RECORDANDO A ITALO CALVINO
por Francisco Jarauta
Hay presencias en el mar de la memoria que regresan a nuestro encuentro con aquella manera informal de los recuerdos felices. Quiero hacer memoria, y puedo recordarlo, en Roma, Venecia, París, Sevilla... Es él, ligero, informal, distraído, protegido por una mirada curiosa que sugería siempre algo fantástico, como si la realidad no le interesara o incluso fuera un obstáculo. Casi pícaro jugaba al juego de ver, de imaginar la otra cara de la luna; ésta la que vemos es ya conocida, la otra la podemos imaginar, esta es la parte del juego que le interesaba a Calvino. La primera conversación fue en Piazza Farnese en Roma. Fue un encuentro casual entre amigos. Luego le escribí a París, donde más le he frecuentado. Era su ciudad, le fascinaba su cultura, y aquellos movimientos literarios en los que se reconocía. Raymond Queneau y Oulipo le invitan a un territorio en el que se inventa la escritura, se suspende y hace posible el juego de la literatura. Saint Germain, Gallimard, ese mundo que ama y le divierte. De la misma forma que Torino y su Einaudi, ese mundo de libros, ediciones, crítica literaria, que desafiaba con singular courage.
Con más pausa coincidimos en Venecia en casa de Daniele Del Giudice. Lo ha escrito con atenta lucidez. La verdadera alma de Calvino era manierista, y su arte el de la fantasía, un arte visionario por oposición a todo naturalismo. Pertenece a una genealogía en la que Simbolismo y Surrealismo se corresponden. Y supone una escritura de la que no se pueden repetir ni temas ni estilo como tampoco su singular forma de hablar, llena de pausas y silencios. Pienso en Kubin y en su Die andere Seite que le fascinaba, un mundo, un territorio poblado de seres maravillosos en su extrañeza pero que formaban parte de esa naturaleza habitada por la sombra. Allí todo era posible y el juego de los nombres multiplicaban el aparecer de nuevos seres que desafiaban toda morfología. Recuerdo las conversaciones a la búsqueda de seres imposibles que poblaban los submundos secretos y que ya habían sido identificados en antiguas cosmogonías.
A finales de abril de 1984 recibo una carta de Calvino diciéndome que se había organizado un Seminario sobre "lo fantástico" en Sevilla y al que le habían invitado a participar, pero lo importante es que Borges había aceptado ya la invitación junto a otros colegas españoles. Se sentía enfermo y me pedía le acompañara en el viaje a Sevilla del mes de septiembre. Encontrarse con Borges le resultaba lo más fascinante que le pudiera ocurrir justo cuando apenas le quedaba un año de vida. Conservo algunas fotos de aquellos días y encuentro. La mirada de Calvino escrutaba los más mínimos gestos de Borges, tan investido de su autoridad. Era como un encuentro siempre deseado que por fin acontecía. De aquellos días recuerdo infinitos detalles, los paseos por el Barrio de Santa Cruz, Venerables, los cafés en el Alfonso XIII, ahí tomé la foto que he regalado a tantos amigos. Calvino deliciosamente feliz escuchando a Borges también feliz. Los dos se sabían cercanos de un viaje por mundos lejanos y fantásticos que tras tiempo de navegación habían recalado en Sevilla.
