BIBLIOGRAFÍA DE FULGENCIO MARTÍNEZ Texto 1
Recuperamos este texto de José Luis Martínez
Valero, poeta y lector de poesía, que tiene el
acierto de introducirnos con sabiduría
y humor en el libro de Fulgencio Martínez.
(Gracias, José Luis: "un ángulo, un libro, un amigo...").
LEÓN BUSCA GACELA
Por José Luis Martínez Valero
No
confundir las moscas con las estrellas:
oh
la vieja victrola de de los sofistas.
Maten,
maten poetas para estudiarlos.
Coman,
sigan comiendo bibliografía.
(Gonzalo
Rojas: Victrola vieja)
Conocí a
Fulgencio en la plaza de los poetas de Murcia, es decir, en el
Malecón. Era primavera, porque recuerdo a un joven de camisa blanca
y sonriente, creo que desde el principio nos caímos bien. Ocurrió
en una exposición de cartelones con poemas donde habíamos
participado, fue sobre la guerra de la antigua Yugoslavia. Acto
reivindicativo organizado por Andrés Salom.
En esos
años, Fulgencio, solía visitar algunos bares a los que convencía
de que lo importante no era hacer negocio, ni servir bebidas, eso era
un tópico del oficio, lo fundamental, sin duda alguna, era generar
actos poéticos, lecturas o revistas. Ignoro qué argumentos
utilizaba, pero lo cierto es que, entre tanto inventaba talleres, el
que más le ha durado ha sido el de arte gramático, que,
naturalmente, casi todos han confundido con arte dramático.
De aquel
taller, con rigurosa tertulia, surgió la revista Ágora. En la
primera, minúscula, pero con talante profético, aparecía Woody
Allen anunciando su todavía lejanísima ViKi
Cristina Barcelona. Después lentamente fue
creciendo hasta alcanzar el formato que hace ya años la distingue,
como comprobaremos muy pronto con el próximo, a punto de aparecer,
número 15.
Por aquellos
años, Fulgencio, publicaba poemarios, algunos con carácter
artesanal: La baraja de Andrés Acedo,
Octubre, obra de Jesús Bellón, o el Libro
del Esplendor, atribuido también a Acedo,
autor que sus críticos han confundido con Alfeo, y, según me
consta, tanto uno como otro, son eternos aspirantes al anonimato,
estado último de los grandes poetas.
Entre sus
libros recientes, recordemos, 2006: Cosas que
quedaron en la sombra, excelente libro aún
en la sombra, de ahí que haya tenido que pasar a: León
busca gacela, publicado por Renacimiento,
2009. Sin duda, tocado por la luz. Para celebrar la aparición de
este libro nos hemos reunido aquí. Toda celebración nos lleva al
gozo de estar juntos.
Cómo
advertir a los paseantes que este libro es imprescindible para la
supervivencia de ciertas inquietudes, y también que es necesario,
que es urgente leerlo, porque, León busca
gacela, no ha venido a traernos la paz,
sino la poesía, zozobra que nos mantiene vivos. El poeta se lanza a
la caza de ese lector huidizo, como una gacela, que siendo el otro,
se convierte en el amigo, y, porque es distinto, desea cosas
diferentes de los gustos oficiales, y experimenta. Un libro es una
caja de sorpresas y no me refiero sólo a la novedad formal que
aporta, sino a su desnudo.
Pero, ¿por
qué hemos de leer estos versos? Hay una poesía transparente, dueña
del mundo, que explica todo, que adelanta su interpretación, y
determina el clima emocional, una poesía que cuenta historias en las
que el protagonista siempre es el mismo paladín, dueño de
experiencias únicas. Hay otra, que parece elaborada a oscuras,
fragmentaria, que no renuncia a dejar a medias aquello que sólo ha
visto a medias, porque no hay más que decir.
Este libro,
pertenece a la segunda, reúne momentos de luz y momentos oscuros, en
el que todo es necesario para mostrar una existencia completa:
belleza, reflexión y experiencia.
Con
frecuencia el poeta nos ofrece su testimonio, dice Fulgencio en Vida
escrita:
Qué fría
a menudo/ qué fría la piel/ de esa voces leves/ que dejamos / como
signos/ de nuestro paso.
Otras
enumera los componentes que debe tener el poema:
Los
poemas que me gustan/ tienen hielo y fuego/ abajo en sus bodegas/ y
encima de sus sílabas/ entretejido el tiempo.
Un soplo
de vida cotidiana/ junto a un aire metafísico/ que seca la boca
después/ de sonreír la inteligencia.
Tienen
ecos invisibles, inauditos/ pasillos en la oscuridad,/ encienden lo
que estaba, / para el ojo, fuera del campo.
Con el El
vaso nos acerca al contenido y a la
forma. Se trata de un texto místico, ese decir no diciendo de Rumi y
de Juan de la Cruz.
León
busca gacela comienza con un alegato contra
la crítica. Como se dice en la entradilla, cuidado con el hombre,
el único animal capaz de memorizar inútiles propuestas, siempre
movido por intereses.
Y así,
avisados, amigos lectores, entramos en esta casa que es el libro.
Recordaré ese sueño en el sueño, en el que aparecen el león, la
gacela, Venus y la Esfinge. O lo que es lo mismo, el ansia del
conocimiento, la belleza escondida y huidiza, la otra, sublimada,
allá en lo alto, y por último, ese misterio por desentrañar al que
llamamos esfinge. Entre tanto el invierno, el ruido, la presunta
victoria, entretienen los días, pero, qué ocurre cuando al poeta
pierde la posibilidad de interpretar lo que ve, cae en la angustia, y
de águila real pasa a torpe albatros con pipa en el pico, burlado
por todos los que le acompañan.
Ahora me
detendré en este texto: Las preguntas
aporrean el cristal. Sucede que se está
poniendo en duda la realidad. Entre tanto, el poeta, permanece en su
beato sillón, quizá el mismo en el que, gozoso y reflexivo, Jorge
Guillén, compuso su particular oda a la vida retirada, alejado de la
angustia de la convivencia. ¿Pero, qué hacer cuando las preguntas
insisten? El poeta confirma: no tenemos
excusa.
Todo libro
es una exploración, el poeta regresa al recuerdo. Vemos ahora los
niños y el colegio, el fin de curso y el eterno verano por fin. El
ansia del conocimiento se ha transformado en el vuelo mágico de la
cometa que nos lleva a la belleza. Pero hay un viento negro, esa
mitad oscura, que encierra el poema.
El
adolescente, descubre al otro, y vuelve a preguntarse: ¿se aprende
de nuestro dolor? Recordaréis aquel 98 que predicaba: a mayor dolor,
mayor conocimiento; pero descubre que la experiencia es quincalla, lo
que de veras le angustia es la experiencia misma, el peso de esa
pedagogía inútil.
¿Qué fue
del teatro del mundo? ¿Por qué o para qué existimos? Recoge los
restos de este espectáculo, los coloca en una bolsa de basura, y
como Sísifo se aplica a representar sobre las tablas una y otra vez
la misma comedia sin sentido.
