociones
1, readaptándolas.
Desarrollo: Nietzsche
continúa denunciando otro error “no menos peligroso” de los filósofos:
confundir lo último con lo primero. Es decir, siguiendo una consecuencia del
error número 1 (que antepone lo que es a lo que deviene y no es) suponer que
los conceptos metafísicos, abstraídos de lo concreto, aparente y cambiante,
tienen un “estatus” o pedigrí superior.
Así, dogmáticamente, la
razón llega al concepto de “Dios”. De nuevo aquí la razón olvida el origen de
los conceptos, un origen humilde (en los sentidos, en las intuiciones). Más
aún, llega a un concepto tan superior y supremo como el concepto de un ser
“causa sui”, que es causa de sí mismo, sin origen detrás. Dios. Este es el
máximum. Lo más noble y elevado, no tener origen, arjé, sino ser
origen de todo.
Pero el camino para
llegar a ese concepto es la abstracción que vacía los conceptos de contenido
concreto. De ahí que esos conceptos supremos sean lo más vacío.
Para Nietzsche, ese
proceso de abstracción se origina en una ficción, en parte necesaria (pues sin
ella no hay identidad personal ni cultura, pues todo yo nace y se forja en una
cultura y en unos valores). Es producto de la razón, un trabajo suyo, como la
araña hace su tela (la razón es la gran araña que teje sus telarañas, dice
Nietzsche: esa telaraña es el lenguaje, los conceptos, la lógica, pero también
las metáforas, lo que Wittgenstein en el siglo XX llamara juegos del lenguaje)
La razón se equivoca
cuando olvida, dogmatiza, y se sitúa al final del proceso y olvida que todo
viene de un juego y una necesidad de crear ficciones, metáforas e identidades
porosas, no fijas ni inflexibles, para poder expresar la voluntad de poder, de
vida.
En cambio, la razón no se
equivoca cuando mantiene las perspectivas (la verdad es perspectiva, es un
conjunto de haces de verdades, de intuiciones donde el cuerpo y el deseo, la
voluntad de vivir y de poder tienen la voz protagonista).
El perspectivismo es la
teoría de la verdad de Nietzsche y se corresponde con su crítica del dogmatismo
o idiosincrasia de los filósofos.
Por otro lado, el ser causa
de sí mismo, Dios, no es solo un concepto metafísico más; ha sido, dice
Nietzsche, considerado el modelo del ser, el ente realísimo, la fuente
de todo lo real y de los valores. Si el olvido ha sido el fundamento de la
metafísica, “la muerte de Dios” es la expresión final de ese olvido, de ese
oscurecimiento. Nietzsche predice que detrás de la muerte de Dios (que es
tanto como la muerte de la metafísica y de la cultura racional de Occidente)
vendrá una etapa de superación del nihilismo y el desarrollo de una cultura más
libre, desinhibida, renovada en sus valores vitales. Intuye que será un paso
que supondrá una liberación de energías, antes sometidas a la razón, al cálculo
y a los valores que sujetaban la voluntad de poder, como los valores éticos y
las creencias metafísicas. Esa cultura retornaría al sentido placentero y
trágico de la vida hasta ir formándose en una cultura racional de nuevo, aunque
renovada vitalmente. Este juego lo llama Nietzsche lo dionisiaco y lo apolíneo,
o sea, la vida y la razón; el placer y la tragedia, por un lado, la razón, la
ciencia y la filosofía y el arte racional por otro. La cultura en su fase más
allá del nihilismo sería la síntesis vitalista de ambos impulsos: trágico y
racional; Dionisos y Apolo. (todo lo que va en negrita puede valer como ampliación en
conclusión final para las 3 nociones)
RESUMEN
APARTADO 6:
Se trata de las famosas cuatro
tesis de Nietzsche, donde concreta su crítica de los conceptos metafísicos,
de la razón en la filosofía, y por extensión, de la cultura racional de
Occidente (hoy globalizada). La crítica destruye el platonismo y toda forma de
dualismo que suponga un mundo trascendente, distinto a este mundo; incluso
critica el dualismo gnoseológico kantiano basado en la división entre fenómeno
y noumeno, o sea, realidad tal como se construye en mi razón, y una
supuesta realidad incondicionada, más allá de los fenómenos, por tanto,
desconocida en sí misma, y origen de todo, como el Dios cristiano o el mundo de
las ideas de Platón.
