"El informe de la vergüenza" o cómo los políticos se amodorraron.
ARTÍCULO PUBLICADO EN EL DIARIO EL PAJARITO. ES.
http://elpajarito.es/opinion/256-insomnia/8025-el-informe-de-la-vergueenza.html
Los efectos del benceno son cancerígenos.
EL INFORME DE LA VENGÜENZA
Una Universidad catalana ha tenido que intervenir para
sacarnos de dudas, además de sacarle los colores a los responsables políticos
murcianos tanto de la Comunidad como de los Ayuntamientos afectados por la
contaminación química. Como ha informado con veracidad y valentía EL PAJARITO (uno de los pocos medios
libres de este país http://elpajarito.es/), la Plataforma por un Aire Limpio ha comunicado los resultados del informe 'Determinación
del origen de episodios de contaminación atmosférica registrados en
Alcantarilla, Murcia y poblaciones cercanas', realizado por la Universidad
Politécnica de Cataluña, en el que se concluye que "se puede apreciar
claramente" cómo las
retrotrayectorias "tienen un foco de emisión de contaminación común, el
polo químico de Alcantarilla".
La prensa murciana se había empecinado, con una buena facha
de seguidismo oficialista, en llamar “episodios de malos olores” a los
accidentes contaminantes que ocurrieron en Alcantarilla en los meses de enero y
febrero. Los vecinos y las plataformas cívicas sabían de sobra que no eran solo
malos olores lo que respiraban las personas de Alcantarilla, Javalí, Sangonera,
Pueblo de Soto y otras pedanías de Murcia. En ese entorno, donde reside quien
escribe estas líneas, estamos hartamente habituados a que huela mal el aire que
se respira y a sufrir la invasión química en la propia casa. Así que, en
aquellos días en que escupía con más fuerza el foco de la contaminación
química, muchos vecinos dijeron “basta”, pero las autoridades: “¡a joderos!”.
El mismo Juan José Gómez Hellín, concejal de Medio Ambiente del municipio
alcantarillero, recomendó colonia para combatir esos olorcillos de nada. Los
expertos por boca de los políticos regionales callaron, porque no tenían medios
de medición adecuados, quizá; los políticos del Gobierno Regional pasaron el
problema a los bedeles, como suelen hacer en cuestiones que no les atañen a su
modus vivendi. Ellos tienen más graves asuntos que atender.
Afortunadamente eso
que se llama la sociedad civil dio signos de actividad, y a la cabeza la
Plataforma por un Aire Limpio insistió en indagar las causas y el alcance del
problema de contaminación. Ningún informe serio se dignó mandar el Gobierno de
la Comunidad de Murcia, que de este modo se hacía cómplice de los efectos nocivos
para la salud que hayan ocasionado o pueden
ocasionar en el futuro las externalidades negativas de empresas químicas
instaladas en el municipio. Disparó el titular de que se trataba solo de
“malos olores”. Una excepción, casi
anecdótica: la concejala de Medio Ambiente del Municipio de Murcia, tras
recibir la queja del vecindario de una pedanía murciana donde hay
urbanizaciones de gente bien, pidió a su homóloga de la Comunidad un informe
veraz sobre la repercusión de los incidentes en Alcantarilla para la salud de
los vecinos de Murcia.
En este asunto todos los políticos han estado muy cucos (y muy putos), pudorosamente callados, si usted prefiere leer fino. Hay en este asunto una derivada económica, que parte del posible pago de externalidades negativas sobre el medio ambiente humano y natural que las empresas contaminantes tendrían que afrontar, si no fueran sus socios y amiguetes los políticos. Las externalidades negativas son el impacto de la actividad industrial sobre el medio social y ambiental. La empresa moderna los tiene en cuenta en sus gastos de producción y compensa económicamente a la población afectada por los gastos que ésta ha de desembolsar por mantener limpio su aire, su tierra, sus ríos y por cuidar de la salud y la calidad de vida del entorno humano perjudicado. Cierto es que ese presupuesto para compensar externalidades negativas las empresas lo pueden dedicar a hacer una campaña de información o desinformación que minimice o niegue los posibles perjuicios que pueden causar al medio ambiente social; también pueden comprar el silencio informativo o político. Otra forma de hacer frente a la perjuicios medioambientales es a través del chantaje a la localidad afectada con la amenaza de perder los puestos laborales. No podemos siquiera pensar que, en este caso, en el de las industrias químicas de Alcantarilla, estemos ante empresas salvajes, anteriores al Tratado del Roma (de los años 70 del siglo pasado) que aconseja el desarrollo industrial sostenible y respetuoso con el medio humano y físico. Que ni siquiera esas empresas tengan una estrategia para estos casos, eso sería impensable. Significaría una lacra para la imagen internacional de la industria española, una rémora en nuestro esfuerzo de modernización, y, en fin, diría mal de los responsables políticos que les han otorgado licencia.
En este caso y por generalización en otros que se puedan plantear, el pueblo tiene derecho a saber si se da uno o se dan varios de los supuestos anteriores. Si las empresas piensan compensar por las molestias ocasionadas, si hay falta de celo, de competencia o de negligencia, o de todo un poco, por parte de los políticos municipales, si su silencio se debe a intereses propios o a estar protegiendo los de otros; pues no se explica que los responsables públicos acaten con talante tranquilizador el titular de los “malos olores” que han de soportar velis nolis los vecinos del pueblo, como si fuera ello de suyo con la condición de estar empadronados y pagar impuestos en el Municipio. Debería el señor Alcalde hacer saber a los vecinos si el Ayuntamiento ha pensado en un nuevo plan de industrialización, diseñado por asesores visionarios, que prioriza la instalación de empresas pesadas contaminantes en la localidad, en detrimento de la industria conservera tradicional, como la empresa HERO, cuya imagen de calidad, nacional e internacional, puede verse afectada por la difusión de agentes contaminantes, perdón: de “malos olores”.
