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viernes, 22 de diciembre de 2023

LA PROSA DE ANDRÉS SALOM. LA VIRTUD DE LA ANÉCDOTA. Por Enrique Gambín López. ÁGORA EN HOMENAJE A ANDRÉS SALOM / ARTÍCULOS / ÁGORA n. 23 / Nueva Col. Invierno 2023 Parte I

 

 

LA PROSA DE ANDRÉS SALOM. LA VIRTUD DE LA ANÉCDOTA

 

 

        Por Enrique Gambín López

 


El poeta no encierra su mundo en un verso, sino que permite a la poesía cruzar los lindes de la métrica e instalarse en el relato. Este es el caso de Andrés Salom y su prosa, de la que constituye un ejemplo singular su Anecdotario

En medio de su desamparo existencial emerge Nelena como la Venus de las aguas, una mujer que lleva consigo la vigorosa juventud que conmueve a la voz narradora. La mirada se concentra en ella, como si el foco de la inspiración proyectara su luz desde su rostro y su "cuello desnudo".

Tras ese encuentro con la persona amada, inspiración de sus versos, se encuentra con Perogarcí, un pintor infravalorado por el circuito comercial del arte, o por la misma industria cultural. Lo contempla feliz y piensa que tal vez haya vendido alguna de sus obras.

Salom se contempla a sí mismo como un inadaptado, cuyo ánimo se esfuma con Nelena, aunque lejos de hacer de su queja un estandarte, pretende alejarse lo máximo posible del papel de víctima, para aceptar su propio vacío interior y extraer de él, de manera paradójica, argumentos para su producción literaria. Esta exploración interna le lleva a realizar la difícil empresa de definirse así mismo, tarea que realiza con éxito o al menos con la solvencia propia de aquel que lo intenta con tesón:

 

Debo ser una mezcla de orgullo y egoísmo. Algo explosivo. Pues mucho me temo que lo de la generosidad se quede solo en apariencia. Así me veo al menos cada vez que hago esfuerzos de sinceridad para conseguir aparecer ante mí mismo con en la metáfora del espejo. Lo que no quiere decir que me conozca. Nadie se conoce a sí mismo (…) Me consta, no obstante, que en muchas ocasiones he conseguido pasar por generoso y altruista. Sobre todo en opinión de quienes, dada mi insignificancia, no han querido molestarse en analizar mis reacciones con profundidad (…) (Salom, 1991, 29)[1].

 

Parece inevitable realizar un análisis pormenorizado de esta cita del escritor. Para iniciar su propio autorretrato, comienza con una personificación de sí mismos en la heterogeneidad de la mezcolanza entre dos conceptos con gran carga negativa: el orgullo y el egoísmo. Sin duda, todo es difícil que un artista evite aproximarse, aunque solo sea de manera tímida, a un sentimiento próximo o parecido al orgullo. Siente que tiene algo que expresar y no se avergüenza por ello, sino que lo contempla como un talento para mostrar a los demás.

Sin duda, un escritor que se avergüence de su prosa, nunca la dará a conocer, por valiosa que esta sea. Además, queda el concepto de egoísmo. El “ego” es la raíz de la poesía, que procede indudablemente del yo y se manifiesta en la producción de Salom y en su prosa de una manera inevitable. Aun así, el reconocerse como orgulloso y egoísta supone un síntoma de humildad, pues ya está reconociendo lo que contempla como una debilidad.

La explosividad de la que habla Salom vertebra su producción narrativa y poética. No es un poeta que se contente con escribir versos como lo haría un pintor de atardeceres, sino que se instala en una provocación que recuerda a las del verdadero romanticismo alemán. Romantiza la realidad, en el sentido decimonónico, no en el almibarado concepto tópico del romanticismo actual. Esta descarnada sinceridad que no teme ser rechazada o causar estupor es una característica constante en su obra.

Así pues, el autor nos muestra que su generosidad, más que responder a una realidad, supone un mero artificio que envuelve su egoísmo interior. Conviene resaltar que el poeta no escribe para cambiarlo todo, como si de una suerte de “obrero” de la poesía se tratara, sino que trata de elevar o sublimar aquellas realidades que contempla o que interpelan su conciencia lírica.

Su sinceridad le lleva a contemplar su reflejo. En realidad, su Anecdotario es un intento de contemplar esa imagen que parece dibujarse en el cristal de ese utensilio presente en prácticamente todos los hogares. No obstante, lo que contempla no responde a su esencia, ni siquiera a un retrato fiel y completo de su persona, sino que resulta una mera aproximación a su exterior. Él es mucho más que esa imagen y muestra su consciencia de que no podrá nunca llegar a sondear la profundidad de su ser.

Censura la ingenuidad de aquellos que se contentan con visionar su imagen exterior y se conforman con la apariencia que muestra. Quedarse en la “cubierta” de un autor distorsiona su obra. Esto mismo sucedió con aquellos poetas españoles que imitaron el romanticismo inglés y exportaron meros tópicos, carentes de esencia romántica.

Algunas páginas después, Salom reflexiona sobre la amistad y alude a su amigo Antonio Mayordomo como un pilar en su trayectoria biográfica. Sus conversaciones con él restan gravedad a los sucesos trágicos o desagradables de su vida. De hecho, es Mayordomo quien le da la idea de plasmar sus vivencias en una autobiografía novelada, repleta del espíritu lírico que envuelve las obras del poeta.

También nos traslada el autor su forja como “hombre”, junto a su abuelo y un rebaño de ovejas. Esto último no puede sino evocarnos a Miguel Hernández y sus inicios en su Orihuela natal. Podría establecerse una cierta comparativa entre Hernández y Salom, en su ideología o compromiso, de no ser por el carácter inimitable de ambas plumas.

Finalmente, para concluir esta breve reseña sobre el Anecdotario de Andrés Salom Amengual, se ha de decir que gravita sobre tres pilares fundamentales: el amor expresado en Nelena; el humor, en su hábil forma de presentar las cosas, desprovista de todo atisbo de grandilocuencia o impostación; y la poesía, de cuyo encanto no logra escapar jamás el autor.

 

 

 


Enrique Gambín López (Javalí Nuevo, Murcia, 1992) es escritor y profesor de Lengua Castellana y Literatura en el IES Mar Menor de Santiago de la Ribera (San Javier-Murcia). Ha publicado tres libros: Destellos azules en el viento (poemario), El Padre Ginés Oñate Velázquez (biografía) y El auto sacramental. Teoría y didáctica (…) (libro de investigación). Además cuenta con numerosas publicaciones en revistas y antologías.


[1] Salom, A. (1991). Anecdotario. Editora Regional de Murcia.

 

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