Pero de aquellos días, una tarde de septiembre en la terraza de una casa de la calle Gloria, "desde la que se divisaban atardeceres sublimes", así lo comentó el anfitrión sin atender a la ceguera de Borges, resultó memorable. Sigo oyendo los golpes de su bastón, cargados de ira bíblica, mientras subía los peldaños hasta la azotea. Al llegar, todo silencio, Borges irritado, decide y precipita el ritual del momento. Nos sentamos. Sus manos apoyadas sobre su bastón, a su derecha Calvino, yo a la derecha de Calvino...los amigos, ahí presente Torrente Ballester, maestro de sombras y gozos. Y de pronto la voz imperiosa de Borges: "Vd., Calvino, que ha visto tantas cosas, ¿de qué color son los ojos de los tigres?" Silencio, desconcierto, era un desafío...Todos miran a Calvino que con gesto sorprendido pero informal, responde "¡He visto tantos! El primero...el segundo...el tercero...." y así hasta diecisiete. Así discurrió la media hora más mágica de aquellos días. Con voz pausada, cargada de matices e intensidades que acompañaba las manos de Calvino que iba dando entrada a sus diecisiete tigres que había visto en su vida y cuyos ojos había observado. La curiosidad primera se había transformado en admiración. Sabía Calvino que era el momento más especial de su vida, poder narrar a Borges y los amigos aquella insólita aventura de un naturalista extraviado por las selvas de Bengala. Al terminar el relato, el asentimiento de Borges, sus manos sobre el bastón, su cabeza un tanto alzada para poder divisar mejor la fascinante secuencia de sus tigres. "Tantos eh tantos" comentó Borges. Y sigo sintiendo en mi pie izquierdo el zapatazo que me dio Calvino mientras me decía: "lo he conseguido". Tras Sevilla, una y otra vez la historia de los tigres fue siempre el momento mágico de su vida.
Unos meses más tarde, coincidimos por última vez en el otoño de París. Café de Flore, la misma mesa de siempre. Hablamos, recordamos Sevilla. Borges en la atmosfera de aquellos días maravillosos. Sonreía al recordar los diecisiete tigres y el color de sus ojos, sin duda alguna verdes dorados. Me contó que todo su empeño estaba en avanzar el texto para las Charles Elliot Norton Poetry Lectures a las que había sido invitado por la Universidad de Harvard para el curso 1985-1986. y que no pudo impartir, falleció en el verano de 1985. Sus Seis propuestas para el próximo milenio, también editadas con el título de Lecciones americanas, siguen siendo para mí un texto fundamental, una mirada visionaria sobre lo que iba a ser nuestro siglo. Escritas con una precisión extrema, amaba la figura musiliana de monsieur le Vivisecteur, son el mapa intelectual que nos augura a continuar con nuestro viaje. Siempre han estado vigilantes sobre mi mesa de trabajo.
Francisco Jarauta. Fuente: El Noroeste Digital
Francisco Jarauta (Zaragoza, 1941) ha publicado en 2024 Poéticas del fragmento (ed. Artsolut, Murcia). Catedrático de Filosofía en la Univ. de Murcia. Profesor invitado en universidades europeas y americanas. Desde la filosofía, ha dedicado su atención a la literatura europea y al arte contemporáneo, a la arquitectura, en primer lugar, como marcador del espacio político: Conversaciones sobre la arquitectura (2007); y ha dirigido exposiciones internacionales, como Arquitectura radical (2002), Micro-Utopías. Arte y Arquitectura (2003), Desde el puente de los años. Paul Celan – Gisèle Celan-Lestrange (2004), Matisse y La Alhambra (2010), Colección Christian Stein (2010), El hilo de Ariadna (2012), Colección IVAM. XXV Aniversario (2014).
Se ha interesado especialmente por pensar la época de la globalización y por la escritura, con títulos como: Globalización y fragmentación del mundo contemporáneo (1997), Escenarios de la globalización (1997), Mundialización / periferias (1998), J. Ruskin: Las piedras de Venecia (2000), Poéticas/Políticas (2001), S. Mallarmé: Fragmentos sobre el libro (2001), Teorías para una nueva sociedad (2002), Desafíos de la Mundialización (2002), Nueva economía. Nueva sociedad (2002), Después del 11 de Septiembre (2003), Oriente-Occidente (2003), Gobernar la globalización (2004), Escritura suspendida (2004).
Para más información sobre Poéticas del fragmento, de Francisco Jarauta:
https://editores.artsolut.es/producto/poeticas-del-fragmento/
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