Realmente, hay días en que el aire del pueblo se vuelve tan denso y acre como si fuera la atmósfera de Marte. De lo cual puede dar fe este servidor, quien al llegar a la Plaza del Mercado próxima a la casa de sus padres, comprobó la dificultad de respirar y esa especie de momificación ácida que invade a veces el aire del pueblo. Las personas más sensibles a estos problemas, los ancianos y los niños, son bienes que la Junta del Ayuntamiento debería proteger a la más mínima sospecha o alarma. Al alcalde y al concejal de Medioambiente aún se les espera para que estén al frente de la pancarta contra la contaminación medioambiental. Si es necesario, han de ir más allá de Nonduermas a manifestarse en nombre de la calidad de vida de sus vecinos y votantes.
Ante el silencio de unos y de otros esperemos que, tras el informe recibido de la Universidad Politécnica de Barcelona, la Fiscalía –por favor- intervenga. La petición de auxilio dada a esta por la Plataforma por un Aire Limpio es nuestra última esperanza de un país sano moral, ambiental y democráticamente.
En este asunto todos los políticos han estado muy cucos (y muy putos), pudorosamente callados, si usted prefiere leer fino. Hay en este asunto una derivada económica, que parte del posible pago de externalidades negativas sobre el medio ambiente humano y natural que las empresas contaminantes tendrían que afrontar, si no fueran sus socios y amiguetes los políticos. Las externalidades negativas son el impacto de la actividad industrial sobre el medio social y ambiental. La empresa moderna los tiene en cuenta en sus gastos de producción y compensa económicamente a la población afectada por los gastos que ésta ha de desembolsar por mantener limpio su aire, su tierra, sus ríos y por cuidar de la salud y la calidad de vida del entorno humano perjudicado. Cierto es que ese presupuesto para compensar externalidades negativas las empresas lo pueden dedicar a hacer una campaña de información o desinformación que minimice o niegue los posibles perjuicios que pueden causar al medio ambiente social; también pueden comprar el silencio informativo o político. Otra forma de hacer frente a la perjuicios medioambientales es a través del chantaje a la localidad afectada con la amenaza de perder los puestos laborales. No podemos siquiera pensar que, en este caso, en el de las industrias químicas de Alcantarilla, estemos ante empresas salvajes, anteriores al Tratado del Roma (de los años 70 del siglo pasado) que aconseja el desarrollo industrial sostenible y respetuoso con el medio humano y físico. Que ni siquiera esas empresas tengan una estrategia para estos casos, eso sería impensable. Significaría una lacra para la imagen internacional de la industria española, una rémora en nuestro esfuerzo de modernización, y, en fin, diría mal de los responsables políticos que les han otorgado licencia.
En este caso y por generalización en otros que se puedan plantear, el pueblo tiene derecho a saber si se da uno o se dan varios de los supuestos anteriores. Si las empresas piensan compensar por las molestias ocasionadas, si hay falta de celo, de competencia o de negligencia, o de todo un poco, por parte de los políticos municipales, si su silencio se debe a intereses propios o a estar protegiendo los de otros; pues no se explica que los responsables públicos acaten con talante tranquilizador el titular de los “malos olores” que han de soportar velis nolis los vecinos del pueblo, como si fuera ello de suyo con la condición de estar empadronados y pagar impuestos en el Municipio. Debería el señor Alcalde hacer saber a los vecinos si el Ayuntamiento ha pensado en un nuevo plan de industrialización, diseñado por asesores visionarios, que prioriza la instalación de empresas pesadas contaminantes en la localidad, en detrimento de la industria conservera tradicional, como la empresa HERO, cuya imagen de calidad, nacional e internacional, puede verse afectada por la difusión de agentes contaminantes, perdón: de “malos olores”.
Realmente, hay días en que el aire del pueblo se vuelve tan denso y acre como si fuera la atmósfera de Marte. De lo cual puede dar fe este servidor, quien al llegar a la Plaza del Mercado próxima a la casa de sus padres, comprobó la dificultad de respirar y esa especie de momificación ácida que invade a veces el aire del pueblo. Las personas más sensibles a estos problemas, los ancianos y los niños, son bienes que la Junta del Ayuntamiento debería proteger a la más mínima sospecha o alarma. Al alcalde y al concejal de Medioambiente aún se les espera para que estén al frente de la pancarta contra la contaminación medioambiental. Si es necesario, han de ir más allá de Nonduermas a manifestarse en nombre de la calidad de vida de sus vecinos y votantes.
Ante el silencio de unos y de otros esperemos que, tras el informe recibido de la Universidad Politécnica de Barcelona, la Fiscalía –por favor- intervenga. La petición de auxilio dada a esta por la Plataforma por un Aire Limpio es nuestra última esperanza de un país sano moral, ambiental y democráticamente.
FULGENCIO MARTÍNEZ
PROFESOR DE FILOSOFÍA Y ESCRITOR
Para leer más:
http://elpajarito.es/region/208-medio-ambiente/7999-el-polo-quimico-de-alcantarilla-es-el-foco-de-contaminacion-del-aire-segun-un-estudio.html
Para leer más:
http://elpajarito.es/region/208-medio-ambiente/7999-el-polo-quimico-de-alcantarilla-es-el-foco-de-contaminacion-del-aire-segun-un-estudio.html
ÁGORA DIGITAL ABRIL 2014
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