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jueves, 6 de noviembre de 2014

Nota breve sobre el libro Cancionero y rimas burlescas, de F. Martínez. Por Maximiliano Hernández Marcos/ Bibliotheca Grammática/Revista Ágora digital



  Uno de los poemas visuales de Agustín Calvo Galán que se incluyen en el libro


NOTA BREVE SOBRE EL LIBRO CANCIONERO Y RIMAS BURLESCAS
         
Por MAXIMILIANO HERNÁNDEZ MARCOS


Cancionero y rimas burlescas
Fulgencio Martínez
Ed. Renacimiento, Sevilla, junio 2014
Ilustraciones, poemas gráficos de A. Calvo Galán

Cancionero y Rimas burlescas es un libro distinto, más bien -diría yo- un libro múltiple. O al menos son claramente discernibles y podrían haberse publicado como libros separados las "Rimas burlescas" y el "Cancionero Apócrifo" por el diferente tono, estilo y temática. Naturalmente, el autor juega con los heterónimos para presentarlos en un mismo libro, pero aun así se advierte su clara diversidad. Quizás en una segunda o tercera lectura pudiera encontrarse algo de cohesión. O quizás la ausencia de cohesión, la diversidad misma es lo que se ha buscado.

Al margen de esta observación general, la parte satírico-burlesca (más burlesca que satírica y crítica -esto es lo novedoso con respecto a libros anteriores, donde ya apuntaba algo el mismo autor) tiene muchos hallazgos ingeniosos dentro de su variedad de "palos" literarios y en bastantes ocasiones desata la risa (hay versos de la "Crónica patética de la hora de España" que deberían circular de boca en boca del pueblo), lo cual se agradece.

Hay, no obstante, un grupo de poemas algo diferente en su tono y temática, dentro de este "primer libro", pero que a mí me han gustado mucho, y creo que son algunos de los mejores poemas: me refiero a los "Poemas serenos". Son magníficos, especialmente los de tema amoroso, que en algún caso no están exentos de ironía. También el comienzo, ese guiño casi humorístico y lúdico del "Tris, tras tres" para abrir una dura crítica social en tres poemas que por contraste se hacen eco de tres tipos de personajes habituales en nuestra historia hispánica, me parece un gran acierto.

El "Cancionero apócrifo" lo veo más complejo. Hay temas muy diversos (desamor, muerte, metapoesía,...) y, a pesar de que suele el autor hacer con fortuna un tratamiento desenfadado y a veces hasta humorístico de sentimientos y asuntos "trascendentes", predomina la variedad. Entre los poemas que me han gustado especialmente, destacaré los siguientes: "Detrás del escaparate", "Concierto barroco", "El monte Tabor está lleno de viejos zapatos".., y algunos fragmentos de "Pájaros marinos". De los "Bordes de arena" he sentido especial complicidad en conjunto con la serie IX ("Alumnos de valentía"). Creo que hay en toda esta parte final del libro algunos aforismos muy buenos y particularmente ingeniosos: saben conjugar un pensamiento de fondo con un tono de desenfado y hasta de humor. Por último, me ha llamado la atención la reiteración de ciertas imágenes, que se tornan simbólicas en la poesía del autor, algunas de ellas ya presentes en otros libros: la del limonero, la de la lluvia (¡en Murcia cómo no!) o la de la Noche de San Juan. El libro daría para mucho más, pero no es este el lugar y la ocasión. Aquí sólo se pretende dar noticia de su existencia y destacar algunas de sus señas de identidad.

                       MAXIMILIANO HERNÁNDEZ MARCOS
                            UNIVERSIDAD DE SALAMANCA

ÁGORA DIGITAL/ BIBLIOTHECA GRAMMATICA/ NOVIEMBRE 2014

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