COCHEROS LOCOS
Artículo publicado en LA CRÓNICA DEL PAJARITO. 24-1-2016
Antonio Machado escribió un texto, fechado en Madrid el 1 de enero de 1915, que se encuentra en su cuaderno de apuntes Los complementarios. Lleva el título "Cocheros locos", y dice:
"¿Fue Alfredo de Vigny quien dijo de los políticos que no
merecían, por el hecho de gobernar bien o mal, mayor loa o censura que los
cocheros por conducir hábil o zurdamente sus carruajes? Tal vez fue Vigny,
aunque no lo recuerdo bien. Descartemos cuanto haya en estas palabras de
excesivo menosprecio para los políticos, o para los cocheros, según casos y
pueblos. Reconozcamos una parte de razón en la boutade del poeta, y olvidemos
cuanto ella supone de incomprensión de la vida política. Basta de elogios
descomedidos y de censuras melancólicas para gente tan de escaleras abajo, en
el orden espiritual, como políticos y cocheros. Si el auriga sabe su oficio,
sigamos con él y paguémosle puntualmente su salario. Si guía mal, habrá que
despedirlo. Porque dentro de su coche vamos todos. Mas ¿qué haremos con un
cochero loco o borracho que nos lleva a galope y alegremente al precipicio?
Habrá que arrojarlo a la cuneta del camino, después de arrancarle por la fuerza
las riendas de la mano. Revolución se llama a esta fulminante jubilación de
cocheros borrachos. Palabra demasiado fuerte. No tan fuerte, sin embargo, como
romperse el bautismo.
Mas Dios nos libre de los nuevos cocheros, de los sustitutos
de estos cocheros locos. En España ha habido siempre un gobierno malo y una
opinión descontenta, que aspiraba vehementemente a otro peor. Cuando fracasen
las cabezas pediremos que gobiernen las botas."
Como también dejó escrito el poeta: "Hoy es siempre todavía". Pero este "hoy", el nuestro, ¿qué nos traerá?
¿Otros o los mismos cocheros locos, o al sustituto de cochero loco que nos lleve a galope y alegremente al precipicio?
Del caballo de Troya de un supuesto gobierno progresista se aprestan a salir guerreros aún antes de que Troya duerma. La única esperanza, por nuestra parte, está en su torpeza y en su ansia precipitada. Pero, además (lo siento por los cómodos) habrá que no dormir en este "hoy": velad, pues.
Fulgencio Martínez
¿Fue Alfredo de Vigny quien dijo de los políticos que no merecían, por el hecho de gobernar bien o mal, mayor loa o censura que los cocheros por conducir hábil o zurd¿Fue Alfredo de Vigny quien dijo de los políticos que no merecían, por el hecho de gobernar bien o mal, mayor loa o censura que los cocheros por conducir hábil o zurdamentedidos y de censuras melancólicas para gente tan de escaleras abajo, en el orden espiritual, como políticos y cocheros. Si el auriga sabe su oficio, sigamos con él y paguémosle puntualmente su salario. Si guía mal, habrá que despedirlo. Porque dentro de su coche vamos todos. Mas ¿qué haremos con un cochero loco o borracho que nos lleva a galope y alegremente al precipicio? Habrá que arrojarlo a la cuneta del camino, después de arrancarle por la fuerza las riendas de la mano. Revolución se llama a esta fulminante jubilación de cocheros borrachos. Palabra demasiado fuerte. No tan fuerte, sin embargo, como romperse el bautismo.
Madrid, 1
enero, 1915
Mas
Dios nos libre de los nuevos cocheros, de los sustitutos de estos cocheros
locos. En España ha habido siempre un gobierno malo y una opinión descontenta,
que aspiraba vehementemente a otro peor.Cuando fracasen las cabezas pediremos que gobiernen las
botas.
Antonio Machado
Los complementarios, 1912-192¿Fue
Alfredo de Vigny quien dijo de los políticos que no merecían, por el hecho de
gobernar bien o mal, mayor loa o censura que los cocheros por conducir hábil o
zurdamente sus carruajes? Tal vez fue Vigny, aunque no lo recuerdo bien.
Descartemos cuanto haya en estas palabras de excesivo menosprecio para los
políticos, o para los cocheros, según casos y pueblos. Reconozcamos una parte de
razón en la boutade del poeta, y olvidemos cuanto ella supone de
incomprensión de la vida política. Basta de elogios descomedidos y de censuras
melancólicas para gente tan de escaleras abajo, en el orden espiritual, como
políticos y cocheros. Si el auriga sabe su oficio, sigamos con él y paguémosle
puntualmente su salario. Si guía mal, habrá que despedirlo. Porque dentro de su
coche vamos todos. Mas ¿qué haremos con un cochero loco o borracho que nos lleva
a galope y alegremente al precipicio? Habrá que arrojarlo a la cuneta del
camino, después de arrancarle por la fuerza las riendas de la mano. Revolución
se llama a esta fulminante jubilación de cocheros borrachos. Palabra demasiado
fuerte. No tan fuerte, sin embargo, como romperse el bautismo.
Madrid, 1
enero, 1915
Mas
Dios nos libre de los nuevos cocheros, de los sustitutos de estos cocheros
locos. En España ha habido siempre un gobierno malo y una opinión descontenta,
que aspiraba vehementemente a otro peor.Cuando fracasen las cabezas pediremos que gobiernen las
botas.
Antonio Machado
Los complementarios, 1912-192amente sus carruajes? Tal vez fue Vigny, aunque no lo recuerdo bien.
Descartemos cuanto haya en estas palabras de excesivo menosprecio para los
políticos, o para los cocheros, según casos y pueblos. Reconozcamos una parte de
razón en la boutade del poeta, y olvidemos cuanto ella supone de
incomprensión de la vida política. Basta de elogios descomedidos y de censuras
melancólicas para gente tan de escaleras abajo, en el orden espiritual, como
políticos y cocheros. Si el auriga sabe su oficio, sigamos con él y paguémosle
puntualmente su salario. Si guía mal, habrá que despedirlo. Porque dentro de su
coche vamos todos. Mas ¿qué haremos con un cochero loco o borracho que nos lleva
a galope y alegremente al precipicio? Habrá que arrojarlo a la cuneta del
camino, después de arrancarle por la fuerza las riendas de la mano. Revolución
se llama a esta fulminante jubilación de cocheros borrachos. Palabra demasiado
fuerte. No tan fuerte, sin embargo, como romperse el bautismo.
Madrid, 1
enero, 1915
Mas
Dios nos libre de los nuevos cocheros, de los sustitutos de estos cocheros
locos. En España ha habido siempre un gobierno malo y una opinión descontenta,
que aspiraba vehementemente a otro peor.Cuando fracasen las cabezas pediremos que gobiernen las
botas.
Antonio Machado
Los complementarios, 1912-192
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