Maximiliano Hernández Marcos
MALAS HIERBAS
¡Cuán libres y aguerridas pululáis
entre la flora nueva, salvajes asaltando
las lindes de la vida, ufanas de brillar
con piel multicolor
a la intemperie exacta del olvido!
No se levanta el cielo en vuestro nombre,
aunque arranquéis sin ley su savia propia,
como tampoco el vicio aplaca el alma,
que con dolor desteje su delirio.
Vallicos y plantagos, lechetreznos pringosos,
ortigas con licencia para agredir al tacto,
fosforescentes dientes de león,
yerbajos contumaces y promiscuos,
libidinosos, ávidos, canallas,
que asediáis pastizales, cultivos y veredas;
malezas y otras hierbas socialmente incorrectas,
¿qué os trae a estos lugares
que labra o abandona la gente bien nacida?
¿Acaso sois malvadas o solo estacionales?
¿Crecéis en alboroto y a deshora
o por sagaz designio de lo arcano?
¿Qué os lleva a despuntar en el otoño,
cuando los campos guardan su semilla
y palidece el tiempo en tantas manos?
Entre todas vosotras hoy quisiera
bendecir y nombrar en buena causa
mis hijas predilectas:
las malvas inmortales,
que alivian y acompañan al alma pasajera;
los abrojos y cardos
de tan dura calaña natural,
cardos arborescentes, de dignísimas púas,
que con fiera agudeza amenazan al cuerpo,
iguales a magnates prodigiosos
en picadura y buen cinismo;
y los cenizos hoscos, prolíficos, aciagos,
granujas entre todas las especies
- pues vana y variable es su estirpe -,
cenizos en caminos y sembrados,
siempre a la orilla y al acecho siempre
de retoños ardientes o pingües desperdicios.
Cenizos proverbiales,
que obráis al descampado, sin escrúpulos,
os llevo tan clavados en los ojos
que tiznáis de infortunio y rebeldía
la idílica visión de la existencia.
¿Quién os puede negar la altanería
de porfiar con garbo venenoso
en el invierno gris,
cuando es la tierra incuria y arrecia el desamparo?
¿Cómo no agasajaros con palabras al raso,
tercamente, cenizos vanidosos,
molestísimos míos,
como a heroicos bribones de postín?
¡Oh venerables malas hierbas!
Todas vosotras sois
dechado de materia corruptible,
la misma que flanquea las torres del poder
y ama la cercanía de los grandes,
o explora con frescura las pasiones,
igual que vibra franca en vuestro talle,
menesterosas hierbas mías,
desde la cruel miseria de lo oscuro.
Y, sin embargo, un halo de verdad
os cubre y ennoblece,
el que falta en las cifras del mercado,
que con su ardor contable queman vidas
sin redimir del fango sus despojos.
Vosotras apuráis la sal y los desechos
hasta tornarlos fronda de aire puro,
ornáis el suelo triste del ocaso
preservando en sazón contra el hastío
verde el otoño y el cansancio verde.
Vosotras aguantáis el frío,
lidiáis con la crudeza
incordiando sus horas perezosas,
para que arraigue en calma y con cordura
el sano rendimiento de los días.
Vosotras, que veláis la podredumbre,
hierbas de luz en el silencio,
mis mustias hierbas torvas,
decidme el código de mal agüero
que os desvela, la fórmula perversa
que retiene la dicha en tierra firme,
antes de que lleguen a fuego,
como lava insaciable, y os maldigan
- apuestos monstruos dúctiles –
con su correcta voz de mala sombra
los sabuesos borrachos de la noche.
poema inédito de
Maximiliano Hernández Marcos
MAXIMILIANO HERNÁNDEZ MARCOS es poeta y profesor de Filosofía en la Universidad de Salamanca: En poesía, uno de sus más destacados libros es La mirada mirífica (2018, ed. Camelot); y en Filosofía: La primera escuela de Salamanca (VV, AA) (2012 Ediciones Universidad de Salamanca). Su primer libro de poemas, Cadencia de lo urbano, lo publicó en Madrid en 1993. Colaborador habitual de la revista Ágora-Papeles de Arte Gramático, fue ganador del II Premio internacional de poesía Andrés Salom, organizado por la revista Ágora y el Taller Ágora de Arte Gramático, con el libro La sobriedad y el tiempo (Murcia, 2008, ed. Nausícaa). En 2019 es incluido en La escritura plural. Antología actual de poesía española (Oviedo, Ed. Ars Poetica. Fulgencio Martínez/Luis Alberto de Cuenca).
Para adquirir La mirada mirífica (ed. Camelot), de Maximiliano Hernández Marcos:
https://www.casadellibro.com/libro-la-mirada-mirifica/9788494920646/8022136
REVISTA ÁGORA DIGITAL / TEXTOS MAGISTRALES/ ENERO 2022
Mis felicitaciones, poeta. Todo un panegírico a las «malas» hierbas, lo mejor del campo. Leyendo el poema he retrocedido al Siglo de Oro. Gracias.
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