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jueves, 20 de julio de 2023

Presidente al limón o la lima (La neolengua de los políticos y otras cuestiones que interesan a pocos). Por Fulgencio Martínez. Diario político y literario de FM / Revista Ágora / Julio 2023

 

                          Los participantes en el debate: Santiago Abascal, Yolanda Díaz, Pedro Sánchez. Fuente: 20 minutos.

 

PRESIDENTE AL LIMÓN O A LA LIMA

(La neolengua de los políticos y otras cuestiones que interesan a pocos)

 

                                             Jueves, 20 de Julio 2023 (a tres días de las elecciones del 23-J)



Anoche, en el debate emitido por la televisión pública, escuché, en boca de la candidata gallega de Sumar, Yolanda Díaz, el sintagma "un candidato a Presidente al Gobierno". Si tenía ya alguna sospecha sobre el mal uso del español por parte de los políticos actuales, me lo confirmó esa corrupción del régimen de la preposición: la sustitución, en dicho contexto, de la preposición "de" por "a", que entorpece una expresión tan habitual como "Presidente del Gobierno". (¡Qué no ocurre con otras expresiones donde el mal uso del español pasa desapercibido por falta de aprecio y de gusto por aprender y usar bien la lengua española!). Todos cometemos faltas, yo mismo el primero y hasta en algún académico he leído gazapos. Pero sin espíritu de enmienda no hay progreso en el uso del idioma. Pero, antes que ese espíritu, debería haber consideración, amor, respeto o lo que usted quiera hacia tus palabras, las palabras de tu tribu.

    No creo que fuera un lapsus, ni un arrastre de la preposición anterior "a", apropiada tras el término "candidato". (Un candidato a Presidente del Gobierno sería la expresión normativa y previsible). Lo triste es que da igual, me temo, tanto para los que escuchaban a Yolanda Díaz como para los políticos y periodistas que diseccionaron su discurso en el "postdebate"". La lengua, y el español menos que ninguna otra lengua, no tiene derechos: nos lo han hecho creer así estos políticos torpes y desaliñados en el uso de la lengua de comunicación con la que se dirigen a nosotros. Lo que importa es la ideología por encima de cualquier cosa.

    Nos atrevemos a pedir, humildemente, rectificación a la candidata a Presidente o Presidenta del Gobierno, Yolanda Díaz, por ese error. De sabios es rectificar. Y, si además, apoyara la enseñanza de la gramática española, si fuera Presidenta de este país, e hiciera efectivo el derecho y el deber de todo español de conocer y usar el español en todos y cada uno de los territorios del Estado, como nos dice nuestra Constitución, entonces, quizá la votaría.

    ¿Aunque fuera comunista? Bueno, me temo que habló de más la señora Díaz cuando denunció la censura a la cultura solo en una dirección, la de la derecha o ultraderecha. La verdad es que cuando ella, una comunista, habló de censura tuve la sensación de haber traspasado el espejo y encontrarme de pronto en el país del mundo al revés. O nos da ya igual que una comunista hable de libertad de expresión y de libertad del arte, de la literatura, el cine, o de lo contrario. Toda la historia hasta aquí demuestra que el mayor enemigo de la libertad en general, y de la cultura en particular, ha sido la política comunista en aquellos países donde han detentado el poder. Por cierto, también de la libertad política, suprimiendo los partidos políticos, por el partido único comunista. Igual que los nazis, los fascistas; igual que Franco, Stalin, Castro, Mao y Xiaoping. Donde aún no han conseguido eliminar del todo la libertad, su tendencia es esa, y bien lo testimonian sus imitadores actuales, gobernantes o aspirantes a ello: Putin en Rusia, Ortega en Nicaragua, Maduro en Venezuela, Sánchez en España, Trump en EE.UU, Jinping en la China del Partido.

    ¿Y no son también totalitarios en potencia los actuales primeros ministros o ministras de Italia, Hungría, etc?

    Posiblemente, sí. Lo uno no quita lo otro. Lo que no tiene un pase es que alguien se crea superior, política y moralmente, a los demás, viniendo con una mochila totalitaria a sus espaldas; y otorgándose, mendazmente, la medalla de defensor de la libertad cuando ha sido hasta ayer compañero o compañera de viaje de los más sombríos dictadores de la Historia.

