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viernes, 8 de enero de 2016

Vladimir Holan, "Abismo de abismo": Mientras haya un testigo. Artículo sobre la poesía de VLADIMIR HOLAN. Por Fulgencio Martínez. Publicado en Fractal.



Artículo de F. Martínez publicado en la revista mexicana Fractal.http://www.mxfractal.org/F44Martinez.htm
                                                        
FULGENCIO MARTÍNEZ

Mientras haya un testigo

A Carlos Iglesias, mi puente hacia Holan

 


Abismo de abismo es el libro póstumo de Vladimir Holan, publicado después de la muerte del poeta el 31 de marzo de 1980. El volumen recoge los últimos poemas de Holan entre los años 1972 y 1977, pertenecientes a Penúltimo y Adiós. A partir de ese fatídico año de 1977, en que muere su única hija Katerina, discapacitada, Holan no volvería a escribir más.

Los lectores españoles contamos con una espléndida traducción, gracias a la poeta Clara Janés, de un conjunto amplio de poemas de Abismo de Abismo. (Ediciones Bassarai).

Holan, del que celebramos el centenario, nació en Praga el 16 de septiembre de 1905, en vigor aún el imperio austro-húngaro, pero a diferencia de otros escritores mayores de Praga, como Rilke o Kafka, no eligió para expresarse el alemán sino su lengua madre, el checo. Las palabras castellanas de Clara Janés tienen tal calidad rítmica y emotiva que consiguen, en su pureza, conmovernos cual si Holan mismo nos hablara a cada lector a través de un médium.

El poeta comparó la poesía con el lenguaje de los sordomudos -hoy diga usted la lengua de los sordomudos, como éstos prefieren que se defina su modo de comunicación, en pie de dignidad con las otras lenguas fonéticas-. Un poema de Holan traducido a otro idioma puede comunicar su "tensión interna",1 su atmósfera y, sobre todo, "un interés individual" para cada lector que lo lee, si el traductor-lector logra, en su versión-recitación, una vía de contacto con el lector-escucha, creando "un espacio común para la princesa poesía".

En definitiva, se trata -en cualquier lectura de un poeta, sea en su idioma original o traducido- de oír la voz humana, la manifestación profunda del ser; es por esto que la poesía respira, más allá de los sonidos concretos, el silencio original, abismo de donde surge todo discurso, y el silencio que se hace presente, paradójicamente, en cada palabra que lo rompe: el silencio de lo que se calla y sugiere en el poema un sentido pleno.2 La poesía: abismo de abismo.

Pero sin olvidar que la poesía es sobre todo, para Holan, liberación. "La poesía debe liberar".3 Entendemos esta expresión en un sentido próximo al efecto que la "Poética" de Aristóteles llamaba catarsis. No existe verdadera poesía sin comunicación profunda de simpatía y encuentro liberador de emociones entre el poeta y el lector. Si bien -como nos recuerda el propio Holan- en poesía "toda concreción está envuelta en niebla",4 el poeta y el lector comparten la misma tentativa y el mismo peligro, "como anillos de una cadena". Poeta y lector son imanes atraídos hacia arriba, como en el diálogo "Ión" de Platón. El poeta, saliendo de los puertos conocidos -la métrica y todo "arte" de poetizar-,5 como "marinero sin brújula" se aventura a la música de la expresión, "a la semántica interna a la palabra", en busca de un faro en la niebla. Y, por otra parte, el lector dispuesto a mirar detrás de la cortina, a explorar fuera de lo habituado. La poesía es el verdadero ethos de ambos: la patria original, nunca perdida ni encontrada del todo.

Los poemas de Abismo de abismo suponen una indudable dificultad de compresión para el lector, teniendo en cuenta su doble condición de ser textos traducidos de un poeta supuestamente difícil. He intentado referirme a la poética de Holan, recogida en textos como "La armonía atonal" o "La voz humana", para prevenirle en vano. Creo que habrá pocos lectores que no sean capaces de emocionarse con poemas, o a veces con un destello en un poema, de este libro.

