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jueves, 8 de mayo de 2025

ROSA LENTINI. SELECCIÓN DE POEMAS PUBLICADOS E INÉDITOS EN LIBRO. Co-lección Ágora. Avance del N. 33 Nueva Colección. Verano 2025



                                                              Rosa Lentini

 

SELECCIÓN DE POEMAS DE ROSA LENTINI PUBLICADOS E INÉDITOS EN LIBRO [1]

 

 

Rosa Lentini (Barcelona, 1957) es poeta, traductora y crítica. Finalista del Premio Nacional de Poesía en 2014 por Tuvimos. Recibió en 2019 el premio José Luis Giménez-Frontín de la Asociación Colegial de Escritores de Cataluña en su décima edición por contribuir a la labor de acercamiento entre culturas. Ha sido editora y codirectora de Ediciones Igitur junto con el escritor Ricardo Cano Gaviria (1997-2024) y miembro fundador de las revistas Asimetría (1986-1988) y Hora de Poesía (1979-1995), de la que fue su directora.

Ha reunido toda su poesía hasta 2014 en el volumen Poesía reunida 2014-1994 (2015). Sus últimos poemarios son El soplo del diablo y otros poemas (antología, Colombia, 2017), Hermosa nada (2019), Fuera del día (2022), con el que cierra la trilogía Hablando de objetos rotos, que empezó en 2013 con Tuvimos, y Antología inversa (2023). Su obra ha sido incluida en numerosas antologías y parte de sus poemas han sido traducidos al italiano, inglés, rumano, serbio, francés, catalán y portugués. En prosa poética ha publicado Montblanc en sombra y piedra (2024).

Ha traducido a Pierre Reverdy, Yves Bonnefoy, Eugen Dorcescu, Joan Perucho, Rosa Leveroni y Carles Duarte, y, en colaboración, Satán dice, de Sharon Olds, Últimos días, de Giuseppe Ungaretti, Poesía reunida, de Djuna Barnes, Esperando mi vida, de Linda Pastan y la antología Siete poetas norteamericanas actuales: Swenson, Levertov, Kumin, Rich, Pastan, Clifton y Forché.

Ha llevado a cabo traducciones para revistas de antologías de poetas alemanes, poetas suizos en lengua francesa; y del francés Los Cantos de la Tassaout (poesía del Alto Atlas de Marruecos), y poemas Hain-Teny (poesía de Madagascar), además de antologías de poesía española y colombiana. Como seleccionadora, es responsable de antologías de Carlos Edmundo de Ory y de Javier Lentini. Es coautora, junto con el fallecido académico Francisco Rico, de la antología Mil años de poesía europea (2009).

 

Acerca de su poesía, se ha publicado La máscara del poeta, ensayos sobre la poesía de Rosa Lentini, 2023, de donde extraemos los siguientes fragmentos:

“Los poemas de Lentini remueven con rotundidad el humus donde creció la conciencia de sí: la niñez y la escuela, el mundo exterior al útero familiar, priorizando la huella que su presencia ausente dejó en un modo de mirar alrededor, de crecer y madurar”. (Jenaro Talens, del prólogo a Tuvimos, Bartleby 2013.)

“Quiero decirlo ya: ante Tuvimos me siento frente a uno de los libros capitales de mi generación. De ahí mi estupor, el que produce siempre una obra de arte que cambia las condiciones que suponíamos para el arte. En este caso Tuvimos modifica el retrato poético de mi generación. Le proporciona un significado: una generación que tal vez nunca rompiera sus cordones umbilicales, incapaz quizá de generar un relato, que al cabo se encuentra a sí misma, ya en un presente tardío, pero por primera vez un presente en desolada y desnuda primera persona”. José Ángel Cilleruelo.

