PASIÓN DE ESCRIBIR
Ayer -era yo muy joven hasta ese ayer-
escribía no sé para qué, ni os importa;
escribía por algún motivo hondo
o eso me parece ahora.
Descubrir la pasión
de uno y lanzarse boca abajo en ella,
sin pensar cada doble movimiento
del miedo y del esfuerzo…
Recuerdo que el resultado era
una liberación, como de un mecanismo.
Un vuelo corporal
intenso, no ficticio (o literario)
más intenso, incluso, en horas de siesta.
Escribir -hoy- me hace daño.
Me acuesto
para dormir y sigo desvelado y herido,
con taquicardia casi toda la noche,
el día en que he escrito una línea.
Fulgencio Martínez
Este poema ("Pasión de escribir") lo publiqué inicialmente en la revista Imán.[1] Me lo pidió el gran periodista cultural y poeta Enrique Villagrasa y apareció en el número 25 de la citada revista aragonesa, en un número dedicado a Miguel Labordeta. (La web de la revista lo publicó el 18 de noviembre de 2021). Sólo un mes más tarde, en diciembre de 2021, apareció el poema recogido en mi libro La segunda persona (Ed. Ars poética, Col. Sapere Aude, Oviedo), mi por ahora último libro.
En la publicación del poema en Imán, el texto iba precedido por una cita de Miguel Labordeta, que cuadraba perfectamente con el espíritu de rebeldía y la temática adolescente, hipersensible, de su contenido:
quién nos resarcirá de nuestra adolescencia destruida
Miguel Labordeta (“1936”, de Los soliloquios)
El poema tenía también, en su frontis, una dedicatoria:
Dedicado a mi padre fallecido en 2020 y a su generación de niños de la guerra
Hoy día las noticias se suceden con vértigo, llevándonos de prisa de un estupor a otro, de una indignación a la siguiente. Uno no puede olvidar, sin embargo, la terrible orfandad en que vivieron (y algunos murieron) muchos de nuestros mayores durante los primeros meses de la pandemia de covid, desde febrero a junio de 2020, en la llamada primera ola. Uno no debe olvidar la responsabilidad que tuvieron los políticos que a la sazón se encargaban de custodiar las residencias de ancianos. Uno de ellos, el entonces vicepresidente Pablo Iglesias Turrión, se apresuró a quitarse cualquier asomo de responsabilidad cuando aún era él el responsable a nivel estatal de las mismas residencias completamente desasistidas y donde tuvo que entrar el ejército español (la UME) en labor social y humanitaria, descubriendo un escenario dantesco en algunos casos. Entonces alabamos la labor de la UME, y de la propia ministra del Gobierno, Margarita Robles. Ahora, dado que ningún fiscal o juez decidió posteriormente formar encausamiento a los responsables de tales presuntos delitos de homicidios involuntarios, echamos en falta que no se acompañara de la correspondiente denuncia (ni siquiera moral) por parte de nadie en el Gobierno.
Los responsables estatales de Sanidad, Fernando Simón y Salvador Illa, también conocían de antemano (antes de decretarse el estado de alarma y el llamado “confinamiento”) la muy cierta probabilidad de la extensión rápida del contagio en días o semanas. Aun así, mantuvieron su agenda política e ideológica, que incluía la celebración del 8 de Marzo. Escribí y publiqué entonces un artículo en La Opinión de Murcia,[2] sobre este sinsentido de anteponer un fin bueno a cualquier consecuencia. Conocía este servidor algo de la situación por estar mi padre ingresado en una residencia de mayores y por haber sido prohibidas las visitas no imprescindibles (tanto de familiares como de estudiantes de medicina o enfermería en prácticas) a las residencias antes de la fecha oficial del decreto de confinamiento. También los sindicatos estaban avisados antes de decretarse la alarma. Al menos, puedo hablar del sindicato Comisiones Obreras, del que soy, y era, afiliado, y con cuyo representante tuve contacto. Todo ello antes de que la Comunidad de Madrid decidiera cerrar los colegios e institutos y todo ello obligara a Pedro Sánchez Pérez-Castejón, presidente del Gobierno de España, a tomar en serio la ya sabida epidemia de covid y decretar el primer estado de alarma.
Por información del mismo director de la residencia donde estuvo ingresado e incomunicado mi padre durante gran parte del verano de 2020 (solo podíamos acceder a visitas desde la verja de fuera), supe que el material anti-covid (guantes, mascarillas, pantallas, uniformes) que la propia residencia (como hicieron otras) había adquirido fue requisado por las autoridades sanitarias (de la Comunidad de Murcia o del Gobierno, no sé, para entonces todo era ya un “caos” y una duplicidad administrativa).
La llegada, por fin, de las vacunas a finales de 2020 y en 2021, supuso un respiro para la población. Por desgracia, muchas personas, como mi padre, no llegaron a tiempo a ellas. [3]
Fulgencio Martínez
5 de octubre 2023, Tarazona (Zaragoza)
[2] “Avalancha de irresponsabilidad política” (10-3-2020).
Cf.
Avanzado este artículo
en blog de Ágora: (domingo, 8-3-2020)
https://diariopoliticoyliterario.blogspot.com/2020/03/avalancha-de-irresponsabilidad-politica.html
[3] "Desnudo, como los hijos de la mar". A la muerte de mi padre, el 19 de noviembre de 2020, dediqué este otro artículo, que se incluye también en La segunda persona, y fue reproducido en La Opinión, el 28 de diciembre de 2020:
https://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2020/12/28/desnudo-hijos-mar-33987320.html
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