Son nueve, los pájaros
Tere Irastortza Garmendia
Olifante ed. Tarazona, Zaragoza, 2023
Carmen Crespo escribe sobre el libro Son nueve, los pájaros, de Tere Irastortza (recientemente publicado por Olifante, Zaragoza). Crespo presentó el libro de Tere Irastortza en la librería Enclave de Madrid, con las palabras que siguen.
sin duda, vida
(algunas palabras al vuelo sobre Son nueve, los pájaros de Tere Irastortza)
un pájaro busca cielo, y en su vacío lo vuela, velándolo dice Tere Irastortza al inicio de este Son nueve, los pájaros y pienso irremisiblemente en Dante cuando en su Comedia Divina escribe volar mi vuelo y navegar mi estela y pienso de nuevo en esos vuelos de Tere y Dante, vuelos que buscan cielos o estelas, vacíos donde más que el velar el (des)velar
vuelo que vuela y cuida lo que ha de surgir, lo aún ausente o no presente pero que finalmente se habrá de dar
y yo me pregunto -porque estos nueve pájaros nos interpelan y nos incitan continuamente a preguntar/preguntarnos- si ese cielo velado y volado por el pájaro no es más que paraje donde se da lo que nos turba o conmociona pero que aún no ha traspasado la linde, el cerco que lo separa de lo humano paraje que desvelado deviene palabra la que nombraría lo ausente lo que fue y lo que somos
con la palabra -entonces -lugar donde ser acogido
horizontes urdiéndose imperfecciones ignorancias secreteándose y abriéndose paso tratando de adherirse a cuanto no hemos vivido
palabras centelleos venidos de múltiples lugares y voces anunciaciones de lo escrito/pensado a vista de pájaro la belleza del don de la escritura del regalo de la lectura
y en esos cielos la mano de Tere mano que se nos da espacios abiertos por donde transitar e indagar la vida escruta la vida y escríbela -nos dice
fluir para ser dirigirse a otros lugares donde poder ser como esos ríos que crecen al arrimarse a otros -ya lo dice Tere, un río me arrima a otro río ríos que arrastran palabras desde otras aguas y las depositan a nuestras orillas palabras llegadas de lejos hasta vaciarse en nuestra lengua o arraigos humus o mantillo alimentando lo filial o lo intestino la huella de lo original que nos trasciende
el ojo de Tere Irastortza vertebrado en lo proteico humano lo que acaece/nos acaece lo que nos concierne frente a lo que atrofia ojo que atraviesa la escritura vuelo liberador a través de la gracia y el recogimiento del pájaro
mirada que no agota pujanza obstinada en descubrirnos lo que se nos escapa
no llenar ausencias sino desvelarlas a modo de los espejos de Quignard donde la imagen dentro de la imagen ve lo ausente
quebrantar entonces el andamiaje del pensamiento trasponer los márgenes de su pulsión dejarse relumbrar ser devorados por su luz
son pájaros, nueve y son testigos de la mirada de Tere Irastortza mirada que nos apela y nos exhorta a desear algo más que lo que se nos da
Carmen Crespo
en Madrid, a 27 de septiembre de 2023
(Texto de presentación del libro de Tere Irastortza Son nueve, los pájaros)
Carmen Crespo
CARMEN CRESPO (1962, Cáceres, España). Su vida laboral se desarrolla en la sanidad pública. Ha publicado hasta ahora los siguientes libros: Tal vez huésped (ganador de la “II edición del premio de poesía Bal Hotel”); Cuerpo o el corazón del mundo todavía (plaquette); Puro hueco, plaquette con obra gráfica del artista Manuel Ayllón; Todo ardió luminoso; Teselas (ganador de la “XIII edición del Premio Internacional de Poesía César Simón”, 2016); pájaros, caballos; lana (2019); en sí ni un solo momento (ganador en 2020 de la “XXXI edición del Premio Nacional de Poesía José Hierro”) y roma (2021) y lugar, no territorio (2023).
Publicaciones en revistas: Cuadernos del matemático, Revista de creación literaria Pangea, Tres en suma, Obituario, Fogal, 21veintúnversos.
INSTAGRAM: @carmencrespot
https://www.instagram.com/carmencrespot/?hl=es
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Gracias a la editora de Olifante, Trinidad Ruiz Marcellán, por permitirnos reproducir uno de los textos de Son nueve, los pájaros, de Tere Irastortza Garmedia.
FRAGMENTO DE SON NUEVE, LOS PÁJAROS
Por Tere Irastortza
A la experiencia del nacimiento la llamó Lou Andreas
Salomé soledad del cuerpo.
El nacimiento es la primera
experiencia vital humana, en el momento mismo, en el que la madre pare y se
parte – erditu-. No sé si hemos acertado a transmitir nuestra lectura personal
de ese parto o alumbramiento que nos parte. Partimos de ello, pues alguien se
partió y nos parió. Parir es, pues, partirse y el lugar desde el que partir.
Partamos, que vivir es renacer.
Cuerpo a quien nadie acaricia,
pura carencia: primero improcedente y luego incompartible e incompatible.
Pero, tú, eres mientras
fluyes; has sido dada, y como tal plena y completa; y por haber sido dada, eres
y perteneces a un lugar del que fluyes, incluso cuando huyes.
Fluido, nato, dotado:
duradero. O jarioan, jaioa, iaioa: luzarorako.
