Richard Nixon, pintado por Norman Rockwell, 1968. National Portrait Gallery. Washington.
TRAS LOS PASOS DE NIXON
(Pablo Neruda, el Fiscal General y el Presidente Sánchez)
Pablo Neruda, el gran poeta y Premio Nobel, escribió una farragosa poesía, "Invitación al Nixonicidio" -se encuentra en su obra cenital, Invitación al Nixonicidio y alabanza de la revolución chilena-; no por ello la extensa bibliografía nerudiana se resiente en sus líneas de excelencia.
asumo mis deberes de poeta
armado del soneto terrorista,
porque debo dictar sin pena alguna
la sentencia hasta ahora nunca vista
de fusilar a un criminal ardiente
que a pesar de sus viajes a la luna
ha matado en la tierra tanta gente,
que huye el papel y la pluma se arranca
al escribir el nombre del malvado,
del genocida de la Casa Blanca. (1)
Este "curioso" poema "comprometido" demuestra una cosa: que hace unos sesenta años atrás los poetas no atendían a las consignas de lo correcto (ni, en este caso, del buen gusto). Claro que quizá solo un poeta "de izquierdas", un simpatizante o seguidor del comunismo, totalitario y fascista como el fascismo de Mussolini o del Partido Nazi (unos de derechas y el otro de izquierdas) podía tomarse ciertas "libertades" con total buena conciencia.
En general, los dictadores o los "malos" eran de la derecha, y por casi norma, la izquierda era buena y social, amiga de la democracia y los derechos del hombre, claro que la propaganda de la izquierda suponía que esos derechos y esa democracia no debían ser exigidos a la Alemania "democrática", a la URSS, a China, a Cuba, et alii, en suma a cuantos regímenes o gobiernos estaban dominados por la izquierda. ¡Curioso! Queridos niños. Curiosa, cuando menos, dicha contradicción. Generaciones de intelectuales, de profesores, de gentes compremetidas con causas justas vivieron y crecieron sin cuestionársela. Aún ocurre esto hoy en día.
Richard Nixon fue condenado por las revelaciones del caso Watergate, por utilizar el aparato de Estado, corrompiéndolo, para espiar y tratar de amedrentar a la oposición del partido demócrata y a la prensa. Utilizó medios del Estado con fines espurios, más propios de una dictadura, del comunismo de la RDA, por ejemplo.
En aquellos primeros años de la década de los 70 del siglo XX, también ordenó el golpe de Estado en Chile contra el presidente Salvador Allende. ¿Eso justifica el poema de Neruda? Literariamente, rotundamente no. Moralmente, tampoco. Pero menos entenderíamos que, tras cincuenta años de la muerte de Nixon, algún Jano nostálgico lo celebrase.
Murió Nixon (en abril de 1994) en su cama, a consecuencia de una enfermedad. (Como murió Franco, como murió Fidel Castro, por citar dos ejemplos más). Tras dimitir en agosto de 1974, cuando ya estaba clara su culpabilidad en el caso Watergate, y ser el primer presidente norteamericano que dimitiera; su sucesor, el también republicano Gerald Ford, le amnistió un mes más tarde, en septiembre de ese mismo año. ¿Os suena a algo, esto de amnistiarse unos a otros los políticos caraduras?
Su "caso" (aparte de otros hechos condenables, y de esa propensión a recibir el perdón para burlar la responsabilidad, y a usar preventivamente la dimisión para escurrir el bulto públicamente, pactando el modo de hacerse perdonar por su vil sucesor) ha pasado a la Historia como una referencia de la gravísima corrupción en la que un gobernante y todo un Gobierno pueden incurrir cuando tratan de combatir a la Oposición de manera ilegal, pervirtiendo, además, las prerrogativas que la democracia concede a sus representantes.
El caso Watergate, o caso Nixon, se estudia como ejemplo del intento de perversión de la democracia. Será recordado como un testimonio de la extorsión a la que somete a la propia democracia un dirigente que se cree más allá de la ley. (Y conste que tan grave fue lo anterior como lo posterior al caso; el perdón o amnistía pactada vilmente). Pero también representa un triunfo (2) de la democracia, debido a la respuesta de la Justicia -de la Corte Suprema estadounidense-, y de la política, gracias a las investigaciones de la Comisión Watergate del Senado de EE.UU.
Esa respuesta regeneradora hubiera sido imposible en los países donde imperaba un régimen de fascismo de izquierda. (Habermas distingue entre fascismo de derechas y de izquierdas, y seguimos en esto al filósofo alemán, estudioso de los problemas de la comunicación y la democracia). La propaganda del fascismo de izquierda ha camuflado este fascismo-totalitarismo de izquierda, y lo más curioso, aún hoy en día, hace que no lo identifiquemos y lo aceptemos como demócrata cuando quiere venderse así. (En los actuales tiempos, que no en otros, en los que se mostraba directamente como dictadura del proletariado y despreciaba la democracia por burguesa y liberal; véase, sin salir de nuestra historia local, la época del PSOE de Largo Caballero, en los años 30, y del FRAP, en los años 70 del siglo XX).
