El escritor y periodista Manuel Juliá. Fuente: www.oretania.es
enlace del artículo en el Blog del escritor: http://www.manueljulia.com/articulos/759/estos/dias/azules
HOMENAJE A ANTONIO MACHADO
ESTOS DÍAS AZULES
por MANUEL JULIÁ
Estos días azules y este sol de la infancia…Pongo puntos suspensivos
desde una perspectiva trascendentalista. Y me imagino la triste escena.
El tiempo frío, lluvioso, con una humedad que traspasa paredes, muebles
y carne y se aloja después en los huesos. Una pulmonía que ya le venía
acompañando mucho antes. Una honda tristeza y un sentimiento de
desarraigo. Una pena profunda por esa parte humana que se vuelve vil,
violenta, insensible, cruel. ¡Atrás quedaban tantos recuerdos lejanos y
cercanos! Tanta lucha en un país cainita en el que el mundo de los
privilegios no quería ser derrotado por la razón. Sus últimas
colaboraciones habían sido en una revista editada en Valencia, Hora de
España, que pretendía mantener en aquel vertedero de angustia un
chispazo de cultura.
Exiliándose llegó a una pensión en una
pequeña ciudad francesa con su madre y otros acompañantes. Oía la lluvia
desde la cama llena de sudor. Miraba el aire gris de afuera con unos
ojos que ya tenían más muerte que vida. Unos ojos pequeños y achinados
que habían estudiado el tiempo en Bergson, y la poesía en autores cultos
y en la voz que dicen los labios anónimos de la calle.
Llegó
con dos heridas, la de la muerte y la de la vida. Llegó con la sola
herida del recuerdo que tenía días dichosos y amargos, sones en francés
de los que manaban sílabas de Verlaine y un aire llegado del
existencialismo, que como un moderno Séneca, supo convertir en
sabiduría. Todas las ideas complejas que había sintetizado en pocos
versos o frases comenzaron a dejarle para vivir su propio futuro. Algún
día llenarían estadios y vivirían con la música de lo eterno. Hoy es
siempre todavía, debió pensar con la muerte agarrada a la garganta.
Converso con el hombre que siempre va conmigo, quien habla solo espera
hablar con Dios un día, debió decirse aquel republicano que escribió uno
de los poemas más bellos que puedan escribirse a una monja.
Ya
estaba acostado con la muerte y quizá entonces pudo conocerla. En una
pensión lejana, en un día de perros… Y entonces, en algún momento, debió
escribir lo que alguien rescató del bolsillo de su abrigo. Estos días
azules…Dicen que es lo último que escribió. Otro día lejano expresó el
dolor por la muerte de un ser amado con los cuatro versos más
desgarradores de la literatura española. Señor, ya me arrancaste lo que
yo más quería. Oye otra vez, Dios mío, mi corazón clamar. Tu voluntad se
hizo, Señor, contra la mía. Señor, ya estamos solos mi corazón y el
mar. Hacía mucho frío afuera, y también adentro. Antonio Machado soñaba
con un patio de Sevilla, un huerto claro y un limonero que el sol vuelve
un espejo de oro. Ayer hizo 75 años de su muerte y un grupo de poetas
lo recordamos en su casa de Segovia.
revista ÁGORA DIGITAL ABRIL 2014/ HOMENAJE A ANTONIO MACHADO EN EL 75 ANIVERSARIO DE SU MUERTE
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