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lunes, 27 de septiembre de 2021

Selección de poemas de Salida de Emergencia, de CARLOS VICENTE CASTRO / Avance de Revista Ágora digital n. 10 / ÁGORA-PAPELES DE ARTE GRAMÁTICO / CO-LECCIÓN ÁGORA.

 

 

DESDE MÉXICO

 

Selección de poemas de Salida de Emergencia, de CARLOS VICENTE CASTRO

 

 


 

 

El autor (Zapopan, 1975) ha publicado en 2020 Salida de emergencia (Mano de Santa editores, México), libro al que pertenece esta selección de poemas. Fundó la revista Metrópolis y ha escrito libros de poemas como Late night show, Apócrifos + Circo + Un edificio en construcción (Mantis Editores y Secretaría de Cultura de Jalisco, 2014) y Carcoma (Écrits de Forges y Paraíso Perdido, Québec, Canadá, 2006).

 

 

DESPEGUE

 

Atrás dejo un paisaje de cemento

rodeado de montañas, restos

de antiguos terremotos,

a una velocidad deslumbrante,

como si uno pudiera

de verdad

abandonar así su ciudad,

mirándola por arriba,

alejándose de sus azoteas,

del aire y las voces que retumban

en la cabeza como parvadas

que se alistan a migrar.

 

 

REALIDAD ALTERNA

 

No puedes tomar en serio a un hombre

que escucha un zumbido todo el tiempo.

Quienes padecen tinnitus han sido acusados

de asesinar al médico que les da la noticia:

no hay quién pueda curarlos.

Nadie está a salvo de su insidia, ni siquiera

ellos mismos: una plaga serrucha sus neuronas.

Es como si tuvieran un corto circuito ad infinitum

o experimentaran un bucle de tiempo

en que explotara su cabeza sin salida.

Torpes,  se tambalean en esta realidad que no puede

entrar de golpe en sus oídos.

 

  

PARTOGÉNESIS

 

Permanecen libros que me han regalado

y no me he atrevido a expulsar de mis repisas,

con versos entusiastas y desafortunados.

El día empieza a sumergirse en la oscuridad

y ya estoy cansado de reordenar por temas,

títulos, por familias semánticas o enemistades

(divierte contraponer a un autor con su antítesis).

He experimentado una transformación:

la de quien —ingenuo— piensa que la salud vendrá

si encuentra las ideas en su lugar.

 

 

 

ATROPELLO

 

Todo duele como si una bicicleta

me hubiera pasado por encima.

Como si a esa bicicleta la montara

una persona gorda e insidiosa.

Todo duele: los hombros malnacidos,

las manos debiluchas, los ojos amoratados.

Me hago como el que no quiere la cosa,

miro de reojo la vida transcurrir

como un hilito de tela de araña

que va creciendo y atrapándome.

Quién sabe qué haría sin este dolor:

tal vez me acostaría en la azotea

sin pensar en nada.

 

 

  

 

 

 CARLOS VICENTE CASTRO