ÁGORA. ULTIMOS NUMEROS DISPONIBLES EN DIGITAL

jueves, 19 de junio de 2025

DOS POEMAS INÉDITOS DE CRISTINA VICTORIA. ÁGORA N. 33. NUEVA COL. VERANO 2025 / DIARIO DE LA CREACIÓN. PANORAMA DE LA POESÍA ACTUAL EN ESPAÑOL

 




ÉL, Y OTRA YO

 

Él coloca cabezas de caballo

encima de mi escritorio.

 

Él observa la coz

en el alma de mis ojos.

 

Él celebra con descaro

la caída

de cada uno de mis latidos.

 

Y sonríe satisfecho.

Y cierra la puerta.

Y su silencio

relincha en mis dientes.

 

En ese abandono

de puerta muda y gozosa,

en ese enmohecido dolor

de cabezas muertas,

yazco doliente

en una sombra concebida.

 

Esa sombra es, otra yo

 

Otra yo

a veces, paralela…

Otras veces, diagonal.

Pero siempre,

oculta por la misma turbidez.

 

Mi otra sombra es,

de color amargo.

De pronunciarse con una boca torcida.

De oscura palabra habitada

en el labio gris de la pena.

 

Mi otra sombra… Otra yo.

La que vive para escribir.

La que él no amará.

La que él, no podrá

con su estúpida inteligencia,

ni tan siquiera imaginar.

 

Solo mi dulce amargura

puede contemplar dicho acto.

 

 

 

FLORES ENCANTADAS

 

En el perfume de la siesta

que narcotiza las tardes,

sus flores encantadas

son el roce arañado de mis dedos.

 

Uñas de furia

me arrastran a la claridad del jardín.

Yemas de arrebato

son otra piel, rasgando la tela de mi piel.

.

Dichosa me entrego a una carne postiza,

concebida más allá de mi carne.

 

Se han ido las flores

y otro cielo sin brillo me deslumbra.

 

Toda mi sangre se marchita.

La leche agria de mis senos

amarga el silencio de palabras perdidas.

Solo la transparencia de un velo,

cubre mi soledad.

 

Y como una virgen sin creyentes

camino bajo el recuerdo de mi luz.

 

La amada y febril rareza

que endulza con su lengua mis pechos

para que un sediento verso

                                             me beba entera.

 

Mis rodillas suplicantes

rezan un canto de fe

al destellado verso de necesidad,

a la dulce fiebre que lame sanadora

cada doliente letra.

 

Las flores vuelven

y siento mi sed encendida.

Corro hacia ellas. Ya casi las alcanzo…

 

Entonces despierto.

 

Aún soy roce embriagado.

Aún escucho el extraño coro

de letras suicidas

                que se empujan suavemente.

 

Una vez con mis uñas.

Otra vez con mis yemas.

 

Soy este ardoroso abismo

que me mira.

 

Soy la mano florecida

que ahora escribe este poema.

 

 

                 CRISTINA VICTORIA

 

 

Cristina Victoria (Cristina Melià, Valencia, 1970). Auxiliar administrativo. Actualmente reside en Sagunto (Valencia).

Con 18 años conoce al crítico literario y poeta Ricardo Llopesa, que le introduce en el ambiente literario de la ciudad de Valencia formando parte como poetisa de alguna de sus lecturas.

En 1990 publica su primer poemario: Hotel sin instancia, que es el número 1 de la Colección La Torre de Papel de Ediciones OJUEBUEY.

Algunos de sus poemas han sido divulgados en el Club poético de Irredimibles https://irredimibles.com/

Forma parte de “Imagen y Palabra”, una exposición itinerante que, desde Argentina, enlaza poemas y artes visuales, fruto de inspiraciones mutuas. Es también colaboradora activa del programa de divulgación poética, presentado y dirigido por Sofía Valencia, “Poesía eres tú”.

En la actualidad, está escribiendo un nuevo poemario.

 

 


No hay comentarios:

Publicar un comentario