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lunes, 23 de junio de 2014

Hacia una cultura republicana (Debate abierto)




HACIA UNA CULTURA REPUBLICANA

(Debate abierto)

                                 Para el poeta y crítico literario Enrique Villagrasa



Es necesaria una reflexión sobre el modelo de república que queremos, y sobre todo asentar valores culturales, educativos, sociales, políticos, republicanos. Eso que no han hecho los hasta aquí autodicentes partidos de izquierdas.

Yo, personalmente, creo que la república es un punto de salida, como dijo Kant; el principio de una época ilustrada, que no es lo mismo que la llegada ya ipso facto a la ilustración. Los valores republicanos, además, no son nacionalistas, no cabe parar hasta que el ser humano en su conjunto viva en orden de justicia, derechos, responsabilidades, etc. Una humanidad realizada plenamente dentro de las posibilidades del planeta, y con los recursos de este compartidos por todos, en paz y concierto. ¿Una utopía? Pero eso es la Ilustración, la revolución francesa, lo que soñaron los poetas Hölderlin y Machado.

Hölderlin que plantó un árbol a la Libertad revolucionaria. Los Himnos de Hölderlin como estado anímico que acompaña al deseo y al espíritu de la revolución utópica.

Pienso que una república abolirá las fronteras mentales y nacionales, pero eso es futuro lejano. Una república española debería, en mi opinión, basarse en la cultura, claro que sí, pero no en la cultura inerte que tenemos, que es azar y manipulación del mercado editorial, cultural, etc. Una cultura humanista es a lo que aspiro, donde la ciencia tiene el primer puesto junto con la poesía: el amor por la verdad en sus dos manifestaciones más puras.

¿Cómo ha de ser institucionalmente la república? No quiero para nada el modelo francés. Montesquieu no habla de ninguna función ni poder representativo per se, fuera de los tres poderes: legislativo, judicial, ejecutivo, elegidos por el soberano pueblo en sufragio universal. Me gusta un modelo más parecido al americano, primera democracia, pese a sus desvaríos imperialistas.

No es necesario un jefe de la república, representativo, para eso cualquier ciudadano vale, o en sus funciones los tres representantes del poder republicano, que por estar bien separados no tienen poder absolutista. El pueblo tiene el poder absoluto pero lo ejerce de forma no absolutista, por la división de poderes democrática, que ya teorizó Montesquieu, al que aquí ignoran los partidos basura que tenemos.

Pero, por encima de mis opiniones, yo de corazón y de cabeza pienso que son los jóvenes los que tienen que pelear, luchar y decidir qué república quieren. 

Hay que ser generoso con el tiempo que sigue. No como esos que hicieron méritos y se sentaron sobre los demás, como dijo el poeta, mi admirado y querido José Agustín Goytisolo.

                                             Fulgencio Martínez

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