León
busca gacela está estructurado como el
relato de un proceso, proceso de búsqueda, de ahí que dé cuenta
del instante en el que se alcanza el primer verso logrado, negro
sobre blanco, homenaje a César Vallejo, con sabor a Quevedo, o a
poema recién hecho de Gonzalo Rojas.
Si es
verdad, que todo libro comienza por el final, en éste, aunque se
abre con la belleza, acaba por la llegada al infierno de lo
cotidiano, que cobra un tono profético, ahora de modo directo se
refiere a los que vienen en cayucos, a los tibios impasibles, a los
centros comerciales, catedrales sin culto y al exterminio. Porque el
poeta no escribe para liberarse de sus fantasmas, sino para que sus
fantasmas pueblen el mundo.
Y ya que,
doscientos años después, escribir en Europa no es llorar, sino dar
patadas a un bote, como un niño, para llamar la atención, lo que
confirma sarcásticamente la misma escasa audiencia. Si escribir es
ordenar las ideas, leer es un ejercicio aun más peligroso, porque el
lector se compromete.
Hasta aquí
la misión del presentador, que debe consistir en no decir, llegar
al silencio, para que asistamos a las palabras de Fulgencio, porque
sólo el poeta está en sus poemas. Gracias a Acedo, a Alfeo, a
Fulgencio, por este libro, que todos, sin duda, vamos a disfrutar.
Que empiece su lectura, Amigos, embriagaos de poesía.
Textos de Mano/2 Manifiesto
MANIFIESTO POR LA POESÍA CÍVICA. Publicado en la revista EL COLOQUIO DE LOS PERROS, dirigida por Juan de Dios García. TEXTO 2
Recuperamos este texto, de Fulgencio Martínez.
Ver el original en este enlace:
http://www.elcoloquiodelosperros.net/numero30/curi30fu.html
Fulgencio Martínez
Acele fiinţe neidentificate
Poemul este un mediu fizic
ca un fel de fotografie
cu puterea de a face vizibile
visele şi ceea ce nu mai vezi.
Şi pe acele fiinţe
care par să vină din altă lume,
din altă dimensiune;
deşi au nume de oameni
şi îi cheamă Juan sau Abdel
după mama care i-a născut.
Şi pe acele fiinţe
extraterestre acestei planete,
pe care le-am lipsit
de dimensiune:
a trupului şi a sângelui dreptăţii.
Voi, cei excluşi de pe pământ,
luaţi poezia!
e la ofertă în mâinile voastre
să o consacraţi!
Acesta este trupul său
care vă dă nume
şi carte de existenţă.
Mâncaţi-o aşa cu hârtie şi adjectiv!
Vă aparţine de drept,
ca pâinea şi adevărul, poemul.
El poema es un medio físico
como una suerte de fotografía
capaz de darle visibilidad
a los sueños y a lo que ya no ves.
También a esos seres
que parecen llegar del más allá,
de otra dimensión;
aunque sus nombres sean humanos,
y se llamen Juan o Abdel
de la madre que lo parió.
También a esos seres
extraterrestres de este planeta,
a los que hemos privado
de dimensión:
del cuerpo y la sangre de la justicia.
Los excluidos de la tierra,
¡tomad la poesía!
¡está en oferta en vuestras manos
de consagrar!
Esto es su cuerpo
que os da nombre
y carta de existencia.
¡Comedlo aun con papel y adjetivo!
Os pertenece por derecho,
como el pan y la verdad, el poema.
Texto 6
ENLACE PARA OíR EL PROGRAMA ON LINE
http://www.alsolnet.com/stream/fmemociones/
enlace a la web del programa EL BANQUETE CULTURAL
http://banquetecultural.blogspot.com.es/2011/07/banquete-cultura-crea-tu-insignia.html
EL POEMA DE FULGENCIO MARTÍNEZ:
TEXTO 9
MIGUEL HERNÁNDEZ Y LA POESÍA SOCIAL
Por supuesto, la poesía social de Miguel tiene también un fuerte componente de denuncia del momento, como en los poemas “Alba de hachas” y “Sonreídme -anteriores a los libros citados, y escritos bajo el fervor republicano y dirigidos contra el oscurecimiento de la Iglesia católica y la oligarquía rancia que mantenían a este país en situación deprimente.
Un aspecto inseparable de la poesía social de Miguel es su teatro social, escrito en la guerra, y que solo recientemente se empieza a valorar.
¿Por qué nos interesa tanto el caso Miguel Hernández? Porque nos exige, con su poesía, con el conjunto de su obra literaria, y con su vida, pensar la literatura, la teoría y la poética literarias más allá de la imagen del mundo de la burguesía: una figura histórica muy concreta que dominó y domina el mundo y que todavía impone su doctrina sobre la función de la literatura y del arte en general. Piénsenlo.
Este ejercicio de análisis les mando para el Primero de Mayo.
ÁGORA DIGITAL
Textos de Mano/2 Manifiesto
MANIFIESTO POR LA POESÍA CÍVICA. Publicado en la revista EL COLOQUIO DE LOS PERROS, dirigida por Juan de Dios García. TEXTO 2
Recuperamos este texto, de Fulgencio Martínez.
Ver el original en este enlace:
http://www.elcoloquiodelosperros.net/numero30/curi30fu.html
Manifiesto por una poesía cívica
Fulgencio Martínez
Trataré de explicar por qué creo que hoy sólo es posible escribir poesía cívica.
La poesía cívica no es solo una propuesta de poética, es el cuerpo, todavía informe, que se ofrece a la figura miserable de la poesía en nuestro tiempo.
La poesía cívica no es solo una propuesta de poética, es el cuerpo, todavía informe, que se ofrece a la figura miserable de la poesía en nuestro tiempo.
Resistencia interior
La poesía
hoy tiene la figura de una “resistencia interior”. Al poeta le es cada
vez más difícil mantener vivo el fuego, la tensión, la fuerza interna
sin la cual no es posible que se produzca el encuentro con lo que tiene
que decir, para que de ese modo pueda darse el resultado de un poema
auténtico. Siempre, en toda época y para todo poeta lo ha habido, pero
hoy crece más el peligro de que se adormezca la fuerza interior
creativa. ¿Y por qué? ¿Qué tiene nuestra época de especial? Cada uno de
nosotros podemos ejemplificar o señalar muchos tipos de peligros que
rodean al poeta en esta fase de la sociedad de masas, donde todo, hasta
el tiempo personal, no “productivo”, está instrumentalizado por lo
económico, y quizá el peligro peor —estaríamos de acuerdo—, el peor el
enemigo del poeta es él mismo: que alberga en sí un quintacolumnista al
servicio del invasor externo de su tiempo y energías.
Protesta y vigilancia
Pues
resulta que ese constatar, en nuestra época, la potencia de desgaste a
que está sometida la vocación, la fuerza interior o disponibilidad y
necesidad emotivas del poeta, coincide con una general desposesión de
sí mismo del hombre.
La resistencia interior, en el poeta y en el hombre actual, es el signo de una actitud de protesta mínima por la falta de acceso a la autenticidad, y una actitud de vigilancia ante la falsa plenitud en que se nos adormece.
La resistencia interior, en el poeta y en el hombre actual, es el signo de una actitud de protesta mínima por la falta de acceso a la autenticidad, y una actitud de vigilancia ante la falsa plenitud en que se nos adormece.
