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miércoles, 10 de mayo de 2023

Alfredo Rodríguez: Cuatro poemas y un texto de "Días del indomable. Diario de un poeta" / Avance de Ágora N. 19 / Diario de la creación. Panorama de la poesía actual en español

 

                                                       Alfredo Rodríguez. (Foto de Carmen Marí)

 

 

ALFREDO RODRÍGUEZ

 

 

 

UNA SOCIABILIDAD REFINADA

 

 

Sabe ser cuando se quiere

Perfecto cortesano

 

La ciencia de los libros

La ciencia de la vida qué más da

Oh llaga del mundo

Inmenso escenario

 

Has de ser como aquél

Que desterrado por amor

Plañéndose de su soledad

Se pierde entre la gente

Que bebe y baila

 

Y que brille por siempre en ti el espíritu

De la vieja alegría

 

 

 

Del libro Regreso a Alba Longa

Ed. Vitrubio, 2008


 

 

EL NOMBRE BORRADO

 

 

 

VIVE a escondidas pasa

Y jamás te detengas

 

No les digas tu nombre

Ningún vicio te falte nunca por conocer

Que eres hombre, recuerda

Valeroso hasta la temeridad

 

Sobre el terreno inverna o en remoto castrum

Bien colmado has de ir

De favores y de facilidades

 

Que probases Fortuna

Si emprendes otra ruta

Creer no quieras malas intenciones

Ningún paso más dieses en esa dirección

Pero en secreto expátriate

Atráete el rencor

Allende vaga con nombre supuesto

Déjate en vilo desierto de ciencia

Y en el retiro del mundo recógete

 

De madrugada asomado al balcón

Recita versos a los transeúntes

Arde con ese brillo

De la vela ya próxima a extinguirse

Si ves llegar la muerte

Ve tu liberación llegar con ella

 

 

 

Del libro Ritual de combatir desnudo

 Ed. Huerga & Fierro, 2010


 

 

 

[SERÁ UN ÚLTIMO ARDID QUE CONSUMA LO IMPURO]

 

 

 

SERÁ un último ardid que consuma lo impuro

Con el estímulo de su apetito

Las pasiones más bajas

Como un pájaro que vuelve a la vida

El azogue que mata atiza el fuego

Alquimia ha de ser

 

Será la perfección o si no no será nada

En la quimera de luz y tinieblas

El espejo de fuego revelado

El poema será en su doradura

Y de dos cosas sí hará una sola

La esencia de su credo

 

Heme aquí puro sin tacha de amor

Al despuntar el día

Como quien lava suelos con el agua de rosas

Tengo el poema omega

Alquimia ha de ser

 

 

 

Del libro Alquimia ha de ser

Ed. Renacimiento, 2014


 

 

 

NON SERVIAM

 

 

 

AMOR, tengo que desandar lo andado

Ahuyentar a los indignos Dejar

Mi vida retirada Cómo anhelo

Los cuerpos celestes que forman los meridianos

De tu cuerpo Sentir el chi que baja

Tañendo la campanilla del alma

Mi sólido asidero por haberme aportado

El alivio que más necesitaba

 

Con un corazón puro he de decirte

Cómo deseo abandonar el mundo

Ser de nuevo tu príncipe en la púrpura

Que ha de saber caer en el campo de batalla

Combatir a la luz de las antorchas

Ser el más brillante de los poetas

Y beber la cicuta

 

Tu espíritu, Amor, se vuelve presencia

Báculo protector con el que se domina

A las bajas pasiones Es la esencia increada

Es la forma más pura y más arcaica

Que me regala alhajas de gran precio

Piedras bezoares de la tierra de Afrodita

Estatuas de Bizancio

Que fue antigua ciudad embellecida

 

Los poetas de Augusto cantaron mi derrota

Para que sepas cuán mutable es mi fortuna

Su gloria habrán de cantarla los bardos

Con profunda y lenta respiración

 

Se entrechocan las armas

Suenan cuernos de guerra

Sobre la tumba de grandes guerreros

 

Con extraña poesía se escribe

Desnuda la emoción de lo Sagrado

El paso de la vida a la muerte

El paso de la muerte a la vida

Así como el día absorbe a la noche

Mi espíritu lejano depositado en ti

 

 

 

