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lunes, 25 de enero de 2021

"La nieve", poema inédito de Maximiliano Hernández Marcos

 La nieve reaparece al sur de la provincia

 

 

LA NIEVE

 

 

He tocado la nieve,

la belleza que iguala el marchamo del mundo

e impoluta lo devuelve a su origen,

donde el alba y la noche son un mismo destino,

sin distancias ni formas:

claridad absoluta, punto en blanco.

 

¿No es esta la que llaman “edad de la inocencia”,

la que añoran los cuerpos cuando pesa el olvido

y el dolor descompone;

la que borra el paisaje suavemente,

como limpia estampa de nieve,

como la nieve blanda

que intempestivamente cae sobre las horas

y apaga en breve las heridas

y en la mirada cuelga

su plano largo y único de vida deseable:

inmensidad, comienzo, canto puro?

 

Ha llegado la nieve.

Con su fulgor copioso ha cubierto lo oscuro,

la aspereza ha limado,

y volvemos al fuego de su intensa frescura,

a la contemplación del frío

como una improvisada trastienda de muñecos,

al estupor y a la piedad,

a aquel dorado centro de la dicha escondida

que, sin trampa ni trato,

procura la alegría fiel del recogimiento

y torna en hogar la intemperie,

el corazón amargo,

en cálida blancura de la tierra.

 

¡Con qué pulcro primor

la nieve viste y amamanta el campo,

reparte en las colinas peladas la elegancia,

en las manos descarga

la luz de la fragilidad;

cómo en vilo detiene el tiempo impune,

con cuánta mansedumbre lo arrincona en las calles

como escombro baldío o polvo insano,

de tacto intransitable,

que acumula torpeza y placidez esquiva

y a la postre nos trae la dureza del hielo,

muñidor del silencio!

¡Con qué presteza, ay, también resbalan,

se desploman los sueños y los bienes,

como se derrite la nieve

que llegara tan próspera,

y de su ardor primero se apodera la sal

hasta ceder y deshacerse en sombra

lo que al sol una vez fue bello y bueno!

 

Cuanto palpita o muere

se enciende así y así se esfuma,

igual que ensancha el aire y vuela lejos

la palabra bien dicha;

igual que los afanes y semillas

en busca de otro invierno de profundas raíces,

aguardando otra nieve.

Pues aunque resplandezca como la nieve el agua,

agua será y vapor de altura que retorna,

como el alma que asciende

para volver a ser materia y vida.

 

 

Maximiliano Hernández Marcos*

 

*Es autor, entre otros libros de poemas, de La sobriedad y el tiempo, y La mirada mirífica.

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