Poema visual de Agustín Calvo Galán.Proyectodesvelos.blogspot.com. |
Publicado en el diario digital
EL PAJARITO.ES
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Por una cultura republicana (y II)
- Miércoles, 25 de Junio de 2014
- Fulgencio Martínez
- ágora
¿Pero es que quieren que les salga gratis la Gürtel, los Eres, el
caso Nóos, los pelotazos, las putas y los recortes, por poner a otro
rey? La república les dará todas las garantías de defenderse ante los
tribunales y les dará oportunidad de revertir –como dicen– el dolor del
pueblo. Tendrán trabajo, algo que ellos niegan a muchísimos españoles,
un trabajo digno con el que vivirán después de haber pagado si el pueblo
los declara culpables. Pervirtieron el estado de derecho, robaron la
democracia, confundieron a los jueces independientes y junto a los ricos
se enriquecieron en un tiempo de crisis para los pobres y los
trabajadores. Mancharon el nombre de obrero, de socialista, de liberal,
cantaron vivan las cadenas del absolutismo, la libertad la pusieron
contra el pueblo, solo ellos en sus búnkers y dentro de sus coches
oficiales pasearon libres de pobreza, pero también pobres de espíritu,
estacionados, inmóviles, rituales, distantes del dolor de los que no
llegan a fin de mes, no tienen trabajo o trabajan por un salario
indigno. Se comieron la tarta sin pensar que podía empacharles. Tuvieron
buenos patrimonios a salvo de la ley, en paraísos fiscales o en
empresas que privatizaron para luego entrar ellos por la puerta
giratoria. El pueblo juzgará. Será justicia.
Como dijo Valle Inclán: “Los españoles han echado al último de
los Borbones, no por rey, sino por ladrón”. Lo que escribió Valle en
1931 puede servir, cambiado el contexto, para leer los acontecimientos
recientes de la abrupta abdicación de Juan Carlos I. La voz de la
calle y el ímpetu de las generaciones españolas ilusionadas con el
órdago de Podemos a la anarquía de las corruptelas partidistas que han
desintegrado la autoridad del sistema, explica una renuncia tan
inexplicable e imprevisible que hubo de hacer el Gobierno una ley
específica para la abdicación y la sucesión, como si ambas cosas fueran
causa-efecto mecánicos y como si, en Derecho, una ley pudiera tener el
ámbito de un solo caso. Ni siquiera es legal la norma que le dio
enjuage, a posteriori, al cambio sucesorio; ni mucho menos es legal la
ley que han preparado para blindar judicialmente al abdicado monarca.
“Una ley ad hoc” hecha con urgencia, ante el temor de que el pueblo
pudiera saber quién sabe qué, quizá (caben todas las conjeturas) que,
como en 1931, su rey, en ese caso, Alfonso XIII, había sacado de
España, a bancos de Francia y Suiza, el equivalente hoy día a casi
cincuenta millones de euros. Qué sabio era Valle, y qué bien describió
el momento histórico y a los españoles, quienes perdonan todo cuando se
les dice la verdad.
Sería de justicia que un nuevo Parlamento, un nuevo sistema con una
Constitución sana, donde haya un poder judicial independiente y elegido
por el pueblo, juzgara a los que pudieron cometer a sabiendas actos de
corrupción de las leyes. Cuando un pueblo maduro democráticamente elige a
sus representantes, en los tres poderes, judicial, ejecutivo y
legislativo, no les otorga un cheque en blanco… que ellos, además,
llenan de ceros a la derecha. No. La representación democrática es una
función biunívoca: tú, diputado, me representas, por tanto, me has de
escuchar; igual que yo, votante, te he de escuchar; un feed-back
es la representación democrática. Lo otro no es parlamentarismo sino un
sistema de oligarquías caciquiles, que convierten al representante en un
diputado sordo y un brazo de madera. Y, por supuesto, en un estado de
derecho (Montesquieu dixit) los jueces no son de partido.
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