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martes, 15 de julio de 2014

Antonio Machado y la educación en valores. Artículo de F. Martínez, publicado en La Opinión, 14 de julio 2014



Artículo publicado hoy lunes, 14 de julio, en el diario LA OPINIÓN DE MURCIA
http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2014/07/14/antonio-machado-educacion-valores/573766.html

Antonio Machado y la educación en valores

14.07.2014 | 04:00
                                                            
 

 Este año se ha cumplido el 75 aniversario de la muerte del poeta y otro tanto del fin de la Guerra Civil del 36-39. El 22 de febrero de 1939 moría en Collioure (Francia) el poeta Antonio Machado. En una de sus últimas prosas, escrita en Valencia durante la guerra, reflexionó sobre el papel de los poetas y los intelectuales. Escribiendo bajo unas circunstancias dramáticas, mientras sufre la ciudad valenciana el bombardeo del Ejército franquista, produce un texto que luego se recogió en la segunda parte de su libro Juan de Mairena(1), una de las cumbres de la prosa y de la filosofía española.

«Occidente parece cada día más desorientado. Cada día, en verdad, sabemos menos por donde va a salir el sol». «Escribo a la luz de una vela, en plena alarma, y son estas mismas aborrecibles bombas que están cayendo sobre nuestros techos, las que me inspiran estas reflexiones». En esos términos se expresa Machado mientras desgrana las actitudes del poeta y la del filósofo abstracto ante la situación de guerra, a la vez que asienta su fe poética y humana en el amor y en los valores sociales. El filósofo está tentado a pensar que la guerra «perturba el ritmo de sus meditaciones», pero si ella le coge «desprevenido de categorías para pensarla, esto quiere decir mucho en contra» de las meditaciones del filósofo y del deber de «revisarlas y de arrojar no pocas al cesto de los papeles inservibles».

En estos pensamientos se hacen patentes los sentimientos que le embargan a Machado: la proximidad de la muerte, la angustia existencial y su descontento radical como ser humano. Pero es, precisamente, ese descontento «la única base de nuestra ética» como seres finitos, relativos y necesitados de otro ser.

«Si me pedís una piedra fundamental para nuestro edificio, ahí la tenéis». Pero piedra, más bien, para el edificio de una creencia comunitaria, fraterna. Antes o por encima de la metafísica y el concepto racional, es ese descontento radical lo que ha de mover a un acuerdo en los valores vivos, que presida el diálogo posible de dos conciencias radicalmente distintas y complementarias.

Para desmontar el fracaso existencial del amor, Machado evoca la lapidaria sentencia de Negrín: «Las más de las veces al vencedor lo hace el vencido». Frente a los que justifican el egoísmo en base a la imposibilidad de amor entre uno y otro, y entre los otros y los unos, Machado afirma el propósito de ´superar´ el encantamiento que hace disminuir en el alma las alas que nos trascienden horizontalmente hacia los otros, más allá de los valores individuales, egoístas.

Su mensaje está hoy más vivo que nunca: Para mejorar la sociedad es preciso apostar por una cultura de valores comunes, solidarios. Si la cultura no educa en nosotros esos valores, nuestras convicciones últimas no serán removidas. El pensamiento de Machado, al igual que su corazón, le llevaban a la ética del respeto y el amor a la humanidad real, al pueblo. Y, en concreto, el pueblo español. Este tiene un fondo de valores arraigados que no son despreciables si se convierten en solidaridad y no ceden a la tentación del egoísmo. Cree Machado en un Dios de la filantropía, aun no realizado del todo, pero cuya existencia necesariamente se haría real mediante la realización futura de la esencia humana. Alguien podría decir que ese Dios de Machado es una creencia idealista, pero las creencias conforman valores y un fondo constante de elecciones y experiencias. Por cierto que la «ingente experiencia del Cristo todavía en curso», dice Machado, es «precisamente en Roma» donde no se la ve nunca.

A ver si, ahora, decimos nosotros, con el nuevo papa la Iglesia se orienta otra vez hacia Cristo. Pues la Iglesia no ha de quedarse fuera de ese nuevo ímpetu que se necesita para los tiempos presentes. Reafirmar los valores de la compasión, en el sentido profundo de la palabra, y la solidaridad; valores que derivan de la creencia en la pertenencia a una misma humanidad. Machado nos recuerda que una verdadera educación en los valores fraternos cambiaría el fondo metafísico humano y nuestras percepciones e ideas. Ello requiere un ascesis, casi el heroísmo del fuerte que sabe hacerse más fuerte cuanto más «esgrime el látigo contra sí mismo», y más aún cuando siente como suyos los yerros ajenos.

Machado culmina su reflexión metafísica en estas líneas muy profundas de consideración hacia el prójimo, hacia el otro: «Nuestros yerros esenciales son hondos, y es en nosotros mismos donde los descubrimos. Si acusamos de ellos a nuestro prójimo... estableceremos con él una falsísima relación, desorientadora y descaminante... Cometemos dos faltas imperdonables: la antisocrática, no acompañando a nuestro prójimo para ayudarle a bien parir sus propias nociones, la otra, mucho más grave, anticristiana», es decir, la profunda ironía de Cristo hacia los lapidadores: "quien esté libre de pecado que tire la primera piedra».


