Reproducimos esta entrevista a Juan Carlos Monedero, de Podemos. Muy interesante para conocer el nuevo ímpetu de participación ciudadana y de ilusión de regeneración de España.
Recogido del diario digital Iniciativa debate:
http://iniciativadebate.org/2014/07/08/es-evidente-que-vamos-a-gobernar-este-pais/
“Es evidente que vamos a gobernar este país”
Juan
Carlos Monedero (Madrid, 1963) es un tipo peculiar, y no sólo, ni
principalmente, por ese aspecto físico suyo de autor o de personaje de
novela soviética, de cruce entre Vasili Grossman y el camarada
Strélnikov de Doctor Zhivago,
sino sobre todo por una manera de hablar difícil de describir si no es
con un oxímoron, con una etiqueta que sea algo así como “histrionismo
tranquilo”. Monedero habla despacio, ni muy alto, ni muy bajo,
masticando cada palabra, cada sílaba, casi que cada letra de frases
pronunciadas en un tono didáctico y aderezadas con el número justo de
referencias intelectuales, sin cruzar la delgada línea de la pedantería.
Al mismo tiempo, sus gestos son afectados, teatrales. Juan Carlos
Monedero, más que hablar, declama. Lo hace pese a estar agotado: sus
apenas tres días en Gijón, a donde viene invitado por la Semana Negra,
son una maratón de charlas, conferencias, encuentros, baños de masas y
entrevistas. A nosotros nos recibe media hora antes de una asamblea en
el colegio Jovellanos. En apenas veinte minutos, nos habla de revisar
relatos, de patriotismo, de cómo evitar que este nuevo socialismo por
vías democráticas acabe como el de Allende y de cómo frenar la partición
de España. Ni la palabra “casta”, ni la palabra “bolivariano”, ni la
palabra “ETA” son pronunciadas en ningún momento por este impulsor de
Podemos, ni por su entrevistador.
Pablo Batalla Cueto | Asturias24 | 07/07/2014
¿Estoy ante el próximo vicepresidente del Gobierno?
¡Ups! (risas) Fíjate que
cuando decidí ser uno de los impulsores de Podemos también decidí en
ese momento que yo no me iba a presentar a las elecciones, porque el
mensaje que queríamos dar es que no estábamos aquí por los cargos. Era
obligatorio que Pablo [Iglesias] se presentara, pero al mismo tiempo, ni
Íñigo [Errejón], ni Carolina Bescansa, ni yo nos presentábamos, porque
entendíamos que si todas las caras visibles del proyecto, al mismo
tiempo, nos presentábamos como cargos, desvirtuábamos el contenido
ciudadano que queríamos trasladar. Es verdad que esto ha crecido mucho,
¿no?, y debiéramos pensar cuál es el papel que nos va a corresponder en
el futuro a algunas personas. Pero ahora mismo yo estoy mucho más
dedicado a que el proyecto se consolide, con los círculos, con mayor
número de ciudadanía implicada en el proyecto… Y al mismo tiempo,
también, quiero seguir haciendo la crítica de las contradicciones del
régimen del 78. Somos una grieta abierta en una pared. La grieta marca
la tendencia, pero todavía hay mucha pared. Acabamos de ver en Europa
cómo una gran coalición entre el PSOE y el PP europeos ha repartido
entre los dos partidos la presidencia de la Comisión y la del
Parlamento. Y eso también se traslada a nuestro país. Por tanto, más que
pensar ahora mismo en cargos, a mí me sigue preocupando más generar
conciencia para entender la absoluta necesidad de superar los consensos
rotos del régimen del 78 y crear nuevos consensos.
¿Va a llegar Podemos al poder? ¿Se ve como algo real, posible, en sus análisis internos?
Es absolutamente
evidente que vamos a gobernar este país en sus diferentes niveles.
Absolutamente evidente. Todas las encuestas los dicen y, cuando nosotros
salimos, dijimos que no veníamos a empatar, que veníamos a ganar el
partido. Y ahí somos coherentes. Salimos a por todas.
Ése es un discurso nuevo en la izquierda.
La izquierda, la
izquierda real, ha estado durante mucho tiempo acomplejada. Ha estado
durante mucho tiempo siendo rehén de su pasado. Nosotros hemos querido
superar muchos de esos cuellos de botella, entre ellos el de seguir
hablando de derecha e izquierda cuando eso induce más a confusión que a
claridad. Hemos, igualmente, superado los candados de tener que cargar
el lastre de las medallas del papel de nadie durante la Transición. Y
hemos superado un tercer lastre esencial, que era un lastre
generacional. Ha habido muy poca generosidad en la izquierda, y hay
gente que ha estado marcando la pauta desde hace treinta años sin ningún
atisbo de generosidad para dejar el paso a nuevas generaciones. Sólo lo
ha hecho cuando ya no había más remedio. En Podemos, siendo cierto que
no salimos de la nada, que caminamos sobre senderos que otros han
trazado previamente, nos hemos calzado unas botas nuevas.