DECIMOS ALGO DE CADA
TESIS, PARA SEPARAR PARTES O IDEAS.
CONCLUSIÓN: Nietzsche
finalmente reivindica, después de la crítica contenida en sus tesis, una
cultura y una identidad dionisíacas, artísticas, que adopta las máscaras y
energías de la voluntad de poder, representadas por el Dios del teatro trágico,
Dioniso, que es la vida en sí, elemental, frente a Apolo, lo racional,
lo sublimador, la razón que debería estar al servicio de la vida, no contra
ella.
NOCIÓN 3.
EL ARTE TRÁGICO Y LO DIONISIACO
Esta es la noción más bonita, la que menos sale en
selectividad ni en examen, y la más extensa para hacer: abarca todo Nietzsche.
Hay que empezar diciendo
algo de la primera obra del joven Nietzsche: El nacimiento de la
tragedia. La escribió antes de los 25 años, y ahí está ya toda la intuición
de su filosofía. Esta obra compone el primer periodo, llamado estético o
romántico.
En la cultura griega, sobre
todo, en la anterior a Sócrates y Platón (o sea en los presocráticos, con
excepción del racionalista Parménides) hay una síntesis maravillosa de dos
instintos: Apolo y Dionisos. Cuando Apolo (la razón) se pone al servicio de la
vida la cultura se eleva, como en Grecia, a lo máximo. El ejemplo fue la tragedia
griega (en su origen histórico dedicada al dios Dionisos, de ahí la
identificación Dionisio, trágico, vital).
La vida no es consuelo,
compasión, ni razón, ni derechos humanos, ni ninguno de esos valores
cristianos, socráticos, platónicos o kantianos en los que la tradición
occidental nos ha llevado.
De ahí que, junto con la
tragedia, sea la filosofía de Heráclito la que mejor expresa, para
Nietzsche, lo dionisiaco.
Pero no se olvide que lo
apolíneo, es decir, la razón, el control, la distancia de los sentidos y el
cuerpo, la abstracción, el porte señorial de la araña, su perspectiva superior,
son también necesarios, siempre que estén al servicio de la vida, y no se
conviertan en fines en sí mismos, o dogmas.
Es en la última etapa de
la obra de Nietzsche, representada por obras como esta que estudiamos (“El
ocaso de los ídolos”) donde vuelve a profundizar en esas ideas que tuvo de
joven, y donde ahora nos transmite, a través de la metáfora de Dioniso, un
mensaje positivo de esperanza de superar el nihilismo o muerte de Dios y de los
valores que estaban supeditados y fundados en ese concepto trascendente último.
Como Nietzsche ha criticado en los otros apartados de “La razón en la
filosofía”, y que podemos recordar (aquí podemos repasar algunas ideas). (Fijémonos en los títulos de las obras: nacimiento
(tragedia) y ocaso o crepúsculo (“ídolos”)). Indica que tras
ocaso de ídolos (vieja cultura) habrá otro renacimiento de Dionisos. (cultura
nueva, dionisíaca)
La crítica de Nietzsche,
hemos visto, se dirige finalmente a la construcción de una nueva identidad
(paso previo es construir una nueva cultura, pues toda identidad personal se
forma en una cultura). La cultura occidental ha muerto, como Dios, su máxima guía,
y con la muerte de Dios y de los últimos valores ilustrados, restos de la
antigua metafísica, se abre una posibilidad, una ventana. Nietzsche nos
previene de que esa cultura no pondrá en principio freno al deseo y a la
voluntad de poder (de ahí el peligro de que los más poderosos y vitalistas se
la adueñen y esclavicen a los menos poderosos, como en la antigua cultura). Con
la muerte de Dios muere también el Estado, y surge lo MÁS ALLÁ DEL HOMBRE, una
construcción humana que dirigirá hacia el siguiente paso de esa cultura, una
vez superado el nihilismo. El “superhombre” no es correcta traducción de lo “übermensch”,
lo más allá de lo humano. (¿Misterioso? ¿qué tipo de entidad?) Una dirección
para nueva etapa de orden y cultura, donde la razón, al servicio de la voluntad
vital, ha superado la crisis nihilista. La llegada de Dionisos. Un tiempo
nuevo. Nietzsche se presenta como Zaratustra, el profeta de Dionisos, en su
obra definitiva Así habló Zaratustra.
FULGENCIO MARTÍNEZ
PROFESOR DE FILOSOFÍA
IES MIGUEL DE CERVANTES
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