Publicado en el diario La OPINIÓN DE MURCIA: sábado 26 de Abril 2014
http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2014/04/26/salud-trabajo/554421.html
SALUD EN EL TRABAJO
(En
homenaje a Marcelino Camacho y a Antonio Gutiérrez)
Todos los 28 de abril se celebra el Día internacional de la
Salud y la Seguridad en el Trabajo. También en España, como se encargan de
recordarnos los sindicatos, llueva cabreo y ande jaleo, deberíamos señalar con
piedra blanca ese Día. Celebrarlo incluso más que el de nuestro santo, como si
fuera el día de nuestra Gracia y del Genio protector de la familia y de nuestra
gente. Ya nos quedan quizá pocas fechas para celebrar, pero esta, que aún no
han podido eliminar, debería ser mejor honrada. Y digo que no la han podido
suspender del calendario de “Días internacionales de” porque a ver si no les
interesará a los que parten el bacalao que el lomo del trabajador esté sano. ¡A
ver!
Aunque hoy, para el capitalismo, el trabajador es un clínex,
de usar y tirar, aún es costoso de formar si lo consideramos pieza a pieza. En
general, en la producción industrial en serie, las piezas defectuosas o que
menos rinden se reemplazan rápidamente por otras. Las máquinas y el mecanismo
que las construyen es lo que cuesta, o sea, vale más amortizar; de ahí que las
máquinas tengan, para el capitalismo, una preeminencia o valor esencial por
encima de cualquier otro factor de producción. Axiológicamente, si nos ponemos
filosóficos, en la escala de valores económicos el trabajador ocupa el rango de
pieza en el orden de los bienes. Pero he aquí, oh Ángel del Señor, que una de
entre las muchas piezas humildes y prescindibles y de fácil recambio por el
sistema, se levanta y dice: Soy tu esclava necesaria, oh Capital, ego sum ancilla Domini pero necesito una
vida sana, condiciones de salud en el trabajo y medidas de prevención de
riesgos de accidentes y enfermedades laborales. Y no solo para mí, que soy sola
un átomo, una humilde sierva a tu servicio; también para las otras criaturas y
piezas de tu ajuar doméstico.
El Señor, no sabemos si por no entender el mensaje de la
esclava que le transmitió el Ángel, o por su inmensa Misericordia, accedió. Y desde
entonces la mano de obra se valoró con una plusvalía teológica. Era el dedo de
Dios quien firmó con la mano obrera un pacto de mejora del bien que hasta
entonces figuraba en el montón, confundido con otras desmayadas piezas y
materiales de obra.
Quizá el Señor entendió, mejor que nosotros, el poder de la
solidaridad obrera, la resistencia del material obrero en bloque, su capacidad
potencial de reivindicación y lucha cuando se une como una masa. Por eso,
ascendió a la pieza del trabajador a un escalafón tan alto en la distribución
metafísica del bien. Luego vino San Agustín –ya había nacido Cristo, era el
siglo V de la Era en curso- y dijo que todo hombre es imagen de Dios, o sea,
compuesto de Ser, Conocer y Amar ese Ser y ese Conocer a semejanza de la Trinidad:
del Padre, el Hijo y el Espíritu santo; ítem más, según el Obispo de Hipona, no
hay diferencias en la esencia humana, por lo que hasta el esclavo y el obrero
del futuro podían ser admitidos en la Ciudad de Dios, con todos los derechos de
ciudadanía celestial que a su natural condición humana corresponden. Y Dios vio
que eran buenas las palabras de San Agustín, pero que desde ese momento se le
acabaría la paz celestial a Él y a sus Ángeles, pues el obrero comenzaría a
reivindicar también derechos como en la Ciudad terrestre. Dejar entrar en el
Cielo al obrero vio Dios que era admitir a un demonio descontentadizo y siempre
sujeto de reivindicaciones. “La clase obrera es la clase revolucionaria”, le
avisó, a su izquierda, Carlos Marx. A su diestra, Cristo murmuró otra de sus
parábolas: “Es más difícil que entren todos ésos a que entre un camello en el
ojo de una aguja”. Y el Señor le hizo un guiño de ojos a su Hijo, pues solo Él
lo entendía.
Moraleja: la unión hace la fuerza y después da tiques para un
palco en la Gloria, más elevado que la tribuna y la grada de pie donde estarán
los que no han trabajado. ¡Apúntate!
FULGENCIO MARTÍNEZ
Profesor de Filosofía y escritor
ÁGORA DIGITAL ABRIL 2014
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