Se les acusa de
mesianismo, de que en sus discursos parece como si hubieran inventado la
izquierda, de que desprecian el trabajo de quienes estuvieron antes que
ustedes.
Fíjate que, antes de que
me hicieras esta pregunta, te he afirmado que no venimos de la nada. En
mi caso concreto, yo he militado más de dos décadas en Izquierda Unida.
Las cosas que ahora estoy intentando en Podemos las he intentado antes
sin éxito en IU. Mi sensación de fracaso cuando he intentado poner en
marcha, dentro de Izquierda Unida, ciertas cuestiones, ha sido
clamorosa. Y es verdad que he dicho muchas veces que, cuando yo decidí
marcharme, el 80% de mi tiempo lo dedicaba a las peleas internas y a las
discusiones de politiquería, y no a las discusiones políticas, que
parece que brillaban por su ausencia. Además, soy profesor de ciencias
políticas, y sé no hay saltos. Hay puntos de bifurcación, pero no hay
saltos. Sí que es verdad que, como plantean algunos físicos, como [Ilya]
Prigogine, cuando se fractura el hielo, puede tomar direcciones
insospechadas, pero no un salto repentino.
¿Podemos no es, entonces, un salto repentino?
No, somos muy
conscientes de dónde venimos. Es más, fíjate que uno de los elementos
centrales en nuestra reflexión es la recuperación de la Historia. Hay
dos libros sin los cuales yo no estaría en Podemos; uno es La Transición contada a nuestros padres,
donde hago un repaso de mi propio país, de la Transición y de todo lo
ocultado anterior que no me permitía entender dónde estamos ahora mismo.
Y, después, el Curso urgente de política para gente decente,
que era un poco el análisis de la política del siglo XXI. Sin el libro
de la Transición, yo no me podría explicar cómo es mi país. Mi país,
fíjate, me he tenido que ir fuera para entenderlo, porque tuve que ir a
hacer la tesis a Alemania y luego me tuve que ir a la periferia, a
América Latina, a mirar. A mirar nuestro propio país reflejado también
en la herencia colonial que dejamos en América Latina. Sin la
recuperación de la Historia es imposible que nosotros estuviéramos aquí.
Por tanto, nadie va a escucharnos jamás decir que venimos de la nada.
Nunca. Nunca. En absoluto.
¿Pero…?
Pero sí que es verdad
que hemos tenido que plantear discursos nuevos. Hemos tenido que
revisitar los relatos de nuestro país. Aquí había una serie de relatos
que eran profundamente mentirosos, y o revisitábamos esos relatos, o no
podíamos avanzar. Teníamos en mente lo ocurrido en Alemania. En
Alemania, los nietos del fascismo, sobre todo a raíz del libro de Daniel
Goldhagen Los verdugos voluntarios de Hitler, revisitaron su
propio pasado, porque había una mentira nacional que quería dejar de
lado la historia del nazismo y echarle la culpa a cuatro miembros de la
Gestapo, cuando fue todo un pueblo el que cayó rehén de esa locura. Y
los nietos de ese pueblo, para construir una sociedad más sana, tuvieron
que revisitar su pasado. En Portugal, tienen que revisitar todo lo que
fue la Revolución de los Claveles para poder avanzar. En Italia, tienen
que revisitar toda la construcción de la posguerra y ver cómo todos los
partidos se unen para evitar que el PCI avance. En Grecia, Syriza tiene
que retrotraerse a la guerra civil después de la segunda guerra mundial,
cuando el bloque occidental tiene que machacar a la izquierda porque a
Grecia le ha tocado en los repartos de Yalta y Potsdam estar en el
bloque occidental. Tú en Grecia no puedes montar Syriza si no haces una
revisión de la historia griega. Eso, aquí, lo hemos hecho nosotros.
¿En qué ha consistido esa revisión?
En entender los cuellos
de botella de nuestro país: el papel de la Iglesia, nuestra supeditación
a Europa, las diferencias territoriales que hay en España… Fíjate que
el relato centralista nacionalcatólico nos impide entender en buena
parte de España qué ocurre en Cataluña, o en el País Vasco, o aquí
mismo, en Asturias. No puede ser que alguien en Cáceres le pregunte a un
catalán si es verdad que en su casa habla catalán con sus hijos, porque
eso implica un vacío de comprensión de tu propio país. Pero eso es
porque nadie te lo ha explicado, porque no está en los libros de
historia, porque no está en el relato oficial de un país cuyo relato
oficial es el relato de los vencedores.
