ÉL, Y OTRA YO
Él coloca cabezas de caballo
encima de mi escritorio.
Él observa la coz
en el alma de mis ojos.
Él celebra con descaro
la caída
de cada uno de mis latidos.
Y sonríe satisfecho.
Y cierra la puerta.
Y su silencio
relincha en mis dientes.
En ese abandono
de puerta muda y gozosa,
en ese enmohecido dolor
de cabezas muertas,
yazco doliente
en una sombra concebida.
Esa sombra es, otra yo
Otra yo
a veces, paralela…
Otras veces, diagonal.
Pero siempre,
oculta por la misma turbidez.
Mi otra sombra es,
de color amargo.
De pronunciarse con una boca torcida.
De oscura palabra habitada
en el labio gris de la pena.
Mi otra sombra… Otra yo.
La que vive para escribir.
La que él no amará.
La que él, no podrá
con su estúpida inteligencia,
ni tan siquiera imaginar.
Solo mi dulce amargura
puede contemplar dicho acto.
FLORES ENCANTADAS
En el perfume de la siesta
que narcotiza las tardes,
sus flores encantadas
son el roce arañado de mis dedos.
Uñas de furia
me arrastran a la claridad del jardín.
Yemas de arrebato
son otra piel, rasgando la tela de mi piel.
.
Dichosa me entrego a una carne postiza,
concebida más allá de mi carne.
Se han ido las flores
y otro cielo sin brillo me deslumbra.
Toda mi sangre se marchita.
La leche agria de mis senos
amarga el silencio de palabras perdidas.
Solo la transparencia de un velo,
cubre mi soledad.
Y como una virgen sin creyentes
camino bajo el recuerdo de mi luz.
La amada y febril rareza
que endulza con su lengua mis pechos
para que un sediento verso
me beba entera.
Mis rodillas suplicantes
rezan un canto de fe
al destellado verso de necesidad,
a la dulce fiebre que lame sanadora
cada doliente letra.
Las flores vuelven
y siento mi sed encendida.
Corro hacia ellas. Ya casi las alcanzo…
Entonces despierto.
Aún soy roce embriagado.
Aún escucho el extraño coro
de letras suicidas
que se empujan suavemente.
Una vez con mis uñas.
Otra vez con mis yemas.
Soy este ardoroso abismo
que me mira.
Soy la mano florecida
que ahora escribe este poema.
CRISTINA VICTORIA
Cristina Victoria (Cristina Melià, Valencia, 1970). Auxiliar administrativo. Actualmente reside en Sagunto (Valencia).
Con 18 años conoce al crítico literario y poeta Ricardo Llopesa, que le introduce en el ambiente literario de la ciudad de Valencia formando parte como poetisa de alguna de sus lecturas.
En 1990 publica su primer poemario: Hotel sin instancia, que es el número 1 de la Colección La Torre de Papel de Ediciones OJUEBUEY.
Algunos de sus poemas han sido divulgados en el Club poético de Irredimibles https://irredimibles.com/
Forma parte de “Imagen y Palabra”, una exposición itinerante que, desde Argentina, enlaza poemas y artes visuales, fruto de inspiraciones mutuas. Es también colaboradora activa del programa de divulgación poética, presentado y dirigido por Sofía Valencia, “Poesía eres tú”.
En la actualidad, está escribiendo un nuevo poemario.
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