Vigilancia
no siempre operativa, quién puede tenerla todo el tiempo, sería
psíquicamente destructivo. Personalmente, las fluctuaciones de
encendido/apagado me producen un estado interior desazonador: es como
ponerse un escudo transparente contra los “mensajes” del mundo, que han
construido otros intereses distintos a los míos y a los que tengo que
prestar todo mi interés. Empezar por no leer la prensa.... ni ver la
tele... Hacerse un escudo antimediático. ¿Es posible? No. Entonces,
abrirse a la circunstancia, sin la cual (Ortega) no soy yo; pero de
forma vigilante, con este pensamiento acediano, que abrevia por
estética: “Yo soy mi circunstancia”, donde el acento está puesto en el
Yo.
La esperanza a construir por la voluntad creadora
Si todo lo
exterior, tanto como lo interior, está mediatizado, quedaría un foco de
resistencia, de denuncia de la falsa plenitud que nos aliena, pero,
cuidado, seamos realistas, ¿esto es un huero deseo programático, o dice
algo que agarrar?
Aquí surge, entonces, una característica de la poesía cívica, que Maximiliano Hernández Marcos ha señalado, y que tiene que ver con la esperanza. ¿Por qué van solidarias poesía cívica y esperanza? Yo eso lo vi con toda verdad, y con toda la envidia mía también, en Miguel Hernández. El poeta de verdad tiene el deber de dar esperanza. La poesía no es, si hablamos en serio de poesía, lo que nosotros queremos si no lo que ella quiere en su esencia, que no es Platón, es tiempo, historia humana.
La poesía está alicorta si no da esperanza: la crítica, la ironía, la... lo... todo eso sólo tiene valor si finalmente da coraje y esperanza al hombre, de cada época, para vivir y enfrentarse a los problemas de su tiempo y a los de la propia existencia finita.
Bien, ¿y qué ocurre cuando el poeta concreto no tiene esperanza alguna? O ¿está como yo dentro del invernadero de un pensamiento negativo o ha regresado y va al escepticismo? ¿Cuando hoy no creemos que la poesía sirva para nada, y efectivamente no sirve para nada? La poesía parte de la batalla perdida con su presente. Curioso que esto lo diga quien cree en la poesía cívica.
Aquí surge, entonces, una característica de la poesía cívica, que Maximiliano Hernández Marcos ha señalado, y que tiene que ver con la esperanza. ¿Por qué van solidarias poesía cívica y esperanza? Yo eso lo vi con toda verdad, y con toda la envidia mía también, en Miguel Hernández. El poeta de verdad tiene el deber de dar esperanza. La poesía no es, si hablamos en serio de poesía, lo que nosotros queremos si no lo que ella quiere en su esencia, que no es Platón, es tiempo, historia humana.
La poesía está alicorta si no da esperanza: la crítica, la ironía, la... lo... todo eso sólo tiene valor si finalmente da coraje y esperanza al hombre, de cada época, para vivir y enfrentarse a los problemas de su tiempo y a los de la propia existencia finita.
Bien, ¿y qué ocurre cuando el poeta concreto no tiene esperanza alguna? O ¿está como yo dentro del invernadero de un pensamiento negativo o ha regresado y va al escepticismo? ¿Cuando hoy no creemos que la poesía sirva para nada, y efectivamente no sirve para nada? La poesía parte de la batalla perdida con su presente. Curioso que esto lo diga quien cree en la poesía cívica.
Bécquer
|
Alberti
|
Hernández
|
Dialécticamente,
hay aquí otro círculo. Nudo gordiano. Los extremos se tocan. ¿La
poesía cívica no es lo mismo, entonces, que la poesía intimista
(Bécquer): si su raíz está en la resistencia interior, y si, como en
algunos momentos, parece atraída por el desengaño y la negatividad
hacia el presente de la situación histórica?
En el siglo XIX Bécquer podía entenderse y refugiarse en su yo íntimo, porque ese yo aún no estaba afectado por la duda de sí («El canto más personal es un montón de sombra que te han puesto ahí otros, en tu cabeza», dice Acedo, un siglo después de su admirado Bécquer).
Era así y de forma auténtica, “inocente” solo si lo juzgamos desde nuestra situación. Y por no ser una huida falsa, inauténtica, podía ser buena, genial incluso, la poesía intimista de Bécquer.
Hoy, no: sería una falsedad, y de ahí solo salen malos poemas, todo ese conjunto de poemas líricos inauténticos, que se escriben a capazos.
En el siglo XIX Bécquer podía entenderse y refugiarse en su yo íntimo, porque ese yo aún no estaba afectado por la duda de sí («El canto más personal es un montón de sombra que te han puesto ahí otros, en tu cabeza», dice Acedo, un siglo después de su admirado Bécquer).
Era así y de forma auténtica, “inocente” solo si lo juzgamos desde nuestra situación. Y por no ser una huida falsa, inauténtica, podía ser buena, genial incluso, la poesía intimista de Bécquer.
Hoy, no: sería una falsedad, y de ahí solo salen malos poemas, todo ese conjunto de poemas líricos inauténticos, que se escriben a capazos.
Más allá de las narraciones, el foco en el futuro
El yo
personal, íntimo, ha sido invadido desde hace tiempo por el “yo
narrado”, ese yo narrado que ha adoptado el formato general del mundo
narrado, preconstruido, en que nos hacen vivir los lenguajes
económicos. Nuestro presente, incluso, es un presente ya narrado,
descrito en sus incertidumbres: no estaba desacertado en su vaticinio
Orwell. Lo peor no es, hoy, saber que estamos dominados, que otros
mandan y deciden por nosotros; tampoco el saber que nos manipulan y
engañan (esto era lo que se daba antes y se sigue dando ahora); lo peor
es que sospechamos, ya hoy, que el Poder, aun manteniéndose como tal,
ha perdido la coherencia, la visión racional de sus fines, el sentido
del argumento que impone, y que se (di)vierte en fabricar múltiples y
descabalantes relatos, microrrelatos cada vez a más corto plazo.
Es mentira que el futuro, que también nos dicen que está narrado ya, lo tengan en sus manos.
La poesía cívica entiendo que ha de poner su foco en ese “futuro” que es lo abierto, lo no narrado, un futuro exento también de la visión personal del futuro por parte del que escribe, pues esa visión ya viene narrada, y en mi caso tiende a ser muy escéptica.
Es mentira que el futuro, que también nos dicen que está narrado ya, lo tengan en sus manos.
La poesía cívica entiendo que ha de poner su foco en ese “futuro” que es lo abierto, lo no narrado, un futuro exento también de la visión personal del futuro por parte del que escribe, pues esa visión ya viene narrada, y en mi caso tiende a ser muy escéptica.
¿Cuál es el futuro de la poesía?
|
Casi
siempre escribimos con el foco en el pasado, ahora toca poner el foco
en ese futuro esencial del ser humano, y traerlo como cuña para
introducirlo en los huecos que asoman en el discurso preconstruido, que
nos diseña el futuro desde una única y cosificada visión del presente.