 ___________
(1) Juan de Mairena, I y II. Edición en Cátedra, Madrid. Todas las citas del texto de Machado se encuentran en el volumen II.

sábado, 14 de junio de 2014

CAMPOSANTO EN COLLIOURE. POEMA DE ÁNGEL GONZÁLEZ. HOMENAJE A ANTONIO MACHADO. REVISTA ÁGORA DIGITAL


RECORDANDO A DOS MAESTROS DE LA PALABRA. HOMENAJE A ANTONIO MACHADO CON UN POEMA DE ÁNGEL GONZÁLEZ

https://www.youtube.com/watch?v=NvlLuGCYUJU 
VIDEO. ANTONIO MACHADO, CAMINO DEL EXILIO







CAMPOSANTO EN COLLIOURE
                            ÁNGEL GONZÁLEZ


Aquí paz,
y después gloria.

Aquí,
a orillas de Francia,
en donde Cataluña no muere todavía
y prolonga en carteles de "Toros à Ceret"
y de "Flamenco's Show"
esa curiosa España de las ganaderías
de reses bravas y de juergas sórdidas,
reposa un español bajo una losa:                   
                                                                   -paz
y después gloria.

Dramático destino,
triste suerte
morir aquí                       
                      -paz
y después...-
                       perdido,
abandonado
y liberado a un tiempo
(ya sin tiempo)
de una patria sombría e inclemente.

Sí; después gloria.

Al final del verano,
por las proximidades
pasan trenes nocturnos, subrepticios,
rebosantes de humana mercancía:
manos de obra barata, ejército
vencido por el hambre                                           
                                             -paz...-
otra vez desbandada de españoles
cruzando la frontera, derrotados
-...sin gloria.

Se paga con la muerte
o con la vida,
pero se paga siempre una derrota.

¿Qué precio es el peor?                                    
                                           Me lo pregunto
y no sé qué pensar
ante esta tumba,
ante esta paz                                  
                         -"Casino
de Canet: spanish gipsy dancers", 
rumor de trenes, hojas...-,
ante la gloria ésta
-...de reseco laurel—
que yace aquí, abatida
bajo el ciprés erguido,
igual que una bandera al pie de un mástil.

Quisiera,
a veces,
que borrase el tiempo
los nombres y los hechos de esta historia
como borrará un día mis palabras
que la repiten siempre tercas, roncas.


                   Grado elemental. Poemas (Edición del autor).
                        Ángel González, Cátedra, Madrid.

ÁGORA DIGITAL JUNIO 2014
 

sábado, 24 de mayo de 2014

TRES POEMAS DE ENRIQUE VILLAGRASA, DE SU LIBRO LECTURA DEL MUNDO. TEXTOS MAGISTRALES/Homenaje a Antonio Machado. Ágora-Papeles de Arte Gramático






 ENRIQUE VILLAGRASA. POEMAS DE LECTURA DEL MUNDO


                                         A Antonio Machado, estos poemas de Lectura del mundo


I

Allí deja de ser allí
cuando es aquí.

Explicar el poema
no se puede:
es volver a escribir.

Es el lector quien
reescribe, da fe
y el poema es.

En cuanto que leído
el poema es pensado,
por tanto se puede decir:
¡hágase!
En cuanto que pensado
el poema es escrito,
por tanto se puede decir:
¡imprímase!

Si el poema es metáfora,
de qué es metáfora el poeta:
de una cuarta persona gramatical

(… una cuarta persona gramatical que sería la instancia de discurso de la persona poemática, que casi nunca coincide con la real. Siles dixit)


VII
                                    
Es posible una poesía de silencios
como es posible la física de partículas.
La poesía puede ser el líquido transparente
que lo llene todo. Navega libre el porqué.

Los arcanos habitan todos los versos.
Las partículas tienen masa, no color
y el campo electropoético produce olas.
Y todo son veloces bosones de Higgs.

La palabra escrita es moldeada por el lector.
Pero, todo tiene un significado errante.
La poesía es la magnitud que nos descubre.

La belleza del poema es igual a sus versos
multiplicados por la velocidad de la luz
al cuadrado: el poeta Einstein podría decir.



VIII

                                         Estos días azules y este sol de infancia
                                                                       Antonio Machado


La página vacía acoge al veloz verso.
Tradición e interpretación errante tras de sí,
tras el surco de la palabra en el espejo:
única encarnación de la imagen individual,
cual ejercicio de recreación, íntimo y singular.

¿Qué poema no brota de la necesidad?:
el poeta sabe que corre en la noche oscura,
también sabe que el día claro existe
y confía en que cuando esté en la pista
sabrá reconocerla, ganarla, cual Frankel.

El lector tiene catorce infinitas caras.
Toda carrera es el texto más absoluto.
El escritor confía(do), reescribe la senda.
¿Brilla el sol: misterio (in)finito, tal vez?







