La leyenda de la resistencia de la Segunda República
La leyenda de la resistencia de la Segunda República española se desmorona a la luz del ejemplo de Zelenski.
Se suele decir que la historia es maestra de la vida. Ocurre también, a veces, que la vida aclara la historia, que la lección del presente ayuda a hacernos un juicio histórico más ponderado. No sé si el caso de Volodímir Zelenski, el presidente de Ucrania, cae bajo alguna máxima general, como las anteriores, o si acaso bajo otra, de cierto eco hegeliano, que diría algo así: nunca cierres tu juicio sobre algo hasta ver pasar todos los acontecimientos. Esto último sitúa al acontecimiento histórico en su verdadera dimensión del devenir histórico.
Zelenski poniéndose, como presidente de su país, al frente de la resistencia ucraniana contra el invasor imperialista ex-soviético, ha demostrado y sigue demostrando a los analistas de hoy y, de paso a los historiadores, que un pueblo no se rinde mientras no huyen sus dirigentes, que estos han de ser los últimos en abandonar el barco, siempre, en caso de derrota y capitulación.
Miro hacia atrás, con un asomo de vergüenza, las actitudes de los dirigentes del Gobierno de la II República española. Huyeron todos ellos como ratas a la primera que pudieron.
No solo eso, ya antes de hacerse evidente el final de la República, anarquistas, republicanos, marxistas, socialistas, separatistas regionales, muchos de ellos intelectuales, comprometidos, inteligencia orgánica del Frente Popular, incluso radicales propagandistas antifascistas, antifranquistas, etc... todos esos salieron en masa, dejando a humildes soldados, a milicianos, y a escritores como Miguel Hernández en el tajo, abandonados. Es anecdótico; pero el libro de Miguel Hernández, su mejor libro sin duda: El hombre acecha se quedó en pliegos en Alicante en las imprentas del Frente Popular. No interesó a ningún superior republicano recoger un ejemplar o una muestra. La poesía solo interesaba, a ambos bandos, como propaganda.
No recrimino la actitud humana del sálvase quien pueda cuando hay una guerra. Lo que critico es la actitud política y propagandística de presentarse como protagonistas de una injusticia y víctimas principales por parte de aquellos que huyeron de sus responsabilidades. Unos a la URSS, otros a Francia, o a México o Argentina. Ese exilio que tan buena propaganda tuvo, y que hay que revisar en comparación con la actitud de un Gobierno como el ucraniano.
Los comunistas (la Pasionaria, Alberti, entre entre otros) que marcharon en aviones a la Unión Soviética, los republicanos que dejaron que Antonio Machado muriera en Collioure, solo para cuando ya muerto correr a ponerle una bandera republicana al cadáver, en otro acto de propaganda más. Los socialistas que se llevaron las reservas de oro del Estado antes que la República sucumbiera. Azaña que le faltó tiempo para rendirse y huir. Los vascos del PNV y los separatistas catalanistas burgueses que se escondieron y acertaron salir a saludar en Barcelona a las tropas victoriosas de Franco. Hay que revisar el concepto de valor patriótico y republicano de todos esos dirigentes, a la luz de la actual Ucrania, y pensar si no actuaban solo pensando en la propaganda, lo que, aunque parezca lo contrario, transcurridos casi 85 años, siguen haciendo quienes se reclaman de aquellos partidos y de sus dirigentes que no dieron en realidad un ejemplo de valentía.
Lo que está claro es que pocos, por no decir ningún dirigente republicano, ninguno del Frente Popular, fue un héroe que diera su sangre por el país y por la República. El valor de sus defensores, que la propaganda republicana tanto exaltaba, no se correspondió con la integridad y el valor de los líderes. Antes fueron presos y murieron en la cárcel pobres españoles de a pie, y fueron asesinados y murieron en cárceles poetas y escritores que mantenían su fe en la República a falta del valor de sus líderes huidos. Federico García Lorca y Miguel Hernández lo testimonian.
En honor a la verdad, por encima de cualquier ideología, importa que en los libros de texto de nuestros bachilleres se plantee esta visión más realista de la historia de la Guerra Civil y se examine el perfil de los dirigentes de la II República española, en comparación con el señor Zelenski, quien no se ha movido de Kiev, la capital de Ucrania, a día de hoy, mientras el Gobierno de la República huyó de Madrid desde el principio casi de la guerra. Y se ha de examinar el contraste entre aquella llamada España peregrina o en el exilio (muchos expatriados voluntariamente antes de acabar la guerra o incluso en sus inicios) con la actitud de las élites y del pueblo ucraniano que en la medida en que han podido y siguen siendo útiles a su país han permanecido en él, defendiendo su Estado.
No se trata de ponernos rojos de vergüenza, por ello, sino de aprender y, sobre todo, de no seguir siendo víctimas de la distorsión de la propaganda de un bando de la guerra; como otro día, de anteayer, fuimos víctimas del otro bando. Las leyendas un día toca revisarlas.
Fulgencio Martínez López
26 de febrero 2023
No hay comentarios:
Publicar un comentario