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miércoles, 27 de diciembre de 2023

Breviarios II. Por José María Piñeiro. Ágora-Papeles de Arte Gramático n. 24. Nueva Col. Invierno 2024 Parte II / Ensayo

 

 


  

        BREVIARIOS (II)[1]

 

                   Por José María Piñeiro

 

 

Si me plagio, ¿vuelvo a ser original?

 

El Sol no tiene nombre, dice Guillermo Carnero en un poema. Qué sorpresivo resultaría que los objetos más comunes y que conviven con nosotros diariamente, ostentaran un nombre propio. Sería enloquecedor prestarle identidad a una cafetera, a una silla. Lo que Carnero quiere señalar es que algo tan cotidiano e ineludible en nuestras vidas como el sol y su energía, corre el riesgo de ser algo anónimo. Un dios como el sol, quien da la vida con la luz y el calor, puede permitirse el lujo de no tener nombre: él es el origen de todo. 

 

Leí mal un anuncio: Laboratorio de prótesis mental.

 

No creo que la memoria invente literalmente el pasado, sino que lo corrige o lo complementa.

Otra reflexión sobre el astro rey: el sol es siempre ajeno a la piedad, nos dice Jenaro Talens en un verso. No lo critica ni lo maldice. La misión del sol es esplender, esplender siempre. Y esto se supone que es bueno. Maldecir la naturaleza es algo banal, aunque un deseo de justicia nos pueda hacer que nos revolvamos contra todo lo existente. Talens ubica bien a nuestro Astro Padre. El sol no puede ser responsable de las incidencias negativas de su poder extraordinario sobre nosotros: pertenece a un mecanismo cósmico del que es uno de sus engranajes fundamentales. Conocer esta ley quizá nos haría mirar de otro modo a la muerte.

 

Quiero entender que es metafóricamente como los parientes aceptan que su familiar muerto “esté” en las cenizas. Mirarlo de otro modo, es decir, literalmente, tal cual, que la persona amada se haya convertido en eso, resulta espantoso.

 

¿Cómo estás?

Supurando tiempo.   

 

Que consignas del discurso que entendemos como políticamente correcto se encuentren en la poesía más o menos camufladamente, bajo pretextos metafóricos, sectariza, valga el neologismo, lo que como expresión debiera estar libre de toda ideología. Ya decía Borges que toda mínima presencia de discurso tendencioso en un poema convertía automáticamente a este en un panfleto.

 

Acabo de leer Mis recuerdos, de Abel Barbin, la primera autobiografía escrita por un transexual en plena mitad del siglo XIX. Abel Barbin fue el nombre que se puso una mujer que con el tiempo derivó a hombre y que poco antes de suicidarse en una buhardilla parisina, nos dejó este singular documento. El texto está escrito con el buen gusto de quien ha recibido una alta educación y podríamos conceptuarlo, si no se tratase de unas memorias, como un drama romántico con acentos existenciales. Lo que más sorprende es el grito de angustia que sale de sus líneas, el grito de alguien que lucha convulsivamente contra la propia naturaleza.  En el texto se percibe con nitidez un pensamiento, una inteligencia que reclama justicia. Lo que falla, lo que varía fatalmente es la identidad sexual de la persona a la que corresponden ese pensamiento, esa inteligencia. Y lo que resulta tremendamente frustrante es la inexistencia de un culpable para ese dolor, pues es la naturaleza quien aquí no acierta en su oficio, en su taller milenario.

 

Reflexionando sobre el insólito y lamentable destino de José Rizal. El escritor filipino alcanza tal nivel en su rica y variada producción- ensayo, poesía, narrativa, artículos - que llega a convertirse en un representante destacado del modernismo literario español. Tras ser ejecutado, y dejar de ser Filipinas territorio español, parece como si el espacio-tiempo absorbiera, repentinamente, su figura y su obra borrándolo del mapa y sumiéndolo en una suerte de nada estupefacta tras haber sido un maestro de nuestro idioma. Qué extraña operación del destino se ha obrado sobre este genio creador: produce riqueza en una lengua que no era la originaria de sus latitudes; en el país del que proviene el idioma en que escribe, es apresado y ejecutado para, a continuación, desaparecer del universo del mismo modo que su Filipinas natal dejó de usar el idioma en el que había decidido comunicar y crear. Debiéramos recordar a este autor y rendir homenaje a la perplejidad que fue su existencia.

 

Veo muy poco cine, pero el otro día, sin preverlo, me vi seguidas dos películas, una de terror británica y otra, un drama, norteamericana, las dos de mediados de los setenta.  Quizá en otra ocasión me hubiera fijado en aspectos concretos de los personajes y actores, pero lo que se me evidenció fue la extraordinaria máquina de precisión en que consiste un film para comunicar acción, sentimiento, fascinación. No encontré fisuras que argumentaran contra alguna a lo que vi y disfruté. Qué ensamblaje de acciones y desarrollos, qué efectiva trama de efectos y consecuencias. Advierto lo que quizá sea una perogrullada: admiración. Qué extraordinario trabajo se lleva a cabo para la realización de una película, qué multiplicidad lingüística articula, en definitiva, lo que es un film: el sonido, la fotografía, los diálogos, la escenificación, las distintas actuaciones y encarnaciones significativas de los personajes, etc...  André Breton decía que el cine era el arte más misterioso. Desde luego, por su complejidad factual y su alcance artístico, es uno de los más emotivos y entusiasmadores.

 

Cuando era niño miraba y no juzgaba. Ahora que soy adulto no puedo evitar juzgar al mirar. Y la verdad es que no tengo otro deseo que librarme de la facultad estresante de juzgar para poder volver a la paz maravillosa de mirar sin juzgar.

 

 

José María Piñeiro (Orihuela, Alicante, 1963). Ensayista, crítico literario y poeta. Ha publicado en 2023 Suma de auras (Frutos del tiempo, Elche). En 1985 fue uno de los fundadores de la prestigiosa revista Empireuma, junto con Ada Soriano y José Luis Zerón Huguet. Ha publicado un anterior libro de aforismos y fragmentos de reflexiones estéticas: Ars fragminis (2015, Ed. Celesta). En poesía, ha publicado, entre otros poemarios, Las raíces del velo (2019, Ed. Celesta), Profano demiurgo (2013) y Margen harmónico (2010). Fue Premio Andrés Salom de Ensayo breve en 2011.  Blog del autor:  http://empireuma.blogspot.com/



[1]  Publicado en Ágora N. 20 y en el blog de Ágora (8-7-2023) la primera parte de estos Breviarios, de José María Piñeiro. Cf:

https://diariopoliticoyliterario.blogspot.com/2023/07/breviario-jose-maria-pineiro-publicado.html

 

 

 

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