Alfredo Rodríguez. (Foto de Carmen Marí)
ALFREDO RODRÍGUEZ
UNA SOCIABILIDAD REFINADA
Sabe ser cuando se quiere
Perfecto cortesano
La ciencia de los libros
La ciencia de la vida qué más da
Oh llaga del mundo
Inmenso escenario
Has de ser como aquél
Que desterrado por amor
Plañéndose de su soledad
Se pierde entre la gente
Que bebe y baila
Y que brille por siempre en ti el espíritu
De la vieja alegría
Del libro Regreso a Alba Longa
Ed. Vitrubio, 2008
EL NOMBRE BORRADO
VIVE a escondidas pasa
Y jamás te detengas
No les digas tu nombre
Ningún vicio te falte nunca por conocer
Que eres hombre, recuerda
Valeroso hasta la temeridad
Sobre el terreno inverna o en remoto castrum
Bien colmado has de ir
De favores y de facilidades
Que probases Fortuna
Si emprendes otra ruta
Creer no quieras malas intenciones
Ningún paso más dieses en esa dirección
Pero en secreto expátriate
Atráete el rencor
Allende vaga con nombre supuesto
Déjate en vilo desierto de ciencia
Y en el retiro del mundo recógete
De madrugada asomado al balcón
Recita versos a los transeúntes
Arde con ese brillo
De la vela ya próxima a extinguirse
Si ves llegar la muerte
Ve tu liberación llegar con ella
Del libro Ritual de combatir desnudo
Ed. Huerga & Fierro, 2010
[SERÁ UN ÚLTIMO ARDID QUE CONSUMA LO IMPURO]
SERÁ un último ardid que consuma lo impuro
Con el estímulo de su apetito
Las pasiones más bajas
Como un pájaro que vuelve a la vida
El azogue que mata atiza el fuego
Alquimia ha de ser
Será la perfección o si no no será nada
En la quimera de luz y tinieblas
El espejo de fuego revelado
El poema será en su doradura
Y de dos cosas sí hará una sola
La esencia de su credo
Heme aquí puro sin tacha de amor
Al despuntar el día
Como quien lava suelos con el agua de rosas
Tengo el poema omega
Alquimia ha de ser
Del libro Alquimia ha de ser
Ed. Renacimiento, 2014
NON SERVIAM
AMOR, tengo que desandar lo andado
Ahuyentar a los indignos Dejar
Mi vida retirada Cómo anhelo
Los cuerpos celestes que forman los meridianos
De tu cuerpo Sentir el chi que baja
Tañendo la campanilla del alma
Mi sólido asidero por haberme aportado
El alivio que más necesitaba
Con un corazón puro he de decirte
Cómo deseo abandonar el mundo
Ser de nuevo tu príncipe en la púrpura
Que ha de saber caer en el campo de batalla
Combatir a la luz de las antorchas
Ser el más brillante de los poetas
Y beber la cicuta
Tu espíritu, Amor, se vuelve presencia
Báculo protector con el que se domina
A las bajas pasiones Es la esencia increada
Es la forma más pura y más arcaica
Que me regala alhajas de gran precio
Piedras bezoares de la tierra de Afrodita
Estatuas de Bizancio
Que fue antigua ciudad embellecida
Los poetas de Augusto cantaron mi derrota
Para que sepas cuán mutable es mi fortuna
Su gloria habrán de cantarla los bardos
Con profunda y lenta respiración
Se entrechocan las armas
Suenan cuernos de guerra
Sobre la tumba de grandes guerreros
Con extraña poesía se escribe
Desnuda la emoción de lo Sagrado
El paso de la vida a la muerte
El paso de la muerte a la vida
Así como el día absorbe a la noche
Mi espíritu lejano depositado en ti
Inédito
Cuando eres una de esas personas que suelen enamorarse con peculiar y asombrosa facilidad, te ves obligado a procurar pasar el mayor tiempo posible sin salir de tu casa. Como encerrado allí, trasteando entre libros de pintura comprados de segunda mano, viejos discos de jazz que fenecieron, películas que marcaron tu vida ‒películas después de cuya primera visión uno ya nunca volvió a ser el mismo‒, en fin, lo que sea con tal de no aventurarte al precipicio de la calle, a lo que supondría sin duda tu cataclismo personal, conyugal, familiar, incluso social. En uno de tus innúmeros retraimientos domésticos puedes volver de nuevo a dar con una de esas películas y, por supuesto, terminar irremediablemente enamorado de la protagonista en ciernes, y para siempre. Y es que a uno se le encoge, se le achica el corazón viendo a Cora, con el cabello húmedo y la mirada asustada, en la escena dentro de la cueva, o llorando entre los brazos de Ojo de Halcón, bajo una lluvia azul infinita delante de la cascada, sumergidos en primer plano, y la Royal Scottish National Orchestra tocando de fondo el I will find you:
—Si ocurre lo peor, si solo sobrevive uno de los dos, algo del otro pervivirá. Sé fuerte, ¿me oyes?, tú eres fuerte. ¡Sobrevive! Pase lo que pase tienes que vivir. Iré a buscarte. Por mucho que me cueste, por muy lejos que estés, te encontraré.
