CO-LECCIÓN ÁGORA. Selección Ágora 1 / "Leve don", de David Pujante
"LEVE DON", un poema del nuevo libro de David Pujante Animales despiertos
LEVE DON
¡Un extraño misterio son los
dioses!
Conocemos
sus hechos: sus dones y también cuanto nos niegan.
No
entendemos ni lo uno ni lo otro.
Te han dado la hermosura:
una
piel tersa y blanca como la alta lujuria de los sueños.
Te han concedido hablar en
varias lenguas
casi
perfectamente.
Y te niegan lo más habitual
entre
las concesiones de los cielos.
Te
niegan el lenguaje sencillo de las pieles.
Te
envaran el espíritu en la noche del cuerpo.
II
Cuando la suave mano que pide
la caricia
pasa
del justo punto del pudor (invento ajeno
a
la verdad del cuerpo),
una
oscura serpiente en tu interior
se
retuerce y se anuda
y
te cierras sobre tu oscuridad.
¿Por qué (pero los dioses no
contestan)
no
puedo acariciar tu joven cuerpo,
hablar
con él la lengua del afecto?
III
Lentamente, en silencio, se
conocen los hombres;
avanzando
con paso, si cauto, decidido.
No
me niegues la dicha de este nuevo diálogo:
Transitar
por tu alma, por tu cuerpo y mi ensueño.
IV
En la profundidad de tu mirada
(dos
negras insolencias),
las
edades se agolpan.
¿Qué hiciste en otras vidas
para sufrir ahora este castigo?
¿Qué
no hice yo contigo, cuando nos conocimos, para este desamparo?
Llegaste un día a mi casa y te
colaste
en
mi coto cerrado, en mi amable reducto.
Nos
miramos, nos dimos las manos y quedaron
un
tiempo entrelazadas,
como
cediendo al tacto ese decir
que
aún no era de la boca.
¿Qué me engañó de ti, qué
gesto,
qué
intención aparente
que
luego me negaste?
V
Como ocurre a menudo en el amor
(palabra grande,
difícil
de sostener, casi siempre más allá de lo oportuno),
los
afectos encuentran a sus dueños
cuando
no esperan nada,
cuando
van descreyendo de que un regalo nuevo les aguarde.
Gran
parte de la fuerza del amor suele ser la sorpresa.
VI
Nada tiene futuro en esta vida,
y menos esto nuestro.
Así
que no pregunto, me entretengo
en
mirarte a los ojos, en pasar
la
mano con la mente por tus sienes,
en
todo lo que sé que he de perder un día,
sin
pensar nada.
Como
en la vida. Sin planes.
¡Qué
digo como en la vida! ¡Estúpido lenguaje!
Nada
de como,
es la vida
que
de nuevo me sorprende
inoculándome
su fuerza
tras
años de espectador ansioso por tocarla.
VII
No estás entre mis brazos
y
me parece, en cambio, que quieras formar parte de mí mismo.
Pero
lo que te asombra y lo que te divierte,
lo
que te gusta y te hace sonreír ¡me es tan ajeno!
Vive
tu vida en gozo
y
yo estaré en mi sitio.
Los
días que la vida nos une
son
un portento inexplicable.
VIII
No puedo cometer el error de
cerrarte el círculo
sobre
mí mismo y asfixiar tus años.
La
inteligencia también vale en el amor
y
debe ser una especia que bien sazone
los
ingredientes de la locura.
(De
Animales despiertos)
David
Pujante nació en Cartagena (1953). Ha publicado los libros
de poesía: La propia vida (1986), Con el cuerpo del
deseo (1990), Estación marítima (1996), La Isla
(2002), Itinerario (2003). Próximamente publicará el nuevo
libro Animales despiertos. Tiene
inédito otro: La piedra de hoy.
La
propia vida (1986), su primer libro de poemas, fue considerado
por L. A. de Villena como perteneciente a la tradición clásica que
resurge "a caballo entre la última tensión de la Generación
del 70 y las primeras apariciones de la Generación del 80". El
siguiente libro fue Con el cuerpo del deseo (1990). Pedro J.
de la Peña dijo en "La Esfera" (El Mundo): "En
la sobriedad y en la depuración del texto se encuentran los
requisitos más auténticos". El tercero fue Estación
marítima (1996) donde se "ofrece una estación del exilio
en la que confluyen sentimientos de distancia, soledad y desarraigo"
(Javier Díez de Revenga, La Opinión). Para un selecto
recuento poético-crítico de 1996, Idoia Ariznabarreta (El
Correo) eligió a "David Pujante, como cartagenero que
cautiva con su Estación Marítima."
El último de sus libros publicados es
La isla (2002), que, según el poeta y crítico Soren
Peñalver, fue “uno de los más bellos libros de poesía aparecidos
ese año.” (La Opinión).
Con el título de
Itinerario (2003) salió publicada, bajo los auspicios del
crítico y director entonces de la Editora Regional, Ramón Jiménez
Madrid, una amplia antología de toda su poesía hasta la fecha. En
breve y tras un largo silencio de diez años, Renacimiento edita un
nuevo libro de poemas de David Pujante titulado Animales
despiertos del que este poema es un anticipo.
David Pujante es también Catedrático de Literatura en la Universidad de Valladolid, ensayista y traductor. Traducciones: Fernando Pessoa, Antinoo (1985); August von Platen, Sonetos venecianos y otros poemas (1999); Luis Antonio de Villena (compilador), Amores iguales (2002). Libros teórico-críticos: De lo literario a lo poético en Juan Ramón Jiménez (1988), Mímesis y siglo XX (1992), El hijo de la persuasión (1996 y 1999), Un vino generoso (1997), Manual de retórica (2003 y 2006), Belleza mojada. La escritura poética de Francisco Brines (2004). Numerosos artículos en revistas nacionales e internacionales. Ha colaborado en la revista Ágora, entre otras ocasiones, en el monográfico dedicado a Miguel Hernández.
ÁGORA DIGITAL ABRIL 2013
La primera fotografia de David Pujante es de Diego Nieto Velasco. Por aquello de darles credito a todos.
ResponderEliminar¿Y cómo creerle a usted que dice eso, a quién doy crédito? No soy banquero, no. Y estos ya tampoco dan.
ResponderEliminarF.M