“Lejos de toda crudeza confesional, lo que hallamos aquí es un sondeo espacioso y liberador de la propia memoria. El resultado es una poesía que no se asemeja a ninguna otra en España y que ocupa un lugar claramente aparte, como si se cumpliera de nuevo («parece un poeta sin tradición») lo que dijo Cernuda de Aleixandre. (…) En última instancia, el modo en que la autora desovilla estos correlatos para extraer de ellos infinitas y siempre imprevisibles ramificaciones resulta fascinante. Ahí está la sustancia del libro, su rara sabiduría, capaz de convertir las fisuras del pasado en raíz de claridad.” (Jordi Doce. Suplemento La lectura diario El Mundo)

 

SELECCIÓN 


POEMAS PUBLICADOS EN LIBRO

 

 

                De Tuvimos (2013)

 

 

LA BOCA DE MAHALIA JACKSON

 

He encontrado mi pasado 

escondido en una partícula de saliva 

escapada de la boca de Mahalia Jackson 

          cuando cantaba: 

 “This is my faith, this is my light”

 

Y eran una fe      una luz, 

antes de que ellos pensaran 

tener hijos o hacerles daño, 

             antes de que pudieran tenerse 

el uno contra el otro

 

He salido rápido 

como un corredor de fondo

acelerando a la entrada del parque  

          levitando casi a la altura del lago  

a grandes zancadas ardientes en la avenida,

          bajo las copas de los árboles en flor, 

antes del primer baile juntos, 

cuando al otro lado de las alambradas 

          que ribeteaban el camino, a la espalda 

          de los carcomidos bancos de madera listada, 

él salía de entre los setos, el cabello revuelto 

y las rodillas arañadas, en las manos 

un balón de color calabaza, 

y ella intercambiaba con una amiga cromos 

            y cotilleos envileciendo en el musgo 

            sus cortas calzas de niña 

 

Mi fe      mi luz: una gota de saliva 

pasa por el tracto humano 

          donde el pasado es engullido 

 

Llamadas y lotos como soportes de un juego, 

mi fe en su oscuridad, 

          ceremonias de un canto de ranas 

para atraer a la pareja, y lo que no fue 

lo que no llegó a definirse, 

como un tallo que crece 

          bajo la luz modélica

 

 

 

 

LA VISITA

 

Envía primero al emisario

Si advierte una respiración pesada, 

          impenetrable y al acecho

como el aliento de una piedra 

(si fuera posible),

no hay ni un cálido puerto ni una habitación fresca 

          donde guarecerse

 

Pero si pestañea 

como el planeo aleatorio de un insecto 

debes acudir a su casa 

          lista para el próximo asalto

escudada al menos tras una tabla de ébano

con el extremo sigilo de aquel personaje 

que al escalar un edificio 

          a la velocidad de la luz 

encuentra su futuro en la planta de arriba 

 

Mi madre es una experta lanzadora de dardos 

que tuerce la boca si no da en la diana 

Su mano pequeña en la tuya parece una larva 

que roe una hoja, ajena a su futuro de vuelo 

Cuando la bañas su piel perfumada y fresca 

huele a lavanda, y su ralo cabello teñido de rubio 

reluce sobre su camisón de raso encarnado

  

Pero de pronto su mirada empañada 

calcula el siguiente lanzamiento

deseosa de hacer blanco en medio de tu frente 

                               y la intimidad acaba 

Su boca desprende láminas de sal

cuando pregunta si ya te vas 

 

La huida se pone en marcha 

y el agua profunda del espejo devuelve 

una figura dispuesta a abandonarla 

          junto a sí misma

 

Existimos sincrónicamente: 

el mensajero llamando al timbre 

la rendija luminosa bajo la puerta 

el alto precio de un alma poseída

                         cuando cierras

 

 

 

 

HABLANDO DE OBJETOS ROTOS

 

Teñida de lodo, tan ajena 

          en sus últimos meses de vida  

la cabeza de mi padre 

asoma bajo bolsas de desperdicios

abandonada en el asfalto 

          tras su larga enfermedad 

Sin un cuerpo que la sostenga 

ensartada en un alambre  

          como un hombre-planta de Odilon Redon, 

con un semicírculo de piedras parecido

a una mandíbula de castradores dientes

cerrándose sobre su garganta

 

La levanto y la llevo 

sobre mi hombro lejos del acecho 

de los bloques de granito, como un cántaro, 

cuidando de no verterla, 

 

de no vaciarla todavía más; 

una danza de Salomé triste en la calle 

          sin Tetrarca que la observe 

 

Cabezas menos vivas en la vuelta a casa

se giran para acariciar sus ondas grises con su mirada 

como si de una carabela   

          o una joroba que dan suerte se tratase 

Después de una prédica sobre los nombres rotos 

             que cubre la tierra del jardín, se queda allí, 

en un brillante silencio borrándose 

                        junto a las osamentas de los gatos

 

Algunas noches me despierta el leve crujido 

de pequeños huesos arrastrándose hacia ella,

                               una cabeza descarnada...