La propuesta de
Podemos parece una especie de nuevo allendismo, con esa idea de alcanzar
el socialismo por vías democráticas. Pero sabemos cómo acabó Allende,
sabemos cómo reaccionan las élites cuando se las trata de despojar de
sus privilegios y sabemos que Podemos va a molestar a mucha gente, a
sectores muy poderosos, si hace lo que dice que va a hacer. ¿Cuál es el
plan de contingencia? ¿Qué van a hacer para no acabar como Allende?
[Piensa unos segundos]
Apelar a las mayorías. Decir a la gente que si nos vota simplemente para
que les demos lo que ya no les da ni el PSOE ni el PP, que no nos
voten; que si nos votan sea porque al día siguiente estén dispuestos a
estar en la calle defendiendo el proyecto que nosotros significamos.
Tener un proyecto de país, y dejar claro a sectores para los cuales esto
es muy sensible, como el Ejército o la Policía, que han regalado
España; que aquéllos a quienes se les llena la boca de patria han
vendido el territorio a bancas extranjeras, a multinacionales… Hemos
visto, por ejemplo, cómo querían hacer un paraíso fiscal para instalar
en España Eurovegas.
Hay un curioso discurso patriótico en Podemos, una apropiación del vocabulario del enemigo para volverlo en su contra.
Sí, afirmamos que la
patria son los ciudadanos y las ciudadanas. No queremos dejar a los
defensores de esta almoneda de España, de esta venta de nuestro país, la
reivindicación de la patria. Los que están rompiendo España son ellos.
El Partido Popular es una fábrica de independentistas, y el PSOE un
boxeador noqueado que se abraza al PP para no caer en la lona, y se
convierte igualmente en una fábrica de descreídos, de descontentos y de
independentistas por su falta de convicción en el federalismo, que llega
tarde y mal. En consecuencia, yo estoy convencido de que los únicos que
podemos salvar a España por nuestra convicción federal somos nosotros,
porque somos una fuerza federalista sincera y creíble. Las dos cosas.
Sincera, porque entendemos que podría perfectamente el Tribunal
Constitucional estar en Barcelona, y podría estar perfectamente la
Comisión Nacional del Mercado de Valores en Vigo. Mientras no entendamos
eso, no entenderemos una España federal. Somos sinceros y somos
creíbles, porque en Cataluña o el País Vasco, los sitios donde hay una
identidad más fuerte, saben que nosotros estamos a favor del derecho a
decidir, y sabemos que los pueblos diferentes que configuran España no
pueden estar en este encuentro que llamamos España sin su propia
voluntad.
¿Qué haría un Podemos en el poder ante una declaración unilateral de independencia de Cataluña o el País Vasco?
Cuando tu pareja no te
quiere, tú no puedes hacer que te quiera a golpes, ni puedes apelar a
una Constitución hecha cuando había ruido de sables en España. Quienes
quieren solventar estos problemas de convivencia con amenazas, o
recurriendo simbólica o realmente a la violencia, no han entendido nada.
Son independentistas y son los que están rompiendo España. De todas
maneras, las cosas no son blanco o negro casi nunca. No te despiertas un
día y se ha declarado la independencia. Yo creo que la independencia de
Cataluña sería un desastre, para ellos y para el resto del Estado,
porque no es gestionable, porque generaría demasiados problemas de muy
difícil solución. Habría que pactar, por ejemplo, las deudas. Hay que
pactar las cuencas hidrográficas… Es que es muy complicado, y también
hay un decantado histórico de esto que llamamos España que no se puede
ignorar a no ser que, como ocurre en Cataluña con Artur Mas, tu
declaración de independencia sea un nicho electoral, que eso genera
muchos problemas. Al final nos encontramos a la derecha haciendo un
nicho electoral del odio a los catalanes y a Artur Mas haciendo un nicho
electoral de la declaración de independencia. Me interesa mucho más el
sustrato de fondo que hay en la sociedad catalana y el sustrato de fondo
que tenemos que crear en el resto de la sociedad española para hacerles
entender que basta que sinceramente creamos en el derecho a decidir
para que los catalanes no quieran marcharse. Una de las cosas más
hermosas que me han pasado durante la campaña es gente que me escribe
diciéndome que “si España es Podemos, yo no quiero irme de España”.
¿Cómo evitarán,
cuando estén en el poder, que se acerquen a Podemos esos advenedizos que
en cada momento histórico se acercan al sol que más calienta, y
corrompan el partido al hacerlo? ¿Qué filtros se establecerán a fin
de evitar eso?
Un código ético, que
está ahora mismo en discusión, en el cual establezcamos las líneas rojas
que no se pueden traspasar. Al mismo tiempo, la… ¿cómo se dice? Ay…
[Toma un sorbo de café] La… La capacidad máxima de decisión que tienen
las asambleas. El advenedizo tiene que convencer a todo el círculo, y es
más complicado que todo un círculo sea víctima de las argucias de un
arribista.