Personalmente, me ocurre que pocos poetas me han golpeado tanto con poemas que son tan parcos en imágenes y palabras. Qué es eso profundo que arranca Holan al silencio, o a nosotros, como si su verso lo frotase piedra con piedra, piel con piel, muro por muro, sobre cada lector. " Hasta a lo que no tiene permiso,/debemos dejarle que entre, e incluso darle la bienvenida./ También las palabras lo hacen,/ para que el hombre mudo no esté solo..."

Los hombres viven, pero no se sienten ser. Los hombres son, pero no saben quién les impide ser. El poeta, a lo sumo, sólo puede ser testigo del aullido de los lobos. Si lo escucháramos, podría decirnos por qué sentimos miedo cuando nos rozan las hojas de los árboles en la alameda, y podría decirnos "por qué se rió Hölderlin/ cuando le sacudían ciruelas en la cabeza". Hölderlin, loco, recogido en casa de un zapatero durante casi el mismo número de años que Holan vivió enclaustrado voluntariamente en su domicilio, desde 1946 hasta su muerte; primero en su casa de la isla de Kampa, en el centro de Praga, luego en Mala Strana, desde 1969, en una vivienda de la periferia, con una amplia y luminosa terraza sobre el puente Carlos, a la que el poeta, según cuentan, no se asomaba jamás. ¿Quién era ese eremita?: no un misántropo hipocondríaco, ni un san Antonio de Flaubert, ni un cristiano de las catacumbas, ni muchos menos la imagen del opositor o desobediente civil al régimen comunista. Era un hombre doliente, motivado por una exigencia interior, y que no dejaría, en su autoapartheid, de prestar oídos a los problemas del mundo y de darnos testimonio. "A alguien tal vez le va bien,/por ejemplo a las arañas/ de los orfelinatos ."( "Nos falta distancia".)

Nos falta distancia, como ante la muerte, demasiado cercana para ser visible, para responder a las dos preguntas que nos hacíamos: quién era Holan, por qué nos golpea de ese modo su poesía , una poesía que, como en Abismo de Abismo, mantiene una pureza de diamante, un simbolismo hermético, en la estela del más críptico Mallarmé en Igitur ( reconocimiento y homenaje de Holan expreso en el primer poema de Abismo de abismo), todo eso, y a la vez un estremecimiento humano, una poesía hecha de imágenes cotidianas, donde está presente la verdad de una existencia y la vida sin patetismo de la gente humilde que no aspira a la felicidad, sino a la esperanza.

"Cuando aúllan los lobos y te preguntas/ por qué has vivido y si todavía estás en el mundo....". "Oblígate a ti mismo, ya muerto,/ a escuchar como un testigo/ el aullido de los lobos".

Mientras haya un testigo, nos quedará la esperanza. 
 
Notas
1 Las expresiones entrecomilladas en este párrafo, proceden de "La voz humana", texto teórico escrito por Holan en 1964. ( Revista Poesía , num. 12, Milan, 1988).
2 Escribió Heidegger que "El ser es lo más dicho y al mismo tiempo el callar", y que el animal no habla porque no le es dado el callar (Martín Heidegger, Conceptos fundamentales).
3 Ibid.
4 Referencias, en este contexto, a otro texto teórico del autor, fundamental para comprender la intención de su poesía: "Armonía atonal", escrito en 1963. (Revista Poesía, num. 12, Milán 1988).
5 "Lo que es sólo poético mata a la poesía". Último verso del poema "Y de nuevo" (V.Holan , Dolor, trad. Clara Janés, Ediciones Hiperión).


Fulgencio Martínez, “Mientras haya un testigo”, Fractal nº 44, enero-marzo, 2007, año XI, volumen XII, pp. 145-148.

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