    En la gran novela de la posguerra española, Raíz rota, escrita por Arturo Barea, se describe el clima opresivo de la España de 1949. El espionaje, la vigilancia continua por parte de la policía secreta de la dictadura a cualquier español sospechoso de no simpatizar con el Régimen. Pero también se narra el espionaje, la censura y la vigilancia, la delación, incluso de los propios familiares, ante el Partido Comunista clandestino, de cualquier español, sobre todo, de aquellos que podían estar en su propio bando. Como si fuera un anticipo de la Cuba de Fidel Castro. Los dos vasos comunicantes totalitarios, los hunos y los hotros, que diría con gran acierto Unamuno, siempre han tenido una gran vocación de inquisidores y censores: comunistas y fascistas elaboraron sendas redes de control y espionaje aun dentro de las propias familias y casas. Como ambos bandos, Frente Popular y Nacionalistas, lo habían hecho durante la guerra.

    Durante años, los partidos nacionalistas vascos y la ETA ejercieron también esa censura y vigilancia de la libertad de los residentes en el País Vasco, utilizando la delación del vecino contra el vecino, creando el vacío y la muerte social de toda persona puesta en la diana de los criminales y terroristas, hoy disfrazados de corderos y ursulinas, con aires de monago o monja y corte de pelo con flequillo a lo ídem. Y los ultranacionalistas catalanes, desde la ultraderecha de "Esquerra" (en su origen, con Macià, se llamó Estat català) hasta la ultraizquierda de la CUP, pasando por las formaciones derechistas ultraburguesas de nombres diversos, han ejercido y ejercen el terrorismo de baja intensidad, pero terrorrismo a la postre, en las aulas de los coles, en la Universidad, en la administración, prohibiendo el español y usando la coacción social y el miedo al despido del profesor que se atreva a rebelarse contra tal desaguisado a los derechos de las personas. De manera coercitiva obligan a los hispanohablantes (tanto emigrantes de origen latino como nacionales españoles de cualquier origen) a olvidar su español, si quieren ejercer sus derechos en Cataluña: trabajar, optar a funcionario autonómico, estudiar, divertirse en sus ocios, disfrutar de la cultura: esa es la finalidad última en esa Comunidad dominada por ultranacionalistas, donde un racismo cultural (mucho más que una censura concreta) se impone constantemente a pesar de que pasa tan desapercibida como el agua, para los políticos y muchos medios periodísticos. Para estos, ni siquiera es noticia destacable ese racismo cultural, esa nueva Inquisición impuesta por leyes como la de la Inmersión lingüística -por decreto, solo en catalán (una lengua en todo caso usada por una parte de los residentes en Cataluña, una lengua hermosa, digna, digna de no ser usada como excusa para la represión de lo español y de la cultura en español).


NO CENSURES, DIJO LA SARTÉN AL CAZO

    Así que seguiremos en el actual engaño si los temas de la cultura y la educación los dejamos en manos de comunistas o de socialistas sin memoria. Han aprendido ésos a manejar la propaganda en una sola dirección, y a acusar al cazo de lo que tan bien sabe hacer la sartén.

    ¡Quítate de ahí que me tiznas!, dijo Yolanda Díaz al político que tenía a su derecha. No censures la cultura, maldito. El señor Abascal le respondió bien y de manera moderada a la falsa defensora de la libertad, la pluralidad y la crítica en el mundo de la cultura. Le recordó su ideología comunista.

    Al señor Abascal, que no estuvo brillante en economía durante el debate, me hubiera gustado preguntarle si es favorable o no al concierto económico vasco y navarro, si no quitaría ese privilegio del cupo que nos hace desiguales a los españoles respecto a los habitantes de dichos territorios. Propuso varios referendos, espero que, a pesar de ser él vasco, no barra para casa, como suelen hacer los Clemente, por no decir los que se apellidan con nombre de más fuste éuscaro; y proponga consulta sobre ese extremo que ancla al Estado en la Edad Media. ¿Sánchez sabe lo que es el geocentrismo, pero no sabe lo que fue el Medievo, los fueros, los privilegios de señores e hidalgos frente a menestrales y payeses, esos privilegios que hoy quieren seguir disfrutando las burguesías vascas y catalanas, y aún en mayor proporción de la concedida en su día por la Constitución del 78?  


Fulgencio Martínez

Escritor, editor de Ágora-Papeles de Arte Gramático.

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