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martes, 29 de octubre de 2019

PARA QUIEN LE PUEDA SERVIR. NOTAS DE LECTURA DE LA NOVELA DE VENANCIO IGLESIAS MARTÍN "LA CIUDAD DE LOS MIS OJOS". Por Fulgencio Martínez. agora digital octubre 2019





PARA QUIEN LE PUEDA SERVIR. NOTAS DE LECTURA DE LA NOVELA DE VENANCIO IGLESIAS MARTÍN LA CIUDAD DE LOS MIL OJOS


La ciudad de los mil ojos
Venancio Iglesias Martín
Prólogo: José Antonio Montesinos
Editorial: Lobo sapiens


CEZANNE


Decía Cezanne: Monet no es un pintor, es un ojo. ¡Pero qué ojo! Donde ojo es metonimia de la mirada, o sea, de la pintura. Monet es la pintura. Así, Venancio Iglesias Martín no es un escritor, es la literatura, y este libro no es un libro, es un ojo, mil ojos, es la historia de la literatura, la historia de la filosofía, la vida misma puesta al tablero y ante el espejo del arte, un arte literario de suma y crítica inteligente, como exigía el canon.

Dice Venancio Iglesias Martín, el autor de la novela: hacer una historia de la mirada sería comprender el horizonte de la cultura desde la que los ojos ven. Esa historia le parece el primer paso para aproximarnos a la lectura de una obra de arte, especialmente cuando esa obra ha sido creada desde o al contacto con otra cultura.


El libro está escrito desde dentro de dos culturas, la española y la árabe de Marruecos; y no intenta disfrazar las contradicciones que pueda haber entre ambas; no es ésta una novelita post-canon, de exaltación del multiculturalismo. Su condición anfibia en lo cultural es el hilo que deja asomar una grieta en la mentalidad del narrador, un profesor español de Literatura, quien constantemente reflexiona sobre el sentido de la vida; de su propia existencia, de su misma profesión pedagógica, de casi todo.


NENÚFARES

El impresionista Monet siguió pintando nenúfares  ciego. Ninfeas que cultiva en su jardín de Giverny. Realizó 250 cuadros de nenúfares a lo largo de toda su vida. Para ser un tema pictórico, ya está bien.

Es emocionante esa fidelidad. Monet es la pintura. El impresionismo no busca tanto captar lo fugaz como el arquetipo.

Lo mismo la literatura. El lado mítico lo han buscado los Grandes de la literatura a través de un detalle a veces pequeño y desapercibido. Un nenúfar. Una piedra basta que pulir. Leopoldo Bloom en su rutina diaria por Dublín, Fermín del Pas en la Vetusta de Clarín, Tomás en Alhucemas. Tomás, el protagonista casi anónimo de La ciudad de los mil ojos.

Las novelas contemporáneas, Berlin Alexander Platz, La muerte de Virgilio, todas recrean a aquel personaje homérico. Odiseo.

¿Por qué? Quizá sea el momento en que Ulises responde al ciclope: Soy Nadie.
Arquetipo del alma moderna, ¿qué es nadie?

"¿Y qué quieres decir cuando dices me llamo Tomás?"

Nada, una nada que se cuestiona. el ser para el cual la nada es cuestión del ser.
Heidegger, tan cerca del decir poético, del caminantenohaycamino.

El Narrador de este libro es mítico, porque, también como Homero, apuesta por el ser, la luz, por la mirada.
Prefería vivir un segundo en la luz, que una eternidad bajo el no haber nacido.
Homero supera el pesimismo de los poetas líricos griegos.  La aventura, el espacio, la repetición siempre novedosa, el eterno retorno, la literatura como eterna variación del arquetipo, o aproximación al mismo.

HEIDEGGER Y MACHADO, ZENÓN Y TÚ
La cuestión de la nada. El poner en claro la nada, o sea, la vida. Hallar sentido a la vida, pero aun a la muerte.  Caminantenohaycamino. A cierta altura de la vida uno entiende y no resuelve la aporía de Zenón, o tiene que admitir que la vida la resuelva por uno: Aquiles  convertido en Tortuga, al final anulado por su propio devenir.
Flechado cada uno de nosotros en nuestro talón de Aquiles.

Solo nos queda un optimismo que estaba en nuestros genes: evitar la depresión cognitiva a toda costa, huir del deprimido cognitivo. Eso, nunca. 
En fin, la novela, como la vida misma, desde la grieta que nos invita a explorar, nos da una pequeña razón de vida, nos dice del amor a la palabra, del valor de la paideia. Para quien le pueda servir.

Como dice el autor, y con esto me quedo: hay que mirar siempre a los matices del gris. “Amor intelectualis” hacia la complejidad del mundo y de cada ser humano, y, junto a eso, un imperativo de lucidez y de honestidad, “La ilustración, pijo”. 

 FULGENCIO MARTÍNEZ

(El autor de estas notas copresentó el libro comentado, junto con MaríaTeresa Bernal, Marisa López Soria, José Antonio Montesinos y el propio autor, Venancio Iglesias Martín, en el casino de Murcia, el 22 de mayo de 2019. Agradecimientos a Isidoro, por favorecer el encuentro, y a Maria Jesús y a Venancio, por su presencia y figura).



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