DIARIO POLÍTICO Y LITERARIO DE FM...
UN
ALCALDE NO TYPICAL
Alguien inventó el eslogan “Murcia
no typical”. Padece ese emblema el destino de casi todas las cosas grandes: que
se reconocen tardíamente, casi siempre en hora póstuma a la vida de su autor.
Se debería en mi tierra tener más paciencia con las cosas, y mayormente con los
inventores y videntes. Me viene a la mente aquello que dijo Picasso a propósito de la crítica que
recibió por un retrato de encargo. El “no estoy conforme” vino de parte del
modelo, que era también el que le había encargado al pintor el cuadro. El
retratado no se encontró ningún parecido con aquellas líneas abstractas, por lo
que don Pablo le dijo: “Tranquilo. Ya verá usted cómo se irá pareciendo al de
la pintura”; o algo así. Que la crítica provenga del modelo pasivo ¡hasta ahí
podíamos llegar en el surrealismo irreverente! Picasso echó mano de la genialidad
de su frase para defender el estatus y la praxis del genio artístico. Pero los
que somos solo míseros mortales la hemos adoptado; sobre todo en política se
oye mucho eso de que si la realidad no se parece aún al discurso que hacen los
políticos, tranquilos, ya se parecerá… Hay que creer en los brotes verdes y en
el cambio de tendencia de la crisis, porque estos señores que lo dicen no se
equivocan. Incluso, hemos oído una versión más picara: si la realidad no se
parece a lo que decimos que sea, peor para la realidad.
Yo, que ya voy para
escéptico, me abstengo de pronunciarme sobre el error o la verdad de esa última
sutileza, listeza o sofistiquería (tendría que esperar mucho o poco, y no me da la gana pues ya tengo unos
cuantos años en el forro además de los que van cara vista). Me limito a las
cosas que ya he visto que se cumplen y que nadie diría que se cumplieran. En fin, a esos casos en que la realidad ya no
se distingue de la máscara, retrato o etiqueta que se vendió de ella.
El caso del no tipismo de
nuestra Región tiene un argumento infalible en su defensa: miren, aquí nadie
imputado por corrupción es apartado de su cargo ni siquiera recriminado por la
mancha moral que a su partido le inflige. La señora Esperanza Aguirre pudo
decir, en su elogio, que ella hizo dimitir de sus cargos a cuantos y a tantos
políticos de la Comunidad madrileña “antes de que fueran imputados”. En cambio,
aquí –¡somos diferentes!- nos alegramos de que el señor alcalde del municipio
de Murcia, Miguel Ángel Cámara, siga
en su puesto cuando está imputado no en uno sino en dos casos de
corrupción.
Es que somos de lo que no
hay, los murcianos. La próxima vez que casualmente me encuentre con don Miguel
Ángel Cámara en el restaurante Morales le voy a invitar, ¡leche!, que se lo
merece por su capacidad de resistir y por su desmejorada figura en estos
tiempos.
Fulgencio Martínez
Profesor
de Filosofía y escritor
ÁGORA DIGITAL NOVIEMBRE 2013
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