Realismo comunicativo
Termino
recordando el realismo comunicativo que es la condición asumida, en la
poesía cívica, del lugar del poeta en nuestros días. El poeta ha
asumido su condición de un ser humano corriente, y desde ella habla.
Cuando me refería antes a la dificultad de mantener la fuerza interior,
la fuente del poetizar, en un mundo de cotidianidad cada vez más
secante, partía de ese lugar.
Claro que en otras épocas el poeta se “ayudaba”, para mantener su singularidad aparte, bajo la barrera de una condición casi divina, o marginada, bohemia. Todo eso es hoy ya falso, más que los billetes de cien pesetas.
Lo difícil, y lo que hemos de asumir, es que el escritor es un tipo que escribe en medio de todas las contradicciones y problemas de cualquier ser humano de su tiempo. No hay un “bios” del poeta, como tampoco del filósofo o del religioso. Los hubo. Soltería, independencia moral, hasta una dieta específica. Todo eso, repito, es hoy falso, además de imposible. Quien se crea que así puede ser poeta, filósofo, o lo que sea, se miente y se hace una falsa composición del tiempo.
¿Cómo, desde dentro de la misma situación histórica alienante de cualquier hombre de su época, el poeta se plantea su función irrenunciable? Esa es la tarea que tenemos que realizar, y un principio de verdad del que partir al menos.
Claro que en otras épocas el poeta se “ayudaba”, para mantener su singularidad aparte, bajo la barrera de una condición casi divina, o marginada, bohemia. Todo eso es hoy ya falso, más que los billetes de cien pesetas.
Lo difícil, y lo que hemos de asumir, es que el escritor es un tipo que escribe en medio de todas las contradicciones y problemas de cualquier ser humano de su tiempo. No hay un “bios” del poeta, como tampoco del filósofo o del religioso. Los hubo. Soltería, independencia moral, hasta una dieta específica. Todo eso, repito, es hoy falso, además de imposible. Quien se crea que así puede ser poeta, filósofo, o lo que sea, se miente y se hace una falsa composición del tiempo.
¿Cómo, desde dentro de la misma situación histórica alienante de cualquier hombre de su época, el poeta se plantea su función irrenunciable? Esa es la tarea que tenemos que realizar, y un principio de verdad del que partir al menos.
En ese
principio de verdad, que no es una pose más, se cifra la posibilidad de
que, de nuevo, la poesía se entienda a sí misma como comunicación. No
porque el poeta, como antes, venga con un mensaje desde otra parte,
para comunicarlo, y suponiendo que la comunicación era un derivado del
proceso de la escritura y, además, dando por hecho que el receptor
estaba “a priori” obligado a prestarle atención. Sino porque la poesía
se ha ganado el derecho a plantearse de nuevo como comunicación, como
“otra forma de comunicación”, desde su misma esencia, proyectando su
figura actual inmersa en el mundo y corriendo todos los peligros de la
banalidad y la cosificación para rescatar algo que merezca la pena ser
dicho y compartido.
texto 3
¿Cuál es el momento actual de la poesía en España?
(septiembre 2012)
texto 4
CRÍTICA DEL LIBRO PRUEBA DE SABOR, POR F. J. DÍEZ DE REVENGA
Texto 5
texto 3
¿Cuál es el momento actual de la poesía en España?
(septiembre 2012)
Atravesamos un momento masivo del "tiro al plato" sin
precisar ninguna puntería, como por aburrimiento y petulancia
narcisística. Es decir, que todo hijo de vecino "publica"
en internet. Un momento que tiene una explicación, quizá
psicológica, en la ausencia de perspectivas que ha traído la
"crisis" -cuando hablamos de perspectivas, nos referimos
también a criterios de calidad. Este momento estuvo, sin embargo,
inmediatamente precedido por otro aún peor: la proliferación hasta
la náusea de subvenciones a editoriales para que publicaran obras
presentadas a premios literarios afines; de modo que las editoriales
tuvieron ahí su modus vivendi,
lo que les permitió, por otra parte, seguir insistiendo en los
mismos autores consagrados que copaban todas las rutas literarias.
Indirectamente, se produjo un efecto doblemente nocivo, tanto para
las mismas editoriales, que perdieron su "caché", antes
basado en un criterio selectivo; como para los mismos autores, los
noveles beneficiados por premios afines, y los consagrados, cuyo
prestigio se diluyó, al ser finalmente denunciados como los vampiros
que se nutrían en ese fondo. La consecuencia de aquellas maniobras
de mafia entre editoriales y concejalías de cultura, la falta de un
criterio tanto para reconocer lo valioso en lo consagrado como en lo
nuevo, hizo automáticamente efectiva la oportunidad del maremágnum
virtual en que se diluye al extremo la cultura.
Sin
embargo, pensamos que únicamente cabe esperar de la poesía un foco
de resistencia interior, y una señal de que en tiempos de miseria
es posible aún la palabra no
domesticada. "Ante las mismas puertas del Orco canté a
la alegría/ y a las Sombras enseñé la embriaguez", dijo el
poeta alemán Hölderlin.
La
poesía tiene hoy una ventaja: no está en el mercado. Por tanto,
cualquiera que escriba un verso de verdad está, por ello mismo,
cuestionando el sistema. La poesía hoy no es, afortunadamente, ni
siquiera "cultura". No le afecta, por ejemplo, lo de la
subida del IVA de la "cultura", ni ninguna de esas
cantinelas, porque no se vende... Quiere esto decir que la poesía
transgrede cualquier ámbito, y más aún: la separación de ámbitos
-estético, político, ético, etc- que no se sabe ya en nombre de
qué cultura se establecen. Incómoda a cualquier pro-grama, la
poesía es la libertad de la escritura, y lo que, por definición,
disuelve cualquier trazo, gramma, prefabricado. Nunca podría
encontrarse en un best-seller, por ejemplo. Hoy no
tiene ninguna "función" en la "cultura" que se
dice en crisis, pero que sigue, con su "crisis", más
egocéntrica e intolerante que nunca.
Fulgencio Martínez
texto 4
CRÍTICA DEL LIBRO PRUEBA DE SABOR, POR F. J. DÍEZ DE REVENGA
Recuperamos un artículo de Francisco Javier Díez de Revenga, catedrático de la Universidad de Murcia, sobre el libro Prueba de sabor, de Fulgencio Martínez, publicado por Renacimiento en septiembre de 2012.
Prueba de sabor, de Fulgencio Martínez, por Francisco Javier Díez de Revenga
PRUEBA DE SABOR Viernes, 28 de septiembre 2012. La Opinión de Murcia. Suplemento Sinfín. Literatura. Crítica del Profesor Francisco Javier Díez de Revenga. Universidad de Murcia
Fulgencio Martínez (Murcia, 1960) acaba de publicar un interesante libro de poesía, titulado Prueba de sabor, que Renacimiento ha editado en Sevilla.
Fulgencio Martínez es profesor de filosofía y su palabra poética se
halla prendida inevitablemente a una reflexión de la existencia que no
es la habitual en la poesía actual. Fundamentada en un análisis de la
realidad por medio del conocimiento y de la reflexión, traspasa con
facilidad los límites habituales de la actual lírica, tantas veces
superficial y entusiasmada por los virtuosismos formales, para
profundizar en una indagación de mundo y vida que logra interesantes y
originales resultados a través de sus representaciones poéticas.
