FULGENCIO MARTÍNEZ
POEMAS
( MONTEGUADO, PRIMERA ÉPOCA, NO.63. AÑO 1978.)
Esta misma noche , antes que el gallo cante, me negarás tres veces.
Mateo , 26,34 .
I
EXISTE la tarde, y el cielo azul,
y esa voluptuosidad que el Otoño,
como un filtro, derrama por mi alma
volviéndola enamorada de todo
cuando yergue su prosa humilde,
efímera, delante de mis ojos.
Existe el sonido, a ratos oíble,
de mis palabras, y tal vez en otro
solitario hombre pervivan sus ecos...
Pero yo no existo. ¿Yo, microcosmo?
II
Despacio, muy despacio, como mueve
sus hojas amarillas la tristeza,
paseo por estos altos adarves,
por esta luz coronada de almenas.
¡Ser joven: confundirse vitalmente
con la sinfonía de las esferas,
puro movimiento siempre in crescendo
sin un pasado o nubes, ni conciencia!
—El cuerpo desnudo, en su floración,
hecho alma—
Pero yo voy andando
lenta, muy lentamente, como cierra
y abre y cierra sus párpados la tristeza.
lenta, muy lentamente, como cierra
y abre y cierra sus párpados la tristeza.
I I I
Quién vela, más acá de mí mismo.
Vagamente recuerdo las formas
de un sueño...; sí, he soñado sin duda.
Vagamente: como una remota
playa a donde el mar acarrease
mi espíritu dormido en las olas.
(Luego era el día, con sus destellos
rojos y sus cánticos de alondra,
pero yo no desperté)
Quién vela,
quién, para vivirme la memoria.
(coda)
Tú eres lo más lejano.
No brillan tan distantes las estrellas
en la noche, ni existe un amor
en la noche, ni existe un amor
izado por tantos sueños en vilo, como Tú.
Mi alma hace tiempo tenía fe,
una fe de hallarte en su honda manida.
Por eso, iba al alcance de su caza
con la confianza firme y radiante
de quien guía sus huestes
por camino, si oscuro, conocido desde siempre.
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