Foto de Lola Tórtola |
POEMAS DE LOS DIOSES DESTRUIDOS
La libertad de asociación de las imágenes, la concreción en el contenido y la reflexión son tres notas que definen la calidad de los textos de Lola Tórtola, y que el lector podrá apreciar a primera lectura. Cada una de esas cualidades, si cuando aparece aislada en un poema es valiosa, las tres juntas provocan una sorpresa admirativa, como la que podemos sentir ante los versos de esta joven poeta (valga la redundancia).
Lola Tórtola ha merecido el accésit del Premio Adonáis en 2022 con Los dioses destruidos, que publicará próximamente Ediciones Rialp. Avanzamos en Ágora una selección de poemas del libro realizada por la propia autora.
Lola Tórtola nace en Murcia, en 1997. Es graduada en Medicina. Ha estudiado en las universidades de su ciudad natal, La Sapienza (Roma) y Comenius (Bratislava). En la actualidad trabaja como residente de cirugía plástica reconstructiva y estética en un hospital de Madrid. Si bien había conseguido algún que otro reconocimiento en certámenes literarios juveniles de relato, Los dioses destruidos, con el que obtuvo el accésit del Premio Adonáis en su 76.ª convocatoria, es su primer poemario.
Lo heredamos todo destruido.
Ya de sus templos y de sus colinas
los dioses han sido expulsados,
ya los símbolos ya los altares
ya los bustos han rodado.
Ya no hay moral ni fe ni figuras
verdaderas, no hay en el mundo
una medida talla de barro
estatua de piedra, no hay luz
que rija el canon de nuestra belleza.
Nos lo dieron todo descubierto.
No hay en toda la ciudad
un solo lugar para la épica,
ni misterios ante los que doblarse
caídos de rodillas sobre el
vítreo suelo de las discotecas.
Voy a encargar un dios nuevo,
lo haré a nuestra imagen y semejanza:
pasará
su bello cuerpo las noches en vela
y no sabrá nada.
Un caminar entre piedras capiteles
derruidos, un caminar por pasillos
que no llevan a ningún sitio.
Andamos en busca de algo
−lo que sea, cualquier cosa−
que erigir sobre los restos.
Nómbrame,
nómbrame siempre.
Si tu voz no viene a mis oídos
y no me da forma tu lengua,
no existo,
no existo si no me nombras.
Así que nómbrame siempre:
desde la sombra de la última habitación
me llamas, yo despierto,
voz que moja los pasillos
como una música antigua,
tú me llamas y de entre el sueño
yo resucito.
Del paladar a la punta de los dientes,
predícame en tu templo
y nómbrame siempre.
Porque si tú, mi profeta, no me amas,
si se rompe tu fe
y se quiebran las alianzas,
si olvidas mi nombre
quién, entonces, más allá
del púlpito en que hablas
se va a acordar de mí.
No puede haber divinidad sin fieles,
seré dios destruido.
Si tú no me nombras,
yo no existo.
Recuerdas
Cuando estuvimos en Corfú
Qué azul del cielo y del agua, dios
Dioses que parecía se paseaban por el paisaje
Y ese atardecer tú y yo en la arena de alguna playa mirando a occidente
Reflejos de oro y agua, rocas de azufre el Ática cerveza clara
Recuerdas
Cariño
Nunca he estado en Corfú.
Buscamos mapas entre las sábanas,
pliegues de papel o lino, manchas
en carta geográfica.
Todas las Ítacas están en llamas,
viajar es otro vacío más
y ya no nos queda nada
de lo que huir.
LA HORA DE VIOLETA
A Juan, Paco y los demás.
throbbing between two lives
T.S. ELIOT
Habita la sala de estudio una sociedad de solitarios.
Desde los ventanales, y por esta luz,
las montañas se han vuelto azulinas en la distancia y el sol agonizante las desgarra en
sombras sobre la ciudad.
Es la hora de violeta,
y en el recoger de hojas cada uno se acuerda
de los pulsos íntimos que tuvo su sangre.
Ciertos sueños aparcados por la razón
de los días laborables, como cipreses,
hunden sus raíces en la mente.
En esta ampliación de la tarde en que la luz
sonda salas a cada suspiro más amplias,
somos cuerpos sin memoria
en el oficio de memorizar.
EPITAFIO
Vine a Roma a escribir mi nombre en agua,
a disolver veinte años de existencia vaga
en este remanso cenagoso del tiempo.
No en muros ni sillares,
no a las letras como heridas en el mármol
–no al mármol–,
escribir mi nombre en el Tíber,
escribirlo en los charcos del metro en el goteo
de los refrigeradores,
escribir mi nombre tu nombre el nombre
de todo cuanto fuimos
y de lo que quisimos haber sido.
Ciudad edad para las cosas volátiles.
Fui a Roma en un tren de las afueras
a huir de los circuitos viciados
en los suburbios del tiempo,
de todo cuanto es blanco y recto.
Y allí, el mundo entero en sus ruinas
era nuevo
porque tú también lo eras.
Para más información sobre la autora
. Entrevista de Santos Martinez a Lola Tórtola en La Opinión de Murcia (26-12-2022)
. Sobre el Premio Adonáis 2022, "Los dioses destruidos" y la valoración del libro de Lola Tórtola por el jurado del Premio.
https://www.rialp.com/noticia/luis-escavy-premio-adonais-de-poesia-2022_5381/
REVISTA ÁGORA DIGITAL / FEBRERO 2023
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