Hay gente muy astuta…
Claro, claro (risas).
Pero hay problemas que entonces, ¿sabes?, no tienen solución, ¿no?
Claro, a no ser que ese arribista rompa las líneas rojas que están en
los estatutos de Podemos, que tenemos que aprobar en otoño. Si alguien
de repente es racista, fascista, tiene una serie de cuestiones que
claramente se alejan de nuestro ideario, estará fuera de Podemos. La
comisión de garantías, o como se llame, que exista, tomará cartas en el
asunto. ¡Pero tenemos que confiar en la gente! Es que si no confiamos en
la gente, no hay solución. No hay soluciones mágicas. Tienes dos, o
tienes tres: confiar siempre, plenamente, en las asambleas; confiar en
una vanguardia o buscar un mecanismo entre ambos lados, que es lo que
nosotros estamos intentando. Pero en este tipo de cuestiones es la
inteligencia social la que los tiene que solventar. Y también, hombre,
estamos en 2014, y a quien le toque ser la dirección, o la portavocía,
de Podemos en otoño, le puede llegar un correo electrónico o un whatssap diciendo:
oye, en tal sitio hay un tipo que está haciendo tal cosa, y ahí la
dirección puede actuar rápido, porque los mensajes, ahora, no tardan dos
meses en llegar, no hay mensajeros, sino que la posibilidad de
responder en tiempo real es mucho más alta. Ahora bien, te reconozco que
tenemos que estar muy, muy atentos, y que tenemos una reflexión
pendiente acerca del riesgo terrible de que lleguen muchos arribistas a
Podemos. La política atrae a lo mejor y a lo peor. Y lo bueno es que lo
sabemos. Por lo tanto, estableceremos las vacunas previas para evitar
esa epidemia.
¿Cuál es su posición con respecto a la lucha armada?
Radical oposición. No
tiene sentido. Si no tiene sentido en América Latina, que tiene en
algunos países tasas de pobreza del 60%, no te digo ya en Europa, donde
la situación no es en absoluto comparable. La lucha armada tiene
sentido, como reconocen algunas Constituciones del mundo, cuando se está
acabando con la democracia. El derecho de resistencia está hasta en la
Constitución alemana. Si de repente hay alguien que da un golpe de
Estado, tienes derecho a levantarte en armas contra esa gente que quiere
subvertir la democracia. Ahora bien, salvo en esos casos, la lucha
armada es un anacronismo en Europa. No tiene legitimidad, no tiene apoyo
popular, y una lucha armada que no tiene apoyo popular, que no tiene el
reconocimiento ciudadano, se llama terrorismo.
¿Es realmente posible poner en práctica lo que proponen sin romper violentamente el sistema?
Lo que sabemos es que es
necesario. Y cuando sabes que algo es necesario, tienes que ver cómo se
hace posible. Yo creo que el sistema está expulsando a demasiada gente a
los bordes del camino. ¿Puede sobrevivir una sociedad con la mitad de
la población en estado de pobreza? Sí. Lo vemos en América Latina ahora
mismo. Y también vemos que en Europa es posible que nos retrotraigamos a
situaciones de los años veinte. Pero aún así, lo veo complicado, porque
tenemos poblaciones mucho más formadas, tenemos medios de comunicación
alternativos que nos permiten un nivel de comunicación que no hemos
tenido en otros momentos de la historia, también en lo que respecta al
transporte… Creo que todo eso construye una esfera pública más virtuosa,
y en ese sentido soy pesimista, pero soy un pesimista esperanzado,
porque ellos tienen los bancos, los medios de comunicación, el Ejército,
las universidades, las editoriales…, pero también, como decía al
comienzo, veo muchas grietas, y las grietas marcan la tendencia. De
repente, vemos aquí en Asturias a empresas en lucha que están obteniendo
victorias, vemos el propio ascenso de Podemos, vemos el creciente
anhelo en Europa de una alternativa… Por tanto, sí, soy un pesimista
esperanzado.
Asturias es la joya de la corona para Podemos.
Asturias es un sitio
donde la conciencia que implica Podemos es muy alta, y es muy hermosa.
Venir al acto de la Semana Negra, ver la Carpa del Encuentro abarrotada y
que nada más subirme al estrado la gente rompiera a aplaudir, es muy
hermoso. A la gente se le está saliendo el corazón con Podemos. La gente
está identificando que somos una oportunidad de cambiar una sociedad
que no nos está gustando. Es un desafío lleno de alegría, y como decía
Víctor Hugo en una frase que repetía mucho Marx, nada tiene más fuerza
que una idea cuando le ha llegado su hora.
Un canto de sirena, ha defraudado a muchos.
ResponderEliminar