El libro ha sido prologado por Maximiliano Hernández Marcos, poeta y profesor de Filosofía en la Universidad de Salamanca, y las consideraciones que nos ha ofrecido en unas breves páginas iniciales son pertinentes para entender, desde la perspectiva de la filosofía, un mundo poético, sin duda complejo. Le interesa al prologuista un concepto que Fulgencio Martínez acuña al titular la primera parte del libro, la más extensa, Los paseantes (Poesía cívica en modo de elegía). Se trata entonces del concepto de poesía cívica, que Maximiliano Hernández justifica al señalar que «su apuesta nace ciertamente del convencimiento personal acerca de la raíz y alcance morales del hacer poético, de esa exigencia –tan machadiana– de una palabra en el tiempo que hoy se presenta ante todos nosotros, viva y saludable, con la humildad concreta, también con la esperanza de ser “la palabra con que vencer el miedo”. Se trata por eso de una apuesta que no opera en el vacío del esnobismo estético o de la afirmación individual, sino que aspira más bien a hacerse eco de una necesidad de la época y, en este sentido, cuenta con una justificación histórica innegable.»
Por eso no puede pasar inadvertido el poema que abre el libro, constituido en forma de «introducción: prueba se sabor y afinación del gusto» y titulado Poética de emergencia social Tras este poema, se desarrollarán las dos partes del libro, la antes citada y el Epílogo jocoso, Meae nugae, al que más adelante nos referiremos. Porque ahora nos interesa reparar en esa poética de emergencia social que anuncia un libro que apura al máximo los límites de la comprensión de un mundo complejo y adverso entre desafíos, decisiones, sentimientos, nubarrones de angustia y marejadas. Pero al poeta le importa ante todo encontrar su segundo lector para comprometerlo en esta nueva visión del mundo de hoy, primera década del veintiuno, en el que el poeta cita a su lector y lo invita a la ceremonia de la censura y comprensión de un mundo convulso, encenagado en la trivialidad, desorientado en su acceso a un humanismo contemporáneo anulado y desaparecido.
El prologuista ha anotado muy bien lo complementarias que son las dos artes del libro, cuando ha señalado que «Fulgencio Martínez ha querido dejar nítida la novedad poética de Prueba de sabor en la estructura misma del libro, que consta de dos partes: “Los paseantes” y “Epílogo jocoso”. Con ello nos ha proporcionado una muestra de dos formas o variantes literarias de la poesía cívica: la elegía y la sátira cómica. O mejor: nos da a entender que la poesía cívica puede oscilar entre lo elegíaco (“poesía cívica en modo de elegía” reza el subtítulo de la primera parte) y lo cómico.
Porque, en efecto, en la segunda parte con el recuerdo de las meae nugae (mis naderías) de Catulo y la evocación de las palabras del gran Horacio, (¿qué me impide decir la verdad riendo?), Fulgencio Martínez se interna en el otro género lírico de la poesía clásica por excelencia, la sátira, presidiada en esta ocasión por su sano sentido del humor con Agustín de Hipona, Guillén Peraza y Homero, sombras que se deslizan en el espacio jocoso de una censura no exenta de un notable desencanto. Esas naderías de Catulo, ese concepto de la poesía como pasatiempo va mucho más allá y traspasa los límites de lo jocoso para convertirse en una sátira de nuestro tiempo, tan comprometida como contemporánea.
Fulgencio Martínez consigue en Prueba de sabor confirmar la originalidad de su mundo poético y logra, en definitiva, renovarlo con nuevas propuestas al mismo tiempo que revitaliza con su verso libre, bien construido y elegantemente acompasado, revitalizar géneros líricos últimamente muy anquilosados por las reiteraciones inmovilistas, como es el caso e la elegía, y un tanto olvidados, a pesar de su fuerza y tradición clásica, como lo es la sátira, aprendida directamente, en sus modos y formas, de los más excelsos poetas latinos.
El libro ha sido prologado por Maximiliano Hernández Marcos, poeta y profesor de Filosofía en la Universidad de Salamanca, y las consideraciones que nos ha ofrecido en unas breves páginas iniciales son pertinentes para entender, desde la perspectiva de la filosofía, un mundo poético, sin duda complejo. Le interesa al prologuista un concepto que Fulgencio Martínez acuña al titular la primera parte del libro, la más extensa, Los paseantes (Poesía cívica en modo de elegía). Se trata entonces del concepto de poesía cívica, que Maximiliano Hernández justifica al señalar que «su apuesta nace ciertamente del convencimiento personal acerca de la raíz y alcance morales del hacer poético, de esa exigencia –tan machadiana– de una palabra en el tiempo que hoy se presenta ante todos nosotros, viva y saludable, con la humildad concreta, también con la esperanza de ser “la palabra con que vencer el miedo”. Se trata por eso de una apuesta que no opera en el vacío del esnobismo estético o de la afirmación individual, sino que aspira más bien a hacerse eco de una necesidad de la época y, en este sentido, cuenta con una justificación histórica innegable.»
Por eso no puede pasar inadvertido el poema que abre el libro, constituido en forma de «introducción: prueba se sabor y afinación del gusto» y titulado Poética de emergencia social Tras este poema, se desarrollarán las dos partes del libro, la antes citada y el Epílogo jocoso, Meae nugae, al que más adelante nos referiremos. Porque ahora nos interesa reparar en esa poética de emergencia social que anuncia un libro que apura al máximo los límites de la comprensión de un mundo complejo y adverso entre desafíos, decisiones, sentimientos, nubarrones de angustia y marejadas. Pero al poeta le importa ante todo encontrar su segundo lector para comprometerlo en esta nueva visión del mundo de hoy, primera década del veintiuno, en el que el poeta cita a su lector y lo invita a la ceremonia de la censura y comprensión de un mundo convulso, encenagado en la trivialidad, desorientado en su acceso a un humanismo contemporáneo anulado y desaparecido.
El prologuista ha anotado muy bien lo complementarias que son las dos artes del libro, cuando ha señalado que «Fulgencio Martínez ha querido dejar nítida la novedad poética de Prueba de sabor en la estructura misma del libro, que consta de dos partes: “Los paseantes” y “Epílogo jocoso”. Con ello nos ha proporcionado una muestra de dos formas o variantes literarias de la poesía cívica: la elegía y la sátira cómica. O mejor: nos da a entender que la poesía cívica puede oscilar entre lo elegíaco (“poesía cívica en modo de elegía” reza el subtítulo de la primera parte) y lo cómico.
Porque, en efecto, en la segunda parte con el recuerdo de las meae nugae (mis naderías) de Catulo y la evocación de las palabras del gran Horacio, (¿qué me impide decir la verdad riendo?), Fulgencio Martínez se interna en el otro género lírico de la poesía clásica por excelencia, la sátira, presidiada en esta ocasión por su sano sentido del humor con Agustín de Hipona, Guillén Peraza y Homero, sombras que se deslizan en el espacio jocoso de una censura no exenta de un notable desencanto. Esas naderías de Catulo, ese concepto de la poesía como pasatiempo va mucho más allá y traspasa los límites de lo jocoso para convertirse en una sátira de nuestro tiempo, tan comprometida como contemporánea.
