Los desengaños
por Francisco Javier Díez
de Revenga
El poeta
Antonio Lucas (Madrid, 1985) obtuvo el premio Internacional de Poesía Loewe, en
su XXVI edición, con Los desengaños,
un libro poético sobrecogedor que ahora publica Visor en su colección de
poesía. Antonio Lucas, vinculado por raíces familiares a nuestra región,
desarrolla en este poemario, tras una brillante trayectoria poética, un avance
muy importante en su poética, y es que este libro, marcado por el desengaño y
por los desengaños que figuran en su título, supone la entrada del escritor en
la madurez de la mano de la reflexión personal sobre la desilusión sentimental,
que coincide con un cierto hastío censurador ante la actual crisis de la
sociedad presente, crisis íntima y espiritual y también generacional que delata
desafección, desencanto y decepción. Se advierte en el poemario la confluencia
de esta doble vertiente del desengaño, la personal y la general, la que afecta
al propio poeta, impulsado por experiencias personales lesivas, y la que le atañe
como ciudadano en un espacio hostil e inhóspito que la poesía no puede ni debe
callar.
La estructura
que Antonio Lucas ha establecido para su libro potencia la conjunción de tales
corrientes que cohesionan sólidamente el conjunto. En la primera parte,
titulada Asamblea de intemperies y
nutrida de poemas que exhiben en sus títulos contundentes negativos (querella,
crisis, intemperie, traición, sumisión), el poeta ahonda, a través de un obsesivo
pronombre tú, en la agudeza y gravedad de su decepción más íntima; pero será en
la segunda, también rotulada muy expresivamente Paisaje de lo incierto, cuando el protagonista salga a un exterior
de paisajes insignes, abiertos y hermosos, pero dotados de alta tensión
elegíaca y de no menor desaliento y contrariedad, al revelar que la verdad
interior no siempre coincide con el escenario, por espléndido que este pueda
parecer. Y ese transitar del interior al exterior, se confirma en las
composiciones de la tercera y última parte, titulada con certeza total Estar solo, sección del libro en la que
soledad genera memoria, y el tiempo y la edad se convierten en espacio para la
evocación y el recuerdo con resultados
deicidamente críticos y sin consolación. Sensaciones que se confirman en una
patética coda, compuesta de un solo poema con no menos significativo título: Fuera de sitio, para allí, en ese lugar
sin nombre donde habita el olvido «delirar sin amino, sin mapa, sin fuego hasta
el tiempo sin tiempo de un país que no haremos».
Contiene este
volumen poemas que sobresalen por su intensidad, palabra poética aguda y
capacidad de convicción, y podrían ser citadas muchas piezas maestras de este
volumen, tan lleno de inquietudes y de sentimientos encontrados. Un poema
ejemplar en todos los sentidos es Despedida,
que asciende a la condición de antológico porque concentra en sus versos todas
las tensiones que cohesionan este volumen: está la palabra encendida del poeta
que se rehace en el desencanto y en el desaliento, la palabra del adiós que
reflexiona sobre el tiempo transcurrido y recupera la memoria de una existencia
ya ida. En esa memoria, la juventud, el amor, la posesión de la amada, la
ternura y la sensualidad de aquellos días, no detienen sin embargo la voz
deshabitada con la que el poeta evoca pasado en presente inhóspito e
inhabitable, en el que campean el delirio volcánico de un pájaro, la sed que
desaloja ríos, la lujosa plata de una herida… Es el momento de la despedida, y
la noche es mucho más que una noche, y el vacío y la grieta dominan al desalentado,
al protagonista de una historia contrariada, de la que se sale ahora sin
remedio. No son palabras sin sentido aunque anuncie finales irreparables, no
son voces destinadas al vacío aunque
reflejen el fracaso de una existencia y de una aventura enamorada. Es la voz de
un poeta, hondo y sincero, que comprende que solo le ha de salvar su palabra
poética, comprometido, a pesar de todo, con una realidad espiritual incómoda e
insostenible. Y solo un gran poeta puede expresarlo con tanta seguridad y con
tanto poder de convicción como lo hace Antonio Lucas en este libro singular.
Y es que
sobresale su poesía, ahora más que nunca, por su expresividad idiomática que,
bordeando una complaciente concesión a la irracionalidad, no llega nunca a levar
las anclas que le mantienen adherido a realidades que han sido existencia y que
son presente. La dicción elegante y convincente se desarrolla en un bien construido
verso libre, de estructuras internas muy bien compensadas, dotado de un ritmo
ansioso que compartirá espacios con excelentes poemas en prosa, especialidad
tan difícil como rara en la lírica actual.
artículo de F.J. Díez de Revenga, publicado en "LITERATURA", LA OPINIÓN DE MURCIA: 4-4-2014
REVISTA ÁGORA DIGITAL ABRIL 2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario