Artículo publicado en el diario LA OPINIÓN 3-11-2014
http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2014/11/03/jarauta-for-president/601078.html
JARAUTA FOR PRESIDENT
(FRANCISCO JARAUTA Y PODEMOS)
La semana pasada tuvo lugar la presentación del Círculo
Podemos de la Universidad de Murcia por el filósofo Francisco Jarauta. El acto transcurrió en el campus de la Merced,
junto a la escalera de la Facultad de Letras, que albergaba también, en su día,
la de Filosofía, y donde yo estudié los dos primeros cursos de la carrera. Al
ver la foto del acto en la prensa murciana me ha venido el recuerdo entrañable
de sus profesores: Joaquín Lomba Fuentes,
quien hizo por que la Filosofía regresara de Valencia, donde había sido llevada
en 1955, a la Universidad de Murcia, en el curso 1975-1976. Formé parte en el
77 no de la primera sino de la segunda añada que empezó a estudiar Filosofía;
los de mi generación, nacidos entre el
59 y 60, fuimos los que estrenamos la primera Selectividad que se implantó. (Terminado
el COU, cuando ya teníamos pensado, como en mi caso, la carrera en la que
íbamos a matricularnos, se nos dijo que antes debíamos hacer los exámenes
nuevos de ingreso a la Universidad. Conservo la impresión del primer examen:
una conferencia que debíamos extractar, y del lugar: una abarrotada sala de
actos de la Facultad de Derecho donde los jóvenes estudiantes nos mirábamos
unos a otros como buscando refugio durante aquel bombardeo aéreo. Allí se
copiaba de lo lindo, del que había arrancado a poner dos líneas sobre el papel
de examen). Por aquel entonces, era decano de Filosofía don Jesús García López, un tomista que, sin
embargo, en primer año nos daría Lógica moderna, la Lógica simbólica que iba
desplazando a la tradicional aristotélica, y del que yo aprendí tanto, que
apenas tuve que repasar lo aprendido con Jesús García López cuando me presenté
a Oposiciones de Filosofía. Don Jesús, que tenía fama de opusiano, fue decano entre
1978-1982. Vaya, en su memoria, mi gratitud sobre todo por esta maravillosa anécdota
de clase, que he contado con detalle en otro lugar. Una mañana, Don Jesús
interrumpió la explicación y se arrancó a recitar un poema de Miguel Hernández, “Ascensión de la
escoba”. Lo recitó con tal brío don
Jesús sobre la tarima, como no lo hiciera un primer actor sobre las tablas, que
levantó el aplauso general. ¡Aquel
soneto que Miguel Hernández había escrito en la cárcel de Franco, estando el
poeta rojo arrestado y castigado a limpiar las letrinas por mantener en prisión
una conducta decente!… Recuerdo, de ese año, a don Antonio, un buen profesor apodado
por los alumnos “el pollo” (con cierto cariño, pues por aquellos años mirábamos
al cantante Ramoncín, “el rey del
pollo frito”). Eran años de la transición y del recién estrenado impulso
democrático en España. Todo era posible, hasta que un profesor fuera rojo y del
Opus. Respeto a los que sabían y nos enseñaron. Aquella murciana Facultad de
Filosofía recién nacida nada tenía que envidiar a la de Valencia o a la de Madrid,
según pude personalmente comprobar cuando trasladé a la Autónoma mis estudios. Ya
en segundo curso tuve a unos profesores nuevos, Patricio Peñalver, que venía de Sevilla, con el alma nietzscheana;
el canario don Eduardo Bello Reguera,
inteligencia fina donde la haya; y a un joven profesor, Francisco Jarauta, que
daba Antropología. Jarauta, Patricio y Lomba era la trilogía adorada por los
alumnos. Francisco Jarauta es un profesor de los que te dejan huella (lo
curioso es que luego he comprobado que no solo a los fieles de mi generación
también a generaciones de estudiantes hasta hoy, incluso a personas nada afines
con su pensamiento y talante). Jarauta era el que más transmitía la vocación de
pensador. Paco traía a Murcia el post-estructuralismo, Foucault y el Mayo del 68, y siempre aconsejaba de modo oblicuo:
“sé de un alumno que ha leído Las
palabras y las cosas, de Foucault, y ha notado una puesta al día en filosofía”.