Fulgencio Martínez consigue en Prueba de sabor confirmar la originalidad de su mundo poético y logra, en definitiva, renovarlo con nuevas propuestas al mismo tiempo que revitaliza con su verso libre, bien construido y elegantemente acompasado, revitalizar géneros líricos últimamente muy anquilosados por las reiteraciones inmovilistas, como es el caso e la elegía, y un tanto olvidados, a pesar de su fuerza y tradición clásica, como lo es la sátira, aprendida directamente, en sus modos y formas, de los más excelsos poetas latinos.
VERSURI
DE FULGENCIO MARTÍNEZ: "ESOS
SERES NO IDENTIFICADOS" TRADUCIDO AL
RUMANO POR ELENA LILIANA POPESCU, PUBLICADO
EN LA REVISTA NORD LITERAR.
La
revista literaria rumana Nord
Literar, en su número de febrero de 2013, publica un
poema de Fulgencio Martínez dentro de una muestra de poetas
hispanoamericanos y españoles seleccionados y traducidos por Elena
Liliana Popescu. Los versuri
(versos) del poema "Esos seres no identificados"
(del libro El cuerpo del día, 2010, Renacimiento) retozan contentos
al ser revividos en rumano por la poeta Elena Popescu, uno entre los
grandes de la poesía de su país.
Gracias
a ella y a la revista cultural de Baia Mare, Maramures, en el norte
de Rumanía.
ESOS SERES NO
IDENTIFICADOS
VERTIDO
AL RUMANO POR ELENA LILIANA POPESCU
Acele fiinţe neidentificate
Poemul este un mediu fizic
ca un fel de fotografie
cu puterea de a face vizibile
visele şi ceea ce nu mai vezi.
Şi pe acele fiinţe
care par să vină din altă lume,
din altă dimensiune;
deşi au nume de oameni
şi îi cheamă Juan sau Abdel
după mama care i-a născut.
Şi pe acele fiinţe
extraterestre acestei planete,
pe care le-am lipsit
de dimensiune:
a trupului şi a sângelui dreptăţii.
Voi, cei excluşi de pe pământ,
luaţi poezia!
e la ofertă în mâinile voastre
să o consacraţi!
Acesta este trupul său
care vă dă nume
şi carte de existenţă.
Mâncaţi-o aşa cu hârtie şi adjectiv!
Vă aparţine de drept,
ca pâinea şi adevărul, poemul.
ESOS
SERES NO IDENTIFICADOS
El poema es un medio físico
como una suerte de fotografía
capaz de darle visibilidad
a los sueños y a lo que ya no ves.
También a esos seres
que parecen llegar del más allá,
de otra dimensión;
aunque sus nombres sean humanos,
y se llamen Juan o Abdel
de la madre que lo parió.
También a esos seres
extraterrestres de este planeta,
a los que hemos privado
de dimensión:
del cuerpo y la sangre de la justicia.
Los excluidos de la tierra,
¡tomad la poesía!
¡está en oferta en vuestras manos
de consagrar!
Esto es su cuerpo
que os da nombre
y carta de existencia.
¡Comedlo aun con papel y adjetivo!
Os pertenece por derecho,
como el pan y la verdad, el poema.
Texto 6
La revista cultural Los palabristas de Hoy y de Siempre*, dirigida por Mónica Caruso, y que se edita en Argentina, ha publicado el poema de Fulgencio Martínez "Conversando con una fotografía de Fernando Pessoa"**, incluido en el libro El año de la lentitud recién editado por Huerga y Fierro editores (Madrid) y disponible en librerías a finales de marzo.
Podéis
ver la revista en versión electrónica en este enlace, y al final de
la página de Poetas actuales, el poema de Fulgencio:
http://www.lospalabristasdeh.blogspot.com
También los puedes encontrar en facebook y ver lo que se cuece en poesía en Buenos Aires, incluso hacerte seguidor o seguidora.
*Los
palabristas de Hoy y de Siempre
es una revista literaria independiente, que se publica en Buenos
Aires desde hace diez años, fundada por Mónica Caruso.
**
Este poema se encuentra también en la página El hurón y la galería
de este blog: diariopoliticoyliterario.blogspot.com.
(Redacción, 13 de marzo 2013)
TEXTO 7
Este próximo Lunes 1 de Abril, desde Argentina el programa de radio EL BANQUETE CULTURAL leerá un poema de Fulgencio Martínez ("Oración por Antonio Machado"). La escucha será un poco después de las 12 de la noche (hora de España), las 20.O hs de Argentina.
ENLACE PARA OíR EL PROGRAMA ON LINE
http://www.alsolnet.com/stream/fmemociones/
Arriba, el enlace para escuchar on line
el programa EL BANQUETE CULTURAL, declarado de interés cultural, que se
emite todos los lunes desde las 20.OO hs (Argentina), 22.OO hs
(España). Programa ideado y conducido por la escritora MÓNICA CARUSO
(directora asimismo de la revista literaria mensual LOS PALABRISTAS DE
HOY Y DE SIEMPRE) y con el equipo de Panelista: Omar Brossard. Locutor:
Oscar Godoy. Técnico: Hugo Godoy. A ellos y a todos lo que hacen el
programa, muchas gracias.
enlace a la web del programa EL BANQUETE CULTURAL
http://banquetecultural.blogspot.com.es/2011/07/banquete-cultura-crea-tu-insignia.html
Mónica Caruso, en directo. |
EL POEMA DE FULGENCIO MARTÍNEZ:
Antonio y su esposa Leonor |
ORACIÓN
POR ANTONIO MACHADO
Se
fue con su canción
al umbral de un reino silencioso.
Nos dejó a su espalda el trabajo
de encender cada día el hogar
con rabia al mañana vacío.
Enseñó lo que pueden hacer
juntas la rabia y la idea,
supo hacer del llanto belleza.
Luchó el maestro por una España
clara, donde el cielo fuera amigo.
Por sacarle a su tierra la espina
que durante siglos le dejaron
clavada; no renunció Antonio
a soñar un futuro mejor.
Hoy que enmudecen su estatua
los hielos del imperio, he querido,
humildemente, leer junto a ti
los versos de Antonio Machado
para infundirte ánimo y fe
en estos tiempos difíciles.
Si alguna vez la poesía
llevó un aliento de esperanza
a alguien, si a una sola mano
ayudó a levantarse, suplico
hoy más que nunca, al dios
de los poetas, que sea generos
contigo, joven amiga.
FULGENCIO MARTÍNEZ
al umbral de un reino silencioso.
Nos dejó a su espalda el trabajo
de encender cada día el hogar
con rabia al mañana vacío.
Enseñó lo que pueden hacer
juntas la rabia y la idea,
supo hacer del llanto belleza.
Luchó el maestro por una España
clara, donde el cielo fuera amigo.
Por sacarle a su tierra la espina
que durante siglos le dejaron
clavada; no renunció Antonio
a soñar un futuro mejor.
Hoy que enmudecen su estatua
los hielos del imperio, he querido,
humildemente, leer junto a ti
los versos de Antonio Machado
para infundirte ánimo y fe
en estos tiempos difíciles.
