Pedro Sánchez en su comparencia la tarde el 12 de junio 2025 en la sede del PSOE. Fuente: EL PAÍS.COM/EXPRES. Foto, Fuente Europapress
EL MUERTO VIVIENTE
La gramática española, tan sabrosa, ofrece el oxímoron, entre sus muchas figuras de elocuencia. Un ejemplo referencial de esa figura de contradicción sería "muerto viviente". El cine de terror nos ha familiarizado hasta la náusea con los muertos vivientes (observe que en inglés las expresiones más usadas, undead -no muerto- o walking dead -muerto que camina- no tienen la misma fuerza expresiva que la española muerto viviente, lo que sería living dead en inglés, aunque esta forma es poco usada en la lengua anglosajona).
Ayer tarde, 12 de junio, pasará a la historia de la tele porque, por primera vez, se confirmó la existencia de los muertos vivientes. El Secretario del PSOE, al parecer por dos votos que faltaba meter en la urna cuando fue elegido ya no sé si en la primera, segunda o tercera vez (o en todas ellas), apareció maquillado y compuesto pero con evidentes signos de putrefacción, manifiestos, sobre todo, en el rostro y el gesto, la voz humillada hasta la sentina, los ojos caídos o por momentos divagando en una región donde habitan las Sombras.
Los dos pómulos sesgados con sendos tajos rojos que simulaban cicatrices heredadas de otra vida, una vida que quizá nunca tampoco fue sino la de un muerto viviente. Porque hay dos cualidades que son propias, según leyenda, de los muertos vivientes, y que podrían ser aplicadas a Pedro Sánchez: una, que son estos muertos viajeros de muchas vidas, como los que han cometido crímenes horrendos, que han de pagar a lo largo de una serie de reencarnaciones, incluyendo reencarnaciones en animales y aun en cosas viles -de ello habla el poema "Purificaciones", Katharmoi, del filósofo presocrático Empédocles; y dos, que esos muertos vivientes, a poca distancia de los vampiros también frecuentados por el cine y la novela moderna, tienen el poder de convertir a otros a su condición; así que posiblemente, en este país y aun fuera de nuestras fronteras, haya campando entre las gentes corrientes un millón o más de muertos vivientes hijos de Pedro Sánchez(1), y sea por sugestión, magia negra o convicción ideológica, ese millón está dispuesto a seguirle, al caporal Sánchez, y a perpetuarle.
No sé cómo se pararía a esa legión. Quizá usted sea uno de esos muertos vivientes a lo Sánchez, y no lo sepa, o cuando lo sepa, ya sea demasiado tarde porque (recuerde la primera condición del "bicho") el gen del muerto viviente se puede volver a reproducir - en el mismo cuerpo o, lo que es aún más terrible, puede dar un salto a otro. En cualquier caso estamos ante un peligro de virus endémico.
Los estragos que causan estos delincuentes morales, que pasan de un ciclo a otro de existencia sin terminar de pagar el castigo a sus delitos, no se limitan a sembrar el caos, la confusión y la división en una comunidad o pólis. Ésos saben muy bien que a río revuelto ganancia de unos pocos como ellos, y, como los pícaros de nuestra literatura, les conviene sentar la máxima general de que todo el mundo roba para justificarse con lo que todo el mundo hace (en el poder o en la oposición, en la vida cotidiana o en la política). Y cuando se les pilla llevandóselo crudo se ponen de perfil, inmóviles como si se metamorfosearan de pronto en estatuas, o sea que se hacen un don Tancredo, para parecer como accidentes inocentes, piedras o ríos a los que nadie culparía de su acción no humana cuando alguien tropieza en ellas, o ellos lo arrastran.
Santos Cerdán, obligado por Pedro Sánchez a "dimitir" exprés hasta de su escaño en el Parlamento español. Foto Fuente: Agencia Efe.
Pero, los más cínicos, no solo emplean ese tipo de camuflaje, que es más propio de un muerto viviente de segunda categoría. Los verdaderos muertos vivientes, como mostró la televisión española en la ocasión antes citada, se disfrazan, actúan siguiendo un rollo o guion, que en alguna vida pasada les sirviera, y tratan de dar la cara como si fueran los héroes que han vencido al caos.
Denuncian ese caos, incluso aunque hasta hace unas horas, esa misma mañana anterior a la tarde de marras, estuviera junto a ellos. Los zombis de mayor altura, o megazombis, no tienen empacho en arrojar a las tinieblas a los suyos, a sus propios muertos servidores y esclavos útiles hasta ese momento.
Que aprendan en la cabeza de Santos Cerdán los semivivos contra los que irá pronto el principal actor y verdadero protagonista de la peli de Terror político. Lo peor de los oxímoron es que no tienen plural, es una palabra invariable. Así Pedro Sánchez está dispuesto a seguir hasta el 27 y después, hasta la eternidad, si pudiera, y sin cambiar un ápice en su sediciente "proyecto".
Fulgencio Martínez
Huesca, 13 de junio 2025
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Nota:
(1) Cita degradada a la novela de Juan Rulfo, en contexto de alusión irónica.
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