ESPAÑA VOTÓ
El día después de las elecciones generales del 23 de Julio, hay muchas incógnitas por resolver. Los politólogos analizarán los resultados y vaticinarán pronósticos de pactos para improbables o probables mayorías, insensatas o no. Pero una cosa está clara; más de 7 de cada diez españoles hemos votado en estos comicios.
Unos han podido votar a los suyos, a sus copartidarios; otros han podido ejercer el llamado voto útil y haberse decantado por uno u otro bloque; otros han votado a la contra, por tirria a alguno de los candidatos a Presidente del Gobierno que encabezaban las listas de los Partidos. Otros hemos votado por ideas, como yo lo he hecho siempre que me he decidido a votar. Entiendo que votar es un deber moral pero también lo es la abstención cuando no haya ningún partido que mínimamente recoja en su programa alguna de tus ideas (fíjate que no digo ya principios ni verdades absolutas, sino simplemente ideas, tendencias provisionales a creer en algo que estimamos mejor que otra cosa). No creo en los brindis al sol de aquellos que se felicitan (y nos felicitan) a los que hemos votado. Llego, a veces, a pensar que gentes como yo no deberíamos votar; los que ignoramos qué votamos, qué programa defiende cada partido, pero, sobre todo, a qué votamos (qué instituciones votamos, cuáles son sus procedimientos y funciones). Un ejemplo, hasta anteayer, yo no sabía qué funciones tiene el Senado en realidad. (Por cierto, del que poco se habla, antes y después de las elecciones). Solo con la capacidad que tiene de nombrar jueces máximos y con la de refrendar o no un 155, sería bastante para otorgar importancia a esa Cámara alta. Curiosamente, no entiendo (usted perdone) por qué no deciden los senadores junto con los diputados el Poder ejecutivo, si es que no tiene este que decidirlo el pueblo directamente consultado. No entiendo por qué tiene más representación un partido independendista en el Congreso que en el Senado. Hay tanto que ignoro en cuanto al funcionamiento del sistema político y representativo en España.
Lo triste es que no muchos de los ciudadanos con derecho a votar, y yo el primero, nos interesamos lo suficiente en informarnos de la cosa política y del funcionamiento de las principales instituciones. Hoy que todo se encuentra, si se busca, en internet....
También, debo decir que el Gobierno no se gasta un duro en informar a los ciudadanos, por medio de spots, anuncios institucionales, de qué es lo que vamos a votar, cómo funciona el tinglado, qué funciones tiene cada institución. Más aún, por qué no hay transparencia total respecto a los sondeos y encuestas incluso en el mismo día de las elecciones, siendo esos sondeos y encuestas conocidos por los partidos, y mantenidas en secreto y a oscuras de los ciudadanos votantes.
Y, sobre todo, ¿por qué ese lío siempre de la lista más votada, etc. y luego... la lista más sobada... con los apoyos y chantajes de siempre? Listas abiertas, por favor, ya; póngase en claro a los votantes lo que son unas elecciones a Cortes (Congreso y Senado) donde se eligen a los futuros legisladores. Y se haga una consulta propia para elegir al ejecutivo que gobierne democráticamente sin ser reo de minoritarios chantajistas. Sepárense los tres poderes constitucionales (el legislativo, el ejecutivo y el judicial), al menos guardando un mínimo de forma, lo que sería propio de una democracia avanzada.
Eso, o que se sumen senadores y congresistas, con igual voto, para elegir al Presidente del Gobierno por una mayoría representativa de las dos Cámaras.
Fulgencio Martínez
No hay comentarios:
Publicar un comentario