Ángel Montiel presenta el libro Miguel Espinosa, el autor emboscado, de José Luis Bellón.
Publicado en el suplemento Sinfín, de La Opinión de Murcia
DESCIFRANDO A MIGUEL ESPINOSA
por ÁNGEL MONTIEL
Miguel Espinosa, el autor emboscado es un libro escrito desde la admiración al escritor a que se refiere, pero esto queda como una sensación que percibe el lector al concluir sus páginas y no perturba el trayecto de la lectura. Porque se trata de un ensayo enfocado desde el rigor excluyendo dos tentaciones: la de constituir un trabajo académico formal y la de incurrir en la simple divulgación.
Sobre Miguel Espinosa se ha escrito
mucho, y hay desde tesis doctorales, análisis del conjunto o de
cualquiera de sus obras, semblanzas, testimonios y hasta alguna
biografía. ¿Qué aporta sobre todo esto el libro de José Luis
Bellón? Se trata, a mi criterio, de una mirada en profundidad a la
obra literaria publicada del autor, ubicada en sus contextos, tanto
en el del panorama de la narrativa en que se produce, como en los
espacios social y político de su época. Y lo hace tratando de
responder a todas las preguntas que la obra de Espinosa ha dejado en
el aire no dando por sentada de antemano ninguna conclusión más o
menos arraigada. En ese sentido, su planteamiento es crítico y
desmitificador, y analiza también las claves que han conducido a que
Espinosa sea, en cierta forma, un escritor oculto a la vez que en
determinados ámbitos ha sufrido una cierta sacralización.
Entre las interrogaciones que este libro se plantea, algunas de las más interesantes, desde mi punto de vista de lector común, se refieren al alcance de la novedad, digamos que de género, que Escuela de Mandarines supone para el tiempo en que fue escrita, que como sabemos, es muy anterior a cuando fue publicada.
Entre las interrogaciones que este libro se plantea, algunas de las más interesantes, desde mi punto de vista de lector común, se refieren al alcance de la novedad, digamos que de género, que Escuela de Mandarines supone para el tiempo en que fue escrita, que como sabemos, es muy anterior a cuando fue publicada.
Se plantea también si Escuela de mandarines se agota en una supuesta
descripción metafórica de un régimen político, el franquismo,
escenificado en un espacio concreto, la Universidad de Murcia de
entonces, y si así fuera por qué sigue resultando hoy tan, por
decirlo así, actual, tan inquietante. Bellón observa con
detenimiento cómo Espinosa disecciona el poder y sus esquemas,
primero de una manera totalizadora desde Escuela… y posteriormente,
acercando más el foco, primero en La fea burguesía y, finalmente,
en el primerísimo plano de Tríbada.
Por reducir quizá algo esquemáticamente algunas cuestiones que suscita este ensayo: ¿Es Miguel Espinosa un novelista, un filósofo o ambas cosas? ¿Es un autor de vanguardia, el primero en la narrativa del último medio siglo XX, o es también a la vez un ‘escritor social’ por otras vías radicalmente diferentes a como ese tipo de novela se venía produciendo? ¿Es un revolucionario, un anarquista, un rebelde social, un agitador o un diletante, un ontomólogo con aguda disposición para observar el mundo alrededor? ¿De qué modo ayuda o complementa el conocimiento de los hechos que inspiraron los relatos de Espinosa para apurar aún más el disfrute de sus textos? ¿Su característico y exclusivo estilo era una elaboración o respondía con exactitud a su personal modo de expresión y al esquema conceptual con que también se manejaba fuera del campo literario?
Por reducir quizá algo esquemáticamente algunas cuestiones que suscita este ensayo: ¿Es Miguel Espinosa un novelista, un filósofo o ambas cosas? ¿Es un autor de vanguardia, el primero en la narrativa del último medio siglo XX, o es también a la vez un ‘escritor social’ por otras vías radicalmente diferentes a como ese tipo de novela se venía produciendo? ¿Es un revolucionario, un anarquista, un rebelde social, un agitador o un diletante, un ontomólogo con aguda disposición para observar el mundo alrededor? ¿De qué modo ayuda o complementa el conocimiento de los hechos que inspiraron los relatos de Espinosa para apurar aún más el disfrute de sus textos? ¿Su característico y exclusivo estilo era una elaboración o respondía con exactitud a su personal modo de expresión y al esquema conceptual con que también se manejaba fuera del campo literario?
Aborda también Bellón sin ningún
prejuicio algunas cuestiones espinosas — no de Espinosa, sino que
tienen espinas— como el carácter de una supuesta misoginia que
aparecería más evidenciada en Tríbada o la legitimidad del uso de
personas reconocibles en retratos literarios poco amables y las
derivaciones al debate sobre la literatura y lo políticamente
correcto.
Miguel Espinosa nos dejó una obra que marca el antes y el después tanto de la literatura española como de la experiencia de todo lector que se acerque a ella. Es un territorio tan personal e inabarcable que no puede ser fácil de descifrar en todas sus variables. Sin embargo, Bellón se ha atrevido a hacerlo utilizando con Espinosa la misma técnica que Espinosa aplicó al mundo: la disección pormenorizada del objeto y la capacidad de traducción de las cosas más allá de lo que se muestra como evidente. En tal sentido, el libro se sumerge en lo que conforma el planeta espinosiano, lo revela en plenitud, lo interpela y facilita una nueva lectura de las obras del escritor que puede ser más profunda, amena y gozosa.
Miguel Espinosa nos dejó una obra que marca el antes y el después tanto de la literatura española como de la experiencia de todo lector que se acerque a ella. Es un territorio tan personal e inabarcable que no puede ser fácil de descifrar en todas sus variables. Sin embargo, Bellón se ha atrevido a hacerlo utilizando con Espinosa la misma técnica que Espinosa aplicó al mundo: la disección pormenorizada del objeto y la capacidad de traducción de las cosas más allá de lo que se muestra como evidente. En tal sentido, el libro se sumerge en lo que conforma el planeta espinosiano, lo revela en plenitud, lo interpela y facilita una nueva lectura de las obras del escritor que puede ser más profunda, amena y gozosa.
José Luis Bellón, que antes de este
libro ya venía analizando parcialmente la obra espinosiana, cuenta
entre sus publicaciones con La mirada pijoapartesca (Lecturas de
Marsé). Una feliz coincidencia, al menos para mí, que entre las
primeras referencias que conforman su canon personal como estudioso
de la literatura se encuentren hermanados Miguel Espinosa y Juan
Marsé, los dos nombres capitales de la narrativa española
contemporánea.
ÁGORA DIGITAL ABRIL 2013
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