 

Pienso entonces en cómo 

          reciben a los nuevos inquilinos 

los objetos abandonados tras la mudanza 

 

Así observan los muertos a los vivos, 

con gestos de complicidad 

miran desde su penumbra la luz 

que encendemos en la habitación al acostarnos 

          y hablan de nosotros bajo la superficie, 

 

sombras de un teatro de añoranza 

          que teme las despedidas

 

 

 

LA ÚLTIMA CENA

 

Como fantasmas reunidos a la mesa, 

los platos estampados en azul frente a cada uno 

nos distraían con los motivos paisajísticos del siglo XVIII: 

una casa de campo cercana al río, 

y árboles junto a la carreta tirada por las mulas 

A la derecha los servilleteros de madera rodeaban 

con suavidad los paños de algodón,

            nadie podría decir que no simpatizáramos 

con la idea de estar muertos 

 

Aprendimos a leer la historia de nuestro pasado,

cuando la intimidad desprendió

un humor amargo y durante años las suturas 

          tironearon de una mujer, de un hombre, 

de sus dos hijos, hasta que de la vida en común en la barricada

quedó una única hilacha 

 

Todavía hoy un pie debajo de la mesa se estira 

y estira hasta golpear mi rodilla...

 

Pienso en el viento frío 

que nos arrastra a todos hacia la noche,

pienso en la intemperie, el río helado, 

          el temporal de nieve, 

o en el hombre desnudo que ara sobre la mujer

y clava en su vientre

el misterio que somos mi hermano y yo 

          saliendo de sus cuerpos 

 

Nosotros olvidamos que llegamos a estar allí,

ellos olvidaron que allí estuvimos

 

 

                De Hermosa nada (2019)

 

EL SOPLO DEL DIABLO 1

 

Se sienta sigiloso en un banco del paseo marítimo

donde espero el autobús

                              tiritando bajo la niebla

 

No me ronda un aliento mortal

sino ardientes esquirlas que enturbian el cristal del aire

mientras el gusano de la lengua se mueve

                                                 entre sus dientes

                                                 señuelo de la siguiente presa

         

Empiezo a dormitar como sobre una espada,

                                                     peligrosamente,

él concentra su soplo 

                    su cayado 

                                       su broche de diamante

yo me pliego a la amenaza y dejo el papel moneda

          sobre la piedra 

         

No basta. Vuela un poco más dice

abriéndose paso en mi cabeza

Al ver mis tarjetas borra el esfuerzo

          y el dolor de media vida 

y la piel que me impedía crecer cae al suelo

 

Ni el móvil ni el pañuelo bordado le convencen

su rosada lengua emerge

y despide una bocanada de azufre 

          cuando su pezuña hiende mi corazón

 

Mi entraña es ahora el humo de su boca

 

Sobre las vetas del pedernal los objetos forman

          una pequeña dote huérfana

que engrosan gafas   lápices 

                              borradores de poemas manuscritos

                    en una libreta con iniciales en relieve

 

Cortante, sin leerlos, insiste: No es eso,

y dice, apuntando su dedo

                    hacia la llave de casa:

                                       Ya nadie te espera

 

Nada nos revisita, pero algo regresa

y desgrana su sueño

                                       por el lugar vacío

 

Miro mi casa con gratitud

su forma de resguardarme

                    de las grandes palabras de añoranza:

                                       “ayer” y “nunca más”  

y cerrando los ojos acudo a la cita

 

El autobús no ha llegado

Nada interrumpe la noche

                    que poco a poco recupera

                                       su apariencia mineral

la niebla que propagó el fuego de la codicia

                                       desvía su ojo denso

y un cielo de nubes dispersas

deja ver un halo de estrellas ingrávidas 

                                                 casi virginales

          en su oscuro universo

 

 

 

 

                De Fuera del día (2022)

 

EL CÍRCULO QUE NOS VUELVE AUDIBLES

 

El amor empieza por el final,

cuando llama materia perdida al sueño

montaña

 a la lengua

y lengua al alma

 

…mientras espía al ave acicalándose

con la nieve intocada

 

Pienso en ellos y pienso en sanar

 

Me trajeron al nido, se llenó después nuestro mundo

con pórfido de cuarzo    

pero a través de la pasta vítrea 

el gorrión aún esparce

la nieve de una rama

 

el ave

no precisa

                    en su impulso

del paso de las formas

                                                 entre las formas

 

 

…y es un invento de la palabra

su reino de nadie

 

 

 

            Inéditos en libro

 

 

 

MEMORIA

 

Esperé en cuevas durante más de dos mil años

          hasta que llegaron contigo la memoria y el presente

 

A veces, cuando nos detenemos a mirarnos,

pienso en que vas a sobrevivirme,

o en lo contrario, soy yo quien te sobrevive,

dos glaciares que al fundir su hielo dejan asomar

                    bisontes milenarios,

dos poemas guardando la fragilidad y el asombro

                    una forma moral, una ética y su temblor,

una casa de hielo en el paisaje del tiempo crujiendo

mientras los mares ganan terreno

en las ciudades costeras

                              …y sobre Venecia

 

Los nombres de las centenas de plantas preservadas por Van Eych

en su jardín del retablo del Cordero Místico se perdieron,

por eso te confieso temer el olvido en cualquiera de sus fases

:

si muero anticipadamente, la brecha es tajante, pierdo incluso

          la información llegada antes de que el cerebro se formara,

te pierdo a ti,

y si te vas primero

solo gano un tiempo misero para perpetuarnos

 

…entretanto

miramos hacia atrás,

buscamos embriones con sus leyes genéticas y sus mutaciones,

la matemática del planeta construyendo lugares sagrados en cuevas

como antes de tu llegada,

círculos de piedras de 175.000 años, estructuras neandertales

de estalagmitas con marcas de calor en su centro

                              hechos ritualmente en alabanza al sol

o a las sombras

 

Nuestra casa de hielo en el paisaje del tiempo

una rotura en la noche arqueológica

                             

Hoy seguimos vivos,       separados de los otros,

…pero el mundo es un jardín cargado de política…


 

 

 

UNA VERDAD

 

Al final del mundo y, por una vez, lo común de su comienzo

:

          sienes coronadas de flores silvestres               música en el grito

          reforestaciones del cuerpo del planeta y del cuerpo de los hombres

y, en medio, nosotros, los saqueadores

 

Una debe creer en el viraje de los demás         también en el propio

y en el compromiso de masticar la verdad como si nunca hubiese existido

una ventana           al afuera

          -todo oprimido, todo oprimiendo, fake, fake, todo fronterizo

fronterizo el mañana del ayer, pero no, aún estamos en él, 

…pero casi no

 

todavía mirar hacia arriba          

:         turquesa, aguamarina, lapislázuli

todavía la urgencia de cumplir tareas     levantarse, almuerzo, comida, compra,

un poema para un número especial

¿es de hecho urgente tu texto en el número, el número en la serie, la serie en la infinidad 

   matemática de las esferas?

Casi podemos conjugar el tiempo como nuestro, o casi no o casi todavía

casi pudimos conjurarlo cuando mirándonos a los ojos encontramos un horizonte en ellos, 

   intenciones, traiciones incluso

pero menos globales, menos siniestras

Vuelvo la mirada y no te creerás lo que veo   

:

inseguros, cercados por un mundo que se arma evidenciando su insuficiencia

un niño y una niña entrelazan sus manos mucho antes de conocerse, como si

la verdad fuera solo esa sutura entre ellos

un niño, una niña, la lumbre de la razón, casi todavía pero casi no

                                                 todavía no

 

 

 

 ROSA LENTINI

 

ÁGORA N. 33. CO-LECCIÓN ÁGORA POESÍA

[1] La selección ha sido realizada por la propia autora a petición de Ágora. El último es completamente inédito a fecha de su recepción en la revista, 26 de febrero 2025.

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