Ver parir debe de ser algo
imponente; parir es, ya, un poderoso padecer.
No toda la energía que
desarrolla el cuerpo es sexual, pero sí es material. Escribirlo no es
insignificante, significando dignifica.
Las figuras geométricas primero marcan lindes, como esos aniversarios que limitan el camino para someter la libertad.
Anoto: Acabo de leer que Goya
escribió: “¿Dónde encuentran líneas en la naturaleza esos maestros amanerados? Yo no distingo más que cuerpos
luminosos y cuerpos obscuros; planos que avanzan y planos que se alejan;
relieves y concavidades”.
Sal, de la mejor, la de las
palabras que sanan por el mero hecho de ser dichas. Otras precisan de un
silencio largo y secreto por haber vivido torpemente. Con todas esas palabras me
encontré en el libro de poemas Hitzak orbainetan, o “Palabras sobre cicatrices”
de Karmele Igartua Bengoa.
La palma fue tal vez el primer
semillero que retuvo frutos comestibles. En la tuya, acogiste una caracola
marina, traída por el embate de un mar fatigado, para que alguien luego la
guardara por ti.
Quién sabe si habremos
conseguido o habremos recibido lo que no era innato; el dilema entre ofrecerse
a la vida o en demandarla.
Pensamos que no sabemos nada
hasta que ocurre, pero, luego, en cuanto queda escrito, pienso que lo que
sabemos es lo que puede suceder.
La libertad de la hoja en
blanco, la obstinación de la hoja escrita. La hoja garabateada reclama que
decidamos dejarla tal como está o borrarla: borrarla o arrancarla.
La hoja en blanco, desafiante,
invita a la pluma.
Vaciarse y escribir para
sentirse colmada.
La primera línea es línea de
defensa, pero los de siempre están alineados en la segunda; y la mayoría, en la
tercera o en la cuarta. La mayoría prefiere destacar que no está alineada, para
no destacarse.
Quienes se quedan mirando,
imaginan que desaparecen en el acto: mirar como no estar; como si se pudiera
vivir sin estar presentes, sin saber del propio deseo.
Todo reposa en esa mirada, y
en ella me siento entera y en origen.
La imagen surge en la mirada;
la metáfora en la mente. Hace algún tiempo, en la década de los ochenta, me
sorprendió el libro Metáforas de la vida cotidiana de Lakoff y Johnson,
y durante muchos años he ido comprendiendo cómo el ser humano antropomorfiza la
realidad, porque se siente la medida de todo. Con la imagen del cuerpo el
idioma concibe, nombrándolo, lo aparentemente inerte y lo emergente (montes,
caminos, ríos, plantas).
El ser humano, no sé si por
distinguirse de la naturaleza o por personalizarla, se ha dejado guiar por la
corriente del léxico para construir un mundo habitable en las palabras,
urdiéndolo en el envés de las palabras comunes referidas a la naturaleza; con
lo secreto y el tabú.
Las palabras construyen el mundo y lo hacen habitable primero, y luego, cultivándolo, lo naturalizan. Y, de ese modo, el mismo léxico que nombra, describe, guarda y cubre el cuerpo es el que nombra a la sociedad y determina la realidad social. Y, del mismo modo, ese mundo antropomorfo que nos devuelve la sociedad ata o rompe o libera nuestro modo de mirar al cuerpo.
Fragmento del libro Son nueve, los pájaros, de Tere Irastortza Garmendia
(Olifante, Zaragoza, 2023, pp 15-17)
Tere Irastortza Garmendia (Zaldibia 1961) inició su andadura literaria publicando en 1961 su primer libro Gabeziak, por el que recibió el Premio a la Crítica de poesía en euskera en 1980. En su posterior obra poética ha recibido también en 2003 el Premio a la Crítica de poesía en euskera, con su obra Glosak, esana zetorrenaz. Ha publicado once libros de poesía y ha participado y participa en diversas antologías y revistas. Olifante ha publicado en 2021 la edición bilingüe traducida por la autora de su último libro de poesía Llenabais el Mundo. Mundua betetzen zenuten.
Ha traducido al euskera a numerosos autores aunque solo haya publicado algunas de esas traducciones (Marià Manent y Marina Tsvietaieva). También ha preparado para Olifante traducciones de la obra de Trinidad Ruiz Marcellán y Angel Guinda Casales.
Algunos de sus poemas han sido traducidos al inglés, al gallego, al catalán, al francés, al italiano, y al alemán. A gran parte de sus traducciones y a una buena selección de esta dilatada obra puede accederse a través de su página oficial
http://www.tereirastortza.com/
Ha publicado también y numerosos artículos y tres libros de ensayo, dos de los cuales traducidos ya al castellano, entre los que se encuentra Son nueve, los pájaros, traducido por la autora, que propicia una traducción que pretende salvar el enfrentamiento entre literatura y literalidad.
Fue presidenta de la Asociación de Escritores en Lengua Vasca (EIE) y trabaja en la enseñanza, tanto como directora de Beasaingo Ikastola, como profesora asociada del Dpto. de Filología Clásica de la UNED.
Creadora, directora y profesora desde hace más de veinte años del posgrado Escuela de Escritores o Idazle Eskola de UNED-Bergara ha impulsado a una generación de nuevos escritores en euskera.
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