Si alguna vez la poesía
llevó un aliento de esperanza
a alguien, si a una sola mano
ayudó a levantarse, suplico
hoy más que nunca, al dios
de los poetas, que sea generos
contigo, joven amiga.
FULGENCIO MARTÍNEZ
(del libro El
año de la lentitud,
en Madrid, por Huerga y Fierro editores,
en Marzo de 2013).
A
MÓNICA CARUSO, con mi gratitud, ESTE POEMA DEDICADO A UNO DE LOS
GRANDES POETAS ESPAÑOLES DEL SIGLO XX
Texto 8
ENTREVISTA
Texto 8
sábado, 15 de septiembre de 2012
Fulgencio Martínez- Poeta
ENTREVISTA DE ENRIQUE GAMBÍN A FULGENCIO MARTÍNEZ PARA EL BLOG EL BRAZAL DE LAS LETRAS
ENTREVISTA
- Enrique
Gambín López:
¿Cómo
se define?
Fulgencio
Martínez: Un
lado sereno, el otro tempestuoso; soy como esas personas normales que
sufren la carga del mal gobierno.
-
E.G.L.:
Un libro…
- F.M:
El
rayo que no cesa,
de Miguel Hernández, porque después de él viene Viento
del pueblo: es
decir, porque ya ha dicho el poeta en aquel libro lo más grande que
se puede decir sobre el amor y la muerte, y, a partir de ahí, la
poesía va a comprometerse con la vida.
-E.G.L.:
Una película…
- F.M:
"Paseo
por el amor y la muerte", de John Houston.
- E.G.L.:
Un actor…
- F.M: Un
actor: Al Pacino. Una actriz: Esperanza Aguirre (aunque la llaman
solo para funciones políticas, tiene otros recursos más allá del
esperpento en que está encasillada).
- E.G.L.:
Un valor…
- F.M:
La
generosidad, en cualquier ser humano; la generosidad unida a la
inteligencia, en algunas pocas personas.
-
E.G.L.:¿Qué
referentes tiene en el mundo de la literatura y el saber?
- F.M:
Mis
referencias literarias son el maestro Antonio Machado, Miguel de
Unamuno, Schopenhauer, Nietzsche, y, más cercanos a nuestra época,
Gadamer, Derrida, y otros pensadores que siguen los senderos ocultos
en el bosque de Heidegger.
-
E.G.L.:
Usted ha
estudiado filosofía y ejerce como profesor de esa disciplina y
además es poeta… ¿Desde una buena obra literaria se puede
transmitir los mismos valores e ideas que desde un tratado
filosófico?
- F.M:
Tú
lo has dicho, Enrique: "Desde una buena obra literaria".
Piensa en el poeta alemán Hölderlin: "Ante las mismas puertas
del Orco canté a la alegría/ y a las Sombras enseñé la
embriaguez". Hölderlin dice que los poetas "somos"
gente del pueblo, que hablan para todos y para cada uno de los
hombres. Hay más filosofía (y valores) en un verso de Hölderlin o
de Guillermo Carnero que en la mayoría de los tratados filosóficos
académicos, que se limitan a parasitar el lenguaje de la filosofía
viva.
- E.G.L.:
Hay quienes
piensan que la poesía se encuentra en el ámbito de lo puramente
estético, pero también tiene importantes dimensiones antropológicas
e incluso éticas… ¿Cuál es su opinión al respecto?
- F.M:
La
poesía tiene hoy una ventaja: no está en el mercado. Por tanto,
cualquiera que escriba un verso de verdad está, por ello mismo,
cuestionando el sistema. La poesía hoy, insisto, no es,
afortunadamente, ni siquiera "cultura". No le afecta, por
ejemplo, lo de la subida del IVA de la "cultura", ni
ninguna de esas cantinelas, porque no se vende... Quiere esto decir
que la poesía transgrede cualquier ámbito, y más aún: la
separación de ámbitos. que no se sabe ya en nombre de qué cultura
se establecen.
-
E.G.L.:
¿Según
su opinión qué debe primar en una poesía las ideas y valores
inmutables o la experiencia?
- F.M:
Ni
una cosa ni otra: la poesía debería ser un cuerpo, con boca, manos,
cabeza, pies, y todo lo que se le supone a un cuerpo: inteligencia,
ritmo, sexo y nariz: nariz sobre todo, para aspirar el aire de su
tiempo y oler el futuro, lo que no esté en ningún pro-grama. La
poesía es la libertad de la escritura, y lo que, por definición,
disuelve cualquier trazo, gramma,
prefabricado. Nunca podría encontrarse en un best-seller,
por ejemplo (volviendo al inicio de mi respuesta).
-E.G.L.:
¿Se
podría decir que los poetas tienen una función para con la sociedad
algo parecida a la de los filósofos?
-F.M:
Aunque
exista aún el prestigio de los grandes poetas, y de vez en cuando a
uno de ellos, a punto de morir, lo lleven a Alcalá para darle el
Cervantes, o lo maltraten llevándolo a la fría Suecia para
otorgarle el Nobel; esta sociedad tecnocrática, economicista, no
necesita a los poetas. Ni mucho menos los necesitan los profesionales
del ramo político, quienes -como los antiguos sofistas, de los que
te acordarás por tus estudios de Filosofía- manipulan a su antojo
el lenguaje de la tribu. Ellos y los "creativos" de la
publicidad: que viven de lo mismo si no son del mismo oficio. ¿Cómo
va a interesarles que exista el poeta, el que cuida el lenguaje, la
"casa del ser", como dijo Heidegger?
-
E.G.L.:
¿Qué le debería
motivar más a un poeta la realidad de lo vivido o lo que querría
vivir?
- F.M:
La
apertura al otro, a lo otro, es lo que más estimo en un poeta. "Los
vanos mundos interiores" en los que muchos todavía se
alborotan, me dan cierta náusea; más aún, cuando el escritor
escribe con una solemnidad pacata sobre "su experiencia", y
en un estilo reconcentrado y superficialmente oscuro.
-
E.G.L.:
¿Lo
que más influye en los poetas son sus adversidades y a lo que son
contrarios o sus alegrías y éxitos?
- F.M:
Toda
vivencia puede llegar al poema transmutada. La poesía tiene un poco
de alquimia irracional: no se sabe cómo de una adversidad surge un
poema de esperanza. No hay poesía triste o alegre, sino poesía
buena o mala. Buena, donde hay algo de oro -de verdad, de
autenticidad y de tensión por encontrar un sentido a lo que no lo
tiene.
- E.G.L.:
¿Cuáles
son sus motivaciones para escribir?
- F.M:
Mis
motivaciones conscientes poco importan (Decir mi insatisfacción con
este estado de cosas injusto). Me siento a escribir cuando estoy
atrapado por el deseo; respondo a una cierta forma de deseo visceral.
Desear es algo así como reconocerse incompleto y tender a buscar
fuera lo que nos complete. Todo organismo vivo es, básicamente,
deseo por ser no autosuficiente. El deseo de escribir no es más
espiritual que el deseo de obtener comida.
- E.G.L.:
¿Es posible
innovar en el mundo poético o “está todo inventado”?
