ESCRIBIR POR OTRO, ESCRIBIR DOS VECES
David de Juan Marcos
Desde que me quedé sin
dioses
Lince
Ediciones-Malpasoycia, 2022, 317 pp.
Para adquirir el libro:
https://www.casadellibro.com/libro-desde-que-me-quede-sin-dioses/9788419154057/13078737
Por Anna Rossell
David de Juan Marcos, novelista.
Un
texto honrado donde los haya, este de David de Juan Marcos. Escribir la
biografía de otra persona es una práctica que ya tiene larga tradición, sobre
todo porque cuando se escribe es porque se considera que la singladura
transporta un aura que la hace valiosa para la posteridad.
Y,
siendo como es este el caso, no cabe duda de que quien asume ser cronista de
esta historia, calificada de novela de no ficción —un oxímoron con sentido—, es
lo suficientemente consciente de la dificultad que entraña el ejercicio como
para comentar, cuando le parece necesario, los escollos que supone enfrentarse
a la aventura de poner en palabras lo que ha vivido otro. Precisamente las
reflexiones que hace David de Juan Marcos cada vez que le surge una duda
en torno al proyecto que ha asumido enriquecen su texto, le dan un valor añadido
más allá de lo que él cuenta que le cuentan el personaje o personajes —la
persona de Momo y su padre—, ya valioso de por sí.
Lamentablemente
se nos endurece la piel a base de ver fotografías impactantes, o de leer u oír
crónicas zahirientes; la historia de la humanidad esta preñada de ellas desde
el principio de los tiempos, y el acontecer diario en las noticias nos
anestesia, nos inmuniza y parece que ya nada pueda espantarnos. Y sin embargo es
un deber para el escritor y el lector seguir intentándolo, porque no podemos
conformarnos con lo que no puede ser de conformidad ni calificar de normal lo
que no puede ni debe serlo.
Por
ello es por lo que David de Juan Marcos (*Salamanca, 1980) emprende el proyecto
de escribir la biografía de Momo, sirio de nacimiento, de origen palestino y de
nacionalidad sueca. Su amistad con su protagonista comienza en Munich, ambos
convidados a una boda, donde entablan conversación, que deriva en las
penalidades sufridas por los abuelos y la familia de Momo, a partir de1948. La Nakba («Catástrofe») empezó entonces
para los palestinos; este es el «nombre que se le dio al éxodo de la población
árabe, tanto cristiana como musulmana, tras la formación del Estado de Israel
solo seis horas antes de concluir el Mandato Británico de Palestina». Estas
referencias familiares despertaron en el escritor el interés por saber más y la
voluntad de dejar constancia de cuanto su amigo quisiera o pudiera contarle: un
«doble exilio, en la doble e irreversible huida que de repente une a abuelo y
nieto en la desposesión. Ahí podría estar la historia: Un viaje de Palestina a
Siria, de Siria a Suecia, dos guerras, tres países y cuatro generaciones».
Y
el libro es mucho más que la crónica que David de Juan Marcos nos deja de lo
que consigue que Momo le vaya contando a él de sus vivencias. Porque da cuenta
de todo el proceso de escritura, de los viajes que hace a Suecia y de sus
conversaciones con el padre de Momo y con su amigo, de las dificultades que
supone escribir lo que no se ha vivido, de los laberintos que recorre lo que
llamamos recuerdo, de las traiciones de la memoria, de los prejuicios, de lo
complicado de evitarlos y de las barreras que estos levantan entre las culturas
y los individuos… Sabremos también de las lecturas con las que el autor del
texto acompaña su escritura y de las reflexiones a que estas le incitan,
sabremos ampliamente —y parece que solo sea de paso— sobre las primaveras árabes, de cómo se vivieron
en Siria, a diferencia de cómo lo hicieron sus países fronterizos. Y sabremos
de otros terribles exilios, de muertes por añoranza, de experiencias de tanta
otra gente a la espera de respuesta de su solicitud de asilo en otros países
europeos, sobre todo en Suecia. Y, sobre todo, sabremos que el silencio, la
no-palabra, puede llegar a decir y a impactar mucho más que la palabra. El
libro hace hincapié sobre lo terrible que puede ser el silencio.
Mención
especial merecen los finales de los capítulos, que el autor sabe cerrar con
contundencia explícita; son rotundos, en línea y media crean un ambiente o un
sentimiento nítido, o ambas cosas.
Y
como decía al principio es también un texto de extrema honestidad en tanto que
el cronista deja entrever a cada paso que lo que Momo o el padre de Momo u
otras personas le cuentan pasa por su inevitable filtro y que el lector debe
ser consciente de ello. Técnicamente este filtro se hace visible en el hecho de
que la narración se manifiesta en primera persona (cuando el escritor reflexiona
sobre el proceso de escritura), en tercera persona (cuando el escritor relata
la historia de Momo) o en segunda persona, una forma excepcional que pretende
dejar constancia de que lo que él escribe se lo ha contado otro.
David
de Juan Marcos es autor de otras novelas, como El baile de las lagartijas,
su opera prima, por la que obtuvo una beca de la Fundación Antonio Gala para
Jóvenes Creadores y que recibió el galardón XXVII Premio Internacional de
Novela Ciudad de Valencia Vicente Blasco Ibáñez, La mejor de las vidas (2016) y El
ladrón de vírgenes (2017).
© Anna Rossell
(Filòloga
alemanya, escriptora, poeta, crítica literària i gestora cultural)
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REVISTA ÁGORA-PAPELES DE ARTE GRAMÁTICO/ septiembre 2022/ Bibliotheca Grammatica/ La crítica de Anna Rossell