No sé ya cuántas veces la he visto. Desconozco el motivo por el que vuelvo una y otra vez a visionarla. Y parece como si todas las veces fueran la primera, como decía Borges, como si fueran las auroras que vio Adán. Ah, vislumbrar las luces de las antorchas de los hurones acercándose agachados, como motas de luz, como joyas de oro esparcidas, andando sigilosos bajo la cueva azul. Y el velo de agua cayendo, rasgando las yescas de luz que te salpican. Una última mirada de Cora que es como el fin del mundo, bajo una lluvia azul, hermosa, obscura, que cae infinita inundando la pantalla. Una última mirada que es el amor y es la despedida a la vez, y no contiene diálogos. Solo una última mirada, dulce, lánguida. Y el salto final a la cascada de Ojo de Halcón, desde la cueva en la montaña, sin decir adiós siquiera, cayendo al vacío, al Hudson River, en cámara lenta. Cuando ya para Cora solo aguardan las luces de las antorchas de los hurones, que se acercan y la apresan. Y la mano salvaje, terrorífica, de Magua tocando su pelo. Y entonces, te dices a ti mismo: qué te importa a ti la Guerra de los siete años. Te irías sin dudarlo a vivir con Cora, para siempre, a la Montaña de Humo de North Carolina, y sus bosques verde increíble, a 1757 si hiciera falta, aunque tuvieras que compartirla con Chingachgook, Uncas o Carabina Larga.
Del libro Días del indomable. Diario de un poeta (2010-2011)
Ed. Los papeles de Brighton, 2023
Portada de "Días del indomable", de Alfredo Rodriguez
Alfredo Rodríguez (Pamplona, 1969) se licenció en Derecho por la Universidad de Navarra. Ha publicado ocho libros de poemas: Salvar la vida con Álvarez (2006), La vida equivocada (2008), Regreso a Alba Longa (2008), Ritual de combatir desnudo (2010), De oro y de fuego (2012), Urre Aroa, Seis poetas de Tierra Naba (2013), Alquimia ha de ser (2014) y Hierofanías (2017). Es autor también de Exiliado en el arte (2013), un libro de conversaciones con el poeta José María Álvarez, al que ha dedicado otros tres libros de conversaciones y de quien ha preparado dos antologías poéticas y un volumen que reúne sus prosas. Igualmente es responsable de la edición de antologías de los poetas Miguel Ángel Velasco, Julio Martínez Mesanza y Antonio Colinas, de quien ha editado un libro de entrevistas.
Recientemente, en mayo de 2023, Alfredo Rodríguez ha publicado Días del indomable. Diario de un poeta (2010-2011), editado por Los papeles de Brighton. Más información sobre esta publicación en:
https://diariopoliticoyliterario.blogspot.com/2023/05/dias-del-indomable-un-dietario-del.html
ÁGORA DIGITAL/ MAYO 2023 / DIARIO DE LA CREACIÓN PANORAMA DE LA POESÍA ACTUAL EN ESPAÑOL
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