ÁGORA. ULTIMOS NUMEROS DISPONIBLES EN DIGITAL

domingo, 16 de julio de 2023

La nada en la metafísica de Antonio Machado. Por Fulgencio Martínez


 

 

LA NADA EN LA METAFÍSICA DE ANTONIO MACHADO 

 

 

 

 

 La noción de tiempo, en el pensamiento y en la poesía de Machado, noción tan escurridiza como ambigua, debe su dificultad de aprehensión, en parte, a los conceptos marcadamente espacializados de "ser" y "nada" en español. Por contra, frente a Heidegger, estas nociones se encuentran ya depuradas, en el fondo de la intuición metafísica de la lengua española, de nociones que remiten a un darse y un ocultarse, que, como la lectura heideggeriana de la "fisis" presocrática, nos llevan a pensar en un fondo animista (no humano, mítico-teológico).

La nada ni se da ni no se da, ni se oculta ni aparece.  Una nada que apareciera sería algo. Ni existe ni lo contrario. Es la por todas partes presente y no presente. Si se la imagina, de primeras se presenta en la forma de una fuente seca, un cero, un cierre de campo del que ya se parte, para el pensamiento. En principio, ajeno a todo tránsito temporal, se diría que a toda componenda con las dos lógicas: tanto con la lógica intemporal del pensamiento de lo idéntico como con la lógica temporal. Para solo estar en compañía del "espacio", esa noción tan oscura. Que, finalmente, diga Abel Martín que la nada es la única creación de Dios, la sombra que Dios creó con su mano ("Fiat umbra... brotó el pensar humano") tiene sentido para reponer al pensamiento de su parálisis junto a la inmediatez de la nada (vía ensayada por Oriente, al parecer). El pensamiento crea distancia, necesita la distancia y va alejando, cada vez más, la nada, a la vez que mezcla las dos lógicas, las dos vías.

Y si tampoco la nada-ser, en el último Heidegger -pensada desde el español- puede ser donación de sentido de ser, y no puede darse de ningún modo hasta no fundar un espacio (cosa que solo desde, al parecer, el alemán de Heidegger es posible entender: que la nada-ser, o abismo de ser, crea espacio al iluminarse-ocultarse), queda sugerida, por un lado, con lo expuesto, la diferencia de Machado con Heidegger en la cuestión de la nada. Por un lado, se acerca la nada de Machado a la de Heidegger en cuanto que, últimamente, Machado tiende a pensarla como creación de "Dios" o del Ojo universal; posteriormente donada al pensar humano. Por otro lado, se diferencian, radicalmente, ambas ideas de la nada, en cuanto, en Machado, la nada es más bien un espejismo, una ilusión arrojada al pensar subjetivo y solo, aparencialmente, anula el espacio de lo que es. Las conciencias se hinchan, como con un gas, que es esa nada, que es ilusión, "sombra" creada por la mano divina. Al final, las conciencias individuales-supuestas mónadas, explotan cada una como pompas de jabón, piensa el pensador Machado. (Abel Martín, fundamentalmente).


El pesimismo de Machado, que en su apócrifo Abel Martín se vuelve trágico, se supera por el juego irónico del mismo Mairena, y por el poeta esperanzado y reafirmado, paradójicamente, en su radical escepticismo: el que escribió, en el primero de los Proverbios de Campos de Castilla:


                "yo amo los mundos sutiles,
                ingrávidos y gentiles
                como pompas de jabón.
                Me gusta verlos pintarse
                de sol y grana, volar
                bajo el cielo azul, temblar
                súbitamente y quebrarse."

("Proverbios y cantares", Campos de Castilla, ed. Cátedra. Mil Letras.  p. 215).

 

 

 

Fulgencio Martínez

de un ensayo inédito sobre Antonio Machado

No hay comentarios:

Publicar un comentario