Me preocupa mucho que los simpatizantes de la izquierda, incluso los votantes de un partido como el PSOE no entiendan, o mejor, no quieran asumir, la posible corrupción en que sus actuales líderes se han enrocado. La corrupción de la izquierda (si seguimos con ese tópico de izquierdas y derechas) consiste en confundir el Estado con el Gobierno. Siempre ha tendido a ello la izquierda, por un supuesto compromiso revolucionario o transformador de la sociedad, que, en el fondo, era un impulso a la dictadura.
Montar una dictadura desde dentro de la democracia, sin revolución ni golpe violento, sin guerra civil, que es lo que suele acompañar a tales macrocambios de poder, se dice que fue mérito de Hitler, de Mussolini, pero no es verdad, porque ambos tarugos totalitarios ejercieron la violencia contra los oponentes y contra sus propios conciudadanos (no solo contra aquellos que consideraban de raza inferior, a los que usaron como chivos).
Los populismos del siglo XX, desde Brasil a México, desde EE.UU a España, intentan (aunque, por ahora, sin alcanzar total éxito) esa cuadratura del círculo. ¿Veremos aún cómo se impondrá una dictadura en democracia, sin que haya violencia ni se "note" el paso a la dictadura del líder "blanco", el líder "bueno y fuerte y querido", que sostiene la alianza del autoritarismo, el terror, la concesión de privilegios y la olocracia (gobierno pervertido de la muchedumbre, no del pueblo; hoy en día, las redes), y al que se debe la "salvación" del coco de la extrema derecha o de la extrema izquierda (ambas tapaderas y eslóganes que simbolizan el enemigo malo)?
El objetivo oculto de estos líderes pantallas debe ser algo más turbio, que casi se adivina tras ellos (intereses de espeso calado económico) y que a veces muestran con total descaro y cinismo. Su éxito pasa por anular hasta cancelar las leyes, los poderes legislativo y judicial; y por constreñir en su puño al ejecutivo (tras haber idiotizado a su Partido) obligándole -como ocurre ya en España y ocurre desde años atrás en la dictadura de Maduro, en Venezuela-, a disparar continuamente decretos, reformas, ordenamientos y conmemoraciones que van contra el sentido común y los intereses de una mayoría social (a veces, se escudan en una supuesta alma benefactora de los menos favorecidos, que se convierten en su excusa y su arsenal retórico). Pero, el objetivo final de estos líderes autócratas, recordémoslo, no es otro que tomar el Estado, el Estado soy yo, el Juez, el Fiscal General soy yo, yo, yo, yo. Enfermos de un poder bastante más letal que un baño en estiércol con medusas, y al borde de la insolación.
Estaremos expectantes, en España, a las investigaciones de los jueces sobre los casos de posible corrupción del entorno de Pedro Sánchez. Advertimos que Sánchez puede ser un caso Nixon en nuestros días, si se demuestra que pudo incitar al Fiscal General-¿de quién depende? (y antes o en el ínterin a la Ministra de Hacienda y a otros Ministros de su Gabinete) a usar una información sobre un particular, novio o pareja de una política rival, para alcanzar una posición de favor en la lucha política, de manera ilegal. Algo seriamente indecoroso y castigable por la justicia democrática (nota; aún hay justicia democrática, legal, en España; y no una fingida justicia "popular", populista; de partido, sectaria; mediática u olocrática).
Fulgencio Martínez
editor de la revista Ágora-Papeles de Arte Gramático
Viernes, 10 de enero 2025, 0: 27
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Notas
1. cf: https://pablo-neruda2-france.blogspot.com/2008/01/incitacin-al-nixonicidio-y-alabanza-de.html
2. Siempre provisional, pues "los malos nunca descansan". Atengámonos a esta máxima de prudencia para no caer en la pasividad y no valorar suficientemente como un signo de salud democrática la respuesta del Estado ante la corrupción (la de Richard Nixon, recordemos, fue la más grave de las corrupciones: la que se hace desde el poder democrático violando sus reglas de juego), por el hecho de la estratagema del presidente republicano volviendo a pervertir la democracia con su dimisión y posterior perdón por su fiel Ford. En las dictaduras mal disfrazadas de democracias, como la todavía existente en Venezuela, la corrupción supera las cotas del crimen, el secuestro y la persecución de los legítimos representantes del pueblo. Mientras escribo estas líneas, el corazón se me va tras la suerte de María Corina Machado y Edmundo González. ¡Ánimo, libres!
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