Hilario Barrero. Foto cortesía del autor.
ANTOLOGÍA POÉTICA DE HILARIO BARRERO
(SELECCIÓN PROPIA)
BLEISTIFTE HÖCHSTER QUALITÄT
Abro la caja
y se dispara un olor a colegio de monjas,
olor a cedro, a mina clausurada,
a lápiz encerrado
con una sombra en su interior.
La Hermana Aurora,
la confesión, el ayuno, el rosario,
los nueve primeros viernes
y el mes de mayo a María.
Y esa otra mina dentro de mí
del pecado mortal, la carne, el deseo,
el “cuántas veces, hijo mío” del confesor.
Miro los doce lápices ahora que ya es tarde,
rectos, serios, puntiagudos,
doce apóstoles en la última cena de la línea,
doce peces ahumados en un mar de latón,
Faber-Castell del curso de dibujo
donde por vez primera tracé una curva.
Elijo el lápiz 7B para aclarar mi imagen
y en una hoja de papel prestada
enciendo las tinieblas.
Lo más difícil en el trazo de mi vida siempre ha sido
que la sombra parezca verdadera
no una mancha adherida
al boceto de lo que fue mi infancia.
SUBJUNTIVO
Y tener que explicar de nuevo el subjuntivo,
acechante la tiza de la noche del encerado en luto,
ahora que ellos entregan sus cuerpos a la hoguera
cuando lo que desean es sentir el mordisco
que tatúa con rosas coaguladas sus cuellos ofrecidos
y olvidarse del viejo profesor que les roba
su tiempo inútilmente.
Mientras copian los signos del lenguaje,
emotion, doubt, volition, fear, joy...,
y usando el subjuntivo de mi lengua de humo
mi deseo es que tengan un amor como el nuestro,
pero sé que no escuchan la frase
que les pongo para ilustrar su duda
ansiosos como están de usar indicativo.
Este será su más feliz verano
el que recordarán mañana
cuando la soledad y la rutina
les hayan destrozado su belleza,
la rosa sin perfume, los cuerpos asaltados,
ajadas las espinas de sus labios.
Pero hoy tienen prisa, como la tuve yo,
por salir a la noche, por disfrutar la vida,
por conocer el rostro de la muerte.
FOTO EN LA UNIVERSIDAD DE COLUMBIA
Un rayo destruyó
la esfera en que te apoyas,
sólo queda la base
por donde juegan niños que no te conocieron
y meditan lagartos prisioneros de plomo.
El campus, a finales de curso,
es un río de cuerpos
que con el torso herido
estudian en el césped luminoso.
Pasan cometas tristes suspendidas de lluvia
y pájaros alegres aprobados de viento.
La luz moja tu cara en luna llena,
pelo liso con un brillo cansado,
tus manos enlazadas reposando en tus muslos,
pantalones bombachos
y dos escarabajos en tus ojos
mirando la retina de la tarde.
Sonríe, Federico, no te muevas.
Aunque se queda inmóvil,
la imagen sale turbia.
Se distingue una mano clarísima y helada
que se posa con fuerza en otra mano en fuego.
La lente invierte la foto de Manhattan
y Harlem se amotina
en la cámara oscura de la noche.
RETRASO
sombra sentimental
L. Cernuda
¿Dónde están esos trenes que pasaron
llevando tanta vida en sus vagones,
tanta sangre veloz
de jóvenes nocturnos
que huyendo del suburbio
bajaban perfumados
los fines de semana a la ciudad
en busca de otro amor?
¿Qué silencio escogió
el ruido de sus cuerpos
que vestidos de fiesta
murieron un domingo
cuando de madrugada
volvían a su casa?
Mejor hubiera sido haber perdido el tren.
POSTDATA
Me arrimo a ti
en una calle estrecha
y dejo pasar la sombra
que nos viene siguiendo.
"EARLY SUNDAY MORNING"
Para Edward Hopper
Única criatura, la claridad
extiende sus raíces en la línea
horizonte de la calle vacía,
bautizando al color por su apellido:
azules infantiles, verdes lluviosos,
ocres enamorados, húmedos blancos
que son frontera con la sábana tibia,
el olor a café, la primera caricia,
y el roce de la muerte que, temprana,
teje precipitada la túnica del barro.
Dando razón de luz al carbón de la sombra,
el sol va señalando a la fachada
su destino de noche aún distante.
Dormidas las persianas, amarillo
despierto de septiembre, un visillo
entretiene su frágil esqueleto
en el lento columpio de la brisa,
mientras Mrs. McLaughlin siente un escalofrío,
protegida por Gato (y una buena ginebra)
y comienza a leer la última edición
del New York Times, cuando tan sólo son
las siete menos cuarto, en la recién
creada mañana del domingo.
Los poemas están recogidos en Tiempo y deseo (Poesía 1971- 2021). Epílogo de Carlos Alcorta. Libros del aire, serie mayor.
Hilario Barrero (Toledo, 1944). Profesor de lengua y literatura española en Nueva York. Traductor de lengua inglesa, poeta y editor. Es autor de libros de poemas, ensayo y relato autobiográfico: In tempore belli, Libro de familia, Educación nocturna, Tiempo y deseo, y Tarja, su más reciente libro, memorialístico, publicado en ed. Renacimiento en el otoño de 2024. (Prólogo de José Luis García Martín).
Ha traducido, entre otros, a Jane Kenyon, Ted Kooser, Henry James o Shakespeare; y ha publicado diversos volúmenes autobiográficos entre los que destacan Días de Brooklyn o Nueva York a diario. Coordina la revista Cuadernos de humo, que edita el propio autor desde Brooklyn, Nueva York. Ha colaborado anteriormente en diversos números de Ágora.
_________
Para más información sobre Hilario Barrero y su último libro publicado en España, Tarja, ver información en la editorial Renacimiento:
https://www.editorialrenacimiento.com/renacimiento/3124-tarja.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario