Para escuchar: Chopin, Balada n. 1.
https://www.youtube.com/watch?v=s88q4V6Cdoo
MUSA EPIGRAMÁTICA, CELEBRATORIA Y SATÍRICA
(Humor acediano)
SÁTIRAS, ELOGIOS Y ELEGÍA (epigramas, epitafios, laude: arte sobre escultura)
LA HORA CULTURAL
– Presidente, ¿un libro?
– No, voy a tomar
mi merluza al orio...
Y de postre, natillas.
BRAZOS QUE SOCORREN A HERIDOS E INDEFENSOS
(Epitafio de Francisco de Quevedo)
.
Cuando voy, cuando de por ahí vengo
fatigado, me socorren tus versos,
caballero de La Mancha, orgulloso
español, terso castellano viejo.
EPITAFIO A LEOPOLDO HÉRCULES DE SOLÁS
Entre las estrellas luce
el alma que en vida fue generosa.
LAUDE A LEOPOLDO HÉRCULES DE SOLÁS
in memoriam
A Leopoldo la vida lo ha querido mucho.
Nos damos cuenta de su bondad
cuando lo vemos desprenderse
de sus zapatos de niño
para ponernos los reyes a todos
los náufragos que navegamos
sobre dos piernas.
Las suyas se las llevó la galerna.
La gangrena. Pero él se mantenía
a flote, en el barco
junto al timón de su alegre bondad.
La bondad de Leopoldo no era de ángel
pero como si lo fuera:
era, incomprensiblemente, humana,
y apenas se le notaba
que había elegido a Leopoldo para quedarse
con él, como una mujer bella,
hasta la última copa.
(En la vida real también huyen
las cenicientas).
Hasta su última noche
no ardió la melancolía en la mirada
de quien con más nobleza
sostuvo en su mano un vaso de güisqui
y lo levantó a la salud de todos
sus amigos, desde su silla de ruedas.
Por ti, Leopoldo Hércules, creo
que la bondad es sencilla y fácil,
aun en este mundo;
creo en la alegría y en la amistad,
que no siempre arranca la muerte.
ERATO (arte sobre sonido y agua)
EL PUBIS DE MI AMADA
Se parece el pubis de mi amada
a un lancinante racimo de corcheas.
Melómanos, mis labios
orzan la proa,
más allá del meridiano del ombligo,
vendimiando un mar infinito acústico,
como hormigas laboriosas,
hasta tocar una playa
donde, al atardecer,
simulan un desmayo
para morir en los más deliciosos compases.
BAÑO DE MADRUGADA
(Recuerdo de Menorca)
Quise tocar y retener la ola,
y mis manos se volvieron ríos.
Era de Venus divina escultura líquida.
De madrugada me arrojé en ese mar,
resina se me hicieron mis dedos
intentando retener lo inefable…
Entonces, comprendí que las deidades,
más allá de morar un lugar bello,
gustan transformarse por una temporada
en una materia, una planta, un río o una roca,
en una muchacha -¿por qué no?-, y en una ola.
Y que esos seres y elementos mortales
no son solo adjetivos o atributos divinos;
son la misma divinidad sustantiva y voluble.
ASCÉTICA
Comprendo la novedad de la ascética
en un mundo donde tanto se exhibe
el eco del placer y la vanidad de un eco
rompe las vértebras de la juventud.
Marginar el deseo, o incordio luciente,
tanta imagen de pura felicidad,
contratar una lúgubre compañía
es volver a ser sensible y a ser apto
para un día, tal vez, saber gozar.
¿Tarde?
JUVENTUD E INSOLENCIA
(Cuartetas imperfectas)
La vida la quiero ahora
cuando mi juvenil alma
tiene deseos ardientes
y odia el vals de la calma.
Ese vals horizontal,
lánguido y solitario,
donde fantasea el viejo
con piba de calendario,
y escucha el río del eco
que le dice: no podrás
bañarte en el mismo río
dos veces, nunca jamás.
Andrés Acedo
Andrés Acedo ha escrito La baraja de Andrés Acedo (Cuaderno de poesía, autoedición, Murcia), Libro del esplendor (Bonet Sichat, Valencia), coautor, junto con Fulgencio Martínez y otros, de Cancionero y rimas burlescas (Renacimiento, Sevilla), Cosas que quedaron en la sombra (Nausícaä, Murcia). Próximamente publicará, con Fulgencio Martínez, Carta partida. Exposición temporal 2 (Ars poetica, Oviedo). Está incluido en la antología de poesía española actual La escritura plural. 33 poetas entre la dispersión y la continuidad de una cultura. (Ars poetica, Oviedo).
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