RECUPERAMOS LA ENTREVISTA DE ANA GUARDIOLA
A FULGENCIO MÁRTINEZ, DIRECTOR DE LA REVISTA ÁGORA, PUBLICADA 12-11-2012
Literatura
Fulgencio Martínez: ´No hace falta escribir del siglo XIX para hablar de esclavitud´
El autor murciano publica ´Prueba de sabor´, un poemario para ayudar, a través de la palabra, «a tomar conciencia del mundo en el que vivimos»
ANA GUARDIOLA «¿Puede lo que uno escribe/ servir de ayuda/ en un tiempo de emergencia social?». Esta es una de las primeras reflexiones que se encuentran en Prueba de Sabor (Renacimiento), poemario con el que Fulgencio Martínez (Murcia, 1960) quiere hacerle frente «a esta época de miedo en la que nos tienen dominados con la incertidumbre». Y hacerlo a través de la palabra y «con un compromiso humano y literario» que él define como poesía cívica.
«Sin preguntarnos si lo que hacemos sirve de algo
no sería lícito tomar la palabra, hoy es importante plantearse la
repercusión de lo que uno hace y colaborar, ayudar a tomar conciencia
del mundo en el que vivimos», explica Martínez, colaborador de LA
OPINIÓN que lamenta que los individuos estén rodeados por «el
consumismo, la autocomplacencia y el conformismo llevados por una falsa
plenitud».
Por esta razón, su obra habla de la actualidad. Dedica
numerosos poemas a los trabajadores –«no hace falta escribir del siglo
XIX, hoy también hay esclavitud», afirma– y reivindica que el arte
vuelva al lugar que le corresponde, ya que, a su juicio, se ha creado
una concepción estética alejada de la realidad, «que nos ha llevado a
que las diferentes disciplinas artísticas estén en un escaparate sin
más».
Por el contrario, Martínez apuesta –como Machado y Miguel
Hernández, dos de sus referentes– por la función de la poesía
relacionada con su época –«quise poner mi voz en la realidad», dice uno
de los versos del poema Cuenta final, en el que explica la razón de ser
de Prueba de sabor–.
Quizá por ello hay cierto tono dramático,
como reconoce el autor murciano, «pero no hay pesimismo», matiza.
«Cuesta trabajo, hay que hablar del problema obrero, pero se puede hacer
con ironía; se puede exponer un mensaje sin hacer un melodrama, es una
poesía que lucha, y por eso no es pesimista», explica Martínez. «Pienso
además –añade– que la esperanza es un deber del poeta; no estoy aquí
para decir lo triste que estoy, sino para transmitir esperanza, aunque
en ocasiones ni yo la tenga; ese deber nos libera a los poetas y es lo
contrario que el mensaje pesimista con el que, como se ve hoy en día,
nos quieren controlar».
Esa lucha y esa crónica de la actualidad
no le impide a Fulgencio Martínez acercarse a las cosas cotidianas y
sencillas. La naturaleza, el amor, el sexo, todo lo que suponga el
disfrute de los sentidos, se cuelan en los versos de este pequeño libro
«para recuperar un tiempo en el que nos han querido alienar, que nos
obliga a volcarnos sólo en el trabajo; pero hay que recuperar ese tiempo
y ese espacio que se encuentra en los detalles pequeños», dice el autor
también de León busca gacela (2009) y de El cuerpo del día (2010).
Y
así avanzan los poemas de Prueba de sabor –dividido en dos partes, Los
paseantes y Epílogo jocoso–, y que ve la luz después de pasar «muchísimo
miedo» antes de verlo publicado, como reconoce Martínez. «Se pasa miedo
retrospectivamente, hasta el momento de ser publicados he revisado cada
verso, pero luego ves que se mantienen y es una satisfacción; porque,
al fin y al cabo, el lector es el que hace que un libro tenga sentido».
Un
lector al que, como hace con sus alumnos de Secundaria, intenta
acercarles el poder de la palabra y de la cultura, que desprecian a su
juicio «hasta los que ocupan cargos en cultura», por lo que se encuentra
cada vez más marginada. Y un lector al que le propone, «con un lenguaje
sencillo difícil de trabajar», asomarse al mundo actual para cambiarlo.
Y así lo resume en otro de sus versos: «No tengamos miedo a ser
mejores».
ÁGORA DIGITAL JULIO 2014
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