Enrique Villagrasa González nació en Burbáguena (Teruel), en 1957. Reside en Tarragona. Periodista y lector de poesía. Ha escrito varios libros de poemas. Han sido traducidos algunos de sus poemas al árabe,  croata, chino, francés, húngaro, inglés, italiano, portugués, rumano, ruso. Colabora como crítico en revistas literarias. Su último libro es Lectura del mundo (Isla de Siltolá, 2014).

           REVISTA ÁGORA DIGITAL/MAYO 2014



domingo, 27 de abril de 2014

ESTOS DÍAS AZULES. Por Manuel Juliá. Recordando a Antonio Machado

http://www.oretania.es/wp-content/uploads/2011/05/image333.png
El escritor y periodista Manuel Juliá. Fuente: www.oretania.es
enlace del artículo en el Blog del escritor: http://www.manueljulia.com/articulos/759/estos/dias/azules


  HOMENAJE A ANTONIO MACHADO
 
                                      ESTOS DÍAS AZULES

                                                  por MANUEL JULIÁ


Estos días azules y este sol de la infancia…Pongo puntos suspensivos desde una perspectiva trascendentalista. Y me imagino la triste escena. El tiempo frío, lluvioso, con una humedad que traspasa paredes, muebles y carne y se aloja después en los huesos. Una pulmonía que ya le venía acompañando mucho antes. Una honda tristeza y un sentimiento de desarraigo. Una pena profunda por esa parte humana que se vuelve vil, violenta, insensible, cruel. ¡Atrás quedaban tantos recuerdos lejanos y cercanos! Tanta lucha en un país cainita en el que el mundo de los privilegios no quería ser derrotado por la razón. Sus últimas colaboraciones habían sido en una revista editada en Valencia, Hora de España, que pretendía mantener en aquel vertedero de angustia un chispazo de cultura.

Exiliándose llegó a una pensión en una pequeña ciudad francesa con su madre y otros acompañantes. Oía la lluvia desde la cama llena de sudor. Miraba el aire gris de afuera con unos ojos que ya tenían más muerte que vida. Unos ojos pequeños y achinados que habían estudiado el tiempo en Bergson, y la poesía en autores cultos y en la voz que dicen los labios anónimos de la calle.

Llegó con dos heridas, la de la muerte y la de la vida. Llegó con la sola herida del recuerdo que tenía días dichosos y amargos, sones en francés de los que manaban sílabas de Verlaine y un aire llegado del existencialismo, que como un moderno Séneca, supo convertir en sabiduría. Todas las ideas complejas que había sintetizado en pocos versos o frases comenzaron a dejarle para vivir su propio futuro. Algún día llenarían estadios y vivirían con la música de lo eterno. Hoy es siempre todavía, debió pensar con la muerte agarrada a la garganta. Converso con el hombre que siempre va conmigo, quien habla solo espera hablar con Dios un día, debió decirse aquel republicano que escribió uno de los poemas más bellos que puedan escribirse a una monja. 

Ya estaba acostado con la muerte y quizá entonces pudo conocerla. En una pensión lejana, en un día de perros… Y entonces, en algún momento, debió escribir lo que alguien rescató del bolsillo de su abrigo. Estos días azules…Dicen que es lo último que escribió. Otro día lejano expresó el dolor por la muerte de un ser amado con los cuatro versos más desgarradores de la literatura española. Señor, ya me arrancaste lo que yo más quería. Oye otra vez, Dios mío, mi corazón clamar. Tu voluntad se hizo, Señor, contra la mía. Señor, ya estamos solos mi corazón y el mar. Hacía mucho frío afuera, y también adentro. Antonio Machado soñaba con un patio de Sevilla, un huerto claro y un limonero que el sol vuelve un espejo de oro. Ayer hizo 75 años de su muerte y un grupo de poetas lo recordamos en su casa de Segovia.




revista ÁGORA DIGITAL ABRIL 2014/ HOMENAJE A ANTONIO MACHADO EN EL 75 ANIVERSARIO DE SU MUERTE

miércoles, 12 de marzo de 2014

Remembranza. Un poema de Pilar Quirosa, dedicado a Antonio Machado. 75 aniversario de la muerte de Antonio Machado

                                                            Antonio Machado, "Soledades, galerías y otras poemas"

HOMENAJE A ANTONIO MACHADO. /4



           REMEMBRANZA

                                     A Antonio Machado, desde estas soledades.


Fue aquel viaje
de invierno, instalado
en la senda de la memoria.

Aquellas sombras
parapetadas en la umbría,
tan lejos el huerto, la tibieza del sol
y el limonero.

El exilio de un tiempo incivil,
las noches en Colliure, fiel reflejo
de la nostalgia.

Tanto quisimos,
tras conocer tu palabra exacta,
aquella que sembraba de azules
la travesía, escribiendo y
reescribiendo el pulso
de la Historia.

Silencios que, a retazos,
hoy nos habitan como ráfagas de aire,
humanismo y aprendizaje de vida,
en esta rueda transitada por
fragmentos de verdad
y de belleza.


Pilar Quirosa-Cheyrouze
Almería, 2014.