Jarauta no ha dejado de transitar por
las microfisuras, esos pequeños espacios, tan valiosos, que el pensamiento abre
en lo espeso de lo real, del poder y de la cultura, ámbitos a menudo
comparables a cuerpos opacos. Renunció a ser, después de su jubilación,
catedrático emérito, quizá porque nadie le haya propuesto para un consejo de
universidad. Ahora nos lo encontramos en Podemos, como “compañero de viaje”. En
el acto del miércoles 29 denunció la “corrupción institucionalizada”, el “secuestro
de la democracia”. Como alumno suyo, honor que sigue dispensándome, he tomado
nota de cuanto dijo. Escribo, sobre todo, para que no se me olviden, estas
frases que apelan a nuestra responsabilidad como ciudadanos, independientemente
del partido, sindicato o diócesis en que uno milite o haya militado hasta el
día de hoy. “Tenemos una obligación, porque la situación es grave, de arrimar
el hombro y enfrentarnos a la corrupción institucionalizada”. Así que, pienso
yo, no se trata ya de pedir que Rajoy o
Sánchez limpien sus partidos de
corruptos, se trata de no querer y no permitir nosotros seguir siendo corruptos
por delegación, o sea, por callada, por omisión, por ser de este partido o
sindicato. Más que pedir la dimisión de un corrupto, démonos de baja de un partido
corrupto, y no seremos cómplices al día de hoy.
“La población que en su día (dijo Jarauta) fue indignada ha dicho basta. Hay un clamor social porque están secuestrando la democracia. Estamos rodeados de gente bajo sospecha, son estructuras mafiosas”. Eso ha dicho Jarauta, y este que os quiere y escribe lo sostiene. Es muy grave que estemos rodeados de gente bajo sospecha, o sea, de imputadísimos alcaldes, como nuestro primer edil murciano sin ir más lejos. Si no se van ellos, vete tú lo más lejos que puedas, no seas cómplice de su entorno mafioso. No temas que te llamen populista y antisistema, porque tú no quieras su sistema corrupto; tú mira a otro lado, por encima de ellos, trabaja para que sea posible un sistema más justo, distinto a la charca en que reinan todavía ellos sin dejar que los demás saquemos la cabeza. “El apoyo a Podemos es un acto de responsabilidad civil. No podemos aguantar más. Queremos cambiar el país y el Estado… Es el momento… Asistimos a un momento atractivo y entusiasta. Hay un nuevo sujeto político que se llama Podemos, una nueva tensión utópica”. Como los burgaleses decían al paso del Cid: “¡qué buen vasallo si hubiese buen señor!”. Yo iría a votar a Jarauta para presidente de mi Comunidad. ¿Usted, no?
“La población que en su día (dijo Jarauta) fue indignada ha dicho basta. Hay un clamor social porque están secuestrando la democracia. Estamos rodeados de gente bajo sospecha, son estructuras mafiosas”. Eso ha dicho Jarauta, y este que os quiere y escribe lo sostiene. Es muy grave que estemos rodeados de gente bajo sospecha, o sea, de imputadísimos alcaldes, como nuestro primer edil murciano sin ir más lejos. Si no se van ellos, vete tú lo más lejos que puedas, no seas cómplice de su entorno mafioso. No temas que te llamen populista y antisistema, porque tú no quieras su sistema corrupto; tú mira a otro lado, por encima de ellos, trabaja para que sea posible un sistema más justo, distinto a la charca en que reinan todavía ellos sin dejar que los demás saquemos la cabeza. “El apoyo a Podemos es un acto de responsabilidad civil. No podemos aguantar más. Queremos cambiar el país y el Estado… Es el momento… Asistimos a un momento atractivo y entusiasta. Hay un nuevo sujeto político que se llama Podemos, una nueva tensión utópica”. Como los burgaleses decían al paso del Cid: “¡qué buen vasallo si hubiese buen señor!”. Yo iría a votar a Jarauta para presidente de mi Comunidad. ¿Usted, no?
FULGENCIO MARTÍNEZ
Profesor de Filosofía y escritor
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