Inédito

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Cuando eres una de esas personas que suelen enamorarse con peculiar y asombrosa facilidad, te ves obligado a procurar pasar el mayor tiempo posible sin salir de tu casa. Como encerrado allí, trasteando entre libros de pintura comprados de segunda mano, viejos discos de jazz que fenecieron, películas que marcaron tu vida ‒películas después de cuya primera visión uno ya nunca volvió a ser el mismo‒, en fin, lo que sea con tal de no aventurarte al precipicio de la calle, a lo que supondría sin duda tu cataclismo personal, conyugal, familiar, incluso social. En uno de tus innúmeros retraimientos domésticos puedes volver de nuevo a dar con una de esas películas y, por supuesto, terminar irremediablemente enamorado de la protagonista en ciernes, y para siempre. Y es que a uno se le encoge, se le achica el corazón viendo a Cora, con el cabello húmedo y la mirada asustada, en la escena dentro de la cueva, o llorando entre los brazos de Ojo de Halcón, bajo una lluvia azul infinita delante de la cascada, sumergidos en primer plano, y la Royal Scottish National Orchestra tocando de fondo el I will find you:

 

—Si ocurre lo peor, si solo sobrevive uno de los dos, algo del otro pervivirá. Sé fuerte, ¿me oyes?, tú eres fuerte. ¡Sobrevive! Pase lo que pase tienes que vivir. Iré a buscarte. Por mucho que me cueste, por muy lejos que estés, te encontraré.

 

No sé ya cuántas veces la he visto. Desconozco el motivo por el que vuelvo una y otra vez a visionarla. Y parece como si todas las veces fueran la primera, como decía Borges, como si fueran las auroras que vio Adán. Ah, vislumbrar las luces de las antorchas de los hurones acercándose agachados, como motas de luz, como joyas de oro esparcidas, andando sigilosos bajo la cueva azul. Y el velo de agua cayendo, rasgando las yescas de luz que te salpican. Una última mirada de Cora que es como el fin del mundo, bajo una lluvia azul, hermosa, obscura, que cae infinita inundando la pantalla. Una última mirada que es el amor y es la despedida a la vez, y no contiene diálogos. Solo una última mirada, dulce, lánguida. Y el salto final a la cascada de Ojo de Halcón, desde la cueva en la montaña, sin decir adiós siquiera, cayendo al vacío, al Hudson River, en cámara lenta. Cuando ya para Cora solo aguardan las luces de las antorchas de los hurones, que se acercan y la apresan. Y la mano salvaje, terrorífica, de Magua tocando su pelo. Y entonces, te dices a ti mismo: qué te importa a ti la Guerra de los siete años. Te irías sin dudarlo a vivir con Cora, para siempre, a la Montaña de Humo de North Carolina, y sus bosques verde increíble, a 1757 si hiciera falta, aunque tuvieras que compartirla con Chingachgook, Uncas o Carabina Larga.

 

 

Del libro Días del indomable. Diario de un poeta (2010-2011)

Ed. Los papeles de Brighton, 2023

 

 

 

 

                                                               Portada de "Días del indomable", de Alfredo Rodriguez
 


 

 

Alfredo Rodríguez (Pamplona, 1969) se licenció en Derecho por la Universidad de Navarra. Ha publicado ocho libros de poemas: Salvar la vida con Álvarez (2006), La vida equivocada (2008), Regreso a Alba Longa (2008), Ritual de combatir desnudo (2010), De oro y de fuego (2012), Urre Aroa, Seis poetas de Tierra Naba (2013), Alquimia ha de ser (2014) y Hierofanías (2017). Es autor también de Exiliado en el arte (2013), un libro de conversaciones con el poeta José María Álvarez, al que ha dedicado otros tres libros de conversaciones y de quien ha preparado dos antologías poéticas y un volumen que reúne sus prosas. Igualmente es responsable de la edición de antologías de los poetas Miguel Ángel Velasco, Julio Martínez Mesanza y Antonio Colinas, de quien ha editado un libro de entrevistas.

 

Recientemente, en mayo de 2023, Alfredo Rodríguez ha publicado Días del indomable. Diario de un poeta (2010-2011), editado por Los papeles de Brighton. Más información sobre esta publicación en:

 https://diariopoliticoyliterario.blogspot.com/2023/05/dias-del-indomable-un-dietario-del.html

 

 

 

ÁGORA DIGITAL/ MAYO 2023 / DIARIO DE LA CREACIÓN PANORAMA DE LA POESÍA ACTUAL EN ESPAÑOL

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