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lunes, 24 de marzo de 2025

El humanista sempiterno. Por Alicia Rodríguez Sánchez. Avance de la revista Ágora-papeles de arte gramático. N. 32. Nueva Col. / En homenaje a Joaquín Garrigós Bueno /22

 

                                    Joaquín Garrigós, al ser nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad del Oeste Vasile Goldis de Arad (Rumanía)

 

 

EL HUMANISTA SEMPITERNO

 

por Alicia Rodríguez Sánchez

 

 

De acuerdo con la Real Academia Española de la Lengua, humanista posee el significado de persona instruida en letras humanas. Dicha descripción corresponde con el filólogo oriolano, Joaquín Garrigós Bueno, al cual tuve el placer de conocer de primera mano hace diecisiete años. 

Su vertiente filóloga con la traducción de obras del rumano al español siempre ha formado parte de su vida.  La figura de director en el Instituto Cervantes de Bucarest fue para él un premio merecido tras una extensa trayectoria en defensa de la lengua española. En este aspecto, cuando fuimos a Rumanía a visitarle lo primero que me enseñó fue una ruta por la biblioteca del centro donde me mostró la metodología que empleaban allí para impartir las clases.  Quedé maravillada de un mundo al que como filóloga podía optar, pero finalmente me decanté por unas oposiciones de Secundaria, que aprobé, y que me permitieron asentarme cerca de la ciudad de Alicante.

 Ávido lector de clásicos españoles como Luis de Góngora, Francisco de Quevedo o Gustavo Adolfo Bécquer, y otros autores de literatura rumana como Blecher, Ecovoiu o Minulescu, entre otros; siempre tenía en mente traducciones y nunca era suficiente.  La figura de Joaquín me recuerda mucho a Leonardo Da Vinci, un hombre brillante que destacó en el ámbito literario, y cuyos trabajos nos dejan un impresionante legado. 

Normalmente lo podías encontrar en su despacho o bien realizando traducciones de escritores rumanos o leyendo algún autor español para refrescar su memoria.  Nunca estaba parado, siempre con algún aspecto literario o planificando algún viaje. 

Estuvo activo hasta última hora, considerado un lector impávido culto con el cual se podía hablar desde temas políticos hasta literarios o de viajes, su gran pasión junto a Gemma, su compañera de aventuras.

 

                                        Joaquín Garrigós, recibiendo el Premio Poiesis.
 

Su pasión por Orihuela quedó patente en una excursión familiar donde nos hizo de guía por la ciudad, nos enseñó los puntos más importantes de la misma hasta que llegamos a la casa del escritor oriolano Miguel Hernández. Allí nos fue explicando los pormenores de su obra y vida con muchas curiosidades sobre la vida diaria oriolana.

En este sentido, recuerdo con mucho cariño una exposición que llevaron a la Diputación de Alicante sobre el autor de Perito en lunas, muestra en la que se expusieron artículos personales, fotografías y demás aspectos sobre su figura. Allí estábamos los dos mirando fijamente y leyendo con profusa abstracción, en un mundo plenamente literario donde dos filólogos nos encontrábamos navegando en un mar de letras.

Otro aspecto que llega a mi memoria es el de la “ceremonia del té”.  Cuando terminábamos de comer, se levantaba de la mesa y te preguntaba, ¿quién quiere té? Si no levantabas la mano, te quedabas sin su ambrosía.  Anécdotas de este tipo me recuerdan frecuentemente su humanidad, su cariño para con sus nietos y preocupación para con sus hijos.

La música siempre le acompañó en todos los aspectos cotidianos.  Entrabas en su casa y escuchabas desde zarzuela hasta música de los años 50 o 60.  Con su radio que llevaba a todos lados sintonizaba sus emisoras favoritas como un hilo musical que le acompañaba en sus quehaceres.

Su legado permanecerá por siempre en la memoria de aquellos que lo hemos conocido como persona y por su labor como filólogo. 

Gracias a Joaquín, mi suegro, que creyó en mí para la composición de textos en la revista Ágora, en la cual colaboro.  Un día me comentó la posibilidad de escribir reseñas y que fuesen publicadas.  Al principio, me encontré muy perdida, pero gracias a su labor encomiable me pude sentir más segura a la hora de elaborar el primer escrito, no sin antes pedirle siempre consejo, ya que me sentía como Ulises en la Odisea en busca de su amada patria, Ítaca.

Un día me llamó por teléfono y me propuso que siguiese colaborando para la revista, con un listado de obras que consideraba de lectura imprescindible.  La labor que me encomendó la empecé con la obra de Blecher titulada Poesía completa.  Continuaré el camino de baldosas amarillas, lugar que aparece en la película El mago de Oz, símbolo universal que nos trae a la memoria la importancia de la determinación, la valentía y la perseverancia en la búsqueda de nuestros objetivos y sueños. El mío será el de construir un mundo paralelo en el cual el lector se inmersa para liberar sus tensiones diarias, y disfrute del placer que provoca una obra literaria de renombre.

Vuela alto.  Ahora podrás hablar personalmente con tus autores de referencia rumanos y preguntarles de dónde sacaban sus ideas para la composición de sus obras en una tertulia literaria con los más grandes literatos de todos los tiempos.

Gracias por tanto, por pensar que podría escribir en una revista de prestigio, por ayudarme en mis errores y aciertos en cuanto a la escritura, por guiarme en un mundo tan desconocido para mí.  Seguiré con las reseñas que te prometí, sumergiéndome en el intricado y fascinante mundo de la literatura. 

Quiero terminar este homenaje con una poesía de Max Blecher, uno de sus autores, titulada “Paseo marino”:

 

  La sangre de los mares circula por los corales

 El corazón rotundo del agua retumba en mis oídos

 Estoy en el fondo del cielo de las olas

 En los sótanos de las aguas profundas

 A la luz asesinada del cristal fúnebre

 Peces menudos como juguetes de platino

 Recorren mi pelo que ondea

 

 

ALICIA RODRÍGUEZ SÁNCHEZ es licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Alicante.  Profesora de Lengua castellana y literatura en el Centro Integrado de Formación Profesional Canastell de la localidad alicantina de San Vicente del Raspeig. Ha publicado en Ágora artículos sobre Max Blecher y sobre literatura rumana del siglo XX y actual.

 

 N. Ed. Agradecimiento a Gema Benito por las fotos de Joaquín Garrigós.

 

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