- F.M:
Quien
se plantea en serio esa pregunta, está muerto ya como poeta. Hay
que escribir a lo que salga, pero, eso sí, con extrema autocrítica
y extrema modestia.
-
E.G.L.:
¿Cómo
surgió el proyecto de la revista Ágora Papeles de arte gramático?
- F.M:
Surgió...
hace ya catorce años.... de la idea de crear un medio donde se
reivindicara la autoría, la responsabilidad del autor sobre sus
textos. Un grupo de escritores que tenía algo propio que decir y
quería acoger cualquier voz propia que se sumase a su impulso.
-
E.G.L.:
¿Qué
destacaría de la evolución de esta publicación?
-F.M:
Ágora
ha
realizado números de gran enjundia y repercusión, como los
monográficos dedicados a Vladimir Holan, o a Miguel Hernández. Me
parece que devino una referencia, sobre todo, en la crítica, de la
que tan huérfanos están los poetas y los libros. No se hace
crítica, en este país, como sabes; está mal visto.
-
E.G.L.:
¿Qué
nuevos retos se plantea para el futuro de la misma?
- F.M:
Para
este nuevo curso, yo he dejado la dirección, incluso el proyecto de
Ágora. Creo que para cada cosa hay un fin. Está en las manos de
Francisco J. Illán diseñar su futuro.
-
E.G.L.:
Gracias
TEXTO 9
ÁGORA CON EL 1º DE MAYO, CON LOS
TRABAJADORES DE ESPAÑA Y DEL MUNDO
¡UNIDOS CONTRA LA TIRANÍA DE LOS
GOBIERNOS SERVILES Y CONTRA LOS INTERESES DEL CAPITALISMO FINANCIERO
QUE HAN ASALTADO EL PLANETA HUMANO Y LA RAZÓN, DICTANDO SUS LEYES Y SU MIEDO!
El silencio del hombre de cultura es cómplice de los injustos. ¡Hagamos la
democracia! No solo la veamos representada en un papel, en una muda
Constitución. Como escribió Miguel Hernández, somos viento del
pueblo. Nunca al viento podrán asentar ni doblegar mientras viva la
poesía.
MIGUEL HERNÁNDEZ Y LA POESÍA SOCIAL
¿Por qué nos interesa tanto el caso Miguel Hernández? Porque nos exige, con su poesía, con el conjunto de su obra literaria, y con su vida, pensar la literatura, la teoría y la poética literarias más allá de la imagen del mundo de la burguesía: una figura histórica muy concreta que dominó y domina el mundo y que todavía impone su doctrina sobre la función de la literatura y del arte en general.
Por Fulgencio Martínez
(estracto de una conferencia pronunciada en el casino del pueblo)
(estracto de una conferencia pronunciada en el casino del pueblo)
Miguel Hernández es el creador de la
poesía social, antes, incluso, que Pablo Neruda. Miguel Hernández,
en sus libros Viento del pueblo
y El hombre acecha, escritos
en los años 1937 y 1938, durante la Guerra civil en España,
revoluciona la poesía de la Generación del 27 y pone su voz al
servicio del pueblo. En la dedicatoria a Vicente Aleixandre dice
Miguel “Los poetas somos viento del pueblo”.
La poesía social de Miguel Hernández es una poesía humanista, comprometida con los Derechos Humanos; reivindica la cultura, el valor de la mujer, la dignidad humana, la libertad, la justicia; y denuncia la pobreza, la esclavitud y el sometimiento a la ignorancia y al oscurantismo que ejercen sobre el pueblo las poderes reaccionarios.
A fuerza de ser humanista, esta poesía social es política y revolucionaria. Todos los poetas y cantautores, españoles y americanos, de décadas posteriores tendrán en el autor de “El niño yuntero" su referente.
Pero la poesía de Miguel Hernández no se limita a la defensa de las reivindicaciones de una clase social, como son los trabajadores y, en concreto, los trabajadores de la tierra que él conoció, con sus penalidades y en la situación de servidumbre en que vivían en su época. La poesía de Miguel defiende al ser humano de cualquier época y clase social al que se le priva de su dignidad y derechos. Poemas como “Las manos”, “El sudor” son claros ejemplos de esta poesía social en la que Miguel grita, en nombre de los trabajadores:“Ayudadme a ser hombre”.
Su denuncia se podría dirigir no sólo contra la explotación económica y cultural del trabajador, sino contra cualquier régimen social que cosifique y deshumanice al ser humano. El trabajador no es una cosa, no es un instrumento, como un tractor o una fábrica; el hombre, dice Miguel, es “instrumentalista”, no instrumento. De este modo la poesía de Miguel anticipa, en los años 30 del siglo XX, el humanismo marxista, critico con toda forma social de explotación y alienación del hombre.
La poesía social de Miguel Hernández es una poesía humanista, comprometida con los Derechos Humanos; reivindica la cultura, el valor de la mujer, la dignidad humana, la libertad, la justicia; y denuncia la pobreza, la esclavitud y el sometimiento a la ignorancia y al oscurantismo que ejercen sobre el pueblo las poderes reaccionarios.
A fuerza de ser humanista, esta poesía social es política y revolucionaria. Todos los poetas y cantautores, españoles y americanos, de décadas posteriores tendrán en el autor de “El niño yuntero" su referente.
Pero la poesía de Miguel Hernández no se limita a la defensa de las reivindicaciones de una clase social, como son los trabajadores y, en concreto, los trabajadores de la tierra que él conoció, con sus penalidades y en la situación de servidumbre en que vivían en su época. La poesía de Miguel defiende al ser humano de cualquier época y clase social al que se le priva de su dignidad y derechos. Poemas como “Las manos”, “El sudor” son claros ejemplos de esta poesía social en la que Miguel grita, en nombre de los trabajadores:“Ayudadme a ser hombre”.
Su denuncia se podría dirigir no sólo contra la explotación económica y cultural del trabajador, sino contra cualquier régimen social que cosifique y deshumanice al ser humano. El trabajador no es una cosa, no es un instrumento, como un tractor o una fábrica; el hombre, dice Miguel, es “instrumentalista”, no instrumento. De este modo la poesía de Miguel anticipa, en los años 30 del siglo XX, el humanismo marxista, critico con toda forma social de explotación y alienación del hombre.
Por supuesto, la poesía social de Miguel tiene también un fuerte componente de denuncia del momento, como en los poemas “Alba de hachas” y “Sonreídme -anteriores a los libros citados, y escritos bajo el fervor republicano y dirigidos contra el oscurecimiento de la Iglesia católica y la oligarquía rancia que mantenían a este país en situación deprimente.
Un aspecto inseparable de la poesía social de Miguel es su teatro social, escrito en la guerra, y que solo recientemente se empieza a valorar.
¿Por qué nos interesa tanto el caso Miguel Hernández? Porque nos exige, con su poesía, con el conjunto de su obra literaria, y con su vida, pensar la literatura, la teoría y la poética literarias más allá de la imagen del mundo de la burguesía: una figura histórica muy concreta que dominó y domina el mundo y que todavía impone su doctrina sobre la función de la literatura y del arte en general. Piénsenlo.
Este ejercicio de análisis les mando para el Primero de Mayo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario