Rosa Lentini
SELECCIÓN DE POEMAS DE ROSA LENTINI PUBLICADOS E INÉDITOS EN LIBRO [1]
Rosa Lentini (Barcelona, 1957) es poeta, traductora y crítica. Finalista del Premio Nacional de Poesía en 2014 por Tuvimos. Recibió en 2019 el premio José Luis Giménez-Frontín de la Asociación Colegial de Escritores de Cataluña en su décima edición por contribuir a la labor de acercamiento entre culturas. Ha sido editora y codirectora de Ediciones Igitur junto con el escritor Ricardo Cano Gaviria (1997-2024) y miembro fundador de las revistas Asimetría (1986-1988) y Hora de Poesía (1979-1995), de la que fue su directora.
Ha reunido toda su poesía hasta 2014 en el volumen Poesía reunida 2014-1994 (2015). Sus últimos poemarios son El soplo del diablo y otros poemas (antología, Colombia, 2017), Hermosa nada (2019), Fuera del día (2022), con el que cierra la trilogía Hablando de objetos rotos, que empezó en 2013 con Tuvimos, y Antología inversa (2023). Su obra ha sido incluida en numerosas antologías y parte de sus poemas han sido traducidos al italiano, inglés, rumano, serbio, francés, catalán y portugués. En prosa poética ha publicado Montblanc en sombra y piedra (2024).
Ha traducido a Pierre Reverdy, Yves Bonnefoy, Eugen Dorcescu, Joan Perucho, Rosa Leveroni y Carles Duarte, y, en colaboración, Satán dice, de Sharon Olds, Últimos días, de Giuseppe Ungaretti, Poesía reunida, de Djuna Barnes, Esperando mi vida, de Linda Pastan y la antología Siete poetas norteamericanas actuales: Swenson, Levertov, Kumin, Rich, Pastan, Clifton y Forché.
Ha llevado a cabo traducciones para revistas de antologías de poetas alemanes, poetas suizos en lengua francesa; y del francés Los Cantos de la Tassaout (poesía del Alto Atlas de Marruecos), y poemas Hain-Teny (poesía de Madagascar), además de antologías de poesía española y colombiana. Como seleccionadora, es responsable de antologías de Carlos Edmundo de Ory y de Javier Lentini. Es coautora, junto con el fallecido académico Francisco Rico, de la antología Mil años de poesía europea (2009).
Acerca de su poesía, se ha publicado La máscara del poeta, ensayos sobre la poesía de Rosa Lentini, 2023, de donde extraemos los siguientes fragmentos:
“Los poemas de Lentini remueven con rotundidad el humus donde creció la conciencia de sí: la niñez y la escuela, el mundo exterior al útero familiar, priorizando la huella que su presencia ausente dejó en un modo de mirar alrededor, de crecer y madurar”. (Jenaro Talens, del prólogo a Tuvimos, Bartleby 2013.)
“Quiero decirlo ya: ante Tuvimos me siento frente a uno de los libros capitales de mi generación. De ahí mi estupor, el que produce siempre una obra de arte que cambia las condiciones que suponíamos para el arte. En este caso Tuvimos modifica el retrato poético de mi generación. Le proporciona un significado: una generación que tal vez nunca rompiera sus cordones umbilicales, incapaz quizá de generar un relato, que al cabo se encuentra a sí misma, ya en un presente tardío, pero por primera vez un presente en desolada y desnuda primera persona”. José Ángel Cilleruelo.
“Lejos de toda crudeza confesional, lo que hallamos aquí es un sondeo espacioso y liberador de la propia memoria. El resultado es una poesía que no se asemeja a ninguna otra en España y que ocupa un lugar claramente aparte, como si se cumpliera de nuevo («parece un poeta sin tradición») lo que dijo Cernuda de Aleixandre. (…) En última instancia, el modo en que la autora desovilla estos correlatos para extraer de ellos infinitas y siempre imprevisibles ramificaciones resulta fascinante. Ahí está la sustancia del libro, su rara sabiduría, capaz de convertir las fisuras del pasado en raíz de claridad.” (Jordi Doce. Suplemento La lectura diario El Mundo)
SELECCIÓN
POEMAS PUBLICADOS EN LIBRO
De Tuvimos (2013)
LA BOCA DE MAHALIA JACKSON
He encontrado mi pasado
escondido en una partícula de saliva
escapada de la boca de Mahalia Jackson
cuando cantaba:
“This is my faith, this is my light”
Y eran una fe una luz,
antes de que ellos pensaran
tener hijos o hacerles daño,
antes de que pudieran tenerse
el uno contra el otro
He salido rápido
como un corredor de fondo
acelerando a la entrada del parque
levitando casi a la altura del lago
a grandes zancadas ardientes en la avenida,
bajo las copas de los árboles en flor,
antes del primer baile juntos,
cuando al otro lado de las alambradas
que ribeteaban el camino, a la espalda
de los carcomidos bancos de madera listada,
él salía de entre los setos, el cabello revuelto
y las rodillas arañadas, en las manos
un balón de color calabaza,
y ella intercambiaba con una amiga cromos
y cotilleos envileciendo en el musgo
sus cortas calzas de niña
Mi fe mi luz: una gota de saliva
pasa por el tracto humano
donde el pasado es engullido
Llamadas y lotos como soportes de un juego,
mi fe en su oscuridad,
ceremonias de un canto de ranas
para atraer a la pareja, y lo que no fue
lo que no llegó a definirse,
como un tallo que crece
bajo la luz modélica
LA VISITA
Envía primero al emisario
Si advierte una respiración pesada,
impenetrable y al acecho
como el aliento de una piedra
(si fuera posible),
no hay ni un cálido puerto ni una habitación fresca
donde guarecerse
Pero si pestañea
como el planeo aleatorio de un insecto
debes acudir a su casa
lista para el próximo asalto
escudada al menos tras una tabla de ébano
con el extremo sigilo de aquel personaje
que al escalar un edificio
a la velocidad de la luz
encuentra su futuro en la planta de arriba
Mi madre es una experta lanzadora de dardos
que tuerce la boca si no da en la diana
Su mano pequeña en la tuya parece una larva
que roe una hoja, ajena a su futuro de vuelo
Cuando la bañas su piel perfumada y fresca
huele a lavanda, y su ralo cabello teñido de rubio
reluce sobre su camisón de raso encarnado
Pero de pronto su mirada empañada
calcula el siguiente lanzamiento
deseosa de hacer blanco en medio de tu frente
y la intimidad acaba
Su boca desprende láminas de sal
cuando pregunta si ya te vas
La huida se pone en marcha
y el agua profunda del espejo devuelve
una figura dispuesta a abandonarla
junto a sí misma
Existimos sincrónicamente:
el mensajero llamando al timbre
la rendija luminosa bajo la puerta
el alto precio de un alma poseída
cuando cierras
Teñida de lodo, tan ajena
en sus últimos meses de vida
la cabeza de mi padre
asoma bajo bolsas de desperdicios
abandonada en el asfalto
tras su larga enfermedad
Sin un cuerpo que la sostenga
ensartada en un alambre
como un hombre-planta de Odilon Redon,
con un semicírculo de piedras parecido
a una mandíbula de castradores dientes
cerrándose sobre su garganta
La levanto y la llevo
sobre mi hombro lejos del acecho
de los bloques de granito, como un cántaro,
cuidando de no verterla,
de no vaciarla todavía más;
una danza de Salomé triste en la calle
sin Tetrarca que la observe
Cabezas menos vivas en la vuelta a casa
se giran para acariciar sus ondas grises con su mirada
como si de una carabela
o una joroba que dan suerte se tratase
Después de una prédica sobre los nombres rotos
que cubre la tierra del jardín, se queda allí,
en un brillante silencio borrándose
junto a las osamentas de los gatos
Algunas noches me despierta el leve crujido
de pequeños huesos arrastrándose hacia ella,
una cabeza descarnada...
Pienso entonces en cómo
reciben a los nuevos inquilinos
los objetos abandonados tras la mudanza
Así observan los muertos a los vivos,
con gestos de complicidad
miran desde su penumbra la luz
que encendemos en la habitación al acostarnos
y hablan de nosotros bajo la superficie,
sombras de un teatro de añoranza
que teme las despedidas
LA ÚLTIMA CENA
Como fantasmas reunidos a la mesa,
los platos estampados en azul frente a cada uno
nos distraían con los motivos paisajísticos del siglo XVIII:
una casa de campo cercana al río,
y árboles junto a la carreta tirada por las mulas
A la derecha los servilleteros de madera rodeaban
con suavidad los paños de algodón,
nadie podría decir que no simpatizáramos
con la idea de estar muertos
Aprendimos a leer la historia de nuestro pasado,
cuando la intimidad desprendió
un humor amargo y durante años las suturas
tironearon de una mujer, de un hombre,
de sus dos hijos, hasta que de la vida en común en la barricada
quedó una única hilacha
Todavía hoy un pie debajo de la mesa se estira
y estira hasta golpear mi rodilla...
Pienso en el viento frío
que nos arrastra a todos hacia la noche,
pienso en la intemperie, el río helado,
el temporal de nieve,
o en el hombre desnudo que ara sobre la mujer
y clava en su vientre
el misterio que somos mi hermano y yo
saliendo de sus cuerpos
Nosotros olvidamos que llegamos a estar allí,
ellos olvidaron que allí estuvimos
De Hermosa nada (2019)
EL SOPLO DEL DIABLO 1
Se sienta sigiloso en un banco del paseo marítimo
donde espero el autobús
tiritando bajo la niebla
No me ronda un aliento mortal
sino ardientes esquirlas que enturbian el cristal del aire
mientras el gusano de la lengua se mueve
entre sus dientes
señuelo de la siguiente presa
Empiezo a dormitar como sobre una espada,
peligrosamente,
él concentra su soplo
su cayado
su broche de diamante
yo me pliego a la amenaza y dejo el papel moneda
sobre la piedra
No basta. Vuela un poco más dice
abriéndose paso en mi cabeza
Al ver mis tarjetas borra el esfuerzo
y el dolor de media vida
y la piel que me impedía crecer cae al suelo
Ni el móvil ni el pañuelo bordado le convencen
su rosada lengua emerge
y despide una bocanada de azufre
cuando su pezuña hiende mi corazón
Mi entraña es ahora el humo de su boca
Sobre las vetas del pedernal los objetos forman
una pequeña dote huérfana
que engrosan gafas lápices
borradores de poemas manuscritos
en una libreta con iniciales en relieve
Cortante, sin leerlos, insiste: No es eso,
y dice, apuntando su dedo
hacia la llave de casa:
Ya nadie te espera
Nada nos revisita, pero algo regresa
y desgrana su sueño
por el lugar vacío
Miro mi casa con gratitud
su forma de resguardarme
de las grandes palabras de añoranza:
“ayer” y “nunca más”
y cerrando los ojos acudo a la cita
El autobús no ha llegado
Nada interrumpe la noche
que poco a poco recupera
su apariencia mineral
la niebla que propagó el fuego de la codicia
desvía su ojo denso
y un cielo de nubes dispersas
deja ver un halo de estrellas ingrávidas
casi virginales
en su oscuro universo
De Fuera del día (2022)
EL CÍRCULO QUE NOS VUELVE AUDIBLES
El amor empieza por el final,
cuando llama materia perdida al sueño
montaña
a la lengua
y lengua al alma
…mientras espía al ave acicalándose
con la nieve intocada
Pienso en ellos y pienso en sanar
Me trajeron al nido, se llenó después nuestro mundo
con pórfido de cuarzo
pero a través de la pasta vítrea
el gorrión aún esparce
la nieve de una rama
el ave
no precisa
en su impulso
del paso de las formas
entre las formas
…y es un invento de la palabra
su reino de nadie
Inéditos en libro
MEMORIA
Esperé en cuevas durante más de dos mil años
hasta que llegaron contigo la memoria y el presente
A veces, cuando nos detenemos a mirarnos,
pienso en que vas a sobrevivirme,
o en lo contrario, soy yo quien te sobrevive,
dos glaciares que al fundir su hielo dejan asomar
bisontes milenarios,
dos poemas guardando la fragilidad y el asombro
una forma moral, una ética y su temblor,
una casa de hielo en el paisaje del tiempo crujiendo
mientras los mares ganan terreno
en las ciudades costeras
…y sobre Venecia
Los nombres de las centenas de plantas preservadas por Van Eych
en su jardín del retablo del Cordero Místico se perdieron,
por eso te confieso temer el olvido en cualquiera de sus fases
:
si muero anticipadamente, la brecha es tajante, pierdo incluso
la información llegada antes de que el cerebro se formara,
te pierdo a ti,
y si te vas primero
solo gano un tiempo misero para perpetuarnos
…entretanto
miramos hacia atrás,
buscamos embriones con sus leyes genéticas y sus mutaciones,
la matemática del planeta construyendo lugares sagrados en cuevas
como antes de tu llegada,
círculos de piedras de 175.000 años, estructuras neandertales
de estalagmitas con marcas de calor en su centro
hechos ritualmente en alabanza al sol
o a las sombras
Nuestra casa de hielo en el paisaje del tiempo
una rotura en la noche arqueológica
Hoy seguimos vivos, separados de los otros,
…pero el mundo es un jardín cargado de política…
UNA VERDAD
Al final del mundo y, por una vez, lo común de su comienzo
:
sienes coronadas de flores silvestres música en el grito
reforestaciones del cuerpo del planeta y del cuerpo de los hombres
y, en medio, nosotros, los saqueadores
Una debe creer en el viraje de los demás también en el propio
y en el compromiso de masticar la verdad como si nunca hubiese existido
una ventana al afuera
-todo oprimido, todo oprimiendo, fake, fake, todo fronterizo
fronterizo el mañana del ayer, pero no, aún estamos en él,
…pero casi no
todavía mirar hacia arriba
: turquesa, aguamarina, lapislázuli
todavía la urgencia de cumplir tareas levantarse, almuerzo, comida, compra,
un poema para un número especial
¿es de hecho urgente tu texto en el número, el número en la serie, la serie en la infinidad
matemática de las esferas?
Casi podemos conjugar el tiempo como nuestro, o casi no o casi todavía
casi pudimos conjurarlo cuando mirándonos a los ojos encontramos un horizonte en ellos,
intenciones, traiciones incluso
pero menos globales, menos siniestras
Vuelvo la mirada y no te creerás lo que veo
:
inseguros, cercados por un mundo que se arma evidenciando su insuficiencia
un niño y una niña entrelazan sus manos mucho antes de conocerse, como si
la verdad fuera solo esa sutura entre ellos
un niño, una niña, la lumbre de la razón, casi todavía pero casi no
todavía no
ROSA LENTINI
[1] La selección ha sido realizada por la propia autora a petición de Ágora. El último es completamente inédito a fecha de su recepción en la revista, 26 de febrero 2025.
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